Laura
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En una página de contactos nos conocimos Laura y yo.
Me pareció una señora muy tradicional, viuda, por las fotos se conserva muy bien.
Buenas curvas para sus 55 años.
Yo tengo dos más que ella, pero soy todo lo contrario, soy bohemio, pelo y barbas largas, me conservo bien para mi edad también.
Siempre voy en mi moto a todos lados, y ella siempre me dice que odia las motos.
En la página hicimos un grupo y quedamos un sábado salir todos a divertirnos y me pareció una buena oportunidad de conocernos con Laura.
Cuando fui a buscarla, nos quedamos mirando, ella estaba con un vestido bastante elegante, unas sandalias que dejaban todo sus pies al descubierto y dicho sea de paso, tiene unos pies muy bonitos.
Yo estaba con un pantalón camuflado tipo ejército, botas militares, una camiseta sin mangas dejando mis brazos todos tatuados a la vista, debajo del casco, un pañuelo en la cabeza.
Nos miramos de pies a cabeza, no pegabamos con nada, sus hijas se empezaron a reír a carcajadas de nosotros.
«Y como voy a ir así en esa moto?», me preguntó.
«Ponte otra ropa más informal», le dije.
Sus hijas riendo la volvieron a meter en casa y al rato sale con unos pantalones vaqueros, una.
zapatillas, hasta una bandana en la cabeza le pusieron, se le notaba que estaba muy contrariada.
Por fin nos fuimos, llegamos al lugar donde habíamos quedado, entre hombres y mujeres, éramos como 30 personas.
Cuando llegamos fuimos el centro de atención de todos, pero Laura estaba muy enojada.
Algunas de las chicas me pidieron que les de una vuelta en la moto, y parece que a Laura le picaron los celos, ya que después de la tercer vuelta, Laura se me acerca con una cerveza y se sentó en el sillín trasero como diciendo, se acabaron las vueltas.
Era como que Laura había cambiado, no me dejaba sólo ni un minuto, a mi me gustaba esa actitud.
Pasamos muy bien, nos reímos, hablamos, hicimos un buen grupo de amigo.
«Nos vamos cariño?», me dice Laura agarrándose de uno de mis brazos.
Nos dimos los números de móviles y cuando estábamos por subir a la moto, «si alguna de esas guarras te llama, te mató», me dijo con una sonrisa en los labios, pero sus ojos parecían de hielo.
La abracé y nos besamos en la boca.
Apasionado, las lenguas pasaban de una boca a la otra.
Subimos a la moto y sin decir nada nos fuimos a mi casa.
Deje la moto en el garaje y en el ascensor nos íbamos comiendo a besos.
«Tú piensas que después de haber perdido tanto tiempo hablando voy a permitir que una de esas guarras se quede contigo?», me dijo mientras se sacaba la ropa.
Abrazados los dos desnudos, no dejábamos de basarnos, de acariciarnos.
Me tiró sobre la cama, «tú eres mío», me dijo y me empezó a chupar la Pina.
Uffff, que bien que la chupaba, me hacía arquear el cuerpo de placer.
Me siguió chupando los huevos, los metía uno a uno en su boca, pasaba su lengua por toda mi pija, la metía en su boca, chupando, subiendo y bajando su cabeza, haciendo que mi pija entre y salga de su boca.
Era tremendo lo bien que la chupaba.
Veía sus tetas, medianas, de hermosos pezones, como se movían para adelante y para atrás mientras se movía sin dejar de chupar.
«Laura, ponete boca arriba», le dije gimiendo de placer.
Laura me besó la boca y se acostó boca arriba, dejando que la bese toda, sus tetas, su cuello, mis manos la acariciaba toda, metía mis dedos en su concha, que estaba empapada.
Me acomode entre sus piernas, viendo su concha totalmente depurada, jugosa.
La empecé a besar, a lamber, se la chupaba como loco, sentía el sabor de sus jugos vaginales en mi boca.
Hice que levante bien sus piernas, me quedé mirando su ano.
Abierto, dilatado, se notaba que le habían cogido muchísimas veces la cola.
Como me gustó ver ese ojete así, abierto, roto, cogido miles de veces.
Se lo empecé a chupar, a lamer, apoyaba mis labios contra el ano y soluciona.
Laura gritaba, retorcia su cuerpo.
«Matías, me estas matando», gritaba apoyando uno de sus pies en mi hombro.
Le moje bien el ojete con saliva, le levanté bien sus piernas y apoyo mi pija contra su ojete, «sí cariño, follame el culo que me encanta», me grito, cuando en dos embestidas le entró toda.
«Sí cariño, como me gusta que me follen el culo, así, mete tú polla bien adentro», gritaba Laura, abriendo sus nalgas.
Nos empezamos a mover, mi pija entraba y salía de su ojete, los dos gemiamos como locos, Laura empieza a pasar uno de sus pies por mi cara, quería meter los dedos en mi boca.
«Saca tu polla y mira mi ano», me pido entre gemidos de placer.
Yo saqué mi pija y vi su ano abierto, redondo, dilatado.
«Te gusta como lo tengo?», me preguntó, mi respuesta fue metersela bien adentro de una sola haciendo que Laura grite de placer.
«Cariño, cariñoooo», gritaba Laura mientras yo le cogía el culo con todas mis fuerzas.
«Laura, me voy a acabar», le dije, «sí, llena mi culo de leche que también me voy a correrrrrrr», me gritó, empezando a gemir como locos los dos.
Temblabamos de placer mientras nos corriamos.
Ella me miraba sonriendo mientras pasaba sus pies por mi pecho, por mi cara, yo la miraba sonriendo con mi pija dentro de su culo todavía.
« Voy a tener que acostumbrarme a las motos para conservar a mi rebelde», me dijo estirando sus brazos hacía mi.
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