LAURA LOS CHICOS Y YO, PARTE 5
de visita a nuestra ginecologa.
Y allá que nos fuimos, la primera a la que reconoció fue a mi, empezó a hacer la ecografía, y decía bien y bien y bien, y luego nos miro a las dos con la cara que ya era de angustia. Llego Isa en ese momento, y me dice así de pronto, son dos niñas, creí que me desmayaba en ese momento. Le toco el turno a Laura, y tras «anda que sorpresa» nos suelta son dos también, una niña, el otro feto no se distingue pero con el culete tan bonito que tiene seguro que es otra niña. Ya después de eso nos pusimos todas a llorar a moco tendido. Me deje olvidadas las bragas en la consulta. Volvimos a casa y llame a Jacinto, vino enseguida, le contamos y también se emociono mucho. Como nuestra doctora nos recomendó que hiciéramos excesos y sobre todo nada de alcohol, aun así organizamos para unos días después una merienda, la que iba a ser la ultima para nosotras dos en mucho tiempo.
Preparamos todo y al anochecer llegaron los chicos todos muy alegres y preparados para follarse a las cuatro blanquitas que allí tenían. Después de comer algo pusimos música y nos pusimos a bailar un rato, acabamos en pelotas enseguida. Nos fuimos arriba y comenzaron a follarnos a cada una por un sitio distinto, yo tenia mucha sensibilidad lo que me provocaba orgasmos casi imposibles de soportar, Laura y yo no aguatamos mucho, pero Roció e Isa se quedaron toda la noche.
Ya eran las ocho de la mañana y aun oía jadeos así que nos acercamos a ver. Estaban las hermanas en la cama tumbadas de lado y una frente a la otros, se besaban en los labios con mucha intensidad, a la vez cada una tenia una de sus manos en la vagina de la contraria, dos chicos las penetraban analmente, cuando estos terminaron se vistieron y se fueron, allí quedaron las dos que nos miraban con los ojos como idos. Que tal la noche les preguntamos, no lo se, quizás veinte polvos cada uno, me quiero dormir un rato dijo Isa, Rocío ya estaba con los ojos cerrados y dormida.
Así fue pasando el tiempo y sin apenas ganas de follar, alguna chupadita y poco mas. Estábamos en la cocina cuando llego Jacinto, le dije qué quería que me follara, estaba muy caliente. Pero que quería algo especial, el ya sabia de otras veces que no quería que me la metiese entera, me daba miedo no se porque, Laura lo hacia y no tuvo problema en ningún momento.
Así que le explique que quería que primero me diera azotes en el culete y que cuando ya estuviera a punto que me la metiese en el chocho o en el culo, donde el quisiese. Primero se negó, no quería pegarme, le explique que eso también da placer, al final asintió. En la cocina hay junto a la mesa una banqueta corrida que esta tapizada con piel de color pistacho. Me puse con mi cabeza apoyada en la banqueta, con el barrigón que ya tenia no me podía poner de otra manera. Así que empezó a darme unos azotitos muy débiles y aunque le decía que mas fuerte no arrancaba. Se puso Laura y me dio unos tortazos fuertes, y le dijo a Jacinto, así tienes que hacerlo, los siguiente ya estaban bien, cada vez estaba mas excitada, oía a Laura decirle ya la tienes a punto, follatela ya, sentí como su polla entro con suavidad en mi coño, estaba a punto de correrme cuando la saco y la introdujo en mi culo de golpe, ya esta me corrí de tal manera que deje un charquito en el suelo, eso me pasaba algunas veces, Jacinto también había eyaculado dentro de mi.
Ya estaba embarazada de seis meses, era el me de Julio. Estaba sola en la parte de atrás de la casa tumbada en una hamaca cuando escuche a los chicos llegar. Venia de descargar unos camiones de paja, a pesar del calor y del trabajo venia contentos y cantando, todos muy sudados y solo con unas calzonas puesta. Me puse muy caliente de pronto, llevaba sin follar mucho tiempo, pero chupar si puedo pensé en ese momento. Así que cuando faltaban unos cincuenta metros para que estuvieran a mi altura me quite la camiseta que llevaba puesta, los espere desnuda al completo, empezaron a gesticular y a tocarse sus pollas.
Jacinto fue el primero en acercarse a preguntar y a decirme que están sucios de todo el día trabajando. Me dio igual, puse la hamaca hacia arriba y me senté. Mi barrigón estaba impresionante, todos pasaron sus manos por el. Se fueron acercando y yo cogía con sus manos sus pollas y las restregaba por mis labios carnosos y por mis tetas y me las metía en la boca hasta que eyaculaban. El semen me chorreaba por mi tetas y por mi abultado vientre. Me sentía muy bien en ese momento, acababa de lamer y chupar esas diez pollas tan bonitas y hermosas.
Allí me quede extasiada hasta que sentí la vos de Laura que me decía, chica de has artado de mamar, tienes semen por todas partes, me beso en los labios, te huele la boca a polla, me beso profundamente, y te sabe también me dijo, me encanta el sabor a polla y siguió besándome.
En agosto empezaron a llegar las mujeres de los chicos, los que ya estaban casados, las mujeres muy jóvenes todas son de una belleza envidiable, también venían los hijos de estos eran un montón, me emocione muchos al verlos tan felices, todas las mujeres se mostraron muy serviciales hacia nosotras. Pensé, si supieran que nos hemos estado follando a sus maridos durante meses, igual no se mostraban tan simpáticas.
Y solo quedan Jacinto, Andrés y el chico joven con ese pollón que tanto me gustaba.
Fueron pasando los meses y llego octubre, teníamos el parto programado para esa fecha, de los chicos solo vino con nosotras Jacinto, parecía que era el padre de lo emocionado que estaba. Laura pario la primera y con menos de una hora de diferencia lo hice yo. Teníamos cuatro hijas preciosas, muy blancas y con pecas y una pelusa roja en la cabeza, el vikingo había esparcido su semilla.
Ya en casa y viendo que apenas teníamos leche, no tuvimos mas remedio que darles biberón. Una de las chicas pario también en esos días, por cierto que la llevamos a nuestra clínica aunque ella estaba temerosa de tantos instrumentos y tanto medico a su alrededor, se ofreció a darle a las pelirrojas al menos una toma de teta al día, le ofrecimos pagar por ello, se ofendió, nos habéis dado mas que nadie en el mundo, se me humedecieron los ojos, y encima yo me he follado a tu marido, no tengo perdón pensé para mi. Ya tenían las niñas tres meses. Estábamos en la cama las dos besándonos cuando sin pensar dijimos las dos, y si volvemos a Islandia a por el varoncito.
Continuara…
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