LAURITA NO SE DEJABA… PERO SE CALENTABA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El patrón era muy estricto y había que darle la vuelta para que creyera que nada pasaba bajo su techo, pero así como me cogí a Lupita, la linda enfermerita que ahí trabajaba cuando llegue, me cogí a la esposa del patrón, una deliciosa mujer en los 40, morena, de carnes duras y además, muy sensual, a la que el doctor de plano no atendía como debía ser, y es mas, hasta se rumoreaba que el tipo era homosexual y que por eso no se la cogía como debía hacerlo. Luego, me cogí a su hija, una rica adolescente que a los 14 años, en plena adolescencia, parecía interesada en recorrer rápido el camino. No me la cogí realmente sino hasta que, cumpliendo los 17, era una belleza morena muy semejante a su madre y además, con un sentido del humor maravilloso… aunque al final realmente ella fue la que me enseñó muchas de las cosas que había aprendido con sus amigos de la escuela, pero cuando vi a Laurita la verdad sentí un espasmo en la entrepierna ya que aquella chica, de 19 años, era un bombón de verdad. El asunto es que aproveché que Lupita, mi amante de planta en el sanatorio, debía irse de visita a la casa de un familiar por varios días, para empezar mi trabajo de seducir a Laura. Nos quedamos de guardia y platicaba bastante con ella, supe de su vida, de que tenia un novio que, según ella, siempre era un aprovechado que quería con ella. Puse cara de sorpresa y le pregunté si no había cedido a lo que el novio le pedía y ella, sonriendo y colorada, me dijo que no, que ella era SEÑORITA y pretendía seguir siéndolo hasta que se casara. Como el doctor era muy estricto no dejaba que habláramos para nada y por eso aproveché para invitarla a bailar, algo que me parece muy sensual y a lo que pocas damas se resisten. Puse música suave en la consola y ahí estábamos los dos a las 3 de la mañana, y lógicamente, el aroma de su cabello, y lo linda que era hicieron que su cercanía provocara en mí una tremenda erección que ella, desde luego, notó. Se hizo disimulada y me pidió permiso de sentarse. Lo hicimos juntos en el amplio sofá del consultorio del patrón y comencé a rozar su mejilla. Era suavecita y bien pronto ya era la nuca y luego el cuello lo que rozaba con mis dedos mientras ella, quejándose, decía que no lo hiciera porque le daba cosquillas. No le obedecí, desde luego, y seguí calentándola poco a poco hasta que ella comenzó a respirar profundo, a suspirar hondo, y me acerqué para besarla. Laura no se resistió sino que respondió al beso y nuestras lenguas se entrelazaban mientras mis manos exploraban su cuello y el nacimiento de esos senos ocultos bajo el rigor del uniforme de enfermera. Pude sentir que los senos los tenía duros y firmes, y de solo imaginarme cómos serian sus pezones, considerando el tono moreno suave de su piel, me excité aun más. Pude desabrochar el primer botón y luego de un momento mas, el segundo. Ella protestó sin mucha fuerza pero yo seguí. Luego del tercero y del cuarto botones Laura se retiró y me miró fijamente peor no se volvió a abrochar el uniforme. Le puse mi mano en la cintura y ella se dejó atraer hacia mí. Nos besamos muy rico y zafé el cierre de la falda, así como el botón de la misma, ambos a la altura de su linda cadera. Ella facilitó todo con un sensual movimiento de cadera y pude así sentir bajo mi mano su ropa interior, ya que la esposa del patrón les exigía a las enfermeras que llevaran fondo bajo el uniforme. Pude seguir intentando quitarle la falda pero volví a los senos y terminé por zafar la blusa camisera del uniforme. Luego, al abrazarla para besarla, zafé el broche del sostén, liberando así sus senos. Me incliné y pude vérselos y lentamente, sin hablar, bajé mi boca hasta besárselos y aprisioné entre mis labios esos pezones ya erguidos y maravillosos. Luego de terminar de zafar la blusa y el sostén, pensé que podía dedicar todo mi esfuerzo a quitarle la falda, el fondo y la pantaleta. Pienso que no hay nada más hermoso que una mujer desnuda y s es virgen, mejor aun, y Laurita cooperó maravillosamente dejándose besar, alzó sus caderas y liberé estas de la falda y el fondo y por fin ahí estaba la chica, solo cubierta por unas pantaletitas sin gracia alguna, de algodón… ahora si que pantaletas de trabajo. Pero debajo de estas había un hermoso y aromático tesoro y el perfume emanado de esa vagina virgen era delicioso. Pude sentir lo pachoncito de su pubis y me encantó, ya que si bien me gusta ver la vagina y el pubis bien depilado de una mujer sexualmente activa, creo que el que una virgen lo tenga velludo viene a ser de alguna forma como una confirmación de que es SEÑORITA… y me hinqué para besarle desde las rodillas hacia arriba cuando ella, presa de cierto pudor muy entendible, al mismo tiempo que le iba besando los muslos ella se estiró y de un jalón tomó del sofá su brasier y su blusa y rápidamente se los puso. No me inmuté y seguí besándola. Las rodillas parecían de miel y eran redonditas y hermosas, y las acariciaba mientras mi boca iba subiendo por sus muslos. Ella solita abrió las piernas y pude ver que la pantaleta estaba empapada de tan excitada que estaba la chica. Pude seguirla besando y ella tomó mi cabeza mesándome los cabellos mientras la oía suspirar cada vez más fuerte. Hice a un lado con mi mano las pantaletas y por fin pude ver la mata de vello que ocultaba la entrada a esa vagina inexplorada. Hubo un momento en que Laura quiso cerrar las piernas peor el placer que le estaba dando era mayor que su pudor y sus prejuicios y me dejó que siguiera. Le hice el sexo oral con delicadeza extrema, sin mas que haciendo a un lado la pantaleta y ella, apretándome la cara contra su vagina, alzó las caderas por instinto y con suavidad comencé a bajarle las pantaletas sin dejar de besarla ni un momento… algo que las mujeres valoran mucho. Medio cerró las piernas para facilitar que le bajara la pantaleta pero previniendo todo, puse mi mano encima de su conchita y con suavidad empecé a acariciar esos labios mayores, soplé sobre esos vellos y ella solo se rió de tan excitada como estaba. Luego busqué, sin dejarla de ver a los ojos, los labios menores, y comencé a besarle el ponche ya sin ropa alguna, mientras mi lengua exploraba el interior en busca del clítoris… ¡hasta que este saltó ya erecto y con suavidad extrema lo acaricie con mi lengua mientras ella abría ya con confianza y excitación sus piernas y por fin pude sentir en mi boca ese inconfundible sabor de un ORGASMO FEMENINO, que solo quien sabe lo que es podría entenderme en este momento. Ella se sacudió del placer que sentía y acomodó sus nalgas a modo para que siguiera haciéndole el sexo oral. Con mi mano busqué sus senos y ella, con pudor, hizo mi mano a un lado. Me resigné ante esto, ya que aunque raro, hay muchas mujeres que prefieren que haga uno y deshaga en su vagina antes que dejarse acariciar los senos o que el hombre se los mame… ¡Supongo que es cosa de cultura en México pero me ha tocado ver esto más de cinco o seis veces! Seguí haciéndole el amor con suavidad y disfruté de dos orgasmos mas de Laura en mi boca pero para esto mi verga pedía a gritos penetrarla así que me senté a su lado y seguí besándole los labios. Ella primero se rehusó, tal vez pensando que un beso en la boca después de haberle besado el ponche era algo sucio, cosa que miles de mujeres piensan, pero al ver que o no me inmutaba sintió confianza y aceptó los besos de buena gana, respondiendo a cada uno de ellos mientras que mi mano acariciaba esa vagina maravillosa que de tan excitada se abría solita como si de muna flor se tratara. Discretamente me saqué la verga de la bragueta y ella de reojo me vio el arma que iba a emplear con ella. Se puso tensa pero no dijo nada y siguió dejándose acariciar pero cuando le di un beso en la mejilla, ella me dijo en voz baja: -Mira, yo sé que los hombres piden pero déjame decirte que de verdad soy SEÑORITA y si es que eres un caballero déjame seguir siéndolo… me gustas, es verdad, pero se que te estas cogiendo a Lupita porque ella me lo dijo, y si a ella la rompiste… ¡No quiero que vayas a hacer lo mismo conmigo!… Anda, déjame que me vista… anda, por favor te lo pido. Pero como miles de mujeres, lo decía sin convencimiento alguno, ya que no hacia nada por quitarme la mano de su conchita velluda y como no queriendo la cosa, seguí besándola y ella, por fin, puso su mano en mi verga y comenzó a acariciármela, lo que demostraba que aunque una cosa dijera con la boca, su vagina decía otra muy diferente. Laurita, la enfermerita virgen, la que no quería coger, se inclinó y con delicadeza me besó la verga, y luego medio metió el glande entre sus labios mientras yo hurgaba entre su vagina estimulándole el clítoris. Y por fin se dejó vencer, se recostó en el sofá y me dejó hacer. Pude entonces besar todo su cuerpo, dejándose puesto tanto la blusa como el brasier aunque no abrochado, y lo dejé porque de alguna forma así ella se sentía que no había puesto el 100% de su intención en coger esa noche maravillosa en que dejó de ser SEÑORITA Lo más lento que pude empecé a meterle la verga en su coñito peludo. Puse mi glande en la entradita y lo moví con la mano para que ella sintiera el estimulo en el clítoris. Poco a poco ella se relajó y cuando la vagina solita por acción de la excitación se encontraba abierta y bien lubricada, empecé a meterle la verga poco a poco. Pienso que muchas veces las damas quizá ni de nuestro nombre se acuerden bien, pero si les hemos metido la verga lentamente, haciéndolas gozar de verdad, por lo menos nos recordarán por eso y si otro se las está cogiendo y se los hace mal ellas nos rendirán el homenaje maravilloso aunque secreto de su recuerdo (¡Cómo me la metió aquel tipo… fue delicioso y… ni de su nombre me acuerdo!) y así, cuando mi verga había entrado un buen trecho, Laurita misma me apretó la cintura con las hermosas piernas y, jalándome hacia ella, pudo mi verga penetrarla por completo. Me quedé quieto un momento y solo movía el pene dentro e su vagina, Ella solo me miraba, se reía y disfrutaba, ya que por instinto o por respuesta, apretó los músculos vaginales y con ello me demostró que Laura era de esas damas que tienen allá abajo un tremendo PERROTE. Como discretamente había averiguado la fecha de su regla, sabia que no estaba en periodo fértil, así que después de un rato de estar dentro de ella y haberla hecho tener dos orgasmos mas, le dije besándole los oídos que me iba avenir. Ella se puso tensa y esperó, y cuando sintió los espasmos de mi verga y el semen llenándole el coño virgen, solo me dio un beso muy tierno en la boca… y ese fue el inicio de una hermosa relación que mantuvimos en secreto. Yo por Lupita, por la esposa de mi patrón y hasta por la hija de mi jefe, y ella porque se hizo novia de un amigo que ahí mismo trabajaba y que la trataba de NOVIA DE MANITA SUDADA. Salía con el, que creo que ni besos le daba y conmigo cogía hasta recuperar el tiempo perdido por cuidar tanto su QUINTITO. SI ALGUIEN QUIERE CONTACTARME ENVIE UN PRIVADO EN FACELATINSEX.COMMI USUARIO ES SEXCIBER8
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