LAZOS INQUEBRANTABLES (CAP 7) LA NUEVA VIDA DE MATÍAS:
Matías comienza su vida lejos de su mami: Habiendo desempacado la gran mayoría de sus cosas, Matías le manda un mensaje texto a su mamá:.
CAPITULO 7:
LA NUEVA VIDA DE MATÍAS:
Matías comienza su vida lejos de su mami:
Habiendo desempacado la gran mayoría de sus cosas, Matías le manda un mensaje texto a su mamá:
“Mamá, ya llegué al departamento, me tomó un rato acomodar todo, pero ya estoy instalado”. Escribió el chico a su mamá.
“¡Bien venido a tu nueva casa mi amor! Me alegra que estés bien y ya te hayas instalado sin problemas”. Le escribió ella.
“¡Gracias mami, estoy emocionado de empezar esta nueva etapa en mi vida, y gracias por todo tu gran apoyo!”. Le escribe él.
“De nada mi amor, siempre voy a estar acá para Vos, siempre vas a poder escribirme, hablarme o llamarme cuando quieras”. Escribió Ana María.
“¡Lo haré mami, te extraño un montón, pero también ya estoy ansioso por empezar mis estudios de ingeniería electrónica en la facu!”. Escribió él.
“Estoy muy orgullosa de Vos mi cielo, sé que vas a lograr todo lo que te propongas, te amo, mantenéme al tanto de todo”. Le escribió ella.
“¡Si claro, ni hablar, pero ahora creo que me voy a acostar y dormir un buen rato, estoy fulminado con el viaje, además no he casi dormido, me hiciste una gran compañía durante el viaje, no sólo me mantuviste despierto dándome charla, sino que también supiste cómo hacer para mantenerme con el pino erguido toda la noche, pensándote e imaginándote conmigo, te amo mamá!”. Le escribió Matías.
“¿ El pino erguido toda la noche? …. ¡Jajajajaja, ay mi amor que hermosos Sos, cómo me calentás con ese lenguaje, te amo!”. Le escribió ella.
Pero antes de irse a descansar un rato, Matías siguió desempacando las cosas, y entonces encontró un regalito muy especial de la mamá cuidadosamente guardado en una pequeña bolsita.
El chico, que no recordaba haber empacado aquello, lo abrió y encontró una bombacha blanca de su mamá algo amarillada en su parte delantera.
El chico no resistió y la olió de inmediato, y pudo reencontrarse con los aromas y la humedad de la mamá.
“¡Mamá, encontré un regalito en uno de mis bolsos, algo muy especial y personal!”. Le escribió él.
“¿A sí, y qué es eso?”. Respondió ella escribiéndole.
“¡Algo que tiene tus olores, tu esencia, me encanta!”. Le escribió él.
“¡Me alegro que te guste mi amor, quería que tuvieras algo mío cerca de ti! Le escribió Ana María.
“¡Gracias mamá, me siento tan conectado a Vos, esto es muy especial para mí!”. Escribió Matías.
“Mamá ¿Puedo preguntarte algo?”. Le escribió él.
“¡Claro hijo! ¿Qué queres saber mi amor?”. Le respondió ella escribiéndole.
“¿Por qué me enviaste eso?, quiero decir, ¿Por qué una bombacha?”. Le escribió intrigado y algo excitado él ya desde su cama.
“Quería que mi presencia se mantuviera cerca de ti, con algo intimo mío, algo que te recuerde a mami por las noches”. Le escribió su mamá.
“Gracias mamá, sí la verdad que esa bombachita con el olor a tu “jardincito secreto” me va a alegras las tantas noches de soledad que me esperan por delante.”. Le escribió Matías.
“¡Jajajajaja! Mi amor, ¿Te gusta sentirme cerca de ti de esa manera?”. Le escribió su mamá.
“¡Sí mamá me encanta sentir tus olores íntimos impregnados en una bombacha, es verdaderamente cómo si estuvieras conmigo!”. Le escribió él.
“¡Me alegro mucho que te guste, quería que sientas mi calor y mi intimidad, siempre cerca de Vos!”. Le escribió su mamá.
Finalmente, Matías se queda profundamente dormido, despertándose a las 9 y media de la noche.
Luego de hacer unas compras de último momento en los negocios del barrio, Matías empezó a cocina su cena, obviamente bajo el atento acompañamiento virtual, de su amada mamá que no lo dejaba en paz, dándole hasta los consejos más obvios, típicos en una madre sobreprotectora, que hasta por momentos te hacen sentir cómo un estúpido, si te toca ser hijo de una de ellas.
Finalmente, el chico come mientras mantiene una video llamada con su mamá.
Ellos hablan de bueyes perdidos, cómo acostumbraban a hacer cuando vivían juntos y se sentaban a compartir un desayuno, almuerzo, merienda ocena.
Esto la hacía sentir muy acompañada sobre todo a ella, quien todo el tiempo estaba cómo a punto de llorar.
Acabada la cena, Matías continúa ordenando las cosas en su departamento, después se da una ducha, y luego ya va a su cama, y estando ya en su cama instalado muy cómodamente, empieza de algún modo a extrañar las noches con mamá y en su cama.
Por su parte, Ana María cenó acompañada virtualmente por su hijo, y luego de la cena se duchó y tras la ducha hizo algunas cosas en la casa mientras trataba de distraer su mente, auto consolándose sabiendo que, si bien le tocaba estar sola en casa de ahora en más, estaba en permanente contacto con su hijo, y que él estaba muy bien.
Instalada ya en su cama, Ana María le envía un mensaje a su hijo.
“¡Buenas noches mi amor! ¿Ya estás acostado?”. Le escribe ella, y acto seguido y mientras espera la respuesta de su hijo, toca con su mano el lugar de la cama que siempre ocupaba él cada noche, al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas y un nudo se formaba en su garganta.
“¡Si mamá, estoy cansado, pero contento, y ¿Vos?”. Le escribe él.
“Acabo de ducharme y estoy relajada en la cama”. Le escribió Ana María, obviamente ocultándole su tristeza al verse sola en la casa y solita en la cama.
“Me alegra, ¿Queres que charlemos un rato?”. Le escribe su hijo.
“¡Claro mi amor, hablemos! ¿De qué querés hablar con mami?”. Le escribe ella.
“No sé mami, nada en particular, sólo quiero que no te sientas tan solita antes de dormir”. Le escribe él.
“Bueno, puedo contarte de mí día. Hoy fue un día difícil para mi amor…. Al pensar qué no podía estar con Vos ni en la casa, ni en la cama cómo estaba siempre”. Le escribe Ella.
“Lo siento mamá a mí también me duele no tenerte conmigo”. Escribe Matías.
“Quiero sentir tu abrazo, tu calor quiero que me acaricies, me hagas sentir segura y tuya”. Le escribe ella.
“Yo también quiero eso mamá, quiero abrazarte, besarte, hacerte sentir mi amor y hacerte mía”. Le escribe él.
“A veces me pregunto qué sería de nosotros si pudiéramos seguir estando juntos, si no tuviéramos que estar tan lejos uno del otro y por tanto tiempo”. Escribió ella ya llorando sentada en su cama.
“¡No lo sé mamá, pero somos fuertes y esto va a ser por un tiempo, además quien sabe quizás por ahí en un tiempo podés venirte a pasar unos días conmigo!”. Le escribió Matías.
Ellos siguen charlando y la mamá se va sintiendo mejor poco a poco, y poco a poco la conversación va subiendo el tono.
“Mi amor, estoy sintiendo una sensación muy especial ahora”. Le escribe Ana María.
“¿Qué es mami, que estás sintiendo?”. Le escribió él.
“Estoy explorando mi cuerpo, me estoy me estoy metiendo mano por dentro de la bombacha, estoy jugando con mis pelitos, con el yuyito de mi jardín, cómo lo hacías Vos, ¿Te acordás?”. Le escribió ella muy excitada.
“Oh mamá cómo me calienta saber eso!”. Le escribe él.
“Me gusta sentirme así…. me hace sentir viva”. Le escribe Ana María.
“¡Me alegra que te calientes de solo pensar en mi mamita hermosa, te amo con toda mi alma, ya hiciste que se me irguiera el pino otra vez solo de leer esas palabras e imaginarme esa escena que me describiste! Me encanta pensarte así mamá, te imagino sonriendo y disfrutando”. Le escribió él.
“Si mi amor, tengo mi dedo adentro de mi zanjita, y me encanta, me encanta saber que Vos también lo estás pasando muy bien allá con tu pinito bien erguido por mi causa, ojalá vengas pronto o Yo pueda ir a allá para que me plantes ese hermoso pinito en mi jardincito, ¡Mmmmmhhh cómo lo extraño!”. Le escribió su mamá.
“¡Siempre pienso en Vos mamá, Sos mi obsesión!”. Le responde él.
“¡Y Vos la mía, jamás pensé que algún día iba a estar acostada en la cama metiéndome el dedo en la concha pensando en Vos! ¿Cómo podría explicarle esto al mundo que me rodea? ¡Me volviste una perra callejera tan damita que siempre me creí!”. Le escribió ella.
“¡Me encanta que estemos conectados así de esta manera mamá, nos estamos pajeando al mismo tiempo, Vos allá y Yo acá, ¡cómo si estuviéramos cogiendo a la distancia, jamás lo creí posible!”. Le escribió Matías.
“¡Exacto mi amor, es cómo si estuviéramos juntos, y eso es lo único que importa!”. Le respondió ella, mientras aumentaba el ritmo de su paja, abriendo y flexionando las piernas acostadas en el centro de la cama.
Por su parte Matías sacó su erguido pene del calzoncillo negro que llevaba puesto y comenzó una lenta paja con su mente fijada en los tantos y tantos recuerdos que le habían quedado de las noches compartidas con su madre en la cama.
De repente y mientras se estaba masturbando con su madre instalada en su mente, escucha vibrar su celular.
Matías interrumpe repentinamente su paja, y ve que era un audio de su madre. Entonces Matías instintivamente lo hambre y comienza a escucharlo, viendo que ella está aún en línea.
- ¡Aj, hijito de mamá cómo te extraña mamá, me estoy tocando mi concha peluda, estoy solita en la camita con la mano metida por dentro de la bombacha Turquesa y me acaricio la concha, mmmmmmmm, aaaaaaaaaa, que mojadita la tiene mamá mi amor! Mmmmmm, uuuuuyy, me encanta meterme los deditos, aaaaaaaaaaaa (Comienza a pajearse) aaaaaaaahhhhhh, Matías hijo mío te amo, ay si mi amor escucha cómo se pajea mami imaginándote con ella! Decía Ana María pajeandose en el audio.
En ese momento y mientras la escucha pajearse, Matías acompaña al audio de su mamá con su propia paja, y escucharla mientras se pajeaba, le daba la sensación de estar haciéndole el amor.
- ¡Ahahahahahahahahahahahahahahahahaha, aaaaaaaaaa, Matías hijo mío, aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh, mami te ama, mami te ama aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh, ahahahahahahahahahahahahahahahahahaha! Decía Ana María jadeando y gimiendo en el audio.
- ¡Aaaaaaaaaaaa, mamá n lo puedo creer que me calientes de esta manera solo con un audio pajeandote, aaaaaaaaaaaaaaaa, ahahahahahahahahahahahahahaha, mami, mamita terminemos juntos mi amor, aaaaaaaaaaaaaaahhhh, te amo perra, te amo yegua aaaaaaaaaaaaaaa! Gemía y decía él pajeandose en la soledad y oscuridad de la habitación de su departamento.
- ¡Aaaaaaaaaaaaay Mati mi amor, aaaaaaaaa, así corazoncito de la mami, así corazoncito de la mamá, aaaaaaaaaaaahhhhhyyyyyyy, ¡Dios, Ayyyyyyyyy, Matías me meo, me meo otra vez de solo pensar en tu garrote duro, aaaaaaa, me meo en mi mamo, me meo en mi mano y la bombacha, aaaaaaaaaaaa! Decía casi a gritos en el audio su mamá.
- ¡Oooooouuuuuuu mamá, mamita, mamitaaaaaaaaa!. Gritó Matías en la soledad de su cuarto al llegar a un increíble orgasmo, que lo sorprendió haciéndolo bañar su mano en leche y manchando las sabanas, mientras imaginaba a Ana María meandose en su cama tal cómo se le había meado a él mismo allá en la cocina estando acostada sobre la mesa durante esa inolvidable última vez.
- ¡Aaaaaaaaaaa hijito, te amo, te amoooooooo aaaaaaaaa1. Decía Ana María entre gemidos aun en el audio, cuando él habiendo alcanzado su orgasmo, mientras sentía que su corazón golpeaba fuerte su pecho.
Matías permaneció unos instantes casi adormecido, mientras se recuperaba de su increíble orgasmo.
Finalmente, después de aquel momento de silencio y profunda paz, Matías toma el teléfono y graba un audio a su amada madre.
- ¡Aaaaah mamá que calentura terrible me haces agarrar cuando te lo proponés, Sos única, no te imaginás cómo me hiciste manchar las sabanas con leche! Te amo mamita hermosa, presiento que estas noches no van a ser tan malas después de todo si nos “hacemos compañía” así de este modo ¿Qué opinas? Le dice él en el audio.
- ¡Jijijijiji, cuidado con las sabanas, que mami no está ahí para lavarlas! bueno mi amor, si a mi también me encanta esto, pero te extraño un montón, no es lo mismo que cuando estás en la camita de mami con ella y podemos abrazarnos, acariciarnos, besarnos y hacer el amor. ¡Tapate bien mi vida y descansa que mañana será otro día! Le respondió Ana María.
Y así madre e hijo encontraron el modo de sobre llevar la distancia que los separaba, enviándose mensajes durante el día y la noche, en dónde durante el día intercambiaban comentarios sobre temas varios, Ana María ayudaba a su hijito amado con consejos de cocina y limpieza, llegando a darle verdaderos tutoriales telefónicos sobre los que aceres domésticos y las artes culinarias.
Y ya por las noches eran habituales las pajas virtuales que se hacían ambos, cómo si hicieran el amor a distancia.
A la mañana siguiente Matías despertó a las 8 y media de la mañana, encendió su celular y varios mensajes de Ana María empezaron a entrar.
El primero era un audio enviado a las 5:58 de la mañana, a la hora que Ana María acostumbraba a levantarse para darse una ducha, desayunar e ir a trabajar.
Matías escucha el audio que su mamá le envió desde el baño sentada en el inodoro mientras se echaba la primera meada del día antes de meterse en la ducha:
- ¡Buenos días mi corazón (se la escuchaba decir aún con voz de dormida con resonante eco , mientras se podían oír las primeras gotitas de un prolongado y potente chorro de meo mañanero que brotaba de su peluda concha para caer chapoteando resonantemente en el agua del inodoro) solo quería desearte un buen día mientras me preparo para enfrentar mi día, cómo me podrás escuchar me levanté unos minutos más temprano que de costumbre porque me estaba meando en la cama, y cómo sé que te gustan estos momentos íntimos de mami, te lo dedico, cómo escucharás estoy regando mi jardincito secreto, para que crezca fuerte para Vos, para que esté bien crecidito para cuando vengas a plantarme ese hermoso pino que tenés, o para cuando vengas a Valverde a enterrarme esa batata en mi jardincito secreto. ¡Que tengas un día lleno de amor y deseos mi amor, y cuando tengas esos pensamientos traviesos hacia mami, contamelos así nos calentamos juntos! Ella termina de hablar, y deja correr unos segundos más la grabación del audio hasta que cae la última gotita de meo de su concha peluda.
Más abajo del audio Matías ve una foto de su mamá en la que Ana María aparece con una pícara y cómplice sonrisa en frente del espejo de su cuarto vistiendo un conjunto blanco de bombacha y corpiño. Claramente se podía ver que la bombacha, era aquella bombacha blanca de encaje, que transparentaba el denso y espeso jardín secreto de Ana María.
El audio de su mamá echándose la primera meada del día, hizo despertar y despabilarse rápidamente a Matías, haciendo que su cuerpo reaccione de inmediato con una brutal y rígida erección, a la que tuvo que “atender” antes de arrancar su día.
Entonces el chico liberó su mástil del calzoncillo, y puso el audio de su mamá donde a Ana María se la podía ori meando en el baño mientras le hablaba en un tono sensual y provocador:
– ¡Buenos días mi corazón (se la escuchaba decir aún con voz de dormida con resonante eco , mientras se podían oír las primeras gotitas de un prolongado y potente chorro de meo mañanero que brotaba de su peluda concha para caer chapoteando resonantemente en el agua del inodoro) solo quería desearte un buen día mientras me preparo para enfrentar mi día, cómo me podrás escuchar me levanté unos minutos más temprano que de costumbre porque me estaba meando en la cama, y cómo sé que te gustan estos momentos íntimos de mami, te lo dedico, cómo escucharás estoy regando mi jardincito secreto, para que crezca fuerte para Vos, para que esté bien crecidito para cuando vengas a plantarme ese hermoso pino que tenés, o para cuando vengas a Valverde a enterrarme esa batata en mi jardincito secreto. ¡Que tengas un día lleno de amor y deseos mi amor, y cuando tengas esos pensamientos traviesos hacia mami, contamelos así nos calentamos juntos! Ella termina de hablar, y deja correr unos segundos más la grabación del audio hasta que cae la última gotita de meo de su concha peluda.
Entonces ni bien se empieza a escuchar el audio de Ana María, el chico empieza a masturbarse escuchándola mear y recordando cómo se le meó la mamá acostada sobre aquella mesa de madera en la cocina de la casita donde vivían en Valverde.
- ¡ Aaaaaaa, mami, mamita hermosa, vamos, meate perra meate, aaaaaaayyyy sí mi amor seguí meando, mójame la verga, lávame la chota, lávame la vara, aaaaaaaaaaaaa!. Dijo él entre roncos gemidos, hasta volver a derramarse en aquellas sábanas blancas de su cama.
Terminada tamaña y tan placentera paja, Matías se quedó unos minutos más remoloneando en la cama, mientras recuperaba energías, y una vez recuperadas las fuerzas, se levantó y se preparó unos Mates amargos, que tomó escuchando su música favorita con la mente relajada.
Así el tiempo (días semanas y hasta meses) fue pasando.
Matías y Ana María seguían en permanente contacto por mensajes de WhatsApp, y de vez en cuando alguna que otra video llamada, combinando perfectamente los roles y personajes de madre e hijo y amantes en su relación.
Ellos hablaban a cada momento durante el día cómo madre e hijo y por las noches hablaban ya cómo calenturientos amantes.
Ana María durante ese tiempo aprendió sobre llevar su “soledad”, aprendiendo a relacionarse de un nuevo modo con Matías, y descubriendo los “beneficios” de la relación a distancia que mantenían con Matías.
Cómo madre, veía los progresos de su hijo, quien aprendía a cocinarse solo, a mantener su departamento ordenado y a ser independiente en su vida social, y obviamente también notaba y apreciaba los logros alcanzados por su bebé en el rendimiento académico de la vida universitaria de Matías.
Pero pronto Matías empezó a tener amigos y amigas con los que además de estudiar juntos, empezaron a compartir momentos y salidas no solo cómo compañeros, sino también cómo amigos.
Así pues, fue que conoció especialmente a 2 chicas: Gabriela y victoria, pero eso ya es algo de lo que abordaremos en el próximo capítulo de esta historia.
CONTACTOS CON EL AUTOR: [email protected]
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!