Le dije a mi esposa lo que había sucedido se debió a lo mucho que bebimos, y que procuraríamos que no se repitiera más nunca.
Una pareja visita a un conocido, todos se emborrachan y termina la mujer siendo el centro de atención de su esposo y de la persona a la que fueron a visitar. .
Le dije a mi esposa lo que había sucedido se debió a lo mucho que bebimos, y que procuraríamos que no se repitiera más nunca.
Mi esposa y yo visitamos a un conocido en su casa después de salir de una fiesta, donde seguimos bebiendo hasta que los tres perdimos la noción de lo estábamos haciendo.
Para mí todavía es inconcebible, que los que les voy a narrar, nos haya sucedido a nosotros.
Sobre todo, porque considero no somos del tipo de personas que haga ese tipo de locuras, estamos casados desde hace más de quince años, no tenemos hijos por decisión propia.
Por lo que un viernes nos preparamos para asistir a un festejo, nosotros nos pusimos de acuerdo para seguir la fiesta en un afamado local nocturno.
Fue cuando se sumó al grupo un viejo amigo nuestro, que en múltiples ocasiones habíamos compartido con él, en un sinfín de actividades.
Bastante alegre y simpático casi a la hora de retirarnos, nos invitó, para que lo acompañemos a su casa, para mostrarnos su colección privada de arte precolombino, aunque era algo tarde, aceptamos sin pensarlo dos veces.
Ya en su hogar, apenas llegamos, nos atendió a las mil maravillas y hasta tubo el buen gusto de invitarnos, un finísimo vino tinto chileno, pero debido a que desde muy temprano habíamos comenzado a disfrutar de varios licores, en esos momentos no nos dimos cuenta, pero el mezclar todas esas bebidas había comenzado a afectar tanto a mi esposa como a mí mismo.
Cuando pasamos al salón, donde nuestro anfitrión nos comenzó a mostrar una especial colección, nos llevamos una sorpresa, ya que aparte de ser arte precolombino también resultó ser la colección más completa de arte erótico.
Al principio simplemente mi esposa y yo a medida que seguíamos bebiendo ese delicioso vino tinto, hacíamos uno que otro ocurrente comentario, nuestro anfitrión a su vez, nos comenzó a explicar con lujo de detalles todos y cada una de las distintas figuras.
Sus comentarios en ocasiones resultaban ser algo vulgar, lo que en ocasiones hacía ruborizar a mi esposa.
Pero el vino y sus cálidos comentarios hicieron que a su vez yo también hiciera mis propios comentarios, en particular sobre una figura en terracota compuesta por tres personajes.
Evidentemente era una mujer, la que se encontraba entre los dos hombres, siendo penetrada al mismo tiempo por ellos, tanto por su vulva como por su ano.
Mi esposa me comentó que no podía creerlo, hasta que la sostuvo entre sus dedos, con claridad se podía apreciar todos y cada uno de los diferentes detalles, diciendo que el rostro de figura de la mujer reflejaba para mí esposa, una especie de disfrute envidiable.
Era algo increíble, en mi mente por unos instantes me imaginé siendo mi esposa la mujer a la que mantenían entre los dos hombres.
Nuestro anfitrión indicó que posiblemente la escultura, fuera creación de la imaginación del autor.
Pero yo algo bastante bebido, más de lo que usualmente acostumbró a estar, le indiqué que estaba cien por ciento en desacuerdo con él.
Por lo que en cierta forma entre nosotros dos comenzó una acalorada discusión, de lo cierto o falso de la estatuilla, hasta que no sé por qué, a mi esposa se le ocurrió preguntar, de la manera más seductora que se puedan imaginar.
“¿Por qué en lugar de discutir tanto ustedes dos, no tratamos de probar si es o no posible hacer eso?”
Al terminar de decir eso, de inmediato como que se arrepintió de lo dicho, yo lo atribuí a la gran cantidad de alcohol que ella había consumido.
Pero se quedó petrificada, al escuchar mi voz y la del dueño de la casa decir al unisonó, que estábamos completamente de acuerdo.
Ella se retiró algo asustada, pero casi de inmediato la rodeé con mis brazos y mientras le daba un beso, le dije. “Has tenido una idea estupenda.”
Pero al mismo tiempo que lo dije, bajé con rapidez la cremallera de su apretado traje, por lo que en segundos prácticamente quedó únicamente con su ropa íntima frente a mí y el dueño de la casa, quien se me acercó, diciendo. “Lo cierto es que me agradaría mucho el poder corroborar si eso es posible, pero además lo mejor de todo es que sea con una hermosa mujer como tú.”
Sus palabras y las que continué diciéndole, seguramente la hicieron sentir la mujer más deseada del mundo.
El dueño de la casa volvió a servirnos ese delicioso vino chileno, mientras que yo la continuaba animando amorosamente a poner en práctica su idea.
No sé si fue el vino o mis palabras, que la hicieron sentir bastante desinhibida, a tal grado que cuando continué retirando su ropa íntima, ella misma terminó por quitarme el resto.
Hasta quedar del todo desnuda, en cosa de segundos frente a nosotros dos, y sin perder tiempo, la llevamos hasta un cómodo sofá en la sala.
Tanto el dueño de la casa como yo, nos dedicamos acariciar su desnudo cuerpo, besar y lamer cada centímetro de su cuerpo.
Sentía la boca de mi esposa, dejando que yo besara su boca mientras que nuestro anfitrión, de manera suave se dedicó a chupar los pezones de ella, lo que, sumado a nuestras caricias entre sus muslos y su coño, hicieron que mi mujer suspirara y gimiera de placer profundamente.
Al punto que en cierto momento ella comenzó a pedirnos o más bien a rogarnos a los dos que continuásemos.
Tomé a mi mujer por las caderas y dirigí su culo sobre mi verga, en cierto momento antes de que la penetrase, metí mis humedecidos dedos mojados en saliva, acariciando su esfínter.
Mientras éramos observados por el dueño de la casa quien frente a nosotros sin vergüenza alguna se ha despojado de sus pantalones, mi mujer vio como la erecta verga del apuntaba directamente al coño de ella.
Mientras que ella permanecía con las piernas bien abiertas disfrutando de la manera en que yo la penetraba por dé tras, nuestro anfitrión se fue colocando frente a mí mujer.
Ella vio y sintió como el miembro del comenzó a desaparecer dentro de su cuerpo, en esos momentos no podía creer lo que me estaba sucediendo.
Pero no había diferencia alguna entre nosotros tres y la figura de barro que tanto nos llamó la atención, pero lo mejor de todo era que los tres lo estábamos disfrutando al máximo.
Nuestras vergas, entraban y salían sabrosamente del cuerpo de ella, al tiempo que la seguíamos lamiendo o besando por todas partes.
Fue una experiencia única, no quería que eso terminase, pero el orgasmo que mi mujer disfrutó en esos momentos creo que nunca se le ha de olvidar.
Tanto nuestro anfitrión como yo nos vinimos por completo dentro del cuerpo de mi mujer, por unos instantes pensé que ella podía quedar embarazada.
Pero al instante me acordé de que ella había tomado sus pastillas anticonceptivas antes de salir de la casa, por lo que continué disfrutando del placer de seguir penetrándola.
Mi esposa se quedó bastante agotada, pero vi como el dueño de la casa extraía su verga ya mustia salía del coño de mi mujer.
Nuestro anfitrión se retiró y de inmediato saqué mi verga de su culo, al tiempo que le daba una ardiente nalgada.
Mi esposa se quedó tirada sobre el sofá, con su culo al aire, hasta que el dueño de la casa regresó nuevamente cargando otra botella de vino entre sus manos, la que le entregó a mí.
De inmediato me dediqué a beber a pico de botella, mientras que él, se le acercó a mi esposa manipulando su verga y diciéndole. “Tienes unos labios que provocan.” y al decir eso, acercó su boca a la de ella y le dio un beso.
Eso no me preocupo en lo más mínimo, por lo que el dueño de la casa dejó de besarla, y con su mano dirigió su verga directamente a la boca de ella.
Mi esposa se había recuperado lo suficiente, y gustosamente se dedicó a chupar la verga de nuestro anfitrión, la que en pocos momentos volvió a ponerse dura, tanto que mi esposa en lugar de seguir mama que mama le propuso al dueño de la casa que le diera por el culo.
La oferta le agradó tanto que enseguida se colocó tras ella y dirigiendo su verga con su mano, comenzó a penetrarla salvajemente.
Mientras que mi esposa comenzaba a mover sus caderas al tiempo que él metía y sacaba su verga del culo de ella.
Yo me acerqué le ofreció la botella, de la que mi esposa se tomó un largo trago y de inmediato se encontró al terminar de beber mi verga frente a sus ojos, por lo que, sin perder tiempo, me agarró la verga y se la ha llevado directamente a su boca, mi esposa se dedicó a mamar como una loca, al tiempo que su amante continuaba dándole salvajemente por el culo.
Hasta que al final ambos nos vinimos dentro de su cuerpo, quedando ella por completo agotada, al punto que se quedó dormida.
Yo también me quedé dormido a su lado, y su amante ni tan siquiera extrajo su verga del culo de mi mujer, también quedándose dormido sobre ella.
Al mi esposa despertar tenía un gran dolor de cabeza, pero la mayor sorpresa se la llevó al darse cuenta de que a un lado estaba yo y del otro nuestro conocido.
Mi esposa al igual que yo aparte del dolor de cabeza, se notaba que también estaba muy avergonzada.
Pero cuando nuestro anfitrión se despertó, actuó como si nada hubiera pasado, nos dio los buenos días, y hasta nos preparó desayuno, luego que nos ofreciera sus baños para asearnos.
Al regresar a nuestro hogar no sabíamos ni que decir, le dije a mi esposa que todo lo que había sucedido se debió a lo mucho que bebimos, y que procuraremos que no vuelva a suceder más nunca.
Pero a la semana mi mujer me comentó, como quien no quiere, que habíamos recibido una invitación de parte de nuestro intimo conocido a ir a degustar unos sabrosos vinos argentinos.
Además, al parecer le llegaron unos videos porno que deseaba compartir con nosotros…
Que rico relato me la tuvo erecta toda la lectura ami me gustaría hacer lo mismo con mi esposa