Le quité la virginidad a mi mejor amiga.
Hola, este es el primer relato que me atrevo a compartir, por cuestiones de privacidad cambiaré los nombres de los personajes..
En ese entonces estaba en tercer año de secundaria, yo no era la persona más atractiva de toda la escuela, ni siquiera estaba cerca, supongo que tuve muchísima suerte pues tuve mucho sexo en esa época.
Ese día teníamos un trabajo grupal y decidimos reunirnos en casa de nuestra amiga Maricruz, su casa está lejos de la mía y es un tanto difícil de llegar a esta. Llegué temprano para la reunión pues también quería conversar un poco con mi mejor amiga, ya saben, solo hablar y reírnos.
– ¡Hola! Eres el primero en llegar, pasa.
Entré a su casa bastante emocionado porque nunca había estado allí, al entrar me encontré a su papá quién me saludó de una forma bastante amable. Me senté en el sofá que tenían en casa y me puse a conversar con mi mejor amiga, charlábamos de cosas simples como qué era lo que habíamos hecho el fin de semana y sobre de qué se trataría nuestro proyecto grupal. Nada muy subido de tono porque sus padres estaban en casa. Fue ese el momento en el que su madre entró en la escena, a ella ya la conocía y sinceramente me excitaba bastante aunque no tanto como su hija. Su madre tenía buenas tetas y un buen culo pero Maricruz tenía el culo más grande que hubiera visto jamás e igual con las tetas, eran simplemente enormes para la edad que tenía. Yo solía mirarla en los recreos y en las clases, y como ella siempre se sentaba junto a mi podía ver su brasier que se transparentaba debajo de su blusa de colegio. Casi olvido decir que ella llevaba lentes, era morena, bajita, y un poco gordita, estas tres últimas características hacían que todo su cuerpo me excitara más.
Cuando su mamá entró me saludó de forma bastante alegre, dándome un abrazo que hizo que mi cabeza toque sus tetas. Yo para ese entonces ya tenía un gran deseo de sexo, desde que cogí con mi prima por primera vez no quería parar de tenerlo, aunque de eso hablaré en otra ocasión.
– ¿Cómo estás hijo? – Preguntó alegremente la señora.
– Bien, gracias ¿Y usted?
– Yo bien, un poco ocupada ya que tenemos que ir al doctor ahora mismo. Maricruz ¿pueden quedarse solos esperando a los demás?
– Sí, claro. – Respondió su hija.
Ambos padres de Maricruz se fueron y nos quedamos esperando a que llegasen nuestros compañeros para realizar el trabajo.
Pasaba el tiempo y nadie llegaba así que decidimos llamarlos. Al parecer uno de ellos estaba enfermo y nuestra otra compañera no tenía nadie que la acompañe a la casa de Maricruz, pues estaba lejos y no sabía cómo llegar.
– Parece que nadie vendrá hoy. – Me dijo ella.
– Eso parece, tendremos que hacer el trabajo otro día.
– ¿Quieres quedarte a hacer algo o ya te vas?
– No lo sé ¿Tú tienes algo que hacer?
– No realmente.
– Entonces me quedo.
Prendimos la tv y nos sentamos en el sofá, ella se echó encima de mis piernas y no pude evitar la erección pues desde esa posición sus tetas estaban cerca de mí, tenía muchas ganas de tocarlas, eran muy grandes y redondas. Ese día ella llevaba un pantalón jean y una camiseta de un color verde agua realmente apretado que resaltaba mucho sus tetas.
Estuvimos así por solo unos minutos ya que a ella se le cayó el control de la y se paró a recogerlo, cuando se volteó para volver a recostarse vio que mi pene estaba parado debajo de mis pantalones. Ella lo vio y se rio, yo no sabía qué hacer, estaba nervioso, no sabía lo que ella podría decirme.
-Parece que te gustó que me echara en tus piernas.
– Ah, lo siento…
– No te preocupes, me gusta que esté así.
Ella se sentó a mi lado, se pegó a mí y me empezó a tocar el pene por encima de la ropa, yo ya no podía más, estaba excitadísimo. A ella parecía gustarle porque no dejó de hacerlo por un largo rato.
– ¿Puedo tocarte también? – Le pregunté con miedo.
– Esperaba que lo hicieras desde hace rato.
Fui levantando una de mis manos lentamente hacia una de sus tetas, estaba disfrutando tanto de esa situación que me olvidé de que sus padres podían volver en cualquier momento. Cuando por fin la toqué ella se volvió hacia mí y me sonrió y luego empezó a gemir despacio, ella se estaba excitando más.
Estuvimos así por unos minutos hasta que ella acercó su rostro para besarme, yo le devolví el beso y ambos empezamos a meter nuestras lenguas en la boca del otro. Se sentía tan rico, y más cuando ella metió su mano en mi pantalón y me empezó a masturbar, yo no dudé ni un segundo y dejé de apretar uno de sus senos para abrir su pantalón, meter mi mano y empezar a tocar su vagina, tenía poco pelo pero se notaba que nunca se había rasurado. Empecé a meter mis dedos, ella ya estaba muy mojada, la parte delantera de su calzón estaba empapada. Nos seguimos besando y masturbando mutuamente hasta que ella se levantó y se sentó encima de mí de forma que yo podía tocar su culo enorme y gordo. Ella empezó a besarme otra vez, me encantaba sentir su lengua dentro de mi boca y meter mi lengua dentro de la suya. Dejé de tocar su culo para volver a sus tetas y a ella le encantaba, no dejaba de gemir dentro de su boca sin dejar de besarnos, cada vez que nos separábamos un delgado hilo de saliva unía nuestras bocas, y ella siempre volvía por más. Hasta ese momento no había penetración, pero yo ya deseaba meter mi pene en su vagina, luego en su culo y cogérmela hasta que se desmaye de placer. Después de un rato en esa posición ella paró un momento.
– Vamos a mi cuarto. – Dijo Maricruz con una voz baja en la que se notaba la excitación. Yo solo asentí con la cabeza.
Ella intentó pararse pero la agarré con fuerza y la cargué para no dejarnos de besar en ningún momento, ella soltó una pequeña risa y siguió con el trabajo, fue difícil de realizar pero al final llegamos a su cuarto, la tiré a la cama y volvió a gemir. Cerré la puerta con llave y me acerqué a ella.
– Quítame la ropa tú. – Me dijo ella. – Y déjame que yo te la quite a ti.
– Está bien, también te iba a pedir eso.
Ella me quitó la ropa primero y al quitarme el pantalón vio que mi pene estaba muy duro y parado, ella se volvió a reír, ella siempre es así de risueña y eso me excita. Ya estando desnudo empecé por levantarle el polo, ya no aguantaba un segundo más sin poder ver el brasier que traía, era de un color negro y estaba bastante apretado.
– Espera. – Me dijo Maricruz. – Quiero que me veas solo en ropa interior primero.
Yo no me opuse y empecé a desabrochar su pantalón dándole un beso y una lamida a su pequeña vagina, ella se mordió el labio.
Ya estando ella en ropa interior puso sus tetas a la altura del pene y empezó a masturbarme con ellas, era muy sucia y se notaba que había visto tanto porno como yo.
Sentía que no podía más, ya me iba a venir, pero quería esperar para poder por fin metérsela. Entonces le dije que parara para poder seguir desnudándola. Ella aceptó y empecé por quitarle el calzón, su vagina estaba ya para ese entonces mojadísima, la lamí unos segundos y luego le hice una petición.
– Voltéate por favor.
– Claro lo que quieras. – Dijo ella muy excitada.
Comencé a lamerle el culo. Volvió a reírse y eso me excito aún más.
– Ah, eres sucio. Ay, que rico. – Decía ella gimiendo.
Estuve así un rato y luego continué con las tetas, siempre se deja lo mejor para el final. Después de quitarle el brasier por fin pude ver sus tetas, eran muy grandes y redondas, con un pezón pequeño y del mismo color de sus labios. Se las comencé a lamer y a chupar como si me estuviera dando leche.
– Hay que continuar, mis padres podrían volver en cualquier momento.
– Sí, entiendo, sigamos.
Los dos nos acomodamos, ella me la chupó para que mi pene entre bien en su vagina y yo aproveché para volver a tocarle las tetas. Ella era más buena en esto de lo que creí, era una perra completamente.
Nos pusimos en la posición del misionero, ella al borde de su cama y yo parado. Nos miramos un rato.
– Métemela por favor.
Esas palabras me llamaron aún más a cogérmela de una vez.
– ¿Esta es tu primera vez? – Me preguntó ella.
– No realmente ¿tú ya has tenido sexo?
– Yo no.
– Descuida seré cuidadoso.
Mi pene no es tan grande, para ese entonces era de 11 centímetros más o menos. Lo coloqué encima de su vagina y fui haciendo movimientos de arriba hacia abajo pasando lentamente la punta de mi pene por su mojada vagina, ella no dejaba de gemir, ambos estábamos muy excitados. Luego de eso se la metí y ella dio un pequeño grito.
– ¿Te duele? – Le pregunté temeroso de su respuesta, pues quería continuar.
– Un poco, pero me encanta.
Saqué la punta de mi pene de su vagina y empecé a meterle los dedos mientras la besaba. Quería que se abriera más para poder hacerlo sin problemas. Ella no paraba de gemir, y yo solo quería darle más y más placer.
Luego de un rato me levanté muy decidido a por fin meter mi pene en su exquisita vagina pequeña. Ella abrió las piernas, yo volví a pegar mi pene a su vagina y vi que estaba más abierta que antes. Casi de golpe se la metí entera y ella me rodeó con sus piernas. Fui metiéndosela y sacándosela en la postura del misionero durante unos minutos.
– Siento que me voy a venir. – Me dijo ella.
– Yo igual, hay que hacerlo juntos.
Ambos nos vinimos a la vez y ella quiso sacarme el pene de su vagina llena de fluidos pero yo me negué y no lo saqué, la llené de unos buenos chorros de semen. Luego se levantó y empezó a meterse los dedos, sacándolos bien mojados de sus propios fluidos y de mi semen, llevándoselos a la boca. Yo me acerqué y la comencé a besar, le metí la lengua lo más profundo que pude y ella igual a mí, como yo aún la tenía un tanto dura se la metí y la dejé ahí sin moverme mientras nos besábamos en la cama.
– Me alegro de que mi primera vez haya sido contigo. – Me dijo ella sonriendo y dándome un beso.
– Me alegro de que te haya gustado, porque a mí me encantó hacerlo contigo. Le dije y luego la besé de nuevo.
Para ese entonces ya era tarde, habían pasado 2 horas desde que sus padres habían dejado la casa, así que decidimos llamarlos. Al contestar el teléfono nos dijeron que se quedarían en un hotel cercano a donde estaban porque el tráfico estaba muy pesado y como su casa estaba muy alejada se iban a demorar mucho y al parecer lo mejor era quedarse por allí. Seguramente ellos también querían tener sexo pues con su hija en casa puede ser muy difícil hacerlo de forma placentera sin hacer ruido, a menos que quieran hacer un trío con ella, al que si fuera invitado no me negaría. Pensé por un momento en lo bien que se sentiría coger con la mamá de Maricruz, tener sexo con una madura, con una señora, con la mamá de mi mejor amiga. Supongo que dejé de pensarlo cuando se me ocurrió una idea. Aún estábamos desnudos y en la cama cuando le propuse lo siguiente.
– ¿Qué tal si me quedo a dormir aquí?
¿Quieres quedarte toda la noche conmigo? – Me preguntó con un rostro de sorpresa.
– Me encantaría, podemos ya sabes, aprovechar el tiempo.
Ella me miró con una sonrisa sucia, sabía perfectamente a lo que me refería, nos tocaríamos toda la noche, nos besaríamos por horas, tendríamos sexo hasta quedarnos sin energía, lo haríamos de mil formas posibles. Yo llamé a mi casa para pedir permiso para quedarme y aceptaron, así que éramos libres hasta la mañana siguiente. Ya iban a ser las 7 p.m., la noche recién empezaba.
– Hay que prender la tv de mi cuarto y buscar porno para hacer lo mismo de los videos.
Fue una idea excelente, le iba a decir lo mismo de hecho. Nos recostamos en su cama y ella se echó encima de mi pecho, eso me excitó y se me empezó a parar el pene al mismo tiempo en que empecé a tocar su gran culo. Ella notó que estaba excitado y empezó a jugar con mi pene.
Después de todo el porno que había visto y de las veces que había cogido con mi prima yo pensaba que no necesitaba ver los videos mientras me la cogía, pero verlos con ella me excitaba mucho más, era hacer algo que nunca pensarías que pasara de esa forma.
Estuvimos viendo videos un buen rato pero luego y muy repentinamente decidí moverme y ponerme encima de ella, la pegué contra la pared, le abrí las piernas, se la metí toda de golpe y empecé a embestirla como loco, me había excitado mucho viendo los videos, pensando en su mamá y con Maricruz masturbándome.
– AH AH AH, QUE RICO, AHH, AHHH. – Me gritaba ella mientras gemía.
Yo me acomodé y en la misma posición le agarré las tetas con ambas manos y empecé a darle más duro. Ella puso sus manos sobre mis hombros y no dejaba de mirarme a los ojos.
– AHHHH.
Ella se corrió y de su pequeña vagina empezaron a salir sus sabrosos fluidos, al sentirlos en mi pene no aguanté más y también me vine nuevamente dentro de ella, le metí unos buenos chorros de semen que disfrutó totalmente, todo pasó muy rápido pues ambos ya estábamos bastante excitados. Se la saqué y ella no perdió un solo segundo para ponérsela en la boca y limpiarme el pene de todos los fluidos.
– Hay que comer algo. – Me dijo ella.
Me levanté y la ayudé a levantarse, le metí la lengua en la boca, le di un golpe en el culo y luego se lo empecé a mover con la mano. Llegamos a la cocina y nos servimos algo ligero. Yo terminé antes, ella aún no terminaba de comer así que tuve una idea, me levanté de la mesa y fui junto a ella, estaba sentada sin ropa al igual que yo, me agaché y me metí entre sus piernas, ella mi miró y se rio. Empecé a lamer su vagina con un gran deseo ella gemía mientras comía y yo la tenía parada una vez más, su vagina ya estaba mojada antes de que empezara a lamerla. Sus piernas se empezaron a estremecer y no paraba de gemir, estuvimos así por un rato hasta que ella terminó de comer.
Me levanté y empezamos a besarnos, ella tenía comida en la boca y nos la empezamos a pasar entre ambas bocas, nunca pensé que algo como eso podría excitarme pero lo hizo y bastante de hecho. Como aún teníamos mucho tiempo le quise proponer algo.
– Vístete con la ropa de la escuela.
– Hmm, esa idea me encanta. – Dijo ella gimiendo después de que le metiera los dedos de nuevo.
Nos fuimos a su cuarto y empezamos a buscar la ropa de colegio, cuando la encontramos me pidió que yo la vistiera. Esa idea me parecía divertida y bastante excitante así que acepté. Pusimos la blusa, la falda y las medias altas en la cama y luego empecé a buscar entre los cajones la ropa interior.
– Mira esto. – Le dije mientras me masturbaba con uno de sus pequeños calzones.
Ella lo vio y se mordió el labio, se rio y se acercó a mí.
– Deja eso, deja eso. – Decía mientras intentaba quitarme su prenda de mi pene con sus pequeñas manos.
Cuando por fin dejé que me toque ella me miró y empezó a masturbarme por unos segundos antes de quitarme de golpe su ropa interior. Ambos nos reímos. Luego comencé a sacar sus brasieres todos eran grandes por sus enormes tetas, pero había uno en especial que era el que más recordaba, uno de color verde agua que llevaba regularmente a la escuela. Ya habiendo decidido la ropa que le pondría se sentó y empecé a ponerle el calzón con el que me había estado masturbando, ella me miraba, sonreía y se mordía el labio. Luego le puse las medias altas que llegaban casi hasta las rodillas. Luego empecé con mi parte favorita, tomé el brasier verde agua y se lo puse, aproveché para agarrarle las tetas una vez más.
– Me encanta cuando llevas este. – Le dije.
– ¿Crees que no te visto mirándome? – Me dijo ella riéndose.
Le puse la blusa blanca que dejaba ver su brasier y parte de su cuerpo luego ella se fue a peinar por unos minutos. Yo la esperé en su cama mientras me tocaba y ponía algo en la tele para ahogar sus gemidos y nuestros ruidos mientras lo hacíamos.
– Ya estoy lista. – Me dijo mientras salía del baño.
Para ese entonces estaba un poco cansado, pero no podía perder esta oportunidad de cogerme a la que era mi mejor amiga toda la noche sin que sus padres supieran nada.
Ella empezó a subir por la cama y yo me fui acercando un poco a ella. Primero solo nos besamos y tocamos nuestros cuerpos, fui metiendo la mano debajo de su falda. Ella gemía y eso me encantaba. Levanté mis manos y las dirigí a sus tetas que estaban con el brasier que me encantaba ver, solo viéndolo me podría venir, pero quería disfrutar esto lo más posible. Empecé a masajear sus tetas mientras mi pene estaba entre sus piernas, debajo de su falda y muy cerca de su culo y de su vagina. Sin previo aviso tomé su blusa con ambas manos y la rompí, por un momento pensé que se enojaría conmigo pero pasó exactamente lo contrario a eso, ella gimió muy fuertemente y se rio, los botones se desprendieron y yo continué con la parte que faltaba por quitar de la blusa. Sus tetas saltaron hacia mí y no pude contenerme, me tire directo hacia ellas a lamerlas y besarlas por encima del brasier. Ella me tomó de la cabeza y me metió la lengua, esa fue una de las veces que ella tomó la iniciativa en vez de solo dejar que yo le haga lo que quiera. Me besó con tanta pasión, solo con ese beso pude haber expulsado unos buenos chorros de semen bajo su falda pero intentaba contenerme. Cuando nos separamos un hilo de saliva volvió a nuestras bocas, me levanté y la empujé para que se quede echada en la cama mirando hacia arriba, levanté sus piernas y las abrí, me coloqué de forma en que mi pene tocara su pequeña vagina y empecé a hacer como que se lo metía, mientras ella gemía le quité el apretado calzón que le había puesto minutos atrás y le metí mi pene una vez más. Ella soltó un gemido y se mordió el labio mientras me miraba, empecé a darle despacio, yo quería que esta vez el sexo durase más que las otras veces en las que ambos nos vinimos rápido. Sus tetas se iban moviendo de arriba abajo lentamente y después de unos minutos dándole despacio posé mis manos en sus grandes tetas, ella se rio y yo fui desabrochando su brasier, aunque me encantaba quería volver a ver esos pequeños pezones oscuros. Ella tomó el brasier y lo tiró al suelo, yo no dudé un segundo y volví a poner mis manos sobre sus grandes tetas mientras empezaba a darle más y más duro.
– AY, SE SIENTE MUY RICO, AY, ASÍ, ¡DAME MÁS DURO! – Gritaba ella.
Yo escuchando sus palabras me motivé y empecé a darle más duro, el sonido de nuestro cuerpo chocando era placentero. Se la saqué, me senté en la cama y ella se sentó encima de mí, ni bien ella se posó sobre mis piernas mi pene encajó en su vagina, la tomé de las piernas y ella se colgó de mi cuello. Ambos nos acercamos para besarnos y ella fue la primera en meter su lengua en mi boca y empezar a jugar, realmente era una sucia, le encantaba jugar con su lengua. Me levanté para empezar a hacerlo de pie mientras la levantaba, esta posición era de mis favoritas cuando veía porno y tenía muchas ganas de hacerlo con ella como lo hice con mi prima en su tiempo, el problema es que Maricruz era bastante más gordita aunque más pequeña. De forma casi perfecta me levanté sin dejar de besarnos y empecé a bajar mis manos un poco para sentir su culo, empecé a levantarla e hice que mi pene saliera de su vagina para luego bajarla y poder metérsela una vez más, ella se reía y gemía, como me encantaba que ella hiciera eso. Seguí jugando así por un rato, metiéndosela y sacándosela hasta que dejé de sacarla para solo mover mi pene dentro de su vagina y empezar a darle unas buenas embestidas, yo la iba levantando y dejaba que su culo caiga por su propio peso chocando con mi cuerpo. Yo sabía que en esta posición no iba a durar mucho sin venirme porque me encantaba, así que pasé mis manos directamente a su culo, ella gimió y se pegó a mi cuerpo, juntando sus tetas con mi pecho.
– AY, ME VENGO, YA ME VOY A VENIR… ¡AHHHHH!
Maricruz gimió con una voz muy aguda, cerró los ojos y pegó su cuerpo a mí, tuvo un orgasmo, todo el líquido que expulso su vagina caía por mis piernas y las suyas que aún estaban un poco cubiertas por la falda que quedó también muy mojada. Yo me vine al sentir que el líquido caía por mis piernas, dándole unos buenos chorros de semen, esta vez fue la que más expulse porque estaba realmente excitado por su ropa. Dejé mi pene aún duro dentro de su vagina y me senté en la cama para luego recostarme con ella encima de mí.
– Ha sido realmente increíble. – Me dijo.
– Eres muy buena para ser tu primera vez.
Ella se rio y luego me dijo:
– Me gustas mucho.
– A mí igual me gustas. – Le dije, en parte era una mentira porque yo la veía como una amiga que estaba muy buena, pero supongo que estaba bien ser algo más que amigos en secreto.
Así como estábamos nos metimos a la cama, pusimos una película y nos empezamos a besar y a tocar otra vez hasta quedarnos dormidos, ambos estábamos cansadísimos después de lo que hicimos toda la noche.
A la mañana siguiente me desperté y ella no estaba en la cama. Se podía escuchar como el agua de la ducha caía así que me acerqué al baño, solo para encontrarla ahí.
– Pensé que te gustaría algo antes de que te vayas. – Me dijo como bromeando.
Después de todo lo que habíamos hecho la noche anterior ella aún quería sexo, quería que la penetren. Sin dudarlo abrí la puerta de la ducha y me metí, una vez dentro le metí la lengua en la boca y puse mis manos rodeando su cuerpo, ella puso las suyas entre mi nuca y mi cabello.
– Date la vuelta. – Le dije.
Ella hizo exactamente lo que le dije y pegó su culo a mis piernas, la ducha no era muy grande y eso hacía que ambos tuviésemos que estar muy pegados.
– Quiero intentar hacértelo por el culo ¿Te parece b…?
– Sí, haz lo que quieras. – Me dijo sin dejarme terminar de hablar.
Empecé por meter un dedo en su ano y ella gimió de dolor un poco, después de hacer que su ano se haya abierto un poco más puse mi pene encima de su culo y lo empecé a mover de arriba abajo. Acto seguido puse la punta de mi pene ya muy duro por la erección de las mañanas en su ano y ella gimió. Se lo fui metiendo poco a poco hasta la mitad y luego sin preguntar nada le metí la otra mitad de golpe, ella gimió de dolor una vez más pero luego se calmó pues su ano se abría más y más. Empecé a moverme de adelante hacia atrás y la empujé hacia la pared mojada, casi pegando por completo nuestros cuerpos, la tomé del cuello y giré un poco su cabeza para besarla. Era tan buena moviéndose que me vine dentro de su culo en unos minutos. Luego nos besamos un rato y la ayudé a terminar de bañarse. Luego ambos fuimos desnudos y tomamos unas toallas para secarnos el uno al otro. Yo la volví a vestir pero ella me pidió ponerle la misma ropa interior con la que tuvimos sexo la noche anterior. Ocultamos la blusa rota, ordenamos la cocina e hicimos la cama. Tan solo unos minutos más tarde sus padres regresaron.
– Hola chicos ¿La pasaron bien? – Nos preguntó su mamá.
Nos miramos y dijimos al unísono:
– Bien. – Simplemente dijimos eso sin comentar más.
– Puedo notar que se bañaron. – Dijo su madre mientras se reía.
Yo estaba a punto de irme, me despedí de los padres de Maricruz, su padre me dio la mano y su madre volvió a abrazarme y volví a sentir sus tetas, parecía que me acercaba a ellas a propósito. Como estaban sus padres me despedí de Maricruz de lejos, pero luego sus padres nos dijeron que nos diéramos un abrazo de amigos, ambos nos miramos y ella se acercó para abrazarme, como mi espalda estaba hacia el lado de sus padres aproveché para tocarle el culo una vez más, ella se rio pero sus padres no preguntaron el porqué.
Al día siguiente nos encontramos en el instituto y nos saludamos como otro día normal, pero cuando estuvimos solos ella me dijo que quería seguir haciendo lo de la noche pasada. Le dije que yo también quería lo mismo y ella sonrió. Nunca le dijimos a nadie de lo que hicimos y estábamos haciendo, para todos los demás seguíamos siendo amigos, pero cuando estábamos solos teníamos sexo hasta más no poder.
Wow w disfrute más rici
Delicioso relato! yo igual he fantaseado con mi mejor amiga.