Llegando Parte 1
Tu llegada a casa siempre motiva el encuentro y la pasión.
Llegaste a nuestra casa de hacer unas compras o algo así, porque traías unas bolsas contigo. Era media tarde y nos abrazamos saludándonos con unos besos ricos que pasaron rápidamente a caricias en nuestros cuerpos con las manos. Entonces tomaste mi mano, llevándome al sillón de la sala, donde nos recostamos y nos besamos mucho, acariciándonos muy rico.
Abrazados como estábamos, nos quedamos juntos, tocando nuestros cuerpos. Te incorporaste, quedando sentada frente a mi, con tus ricos senos erguidos, presumiéndolos, abriendo lentamente los botones de tu blusa sin quitar tu mirada de mis ojos. Ágilmente te quitaste el brasier y yo me retiré apuradamente la camisa. Ya con tus senos desnudos, los acercaste a mi provocativamente -sabes que me encantan-, para restregarlos riquísimo contra mi cuerpo, abrazándonos de nueva cuenta y empezando otra vez los besos intensos con mucha pasión. Era muy rico, muy exitante, grato y agradable. Rápidamente yo retiré el resto de tu ropa y así acostada boca arriba, empecé a comer tu vagina y lamer tu clítoris, lo que me encanta hacer. El sabor era muy especial, estaba mojadita, rica.
Me decías que te exitaba que lo hiciera, que te lo comiera y metiera mi lengua en tí, mientras apretaste un poco mi cabeza contra tu vagina y abriste más tus piernas para darme mayor acceso a tí. Eventualmente yo te dí a probar de tus jugos, ya fuera con mi boca al besarte o mis dedos, que salían llenos de tu vagina, lo que era muy exitante.
Pude sentir que te ibas exitando más. Me incorporé para ponerme a tu lado, sin dejar de tocar tu vagina, y te empecé a coger con dos de mis dedos que entraban fácilmente por lo lubricada que ya estabas. Por la forma que te toqué, en cada movimiento de mi mano, froté con la palma tu clítoris y eso hizo que tus flujos empezaban a salir más seguido. Mientras, tu extendiste tu brazo hasta alcanzar mi pantalón, desabrochándolo para sacar mi pene. Lo tomaste con tu mano, recorriéndolo, sintiendo lo exitado que ya estaba, me jalaste hacia a ti, para llevarlo a tu boca y empezar a chuparlo, rodeando la punta con tus labios y tocándolo con tu lengua en su longitud, hasta llegar a mis testículos, haciendo que se pusiera más largo, duro y saboreando las primeras gotas que asomaron en la punta.
Hincado al lado del sillón, veía cómo lo metías en tu boca y recorrías con tu lengua, seguía tocándote y saboreando con mis dedos todo lo que salía de tu vagina, cogiendote cada vez con mayor intensidad, a lo que tu cuerpo respondió estremeciendose deliciosamente, con unas primeras corridas de tu parte.
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