Lo conocí en el súper
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Yolanda, pero me dicen Yoli.
Soy viuda hace varios años.
Cuando falleció mi marido caí en un estado de depresión tremendo.
Tengo 65 años, vivo sola ya que mis hijos viven en Buenos Aires capital.
Desde que mi marido falleció, estuve muchos días sin salir de casa, me sentía sola, mis hijos me quisieron llevar con ellos, pero no quise dejar mi casa.
Apenas iba al súper a comprar alguna que otra cosa que me hiciera falta en casa.
Apenas hablaba con nadie.
Las veces que iba al súper siempre había un empleado que me saludaba, hablaba unas palabras con él y seguía en lo mío.
Una vez había comprado mas de la cuenta y le pedí a la cajera si alguien me podía ayudar a llevar la compra.
La cajera llamó a este chico y le dijo que me lleve la compra.
Del súper a mi casa ay un par de cuadras.
En el camino él iba hablando de todo y yo apenas le respondía.
Desde ahí cada ves que iba nos saludabamos y ya hablabamos un poco más.
Rogelio, que así se llama el chico, poco a poco se fue ganando mi confianza, es un chico muy respetuoso, siempre que hago la compra le pido que me la lleve a casa, y como Rogelio sabe donde vivo, ya la llevaba él sólo.
Muchas veces le quise dar propina pero siempre se negó.
Con el paso del tiempo le tenía mucha confianza, un sábado hice la compra y como siempre Rogelio me la llevó, «quieres una cerveza?», le dije, «bueno, total hasta las cinco de la tarde no vuelvo a entrar en el súper», me dijo y tomamos algunas cervezas hablando de de todo un poco.
Me dijo que tenía 25 años, que vivía con sus padres, yo le dije que era viuda, y así se nos pasó la tarde hablando.
Lo invité a cenar cuendo salga de su trabajo ya que es un chico tan respetuoso, que cada vez se ganaba más mi confianza.
Como a las nueve y cuarto más o menos llega a casa, lo hice pasar y mientras seterminaba de hacer el asado al horno que estaba haciendo, empezamos a tomar una cervezas, hacía bastante calor y esas cervecitas nos venían muy bien.
Hablando me contó que no tenía novia, que su última novia le había metido los cuernos, por eso habían terminado.
Yo le conté que desde que había quedado viuda, nunca más quise rehacer mi vida ni había salido con ningún otro hombre.
Las cervecitas corrían y yo no estoy acostumbrada a tomar tanto y me empecé a sentir mareada.
«Como un chico tan atractivo como vos no tenés novia?», le dije basada en la confianza que tenemos.
Rogelio también me dijo que yo era una mujer muy interesante, que cualquier hombre estaría muy a gusto a mi lado, cosa que me hizo reir.
«Y para que quiero un viejo a mi lado, y uno jóven no se va a fijar en una vieja como yo», le dije riendo.
«Pero Yoli, usted no es vieja, digamos que es madura», me dijo dándome otra cerveza.
«Rogelio, cuando estemos en intimidad podes tutearme», le dije, «en intimidad?, para mí estar en intimidad es estar en la cama», me dijo.
«Y un pibe.
como vos te irias a la cama con una vieja como yo, me romperías las telas de araña?», le dije riendo a carcajadas.
«Me encantaria que nos fueramos a la cama juntos», me dijo dejándome sorprendida con lo que me dijo.
Yo lo quedé mirando sin decir nada, nunca pensé que Rogelio me diga eso pero tampoco me disgustó.
«Bueno cambiemos de tema que esto se está calentando mucho», le dije, pero Rogelio se acercó a mi lado y me besó en los labios.
«Pero Rodri, que haces?», dije, pero volvió a besarme, un poco más fuerte, y yo le respondí el beso.
Rodrigo me agarró una de mis tetas, yo no dije nada y nos volvimos a besar.
Me levanté de donde estaba sentada, me sentía mareada, fui a la cocina, apagué el horno y nos fuimos a mi dormitorio.
En el borde de la cama nos volvimos a besar, sentía como me subía la pollera, acariciando mi cola.
«Te gusta mi cola?», le dije notando como quería meter su mano dentro de mi bombacha.
Entre besos y mucha torpeza nos fuimos desnudando.
Nos tiramos en la cama, yo sentía la pija dura de Regelio pasar por mis piernas.
Yo suspiraba dejando que Rogelio me chupe las tetas, que pase su mano por mi concha.
Yo le acariciaba la pija.
Me fui acomodando boca arriba, haciendo que Rogelio este sobre mí, yo estaba con mis piernas abiertas, con mi mano acomode su pija contra mi concha, dando fuertes gemidos de placer a medida que Rogelio me la iba metiendo, sentía como me empezaba a coger.
Hacía años que no tenía una pija dentro mío.
Mientras Rogelio metía y sacaba su pija de mi concha, nos besabamos como locos, él me chupaba las tetas y me cogía con mucha suavidad.
«Quien iba a pensar que me ibas a coger», le dije gimiendo de placer, con mis piernas totalmente abiertas.
«La cola Yoli, te quiero hacer la cola», me dijo metiendo su pija lo más adentro de mi concha que pudo.
«Pero despacio, hace muchos años que no me hacen la cola», le dije sintiendo como Rogelio sacaba su pija de mi concha.
Puse una almohada y me acosté boca abajo, levantando bien mi cola, «despacito, metela lo más despacio que puedas», le dije abriendo mis nalgas.
Rodrigo empezó a pasar saliva y a masajear mi ojete, estaba haciendo que lo relaje, yo seguía abriendo mis nalgas, siento como pasa su pija para arriba y para abajo por mi ano, la apoya y doy un.
fuerte gemido cuando siento como me la empieza a meter.
Se quedó quieto, dejó caer saliva de nuevo y vuelvo a gemir cuando me la siguió metiendo.
Lo hacía con mucho cuidado, pero haciendo tanto tiempo que nadie me la había metido por atrás, me dolía el ano.
Sentía como Rogelio me iba abriendo el orto, como mi ojete se abría a medida que la pija de Rogelio me entraba en la cola, hasta que quedó pegado sobre mí, me había metido toda la pija y ahora me cogía la cola.
«Estas bien Yoli?», me dijo moviendo su pija para los costados.
«Sí, me duele pero la aguanto bien», le dije levantando un poco más mi cola.
«No la saques y ayudame a ponerme en cuatro patas», le dije apoyando mis manos sobre la cama y Rogelio me levantaba por las caderas.
Cuando quedé en cuatro patas, Rogelio me tenía agarrada de las caderas y siento como saca y mete su pija de mi ojete.
«Seguí así, haceme bien la cola y llenamela de leche», le dije volviendo a abrir mis nalgas, «y vos no vas a acabarte?», me dijo sin dejar de mover su pija en mi cola.
«No te preocupes por mí, estoy disfrutando mucho, y no importa si no llego, seguí, seguí haciendome la cola, no pares», le gritaba a Rogelio disfrutando de verdad como me hacía el orto.
Rogelio me empezó a coger mas fuerte, como disfrutaba con su pija entrando y saliendo de mi cola.
Dábamos unos gemidos tremendo, yo me abría las nalgas lo más que podía, yo mordia las sábanas para no gritar y sentía con que fuerza me agarraba Rogelio de las caderas, hasta que me la clava bien adentro y los gemidos que empezó a dar y como palpitaba su pija dentro de mi cola, hicieron que se me escapen unas gotas de pis.
«Espero que no sea la única vez que vienes a cogerme», le dije todavía con su pija dentro y movía mi cola en círculos.
«Querés que me quede a dormir con vos Yoli?», me dijo Rogelio, sacando su pija de mi cola, yo seguí abriendo mis nalgas, dejando que me vea el ojete cómo me lo había dejado de abierto.
«Comome hiciste disfrutar», le dije besando sus labios, sintiendo como me pujaba el ojete.
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