Lo mejor de la vida… si es gratis
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por astaroth.
Todo comenzó hace cuestión de un par de semanas, con una historia ya un poco familiar, yo y un par de colegas habíamos quedado con unas chicas, y como ya estábamos acostumbrados, nos dejaron plantados, esta vez con la excusa de que no las habían dejado salir, como ya nos conocemos todas las excusas habidas y por haber decidimos no hacer mala sangre y compramos algunas cervezas, después de deliberar largo rato y cuando ya no teníamos mas pisto, optamos por largarnos a uno de esos lugares donde las señoritas bailan y sin querer se les cae la ropa
A medio camino y por fortuna en un alto comenzó a sonar mi celular, era una de ellas diciendo que siempre si, nos miramos durante un segundo y gritamos al unísono “a la verga!!!” y colgué el celular mientras nos cagábamos de la risa, de todos modos teníamos planeado mandarlas ahí, solo que de un modo un poco más literal, sobra decir que las descartamos definitivamente de la agenda para futuras citas, y estoy bastante seguro de que ellas también nos descartaron a nosotros
Llegamos y lo de costumbre, no introduzcan armas ni cámaras, consumo mínimo, cuantos son, y nos asignaron mesa, ya era algo tarde y no alcanzamos un lugar tan privilegiado, pero al poco tiempo un grupo salió y pudimos acomodarnos para ver mejor, la parte buena de que llegamos algo tarde es que el espectáculo ya había iniciado como se debe y estaban bailando las que si valían la pena, ya que por lo general las que abren pista van desde el 7 o 7 y medio hasta el reverendo 5 de reprobadas, llámale celulitis, panza o lo que sea, si te dedicas a eso necesitas cuidarte, pero ese no es el punto así que cortaré aquí
El espectáculo realmente estaba valiendo la pena, es una lastima que no dejen introducir cámaras, aunque también es comprensible, algunas simplemente se encueraban por hacerlo y ya, pero hubo un par que realmente hicieron lo que debían, el seductor movimiento de sus caderas aunado a la adecuada iluminación que las cubría y las acrobacias que realizaban abrazadas a ese tubo de acero le devolvían a uno la fe en la humanidad, todavía hay belleza en el mundo, hubo una en particular, que se distinguió por su habilidad en el baile y equilibrio, y que de inmediato llamó mi atención
Subió a la pista vistiendo un bikini entre azul y verde, cubierta por un pareo con el mismo diseño, de inmediato comenzó a dar lentas y seductoras vueltas alrededor del cilindro de metal, sus movimientos denotaban seguridad, sensualidad, sabía lo que estaba haciendo, una de sus manos soltó el nudo que sujetaba el pareo a su cintura, haciéndolo caer al piso y permitiendo al publico apreciar sus bien torneadas piernas en su totalidad, una de ellas se abrazó por completo al tubo, seguida por la otra, con un ligero empujón se impulsó hacia arriba, quedando suspendida poco mas de un metro sobre el piso, de cabeza como estaba soltó el nudo de la parte superior de su bikini, dejándolo caer lenta y pausadamente por efecto de la gravedad, dejando sus voluptuosos pechos al descubierto
Lentamente, comenzó a deslizarse hacia abajo, dejando caer poco a poco su cuerpo, como un gato al acecho, hasta estirar hacia delante sus pechos, brindándonos un espectáculo de sensualidad bastante agradable, suavemente comenzó a levantarse, rodeando como una serpiente hasta que se abrazó nuevamente al tubo para comenzar a escalarlo con agilidad, para sorpresa de todos alcanzó el techo con una facilidad increíble, sosteniéndose únicamente con sus piernas, y aflojando la ultima prenda que la cubría, dejando la parte inferior de su bikini atrapada entre sus piernas
Lentamente se dejó caer hacia el piso, mientras su diminuta tanga se iba separando de su entrepierna, hasta que regresó al piso y nos obsequió un delicioso vistazo de sus voluptuosas nalgas, dejándonos entrever su intimidad al desnudo, por desgracia su turno terminó junto con la canción, y se retiró sensualmente a cambiarse mientras la concurrencia estallaba en aplausos y chiflidos, había disfrutado bastante de su actuación y tenia antojo de algo más
Tan pronto la divisé nuevamente la invité a mi mesa, traía el mismo sensual y seductor bikini con el que había bailado hacía unos minutos, tan solo se lo había vuelto a acomodar en su sitio, una vez en la mesa la invité a tomar asiento en mis piernas a lo cual accedió gustosa, la ofrecí una de las cervezas que estaba tomando, la cual rechazó al principio, pero al preguntarle si estaba segura decidió aceptar mi ofrecimiento
Comenzamos a platicar y dijo llamarse rubí, sobra decir que no me lo creí ni por un segundo, pero como el uso de “nombres artísticos” es común en ese tipo de lugares decidí no indagar en el tema, y preferí darme gusto acariciando sus suaves nalgas y arañando la parte interior de sus muslos, ella por su parte ya se había acomodado y sus pechos habían quedado casi en mi cara – cuanto te costaron? – le pregunté en broma refiriéndome a ellos – son naturalitas aunque no me creas – me respondió también en tono juguetón – así dicen todas – le respondí siguiendo el juego – pues ahorita sales de dudas – respondió decidida mientras comenzaba una nueva canción
Se levantó lenta y seductoramente mientras se aflojaba el sujetador, que dejó colgando de mi nuca mientras colocaba sus voluptuosos pechos en mi cara para después comenzar a moverlos de un lado a otro, mis manos la sujetaron de la cintura para acariciar a gusto sus firmes y redondas nalgas, después de unos gloriosos instantes se dio la media vuelta y se sentó directamente sobre mi miembro, que para esas alturas ya tenía una erección en todo su esplendor, comenzó a moverse sobre él lenta y deliciosamente mientras guiaba mis manos a sus suaves pechos
Ciertamente no eran implantes, aquel terso y seductor par de senos se sentía suave y delicioso al contacto, se movían y colgaban como debía ser, en efecto no mentía cuando dijo que eran naturales, de manera que me decidí a disfrutar la naturaleza mientras pasaba sus erectos pezones por entre mis dedos, nuevamente ella se levantó y volvió a colocarse de frente a mi, regresando mi cara a sus pechos, lo cual no me desagradó en lo absoluto, mis manos nuevamente se sujetaron de su trasero y comencé a darle pequeñas mordidas a sus pechos, que parecía disfrutar, lo cual confirmé cuando colocó sus pezones al alcance de mi boca y leves gemidos salían de la suya mientras los saboreaba y mordisqueaba, después comenzó a levantarse haciendo que mi lengua se pasara por su abdomen, hasta que mi cara terminó entre sus piernas, aspiré profundamente el delicioso aroma que provenía de su tibia entrepierna mientras daba ligeros mordisquitos por encima de su bikini, mi lengua alcanzó a colarse por un lado y alcancé a saborear la deliciosa piel de su entrepierna por un momento, pero para mi mala suerte la canción terminó y ella se levantó acomodándose el bikini, teóricamente se hubiera ido, pero regresó a sentarse en mis piernas
Ya viste como si son naturales? – me dijo triunfante mientras se acomodaba nuevamente – pues bueno, con esas pruebas si te creo – le respondí mientras frotaba mi miembro contra ella, que a esas alturas estaba duro como una roca, tomamos otra cerveza cada uno y continuamos conversando mientras yo continuaba frotando mi erección contra ella – ay niño, como que se te está antojando un privadito verdad? – me dijo mientras bajaba su mano hacia mi miembro y lo acariciaba suavemente por encima de mi pantalón – y va a valer la pena? – le pregunté mientras disfrutaba de sus caricias – pues tu dirás – respondió mientras tomaba una de mis manos y la colocaba justo encima de su entrepierna, estaba calientita y ligeramente húmeda, con eso tenía mas que suficiente para saber que si valdría la pena, así que me levanté después de ella y la dejé conducirme hasta los cuartos privados
Una vez dentro me sentó en un cómodo sillón mientras volvía a aflojarse el bikini, dejando sus pechos nuevamente al descubierto, volvió a sentarse encima de mi, moviendo sus caderas al ritmo de la música mientras yo me daba gusto con sus pechos, a cada minuto su respiración se agitaba mientras frotaba su entrepierna contra la mía, comenzó a bajarme lentamente hasta que mi cabeza volvió a quedar entre sus piernas, esta vez si que iba a disfrutar comiéndome ese coño completito
La sujeté con fuerza de las nalgas, como para no dejarla escapar mientras lamía y chupaba, aun por encima de su bikini, mis manos comenzaron a soltar los hilos que sostenían aquella prenda en su lugar hasta que de un mordisco se la arranqué de encima, estaba depiladita y su piel era suave y deliciosa en esa área, mi lengua se paseaba disfrutando cada centímetro, mientras sus movimientos guiaban mi boca hacia donde ella quería, no tardó en dejarla justo encima de su deliciosa y húmeda entrada, y yo tampoco tardé en explorar su interior con mi lengua
Lamí y chupé extasiado mientras leves gemidos de placer escapaban de su boca, mis manos apretaban con fuerza sus nalgas mientras empujaba su entrepierna contra mi boca, tratando de entrar más profundo en ella, pronto mi atención se dirigió hacia su enrojecido clítoris, el cual lamí lentamente con toda mi lengua, desde la base hasta que solo la punta quedó encima, comencé a moverla dando toquecitos encima de él, haciéndola mover sus caderas con más fuerza, hasta que comenzó a frotarse con fuerza contra mi, como pidiéndome que la hiciera terminar, no la hice esperar más y chupé suavemente su clítoris mientras mi lengua se paseaba encima de el, conforme su excitación iba en aumento mis movimientos se hacían más y más rápidos, hasta que terminó bañando mi cara en el delicioso fruto de su orgasmo mientras un grito de placer escapaba de su boca, lamí engolosinado hasta que la ultima gota terminó en mi boca, jadeante y satisfecha se sentó sobre mis piernas mientras me sujetaba de la cabeza – que rico estuvo papi, aquí está tu premio – susurró a mi oído para después besarme apasionada y deliciosamente, mi lengua de repente se volvió el juguete de la suya que inquieta recorría cada rincón de mi boca, causándome un delicioso cosquilleo, le propuse algo más, si saben a que me refiero, pero me replicó que a eso no se dedicaba, además de que iba contra las reglas del establecimiento
Finalmente el tiempo se acabó y tuve que regresar a mi mesa, mis colegas al verme me preguntaron que tanto estaba haciendo ahí y después de platicarles la historia y de hacer un par de bromas sin sentido al respecto continuamos disfrutando el espectáculo, algunas cervezas después decidimos retirarnos temprano (apenas eran las dos de la mañana) ya que ellos dos tenían trabajo al día siguiente, después de dejarlos en sus respectivas casas noté que había quedado con una calentura increíble y siendo sinceros algo molesta ya que no tenía con que, o mas bien con quién bajármela, además de eso ya llevaba una buena temporada de abstinencia forzada y como no tenía ganas de hacerlo yo tomé rumbo hacia la zona donde las damas de la noche ofrecían sus servicios, no buscaba demasiado, tan solo una mamada que me bajara la calentura y me dejara dormir tranquilo, aunque para mi mala (o buena) suerte a esa hora había poca variedad, debido a que la mayoría ya estaban “contratadas” fue entonces cuando la vi
Vestía un diminuto top color negro con una minifaldita de cuero del mismo color que llegaba apenas debajo de su entrepierna, un largo par de medias completaba el atuendo subiendo por sus largas y sensuales piernas, sus pechos ciertamente eran muy agradables a la vista, y el generoso escote de su vestimenta dejaba apreciar bastante, ciertamente era el vivo ejemplo de “el que no enseña no vende”, me detuve en un sitio cercano y bajé del auto para “negociar” con ella, después del tradicional y algo gastado “buenas noches mamacita” (estaba medio alcoholizado, que esperaban) y un no menos cliché “hola guapo” de su parte comenzó el típico preámbulo antes de fijar precio, que bien te cuidas, vienes por aquí seguido, hay descuento para estudiantes, típicas preguntas sin sentido para romper el hielo, cuando se separó de la pared en la que estaba recargada tropezó con una grieta en el piso y fue a parar encima mío, que gustoso la sostuve y “sin querer” la sujeté del trasero – ay perdón, creo que tomé de más – me dijo riéndose mientras su mano iba a parar sobre mi entrepierna, reavivando la erección que tenía
Dijo que acababa de llegar de una fiesta y que le invitaron algunos tragos, y era posible que se le hubiera pasado la mano, pero que igual me hacia lo que quisiera – y hasta regalo te doy si te portas bien – susurró seductora en mi oído antes de morderlo, en ese momento supe que aquello iba a acabar en mucho más que una simple mamada, ya ebria, con ganas y hasta prometiéndome regalo, cuando le pregunté por el precio me susurró una cantidad, pero añadió que si le gustaba iba a hacerme descuento, de inmediato la llevé hacia mi vehículo, con toda la intención de llevarla a una casa inhabitada que uso para esos fines, y que ya llevaba tiempo sin “ver acción” por así decirlo, si bien era la primera chica “contratada” que mas daba, acción era acción
Conduje tan rápido como me era posible aprovechando el nulo tráfico que encontraba mientras dialogaba con ella acerca de cosas un tanto mas “al tema”, la conversación desembocó en su posición favorita, y después de pensarlo un poco me dijo que le encantaba estar arriba, ya que según ella, era la mejor posición para hacer lo que mejor le salía y lo que más le gustaba a sus clientes, cuando le pregunté qué era respondió que tendría que averiguarlo yo mismo, en un largo tramo donde no tenía que cambiar velocidad comencé a acariciar sus largas piernas, hasta la parte interior de sus muslos, su mano tomó la mía y la paseó por todo su cuerpo, poniendo especial atención a sus voluptuosos pechos, antes de imaginarlo llegamos a nuestro destino y tuve que soltarla para abrir la reja y meter el auto, después de cerrar la reja abrí su puerta y la invité a salir – que caballeroso – me dijo mientras tomaba mi mano y cerraba la puerta del auto con un movimiento de sus redondas y deliciosas nalgas, que hasta ese momento aprecié con claridad, ciertamente iba a disfrutar apretando y acariciando ese trasero, abrí la casa dejándola entrar primero mientras ella agradecía la cortesía, cerré la puerta tras de mi y coloqué las llaves en un llavero en la pared…
Tan pronto terminé de cerrar la puerta ella se abalanzó sobre mi devorándome con la lengua como si llevara una vida esperando tener un hombre para saciar su apetito, mis manos rápidamente se deslizaron bajo la escasa ropa que la cubría, disfrutando de su suave piel y de la seductora fragancia que emanaba de ella, pronto su falda se encontraba en el piso dejando al descubierto una diminuta tanga de encaje negro transparente que me excitaba aun más, una de sus piernas rodeó mi cintura mientras mis manos subían por su abdomen para quitar el top que ocultaba un bra del mismo material que su sensual tanga e igualmente seductor, mis labios comenzaron a bajar por su cuello mientras ella se sujetaba de mi espalda y frotaba su entrepierna contra la mía, antes de enredar su otra pierna en mi cintura, haciéndome tomarla firmemente del trasero para sostenerla
Sus labios no se quedaban quietos ni un instante, paseándose sobre los míos y lentamente bajando hacia mi cuello, para después subir lentamente hasta morder el lóbulo de mi oreja, ciertamente me tomó por sorpresa pero no era una sensación desagradable en lo absoluto, su lengua comenzó a lamer lentamente esa zona haciendo que mi respiración se agitara mientras sentía su tibio aliento acompañando sus besos y mordidas, yo por mi parte tampoco desaprovechaba la ocasión, y disfrutaba de su delicioso trasero entre mis manos mientras que la pegaba con fuerza a mi entrepierna, frotando mi erección contra su pubis – que rico se siente papasote – susurró en mi oído antes de darme otra mordida que me hizo temblar
La llevé hasta mi cama, dejándola sentada encima mío para seguir disfrutando de sus curvas, tan pronto dejaron de sostenerla, mis manos subieron por su espalda desabrochando su bra, que pronto abandonó su lugar dejando sus suaves y voluptuosos pechos a mi disposición, de repente ella puso sus manos sobre mi pecho apoyándose sobre mi, y tirándome boca abajo en la cama, sus manos abrieron mi camisa de un tirón, prácticamente arrancándomela de encima para después regresarme a mi posición inicial – a poco no se siente mas rico así – susurró a mi oído mientras frotaba su piel desnuda contra la mía, y definitivamente no podía negar que me agradaba la sensación
Nuestros cuerpos comenzaron a frotarse deliciosamente mientras que nuestros besos pasaban de ser apasionados a volverse completas declaraciones de lujuria, nos mordíamos y lamíamos sin reparos por todos lados, mi lengua comenzó a bajar hacia sus pechos, saboreando cada centímetro de esa sensible y delicada piel, sus pezones se volvieron mi juguete mientras ella se abrazaba de mi cabeza – arráncamelos a mordidas mi amor pero no los sueltes – me decía al oído, suplicando que no me detuviera, su respiración se había vuelto jadeante y su cuerpo comenzaba a bañarse de sudor, lentamente mi lengua comenzó a bajar por su abdomen mientras ella se arqueaba de placer y mis manos la sujetaban por la espalda, comencé a lamer alrededor de su ombligo haciéndola soltar un suave gemido que se hizo más fuerte cuando se introdujo en el, de ahí continué bajando hasta su entrepierna, que comencé a mordisquear por encima de su tanguita, sus piernas me apretaban con fuerza mientras yo continuaba dándome gusto con su tentadora anatomía
Lentamente se incorporó, asegurándose de que mi lengua se paseara por todo el camino de regreso hasta sus labios, que al tener los míos a su alcance los mordió vorazmente para después volver a ponerme sobre mi espalda mientras me besaba deliciosamente, lamiendo y chupando mi lengua como si de un caramelo se tratase, yo además de disfrutar de la atención me entretenía jugando con las orillas de su tanga, bajándola poco a poco mientras acariciaba sus tersos cachetes
Vamos a ver que armas portas – me dijo seductoramente mientras su mano bajaba hacia mi erecto miembro, acariciándolo por encima del pantalón, su lengua fue bajando por mi abdomen hasta que se encontró a unos escasos centímetros de mi entrepierna, desabrochó mi pantalón mientras yo levantaba las piernas para facilitar su tarea, dejándome únicamente en ropa interior, mi miembro, erecto a más no poder escapó por los pliegues del bóxer, como rogando por atención, cosa que no escapó a su mirada – te está gustando? – me preguntó mientras le daba un toquecito en la punta
Tomé el paquete de condones que había traído del carro y saqué uno de su envoltorio, tan pronto lo tuve en mis manos ella lo tomó – te ayudo? – me dijo mientras tiraba con suavidad de la piel que cubría la enrojecida cabeza de mi miembro, haciendo que un espasmo de placer me recorriera por completo, sintiendo como si mi miembro creciera aun mas en sus manos hasta que terminó de recorrer hacia abajo la sensible piel, colocó el condón sobre mi miembro y le dio una lamida antes de continuar – flojito y cooperando – susurró antes de colocar sus labios alrededor de la funda de látex y comenzar a bajarla hasta que cubría por completo mi erección
Ahora si papi, hasta que te vengas le paramos – murmuraba seductora mientras se bajaba lentamente la tanga, empinando su delicioso y redondo trasero hacia mi, no pude resistirme y le di una rica mordida a sus voluptuosos cachetes, haciéndola gemir, de ahí comencé a lamerla y mordí el hilito de tela que se perdía entre su trasero, bajándolo solo lo suficiente para poder apreciar su entrepierna la cual lamí, pasando también mi lengua por su entrada posterior, lo cual no pareció desagradarle en lo absoluto, incapaz de resistirme más la tomé de la cintura mientras mis manos le acariciaban la entrepierna, disfrutando de su mojada entrada, me chupé los dedos un momento mientras mi otra mano separaba sus pliegues, guiando mi miembro hacia su interior
Dios, que delicia era estar ahí dentro, se sentía tibia, suave y apretadita, tan pronto mi miembro estuvo en ella por completo sentí sus deliciosas contracciones alrededor de él, como si quisiera devorarme, comencé a entrar y salir de ella, al principio con lentitud, pero pronto fue ella la que marcó el ritmo, sus deliciosos gemidos de placer que ni siquiera se esforzaba en disimular me decían que le estaba encantando tanto como a mi, y mientras más rico sentía mas rápido y fuerte empujaba sus caderas hacia mi, traté en vano de bajar un poco el ritmo, pues sentía que me iba a venir en cualquier momento, pero ella no me lo permitía – así mi amor, que rico! No te pares papi que siento que me vengo! – gritaba extasiada hasta que llegó a su orgasmo, las deliciosas contracciones de su interior acabaron por hacerme correr también, si bien me encantó no lo disfrute tanto como hubiera querido, ya que quería prolongar mi “servicio” bastante más tiempo que eso, ella se desplomó en la cama, jadeando satisfecha, una de sus manos se dirigió a su entrepierna para masturbarse mientras seguía disfrutando de su orgasmo, lo cual aproveché
Rápidamente me quité el condón usado y lo boté a la basura para sacar otro y colocármelo, por fortuna mi miembro seguía tan erecto como cuando estaba en su interior, y ambos aun teníamos mucha pelea que dar, separé sus piernas mientras dirigía mi erección hacia ella – mmmmmm, todavía con ganas papi? – me preguntó en un tono seductor y lujurioso mientras su mano separaba sus pliegues guiándome a su interior y sus caderas se levantaban un poco, no esperé más y regresé a ese calido y húmedo paraíso que parecía esperarme ansioso, esta vez pude tomarme mi tiempo y marcar yo el ritmo, ya que ella parecía agotada de su orgasmo anterior y solo se quedó acostada disfrutando y gimiendo
Me propuse demorar esta venida tanto como me fuera posible, quería tomarme mi tiempo para disfrutarla y así lo hice, comencé a entrar y salir de ella lenta y deliciosamente, sintiendo en cada embate su calido interior contraerse alrededor de mi miembro, haciendo que un delicioso escalofrío recorriera mi entrepierna, a ella no parecía desagradarle el cambio de ritmo y se dejaba hacer mientras leves gemidos se medio ahogaban en una almohada que abrazó para acomodarse – que rica estás – susurré a su oído antes de comenzar a lamer sus hombros y su espalda, mis manos se dirigieron hacia su entrepierna y mis dedos comenzaron a frotar sus labios, estaban húmedos, tersos, hinchados, era obvio que lo estaba disfrutando
Mi atención se dirigió entonces hacia su clítoris, que a esas alturas se encontraba hinchado de placer y completamente expuesto, un ligero toque bastó para arrancarle un gemido que me excitó aun más, comencé a masajear esa área lenta y suavemente, quería oírla gozar, quería sentir de nuevo su orgasmo rodeando mi miembro, y parecía ser que iba por buen camino, sus manos apretaron con fuerza la almohada mientras nuevos gemidos de placer se ahogaban en ella, sus piernas trataban de cerrarse lo mas que podían y su interior se contraía deliciosamente alrededor de mi, no tardó demasiado en volver a brindarme aquel delicioso placer que había sentido hacia unos momentos, mientras su orgasmo recorría su cuerpo y empapaba mis manos que continuaban frotando el que era en ese momento el sitio mas sensible de su tentadora anatomía
Nuevamente llevé mis dedos a mi boca para saborear su orgasmo, mientras ella jadeaba satisfecha, y aun con mi miembro dentro de ella y completamente erecto – que rico me hiciste acabar mi amor – suspiraba mientras una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro y sus piernas se aflojaban alrededor mío, pero yo aun no terminaba de disfrutar los placeres de su encantador culito, aun nos faltaba bastante por hacer… y ella lo sabía y estaba ansiosa por continuar
Lentamente se incorporó sobre sus brazos apretando todo su interior, causando que un delicioso escalofrío de placer recorriera mi cuerpo, poco a poco y sin sacarse mi erecto miembro fue empujando sus caderas hacia mi, haciéndome quedar arrodillado y finalmente acostado sobre mi espalda, entonces se levantó un momento para darse vuelta y quedar de frente a mi, di un vistazo a mi miembro, estaba completamente erecto, duro y enrojecido, hacia tiempo que no tenía una erección así de fuerte o de placentera, lo cual ella vio con bastante agrado – ay, todo eso me comí? – preguntó en un tono inocente mientras acariciaba mi miembro con sus manos y se colocaba en cuclillas sobre mi, pude apreciar a la perfección como se iba introduciendo cada centímetro en su suculento interior, hasta chocar con mi pubis
Poco a poco comenzó a mover sus caderas alrededor de mi, mientras contraía deliciosamente su interior, haciéndome jadear de placer mientras disfrutaba todas esas exquisitas sensaciones alrededor de mi miembro, lentamente se acostó encima y comenzó a lamerme por todos lados, mientras que mis manos pasaron de su cintura a recorrer su espalda y acariciar su voluptuoso trasero, su lengua no tardó en buscar a la mía, que terminó volviéndose su juguete mientras la acariciaba y chupaba con la suya, sus caderas pasaron de suaves y sensuales movimientos alrededor de mi, a fuertes empujones acompañados de gemidos mientras me guiaba tan dentro de ella como le era posible, sus manos se colocaron detrás de mi cabeza y aprisionaron mi cara entre sus pechos mientras continuaba empujando y disfrutando, sobra decir que la posición no me incomodaba en lo absoluto
Mis manos se aferraban con fuerza a sus tentadoras nalgas, arañándolas de vez en vez lo cual parecía aumentar su excitación, pero decidí probar algo un poco diferente, mi mano derecha bajó tanto como pudo, para después pasar mis dedos lentamente por sobre su entrepierna, subiendo hasta su entrada posterior, y de ahí comencé a masajear suavemente su apretado esfínter, ella gimió de placer mientras se arqueaba hacia delante, frotando sus pechos contra mi, era obvio que le gustaba
No me fue difícil tomar los jugos de excitación de su entrepierna, que a esas alturas ya estaba empapada para usarlos como lubricante, su ano se dilató rápidamente y cuando me di cuenta mi dedo entraba y salía de ella con una facilidad increíble, al poco tiempo otro de mis dedos luchaba por entrar a hacerle compañía, y con un poco de esfuerzo entró, comencé a meterlos y sacarlos al compás de sus caderas, que se sacudían con fuerza mientras ella gemía extasiada – así papi, que rico! – gritaba mientras su interior parecía estrecharse más y más alrededor de mi miembro, que no pudo aguantar más aquellos deliciosos embates de placer y terminé en un delicioso orgasmo que me sacudió por completo, ella por su parte aun no parecía satisfecha y continuaba cabalgándome con fuerza mientras disfrutaba mis dedos en su entrada posterior, que bueno que no se detuvo
Sus deliciosos movimientos aunados a la tibia y húmeda presión que ejercía sobre mi miembro impidieron que perdiera la erección, una de sus manos se dirigió hacia su enrojecido clítoris y comenzó a masturbarse al tiempo que me cabalgaba y la dedeaba por el ano, terminó viniéndose en un brutal orgasmo que la hizo desplomarse encima de mí, apretando con fuerza sus pechos contra mi cara mientras su respiración se volvía jadeos, su mano continuaba masajeando con fuerza su hinchado botón de placer y mis dedos seguían entrando y saliendo de ella mientras disfrutaba de su orgasmo, si hubiéramos terminado el “servicio” en ese momento me hubiera dado por mucho más que bien servido, pero al parecer ella tenía otros planes
Aun cansada y jadeante por el delicioso placer de hacía unos instantes se acostó sobre la almohada que había tomado – dime que todavía no te vienes mi amor! – me dijo en tono casi suplicante mientras sus manos separaban sus tersos cachetes, dejando su entrada posterior completamente expuesta, aquella visión me dejó sin palabras, y le devolvió a mi miembro cualquier fuerza que hubiera perdido, no creo que haya algo más excitante que una hembra gimiendo de placer y rogando por más
Nuevamente repetí la maniobra de “intercambio” botando la funda usada a la basura y poniendo la nueva sobre mi erecto miembro, aproveché la lubricación que ya tenía para comenzar a empujar en su ano, completamente expuesto por sus propias manos – esa era la respuesta que quería – me dijo casi sin voz mientras trataba de abrir su interior lo más que podía para recibir al intruso en su esfínter, una deliciosa presión envolvía a mi miembro, y sin embargo avanzaba sin demasiados problemas, lenta pero constantemente se fue adentrando más y más en sus entrañas hasta que mi pubis chocó contra sus nalgas, lo dejé quieto unos momentos, esperando a que se acostumbrara a la sensación, pero esa relativa calma no duró demasiado
Casi de inmediato su interior comenzó a contraerse con fuerza alrededor de mi miembro, causándome una fuerte oleada de placer en cada embate, fue una suerte que el sexo anal no fuera lo primero que hicimos, o me habría hecho terminar en el primer apretón, a cada contracción que hacía un fuerte y hondo suspiro escapaba de su pecho, como disfrutando de mi miembro en su interior, y a cada momento su trasero me empujaba nuevamente a sentarme sobre la cama, hasta que terminamos donde ella quería, ella sentada sobre de mi completamente empalada por el ano y sin posibilidad alguna de escapar, si bien dudo mucho que quisiera hacerlo, absolutamente todo su cuerpo estaba a mi disposición, y no desaproveché la oportunidad
Mis manos se dieron gusto con toda su anatomía, acariciando y arañando con lujuria cada centímetro de su ardiente piel de mujer gozosa, tomando sus suaves pechos en mis manos, frotándolos, acariciándolos, jugueteaba con sus pezones apretándolos al principio con suavidad y después con fuerza, haciéndola gemir de placer mientras ella continuaba apretando su interior alrededor de mi, aspiré profundamente el aroma de su piel mientras la besaba, era una deliciosa mezcla de lujuria y pasión, una de mis manos descendió hacia su entrepierna encontrándose con la de ella, ambos deseábamos hacerla gozar más
Su mano rápidamente se colocó sobre la mía, guiándola hacia donde sentía más placer, sus dedos hicieron a los míos hundirse en su húmedo interior, mientras que su mano libre me ayudaba a torturar sus pezones, si bien era una tortura que parecía disfrutar, comenzó a mover sus caderas sobre mi, haciéndome entrar y salir a su gusto, a veces se quedaba quieta, empujándome hacia lo más profundo mientras apretaba con fuerza mi miembro lo cual me encantaba, y me aseguraba de que su húmeda entrepierna lo notara al sentir mis dedos recorrer su tibio y calido interior mientras que ella masajeaba nuevamente su clítoris, buscando sentir todo el placer que le fuera posible
Finalmente fue en esa posición en la que terminó por sucumbir a las caricias de mi mano y la suya propia, haciendo que de su interior escurriera el néctar de su excitación, las fuertes contracciones de placer que recorrían su cuerpo y también el mío, aunadas al delicioso movimiento de su cadera y sus excitantes gemidos de placer y satisfacción acabaron haciéndome terminar en un fuerte y delicioso orgasmo que parecía no tener fin, sentía como chorro tras chorro de semen salían de mi excitado y rígido miembro, como si su orgasmo hiciera más fuerte el mío y viceversa, no se cuanto duramos gimiendo y gritando de placer, y ciertamente no me importó, terminamos exhaustos y jadeando para respirar, mis manos pasaron a sostener su abdomen mientras ella se dejó caer en cuanto se sintió sostenida por mi, lentamente nos fuimos acostando, con mi miembro aun dentro de ella, disfrutando los últimos vestigios del intenso placer de hacía unos momentos, pero finalmente tuve que salir antes de perder completamente la erección para poder botar la funda de látex a la basura, en cuanto me di la vuelta ella me sujetó por detrás y una de sus manos fue a parar a mi entrepierna – que rico estuvo – susurró a mi oído mientras acariciaba mi miembro que palpitaba satisfecho en su mano
Nos quedamos descansando unos momentos, tratando de recuperar el aliento después de aquella increíble sesión de placer, si bien ella rompió la calma del momento en cuanto recuperó un poco el aliento – mira nada más como me dejaste – me dijo mientras tomaba mi mano y la aprisionaba en su entrepierna que no estaba húmeda, estaba completamente empapada – así no me puedo ir, me vas a tener que limpiar – continuó seductora mientras acomodaba sus caderas encima de mi y su cuerpo se acostaba sobre el mío – y ya que estoy aquí te puedo dar tu regalito por portarte bien – murmuró al tiempo que tomaba mi miembro y lo lamía como si fuera un dulce, sobra decir que no le costó nada de trabajo hacerme recuperar mi erección
Comencé a lamer su expuesta entrepierna que se frotaba contra mi como pidiendo atención, estaba suave y depiladita, excepto por un pequeño triangulito en el tope que la hacía ver aun más provocativa, intenté lamer el área alrededor, pero ella se esforzaba por colocar mi lengua dentro de ella a cada movimiento que hacía mientras su lengua se paseaba por mi miembro, causando que una deliciosa sensación recorriera todo mi cuerpo, de manera que decidí regresarle el favor e introduje mi lengua en su húmedo interior – que rico, ya me hacía falta que me metieran la lengua – dijo entre gemidos al sentirme dentro de ella, pronto comenzó a mover sus caderas haciéndome lamerla justo donde ella quería mientras chupaba mis testículos con deleite, mis manos acariciaban ese delicioso par de nalgas y no tardaron en dirigirse hacia su entrada posterior, que aun estaba dilatada por la cogida anterior
Mis dedos comenzaron a pasearse alrededor, haciendo que su respiración se agitara y su calido aliento envolviera mi excitado miembro, continué frotando suavemente aquella sensible zona mientras mi lengua la devoraba sin reparos, no se si era por la excitación del momento, pero me encantaba su sabor a hembra deseosa, ella por su parte no descuidaba mi entrepierna, alternando sus lamidas entre mis testículos, lo cual me encantaba, después de algunas exquisitas chupadas se metió mi miembro completo a la boca y comenzó a jugar con su lengua alrededor, yo dirigí mi atención a su expuesto botón de placer, y ahí pasamos de gozar mucho a gozar aun más
Mis dedos comenzaron a entrar nuevamente por su estrecho esfínter, mientras que mis labios habían aprisionado por completo la que era en ese momento el área más sensible de todo su provocativo cuerpo, un fuerte gemido escapó de sus labios y tuvo que sacarse mi miembro de la boca para evitar morderme, sin embargo parecía determinada a no ser la única que disfrutara del exquisito 69, su lengua se enredó alrededor de mi miembro, dando ligeros golpecitos en la punta para después regresarlo a su boca y comenzar a chuparlo, haciendo que la mano que se deleitaba acariciando sus nalgas las apretara con fuerza, mi lengua comenzó a lamer rápida y brevemente su sensible clítoris, lo cual parecía encantarle, aquello se había convertido en un concurso de quien podía hacer sentir más placer al otro, y lo mejor es que no importaba quien ganara
Mis dedos comenzaron a entrar y salir de ella cada vez más rápido mientras mi lengua continuaba brindándole placer, ella movía sus caderas como si me estuviera cabalgando sin dejar de chupar mi miembro ni un momento, la sensación tibia y húmeda de su lengua paseándose por toda mi erección fue reemplazada por la deliciosa presión de su boca que nuevamente chupaba con algo de fuerza, mi lengua volvió a adentrarse en su interior mientras uno de mis dedos daba a su esfínter un lento masaje circular , lo cual parecía disfrutar de sobremanera, sus manos jugaban con mis testículos apretándolos con suavidad, mientras que su boca parecía hacerse más y más estrecha a cada segundo que pasaba
La insistencia y lujuria de las caricias de ambos nos hicieron terminar en la boca del otro, llenándola del fruto de nuestros orgasmos, yo lamía extasiado aquel sabor a lujuria y deseo mientras que ella devoraba con avidez hasta la última gota de mi semen, frotando y chupando hasta haberse asegurado de que no quedaba más, finalmente nos quedamos en esa misma posición, en la cual obviamente no me molestaba tenerla encima y continuaba acariciando y mordisqueando aquellas deliciosas nalguitas, mientras que ella pasaba sus uñas por mis muslos causándome un delicioso cosquilleo – ahora sí me dejaste limpiecita – dijo en un suspiro mientras rodaba a un lado mío jadeante y satisfecha – me encantó el regalito – le respondí igualmente jadeante mientras recuperaba el aliento
Finalmente fue hora de vestirnos y despedirnos, y vaya que era hora, las cuatro y cuarto de la mañana, le pregunté que si quería que la regresara a su “puesto de trabajo” o que si prefería que la llevara a su casa – me harías ese favorzote? – me preguntó mientras buscaba por el piso su ropa interior, que era la única que estaba en la habitación – claro, nada más dime a donde te llevo – le respondí mientras tomaba su tanguita y la ayudaba a colocársela, para después darle un beso y una mordida a una de sus nalgas, ella después de “quejarse” mientras me miraba con una picara sonrisa me mencionó una conocida colonia y me dijo que llegando me daría indicaciones, no quedaba demasiado lejos pero un taxi a esa hora cobraría una fortuna
Me di lo que pensé sería el último agasajo con su tentadora anatomía mientras la ayudaba a vestirse, tomé su bra y lentamente se lo coloqué, pasando mis manos lentamente por todo su cuerpo, hasta tomar sus deliciosos pechos entre mis manos, lo abroché y sujeté con un poco de fuerza sus pechos con mis manos y los moví arriba y abajo un par de veces, con la excusa de verificar que había quedado bien, ella solo me dejaba hacer y disfrutaba de las caricias – me alisas las medias mi amor? – preguntó seductora mientras me sentaba en la cama y se colocaba frente a mi, acaricié lentamente sus largas piernas envueltas por aquella delgada y sedosa prenda, hasta llegar a sus muslos y pasar suavemente mis manos por su entrepierna
Finalmente ella fue a buscar la ropa que se había quedado tirada en la entrada mientras yo me vestía también, para mi fortuna el violento tirón a mi camisa tan solo había conseguido arrancarle un par de botones – ya los buscare mañana – me dije a mi mismo mientras terminaba de vestirme, cuando salí de la habitación ella terminaba de colocarse la diminuta minifalda –vuelta, vuelta – le dije mientras la tomaba de la mano y ella hacía lo propio, me deleité nuevamente con su sensual figura para después tomar las llaves y salir de la casa, una vez habiendo cerrado la entrada y abierto la reja la invité a subir al auto – todavía hay educación – agradeció con un breve beso en mis labios para después subir al vehículo, salí de la casa, volví a cerrar la reja y enfilamos rumbo a su colonia
Ya en el camino de regreso, continuamos hablando de la deliciosa cogida que habíamos disfrutado, y para mi sorpresa estaba mucho menos alcoholizada de lo que yo creía, me confesó que se había dado cuenta de que ya me había hecho terminar pero que simplemente no se había querido detener hasta estar satisfecha, y que después de estarlo aun sentía que quería repetir, la plática desembocó en sus clientes y dijo que eso era lo que no le gustaba de la profesión, que la mayoría solo se concentraban en su propio placer y que en cuanto terminaban se olvidaban de todo, así que con frecuencia se quedaba a medias y a veces ni siquiera le daban tiempo de terminar ella sola, ese día ni siquiera quería salir a “trabajar” debido a la tensión sexual acumulada que según me dijo, quería desahogar esa noche con un largo baño caliente y algunos “juguetitos” – con razón – pensé para mis adentros, feliz de haberme convertido en el juguetito de esa noche
Continuó hablando de la falta que le hacía una noche de placer, y comenzó a excitarse nuevamente mientras hablaba, sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo con lujuria y para cuando me di cuenta, ya estaba masturbándose por debajo de la falda, pero no le era suficiente, en un descuido tomó mi mano derecha y la deslizó por debajo de su falda, para comenzar a masturbarse con ella, mentiría si dijera que me desagradó que lo hiciera, y esa fue la razón por la que hicimos una gran parte del recorrido en segunda, sus dedos guiaban a los míos a su calido interior mientras su otra mano frotaba nuevamente su clítoris, débiles gemidos de placer comenzaban a excitarme más y más, y cuando me di cuenta su entrepierna estaba empapada y mi miembro estaba duro como roca, lamí mis dedos saboreando su orgasmo y después de algunas indicaciones de ella llegamos a un edificio de apartamentos – la ultima y nos vamos papi? – me preguntó lujuriosa mientras desabrochaba mi pantalón en busca de mi erecto miembro, la respuesta era más que obvia
Pasamos a la cajuela que por fortuna es lo bastante amplia para tener dentro a dos personas, eso si algo apretadas, cosa que en ese momento nos favorecía, ella se bajó su empapada tanguita y la puso a un lado mientras yo me bajaba el pantalón descubriendo nuevamente mi erecto miembro, ella sacó de su diminuta bolsa una nueva funda de látex y volvió a colocarla sobre mi con su boca, arrancándome un gemido de placer mientras lo hacía – si te vienes ahorita te va a ir mal – me dijo en tono juguetón mientras colocaba sus dientes apenas por encima de la punta, sin lastimarme, una vez que se aseguró de que aun podía dar batalla se subió la falda y se sentó encima de mi, de frente y con las piernas abiertas mientras cerraba tras de si el portón de la cajuela
Apenas estuvimos encerrados su mano guió mi miembro hacia su húmeda entrada, y con un fuerte apretón de sus piernas alrededor de mi cintura lo hizo desaparecer dentro de ella haciendo que ambos soltáramos un grito que terminó ahogándose en los labios del otro mientras nos besábamos con pasión, comencé a empujar con fuerza dentro de ella que parecía querer devorarme a cada embate, mordisqueaba mis labios y mi lengua para después ahogar sus gemidos en mi boca, a cada segundo que pasaba los vidrios se empañaban más y más hasta que resultaba imposible ver a través de ellos, y el calor de nuestros cuerpos convertía el interior del vehículo en un horno, en otras circunstancias me hubiera parecido insoportable, pero en este caso me excitaba aun más
Sus piernas se apretaron con fuerza alrededor de mi cintura haciéndome entrar hasta lo más profundo de ella mientras su respiración se convertía en un desesperado jadeo buscando aire, si bien la mía no era muy diferente y aun con el poco oxígeno en el interior del improvisado cuarto de hotel, no hubiéramos cambiado esa atmósfera de placer y excitación ni por el más puro aire de montaña, una fuerte y deliciosa presión alrededor de mi miembro, aunada con un fuerte gemido de placer y sus uñas arañando mi espalda me anunciaron que había terminado una vez más – ay… que caliente estaba que acabé antes que tú – susurró a mi oído casi sin fuerzas, cuando le pregunté como sabía que yo aun no terminaba me contestó que se sentía cuando acababa dentro de ella, sobre todo si a eso se dedicaba – pero ahorita cambiamos eso – susurró seductora a mi oído mientras comenzaba con esas deliciosas contracciones que me volvían loco, no pude resistirme y mi mano se deslizó por debajo de su falda para comenzar a masajear su clítoris, casi al instante me apretó con fuerza contra ella mientras sus uñas volvían a arañar mi espalda y me mordía con algo de fiereza, sus caderas se movían imparables haciéndome alcanzar un nuevo y delicioso orgasmo dentro de ella – ahora si… sentí que acabaste mi amor – murmuraba jadeante mientras las ultimas y suaves contracciones de su interior sacaban hasta la ultima gota de mi cansado y satisfecho miembro
Cuando logramos recuperar aliento nos separamos y comenzamos a acomodarnos la ropa, noté que ella solo se bajó la falda y le pregunté si no iba a colocarse la sensual tanguita – te la cambio por los tuyos – me dijo seductora mientras me bajaba los pantalones, ni tardo ni perezoso la ayudé con su labor hasta quedar desnudo de la cintura hacia abajo – quedaste cansadito – me dijo al ver mi flácido y satisfecho miembro, y después de darle un beso en la punta subió mis pantalones, al abrir la puerta fue como saltar del ecuador al polo, el cambio del ardiente interior del vehículo al frío ambiente de la calle fue bastante notorio, y su escasa vestimenta no ayudaba, pues empezó a temblar – ocupas calorcito hasta la entrada? – le dije mientras rodeaba su cintura con mis brazos – pero que caballeroso – me respondió mientras me dejaba hacer y me daba un breve beso en los labios
Después de escoltarla a la entrada de uno de los departamentos ella abrió la puerta y se despidió de mi con un largo y delicioso beso, mientras mis manos se daban gusto con sus tentadoras nalgas – te invitaría a pasar, pero ya sabemos que va a suceder y no quiero despertar a los vecinos, además nadie sabe a qué me dedico – me dijo con una risita – hablando de eso, cuanto… – mis palabras fueron cortadas con otro apasionado beso al que correspondí gustoso – digamos que con el aventón quedamos a mano, o quieres que te pague por bajarme la calentura? – respondió burlona – acepto pago en especie – le dije mientras me aferraba a sus nalgas – por eso me gustan jóvenes, siempre andamos igual de calientes, pero ya es hora de que los niños se vayan a dormir antes de que despertemos a todos mis vecinos, toma tu besito de las buenas noches – me dijo antes de darme un último y largo beso, comencé a mordisquear sus labios y a acariciar su expuesta entrepierna por debajo de su falda, cuando comencé a mordisquear su cuello comenzó a resistirse un poco – vete de una vez que me estas volviendo a calentar, además ya es muy tarde y te pegan en tu casa – dijo riéndose mientras me empujaba suavemente en el pecho – sueña conmigo – le respondí mientras me despedía – entonces va a ser sueño húmedo – me dijo con una mano bajo su falda, era increíble el apetito de esa deliciosa hembra
Ya de vuelta en mi carro tomé el recuerdo que había intercambiado con ella, su deliciosa tanga que aun estaba húmeda y olía intensamente a sexo y placer, después de aspirar con deleite aquella tentadora mezcla arranqué el motor y enfilé hacia mi hogar, la verdad era que estaba completamente exhausto y no estoy seguro de haber aguantado si ella me invitaba a pasar, pero eso ya no importaba en ese momento, no creí que hubiera mujer alguna con tal apetito sexual, y estaba mas que satisfecho de haberme vuelto su juguete por esa noche…
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