Los abuelos tambien saben criar 3 (Parte I)

Mi nieta encantada con la construcción de al lado haciendo una buena obra..
Al igual que todos mis relatos, aunque son exclusivamente para entretener al lector con sus fantasías que en ellos se relatan, ustedes deciden como volar su imaginación.

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Otra de las muchas anécdotas con mi nieta fue la siguiente:

Como ya saben vivo en una buena casa en una zona rural, con mucho campo a nuestro alrededor, las casas no son pegadas unas a otras sino que hay grandes terrenos entre cada una. Al frente de mi casa había un lote disponible para la venta, estuvo sin vender por varios años, sin embargo, un día lo vi sin el rótulo de «SE VENDE» por lo que obviamente pensé que ya los dueños ya lo habían vendido. Precisamente a la semana siguiente ya estaban llegando camiones a dejar los materiales para la construcción al igual que los albañiles y otros personeros que se encargarían de la obra.

Al cabo de un par de meses, la obra ya estaba casi terminada, estaba, a como le llamamos, en obra gris, es decir, la casa estaba lista pero faltaba el repello, la pintura y acabados. Para esa etapa de la obra ya no llegaban tantos albañiles, en realidad, no sé porque, pero siempre veía los mismos cuatro. Uno de ellos era un señor mayor de unos 6o años que se notaba que era el jefe y casi nunca estaba, solo llegaba para supervisar y pagarles a los tres albañiles que siempre se mantenían ahí; estos eran tipos muy humildes y por su acento suponían que eran extranjeros, podía apostar que hasta indocumentados estaban, pero bueno, lo importante es que tenían trabajo y se estaban ganado la vida.

Los albañiles, pues ya saben como visten para trabajar en la construcción, sin embargo, al finalizar la jornada laboral tipo 4pm, ahí mismo se bañaban en el jardín del frente en un baño fabricado temporalmente hecho de latas y una cortina de plástico rota, sucia y vieja. Si notaba que, de los tres, siempre se marchaban dos y uno se quedaba a cuidar la construcción, y así, sucesivamente se turnaban. Los tres era morenos, un poco gordos, uno de ellos mas peludos que los otros dos, siempre andaban sucios, sudados y seguro que hasta con mal olor, pero claro, era obvio por la naturaleza de su trabajo. Los dos que se marchaban ya vestían ropa cómoda pero limpia, llegaba el jefe en un vehículo a recogerlos y mientras el que se quedaba a cuidar la construcción quedaba bañado, algunos se mantenían solo en short y chanclas solamente; otro se quedaba solo en ropa interior y el otro a veces solo se quedaban en camiseta de tirantes, sin nada por debajo de la cintura y chanclas. Claro, ya que iban a quedarse a dormir ahí y por el lugar caliente donde vivo era normal andar con poca ropa o como en mi caso siempre en bolas.

Como también ya saben, soy nudista al igual que mi nieta y para nosotros al vivir alejados y sin tener casas cerca, nunca nos importó salir al jardín o afuera de la casa totalmente desnudos, no pensábamos cambiar nuestro estilo de vida por tres albañiles que estaban trabajando. Cuando mi nieta termina sus tareas de la escuela la dejo salir a jugar al jardín mientras yo cocino o hacía algo de la casa, claro está, siempre asomándome por el ventanal para estar vigilándola. Por supuesto, seguro que los albañiles se daban gusto ver el espectáculo en el jardín de la casa.

Cierta noche, fui a costar a mi nieta, a contarle su cuento y dejarle su vaso de agua en su mesita de noche, mientras tanto yo, bajé al primer piso de la casa, donde tengo una oficina, a revisar unas cuestiones de mi trabajo; la verdad se me hizo muy tarde trabajando y, cuando al fin terminé y decidí irme a dormir escuché la puerta de la entrada de mi casa; al salir a ver que pasaba, la casa oscura por supuesto, ya que tenía todo apagado, veo por el ventanal y noto que mi nieta, desnudita, a como ella anda siempre, va cruzando el camino en la oscuridad de esa noche caliente con una muñeca en la mano dirigiéndose a la construcción del frente pero, a lo lejos, veo que el albañil que anda solo en camiseta de tirantes sin nada por debajo de la cintura, haciéndole señas con su mano de que se acercara. Cuando mi nieta llega, el albañil la toma de la mano y entran a la casa en construcción, qu estaba toda oscura quedé intrigado y decido salir a buscarla.

Al llegar a la construcción, me voy por detrás de ella y ver por alguna de las ventanas para observar que pasaba, al mirar por una de ellas, veo una especie de dormitorio son solo un colchón sucio tirado en el suelo el cual estaba iluminado con una vela, el albañil estaba sentado con las piernas estiradas sobre el colchón y mi nieta sentada sobre su pelvis con sus piernitas bordeando su cintura. Mi nieta le mostraba su muñeca y le decía que yo se la había comprando mientras el albañil le decía «que linda muñeca, gracias hermosa por venir hacerme compañía, la paso muy solo y triste en las noches». Al oír eso, pensé en el buen corazón de mi nieta y que era capaz de sacrificar su sueño por hacerle compañía a personas trabajadoras y esforzadas»; decidí dejarlos solos y regresé a la casa a dormir. Al ser las 4am, el ruido de la puerta de la entrada me despertó y ahí supe que mi nieta había regresado a casa, me asomo por la ventana de mi dormitorio y veo al albañil totalmente en bolas regresando a la construcción y pensé en la buena persona que era ese trabajador por venir a dejar a mi nieta a pesar de que estábamos al puro frente.

Con forme pasaron las noches, se le había hecho costumbre a mi nieta estar saliendo a las 11pm y cruzarse a la construcción para volver unas veces a las 3am y otras a las 4am; a veces la esperaba el albañil el cual solo portaba su short y otras veces la esperaba el otro albañil el cual solo portaba su ropa interior, que por lo general era una tanga. Cuando se hizo una rutina, me preocupe por el sueño de mi nieta, ya que me preocupaba de que no rindiera en sus estudios y tuve que conversar con ella, le dije que si quería seguir haciéndole compañía a los señores de la construcción jugar con ellos tenía que ser en casa para que cuando se durmiera ya estuviera en su propia cama.

Continuará…