Los abuelos también saben criar 4 (Parte II)
No entiendo la facilidad de mi nieta para hacer amistades tan rápido, se da tanto a querer que todos la quieren de amiga..
Continuación con mi relato anterior «Los abuelos también saben criar 5 (Parte I)»….
Conversé seriamente con mi nieta, me acuerdo del día, era sábado, como no tenía clases nos levantamos tarde; en realidad, fue ella la que me despertó, podría haber sido como las 9am. El calor era tan fuerte que durante la noche dormí sin ninguna sabana o cobertor encima pero, como ya saben lo que nos pasa a los varones en las mañanas, aquello amaneció como un mástil apuntando hacia arriba.
Aún dormía cuando mi nieta entra corriendo pegando gritos inocentes de niña «buenos días abue, buenos días abue, buenos días abue» «tengo hambre vamos a desayunar, vamos, vamos, ándale, despierta». Como he repetido muchas veces, como somos nudistas, a mi nieta no le extrañó en lo absoluto mi erección, mas bien me dio risa porque para despertarme, mi nieta toda desnudita pega un salto y brinca sobre mi cama y comienza a darme besitos, según ella para despertarme, me da un besito en la mejilla, otro besito en la frente, otro besito en la boca y sigue bajando, me da un besito en un pezón, un besito en mi panza, me mete la lengua un poquito en el ombligo haciéndome cosquillas, sigue bajando, me da un besito en la punta de mi verga, otro besito en mis guevos, otro en la pierna y termina en el dedo gordo del pie; por cada besito que me daba dice «otro aquí, despierta; otro aquí, despierta; otro aquí, despierta» y así hasta terminar. Por molestarla, me hice el dormido, como que sus besitos no habían funcionado, ella, al notar que no abría los ojos se tiró encima mio poniendo sus piernitas abrazando mi pelvis, los labios de su panochita rosaban mi verga erecta, pero como repito, en su inocencia y sin maldad. Por supuesto, mi verga nunca se iba a bajar si estaba rosando su vulvita y, tratándome de mover según ella me decía «abue, no seas así,tengo hambre» y cuando estaba a punto de llorar, abrí los ojos y la asusté pegando un grito para luego terminar riéndonos a carcajadas.
Al final, nos levantamos y aún sin bañarnos, me fui a preparar el desayuno mientras ella ponía la mesa. Mientras desayunábamos aproveche a conversar seriamente con ella y le dije:
Yo: hermosa, no creas que no me he dado cuenta de que tu esperas a que yo me encierre en mi cuarto y, cuando es muy tarde tu sales de la casa y te pasas al frente, a la casa en construcción ¿qué haces ahí? ¿porqué tan tarde? ¿qué pasa?
Nieta: (mirando hacía el suelo, sonrojándose y sin decir una sola palabra con lágrimas en los ojos) Abue, no me vayas a regañar o a castigar.
Yo: hermosa, pero no vayas a llorar, estamos conversando, no estoy gritando, no te estoy regañando, solo respóndeme por favor.
Nieta: es cuando termino mi tarea, tu sabes que yo salgo a jugar al jardín, pero cuando estoy jugando, los señores del frente se comienzan a quitar la ropa y me gritan que vaya, pero al principio yo no les hacía caso. ¿Ellos son como nosotros?
Yo: ¿Cómo, como nosotros?
Nieta: Si, que andan sin ropa.
Yo: La palabra es nudista amor, y la verdad no sé si sean nudistas (obviamente que no lo eran puesto que laboraban con ropa); ¿Y que mas? sigue contándome.
Nieta: Es que es raro, cuando llega un carro se van dos, pero el que se queda, se desnuda y se toca su pipi hasta quedar a como tu en las mañanas cuando te voy a despertar y me hace señas con las manos de que vaya donde él.
Yo: ¿y tú ibas donde él?
Nieta: No abue, bueno, al principio no. Pero como tu me enseñaste de que hay debemos amar a los demás, compartir nuestras cosas y en especial a los que menos tienen un día me cruce y hablé con uno de esos señores.
Yo: Si amor, me parece que haces bien, que linda eres mi hermosa, tienes un gran corazón, pero dime, cuando fuiste ¿qué te dijo el señor?
Nieta: Me dijo que si quería darle besitos a su pipí, que estaba contenta su pipí por ver a una nena hermosa como yo. Pensé que el señor era como nosotros o de la misma comunidad a la que vamos de gente desnuda y me dio confianza.
Yo: ¿el señor estaba solo o había alguien mas?
Nieta: No abue, como te dije, ya se habían ido los otros dos.
Yo: ah ok, sigue contándome entonces.
Nieta: en un momento después de darle tres o cuatro besitos a su pipí, me dijo que de ella salia algo muy rico pero tenía que metérmela a la boca, aunque sea solo la puntita. Su pipí sabia algo salada, no me gusto, pero en eso regresó un carro y el señor como que se asustó, me dijo que me fuera detrás de la casa y se puso su short y sus chanclas rápido, no entendí que pasaba.
Yo: ¿un carro? ¿como era o de que color era?
Nieta: no lo ví abue, solo escuché una voz de otro señor que dijo «Osvaldo, se me quedaron los planos, pásamelos»; luego el carro se fue. Al rato llego el señor y me preguntó si quería llegar en la noche a jugar con él, que se sentía solo y triste. Le pregunté si podía llevar mi muñeca y me dijo que sí.
Yo: ¿Pero porque tan noche hermosa, porqué no me dijiste?
Nieta: Yo le dije al señor que tenía que dormir y que tu me ibas a regañar, él me dijo que iba hablar contigo (obvio nunca lo hizo) para pedirte permiso.
Yo: Bueno hermosa, mira lo que vamos hacer. ¿hoy vas a ir a jugar con el señor?
Nieta: Hoy me toca con el otro, es que son tres y pobrecitos, los tres están solos y tristes, dicen que sus familias están en otro país. Además, después de jugar siempre me dan una moneda o algún dulce.
Yo: Hermosa, que lindo corazón tienes, mira, ve a jugar hoy con el otro señor y le dices que tienen que venir hablar conmigo.
Nieta: ¿Qué le vas a decir abue?
Nieta: Tranquila, yo me encaro, solo dile eso. Y dile que no va a pasar nada, que solo quiero conversar.
Pues así paso, en la noche, cené con mi nieta, lavé la loza mientras ella limpiaba la mesa, luego vimos una película comiendo unos dulces de postre y nos dio sueño. Le dije a mi nieta «hermosa, ya me dio sueño, ve a dormir un rato antes de que te vayas a jugar con el señor», eran aproximadamente las 9pm. Era evidente que no tenía sueño, me fui a leer un rato y así hacía tiempo para ver que pasaba con mi nieta, al fin y al cabo, al día siguiente era domingo y podíamos desvelarnos.
Al ser las 11pm, escucho que suena el despertador de mi nieta, era obvio que sí logra dormir pero pone su despertador para poder ir a jugar con los señores a la construcción del frente. Luego, escucho la puerta de su dormitorio abrirse, sus pasos no se escuchan puesto que anda descalza, luego lo que se escucha es la puerta de la entrada de la casa; me asomo por la ventana y veo su cuerpecito, desnudito totalmente, cruzarse hasta la construcción del frente, esta vez sin su muñeca. En la entrada de la construcción ya la estaba esperando el otro albañil, este era un tipo de unos 43 años, gordo, moreno, peludo, espalda grande (seguro de cargar sacos de cemento), estaba completamente desnudo; cuando mi nieta llega el se agacha para quedar a la altura de ella y veo que están conversando, de inmediato, el se reincorpora, toma de la mano a mi nieta y veo donde vienen de regreso a la casa. En seguida, escucho donde se abre la puerta de la entrada de la casa y se vuelve a cerrar, unos segundos después escucho la puerta de mi dormitorio toc-toc-toc, al abrir, veo al tipo en bolas con mi nieta pero la tenía alzada en sus brasos.
Nieta: mira abu, hice lo que me dijiste, aquí te traje a mi amigo.
El tipo se cohíbe un poco, no se si de vergueza, asustando o porque también yo estaba completamente desnudo también.
Yo: oye amigo, no te preocupes, supongo que ya varias veces nos has visto desde el frente de que somos nudistas.
Albañil: si señor, ya lo había notado….pero, déjeme explicarle.
Yo: (interrumpiéndolo) No me tiene que explicar nada, ya mi nieta me contó todo. Ella es muy tierna y tiene un gran corazón, así la he educado. Lo que no me gusta es que ella se haya ido a escondidas y sin mi permiso, además ustedes juegan muy noche y ella tiene que levantarse temprano para ir a la escuela.
Albañil: (un poco desconcertado) Que pena señor! disculpe! mi otro compañero me dijo que iba a venir hablar con usted pero ya veo que no lo hizo.
Yo: Bueno mire, como mañana es domingo, no hay problema por la hora, pero no quiero que mi nieta siga jugando en la construcción, ahí puede ser peligroso para ella, hay clavos, herramientas en el suelo, y no quiero que le pase nada a sus piececitos, también me preocupa que se haga daño con alguna máquina que ustedes mantienen ahí. Así que, dígale a sus compañeros, que si quieren venir a jugar con mi nieta, debe ser aquí en casa y mas temprano. Es mas, yo sé que ustedes se turnan para cuidar la construcción cada noche, al que le toque, puede venir aquí temprano, cenamos, tómanos algunas cervezas, vemos un rato tv y si gustan luego pueden jugar.
Nieta: Yupi, gracias abuelitoooo.
Albañil: Está bien, señor como usted diga y va a disculpar mas bien.
Yo: No se diga más, he dicho, todo sea por el bienestar de mi nieta, así que, no demoren mas, vayan a jugar.
El albañil bajó a mi nieta de sus brazos y entraron desnudos tomados de la mano a la habitación de mi nieta, mientras, ella le iba diciendo «te voy a enseñar todas mis muñecas y medallas de karate, pero con la condición que sigamos con el juego de la vez pasada que me enseñaste». Yo por mi parte, me encerré en mi habitación a continuar con mi lectura nocturna; conforme pasaban las horas, poco a poco me fui quedando dormido entre los gritos, gemidos y el rechinar de la cama de mi nieta que salían de su dormitorio, pensando a su vez «que bien la está pasando mi nieta, todo sea por su felicidad».
Al día siguiente, domingo, me desperté tipo 9:30 am, abrí la puerta del dormitorio de mi nieta y lo primero que sentí fue ese olor a sexo, sudor, a fluidos corporales, la ventana del dormitorio estaba empañada y veo que en la cama dormían profundamente, estaban de cucharita, el albañil abrazaba a mi nieta con su panzota pegada a la espalda de mi nieta, ambos sudaban aún. Les volví a cerrar la puerta y aproveche a preparles el desayuno, pero, no pasaron ni 30 minutos cuando escuche la puerta del dormitorio de mi nieta y quien apareció en la cocina fue el albañil con las bolas que le guindaban y su verga aún babosa que se le meneaba de un lado al otro.
Albañil: que buena noche pasamos señor! pero ya me voy, quería agradecerle y le prometo que voy a conversar con mis compañeros de lo que conversamos anoche.
Yo: claro que sí, eso espero, pero antes de que te vayas, quédate a desayunar con nosotros, preparé suficiente desayuno para los tres.
Albañil: hay señor, que pena con usted, muchas gracias.
Y así desnudos comenzamos a desayunar nosotros dos en la mesa de la cocina, a los 10 minutos, salió mi nieta desnudita caminando un poco abierta y con hilitos de fluidos secos que habían recorrido sus piernitas.
Nieta: ay porque no me esperaron? Y con el hambre que me ando.
Yo: hermosa, queríamos dejarte dormir un poco más, me dijo el señor (refiriéndome al albañil) que la habían pasado muy bien anoche, que jugaron por mucho rato.
Nieta: si abue, estuvo súper, ya quiero que se repita otra vez. El señor me enseñó un montón de juegos, unos me dolían otros no tanto pero yo soy una súper chicaaaaa!!!!!
Al final, terminamos de desayunar, el albañil se marchó, se despidió de mi con un gran abrazo, pegando nuestras panzas y rosando su verga con la mía, dejándome ese olor a sudor y a sexo, muy agradecido el hombre; luego se despidió de mi nieta con otro gran abrazo y dándose un besote con lengua y babas.
Pasaron otras tres semanas donde cada noche llegaban los tres albañiles, uno cada noche a jugar con mi nieta y siempre con la misma rutina hasta el día siguiente finalizando con el desayuno. La construcción finalizó y no supimos nada mas de los albañiles. Mi nieta quedó un poco triste porque ya no tenía compañeros de juego, sin embargo, para ella es muy fácil hacer nuevas amistades por lo que no me preocupe por eso.
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