Los secretos con Leonel 2
Dos amiguitas se cuentan secretos de como comparten el sexo de un hombre. .
-Párense que lo vamos a destripar, dijo y se puso de pie. Él seguía tendido con su pene venoso, grueso y con esa risa en el rostro de satisfacción.
Se levantó, prácticamente desnudo, ya no tenía bóxer, agarró su trozo palpitante y corrió al cuarto a cambiarse.
-Niñas han visto que hombre tan lindo y decente, ojalá se pudiera quedar con nosotras por largo rato, ¿no creen?
-Si mami, le dijimos, yo y Clemencia, es muy lindo.
“Mi madre tomó de nuevo la botella y se dio un sorbo del mismo pico y camino al cuarto, pero él ya salía todo sucio con esa bermuda de la NBA, y se empinó el resto que allí quedaba.”
“-¿Entonces, ganaron con trampa?”, dijo.
“Y mi madre soltó una carcajada de aguardiente y dijo: ¡Divino! ¡Eres Divino! Ahora les tengo una sorpresa en esta rica lluvia y la compañía de Leonel, que es el único hombre que ha convivido con nosotras fuera de su papá. ¡Vamos a meternos todos en la alberca!, gritó, y enseguida repuso: Pero antes prometan que no le van a decir nada a su papá, porque se enoja si dañamos esa agua, ni de los juegos o lo que se diga aquí. Hoy seguro que llega borracho, ¿y quién no?, con semejante aguacero.”
“Era una típica alberca que se usan en los pueblos para conservar agua, a veces para comer y otras para los oficios varios, lavar, regar las matas. La de nosotras tendría 1.00 mt de alto por 1.20 mt ancho por 1.50 mt de largo, en ella prácticamente cabíamos apretados los dos adultos y las tres niñas.
Hacía mucho frio y ya iba más de una hora de lluvia que no parecía amainar. Mamá corrió y se montó a la pequeña pared de la alberca dio una vuelta en sus nalgas y se lanzó al agua; nosotras llegamos atrás, y Leonel nos fue alzando cada una por el culo para entrar, él se quedó afuera; yo estaba con Lizet a la izquierda y mi mamá con Clemencia a la derecha.”
-Metete, esta calientica el agua… mira que nunca nos habíamos atrevido a usar esta cosa como piscina, ¡te imaginas! No te hagas rogar, que lo hacemos por ti también.
“Él nos miraba a todas ahora con una cara de pícaro, se subió y se sentó al medio, con los pies dentro del agua que podía tocarnos los pies y las piernas a mi mamá y a mí. Se sobó el bulto como acomodándolo, ahora suelto en esa tela transparente y dijo:-Verdad, esto está caliente ¿Adónde me hago?”
Mi mamá lo jaló por un brazo y yo por otro:-Bueno está bien, dijo él, “-primero me voy con las niñas, luego con ustedes tía y Clemencia…”
“A la sazón él se vino a sentar en medio de Lizet y de mí, pero yo enseguida termine sentado sobre él, y él abrazando con una mano mi vientre y con la otra trató de jalar a Lizet, pero ella lo miró feo y se zafó y se corrió a su esquina. Yo me terminé quitando el vestido. Ya no podía sino estar de pie, al igual que mis hermanas y ellos en cuclillas o de rodillas, porque la alberca estaba a ras como esas piscinas sin bordes, como las de hoy.
Era tan incómoda la posición ya que nadie podía estirarse a sus anchas y el agua prácticamente al cuello, yo estaba sostenida por el vientre mirando a mamá, y podía sentir abajo el calor de su cosa en mi puchita abierta de pierna. Y el agua estaba turbia y no se podía ver nada debajo.”
En aquel momento fue que mi mamá volvió a preguntar: ¿Leonel, tú tienes novia?
“Dijo que no tenía, porque iba a durar muchos años fuera y no quería tener esa tristeza.”
-¿Y que le pasa a Lizet?, siempre con esas rabias, dijo mamá.
“E insistió:-La vida es corta, y hay que disfrutar estos buenos momentos, que gracias al Sobrino estamos pasando. ¿Ven a jugar con el primo? Pero Lizet no quiso y se quedó mirando nada más.”
-Sabes, te voy a decir, ¿no notas una diferencia marcada entre mis hijas en su físico? Él contesto, no.
-Tu tío es un gran hombre, él no es el padre de Clemencia ni de Lizet, con el tengo a Margarita, ellas cada una tiene un padre, pero llevan el apellido de tu tío porque él así lo quiso, cuando me dijo que hiciéramos un hogar, que este año son 8 años.
“Mi madre estaba medio ebria y ya sus pequeñas tetas salían cada vez que se movía buscando acomodo en el agua, todas tenían sus trajes flotando a la altura de sus pechos, las piernas en un constante vaivén.
Una de mis manos busco apoyo en su pierna y para no deslizarme, se fue agarrar la cabeza y el cuerpo de ese gran pene; él me sonrió y apreté su cosa, luego puso su mano en mi panty y la dejo allí fija; ora, en el mismo sentido trato de arrimar de nuevo a Lizet buscando sostenerla pero ella se apartó más a su rincón, él la miró, le sonrió, y le guiño el ojo, pero ella se enojó más.
Mi madre al ver esa picardía, le ordenó, ahora nos toca a nosotras, y se rodó para que él ocupara su puesto y ella quedó al medio al lado de Clemencia.”
-Ven, no te voy a morder, papito. “Nunca habíamos visto a mi mamá así con nadie. –Te digo todo esto, porque estoy feliz con mis hijas, disfrutado esta linda tarde contigo. Ellas deben saber que lo hago como una buena samaritana. Y ellas saben que no haría nunca nada que a su padre ofenda la amistad con su sobrino.
Leonel se movió caminado agachado hasta la esquina y mi mamá lo abrazo y él le pasó el brazo también, me imaginaba que ya que en su mano sostenía su bastón negro y él le agarraba la teta izquierda bajo la turbia agua u otra cosa, como ricamente me lo hizo a mí.
Allí mi mamá le decía secretos al oído y sólo reían.”
-Cuando crees, que te marchas, sólo para saber y estar preparada, insistió mi mamá.
“-Si salen todos los papeles este viernes y entregan los exámenes clínicos, creo que el lunes.”
-Ven acá Clemencia, la jaló poniéndola ahora al medio de ellos. Cleme empezó a sonreír al sentirse cargada por él.
-Sí, ella tiene también que conocer… decía eso mirándonos de reojo a Lizet y a mí. -Ella que es la mayor y va el año entrante al bachillerato, debe saber mejor las matemáticas… Yo quisiera bello Sobrino que usted… me la reforzara con las matemáticas… y en otras materias que usted le vea debilidad…
“-Con mucho gusto tía, yo soy bachiller industrial, y les puedo dar las clases que necesiten.”
-Ah, se me olvidaba, ¿vas mañana a la ciudad? Porque necesito que me asesores en unas cosas y además voy comprarte varios bóxer en compensación al que te rompimos.
“-Si voy a salir, debo estar en la gobernación como a las 10 de la mañana, me dices y listo, ¿a qué hora salimos? Por lo demás no te preocupes.”
-Nos vamos a las 9:00 a.m. No hay más que hablar.
“Ya había escampado pero seguía el cielo gris y la tarde fría. Mi madre se lamentó que el aguardiente se acabara y dijo: hablen ahí otro ratico con su primo que voy a bañarme para poner la comida. Y se levantó con ese cuerpo de mujer ardiente, macizo y voluptuoso, se sacó el bikini del culo, se bajó el vestido y salió hacia la casa.”
“-Muy hermosa su mamá…”, decía sin perderle el contonear de sus nalgas hasta la puerta del patio
“Clemencia tenía una cara de pendeja, algo le hacía o sentía como yo en los brazos del primo. Pero Lizet estaba ausente, desde su esquina apenas observa en un mutismo incómodo.”
“-¿Qué le pasa a la primita Lizet?”, preguntó.
“Mientras Clemencia y yo lo llenábamos de besos, revoloteado entre sus piernas y abrazadas a su cuello le decíamos susurrando: Ay, primo que rico estar así contigo”
-Ay, primo, ella esta brava porque está enamorada de ti, dijo Clemencia.
“Lizet salió de su mutismo y con llanto en los ojos le dijo a Clemencia: ¡Mentirosa! ¡Tú eres la que te gusta, te odio! Dando un salto a la barda de la alberca se fue corriendo para la casa.
Clemencia puso una cara de preocupación, y se fue apoyar a la pared izquierda que miraba para la casa, abría y cerraba las piernas, de espaldas a nosotros, yo ora a mis anchas, me restregaba sobre el mazo de Leonel.”
“Él al ver ese trasero hermoso y cuajado de mi hermana, me puso de lado y se arrimó detrás ella, dejando a Clame visiblemente conturbada, mientras la sostenía por las caderas”
El momento de alegría se había tornado en desasosiego. Él se puso de pie, y nosotras nos abrazamos a su cintura: Primo quédate otro ratico, suplicamos. Él se volvió a sentar estirando sus piernas y abrazándonos y tocándonos de nuevo, esta vez, nos agarró los chochos, apretó nuestros pechitos bajo el agua, mientras yo y Clemencia forcejábamos para tener el favor de su falo entre las piernas, déjame a mí, decía Cleme en suspiritos, y yo la apartaba para poner de nuevo su falo puyando mi vaginita. Él en jadeos, se sacó la verga de la pantaloneta y la sostenía explorando toda nuestra intimidad con un roce suave…”
“-¿Te gusta, Cleme?, ¿Y a ti Margarita? Nos preguntaba.
-Siiii…dijo ella como un suspiro, mirándolo con una ternura en sus ojos.
-¡Ya está bueno!, escuchamos a nuestra madre gritar: ¡vengan a bañarse que se pueden enfermar! ¡Dejen al primo descansar!
-Ay, queremos seguir jugando con él, le respodí… apretando con descaro su gordo y largo pene.
-¡Mamí danos otro ratitico…! gritó Clemencia.
-¡Nooooo….he dicho que no!
Continuará…
Muy excitante. Pero no olvides continuar la série» el inquilino»
Excitante y con morbo todavía esperando la continuación