Los secretos de Mandy
Mandy una niña curiosa que le gusta jugar con el perro del vecino a escondidas termina por ser desvirgada por el afortunado can, pero será descubierta por su vecino, y éste a la vez aprovechara para follársela… .
El secreto de Mandy
Mandy era una niña rubia de cabellos ondulados, muy juguetona, ingenua y al mismo tiempo caliente. Debía tener entre 7 a 10 años, cuando una tarde se metió a mi jardín a jugar con «Peluche» mi mascota y desde ahí se le había hecho costumbre. Un perrito bien juguetón que estaba en su primera etapa de apareamiento. Le puse peluche, porque tenía tantos pelos como de un juguete de peluche se tratara y era muy cariñoso con los niños. Y a Mandy le encantaba Peluche ya que sus padres no le dejaban tener un perro porque aún era muy pequeña. Peluche era de color marrón y blanco la parte de abajo desde el cuello y la punta de la cola.
Sus padres sabían que se escapaba de casa solo para jugar con Peluche, y para mí tampoco era una sorpresa que jugarán en mi patio. A veces dejaba a Peluche libre, y se iba a la casa de Mandy a jugar con ella. Ambos eran tan felices juntos, y yo no veía nada extraño, pervertido, obsceno ni nada malo entre ambos amigos.
Pero Mandy, al verme ahí sorprendido de lo que vi entonces, soltó la mano de la verga de mi can. Sí, no podía equivocarme, le había estado haciendo una paja, y no tenía idea de dónde lo había aprendido.
Me metí de nuevo dentro de la casa con la bebida que tenía en manos, y me senté en uno de los sillones de la sala. Mandy, entro tras de mí, y me explicó que Peluche se la había montado encima, y que luego ella notó que le había salido esa cosa roja y solo quería tocarlo nada más. Me pidió que no le dijera a sus padres porque sino no la dejarían jugar de nuevo con Peluche, y yo después de pensarlo, acepté; porqué era apenas una niña curiosa, y no me gustaría que peluche no tuviera a nadie con quién pasar tiempo, ya que yo andaba ocupado en mi trabajo y también salía con una linda chica de mi trabajo.
—No te preocupes Mandy, es solo un perrito inofensivo, no te hará daño; pero debes prometer que no lo volverás a hacer—. La niña aceptó el trato, y luego volvió donde estaba peluche y siguió jugando con él.
Los veía correr de un lugar a otro, dar vueltas en el césped, y lamerse las caras. Lo vi un poco raro, pero me fui a apurarme para irme al trabajo en el centro.
En los siguientes días no pasó cosas tan raras entre Mandy y mi mascota; hasta que un sábado que volví temprano a casa después de ser rechazado por la chica con la cual salía a comer o al cine, vi algo que me dejaría absorto, turbado y ciertamente cachondo. Pero no podía creerlo, Mandy estaba con Peluche y parecían estar abotonados, pues su trasero estaba bien pegado a la de mi perro peluche. Ella se me quedó mirándome, mientras me acercaba pero no dijo nada para defenderse, aunque sí parecía estar de los nervios. Yo estaba un poco salido y había bebido un poco por la decepción de que mi ligue no hubiera funcionado.
Sin decir nada tampoco, me baje el cierre del pantalón y me saque la verga, que estaba medio erecta y se la acerqué a la niña. Mandy miró mi pene, más grande y gruesa que la de peluche, y sin poner objeción ni nada, abrió la boca y dejó que metiera la verga hasta asfixiarla y luego la saqué. Así fui haciéndolo excitado, un mete saca bravo, mientras Mandy estaba a cuatro patas al lado de mi can. La visión era excelente, genial como de ensueño. No tenía idea de dónde estaban sus padres, o cuántas veces se había cogido a Peluche pero no me importó en esos momentos ni me lo pregunté. Era una maldita putita como todas o la mayoría, pensé; recordando a mi madre y abuela que habían sido unas santas conmigo.
Pronto me corrí dentro de su boca y le pedí que se lo tragara. Ella obedeció aunque no lo hizo bien, ya que parte de mi semen resbaló hacia el césped.
Era noche, y sus padres habían salido a tener una velada romántica. Su niñera la había dejado durmiendo, pero Mandy había escapado por la puerta trasera y había logrado fácil adentrarse en mi jardín, por una parte rota de la madera y que colinda con su casa. Mandy me contó también, que era la segunda vez que Peluche la montaba, y que ahora sí lo había pasado bien. —La primera vez siempre duele ¿no es cierto vecino?–. Oírla relatarme lo puta que era me hizo desearla otra vez.
Ya estábamos en la sala de mi casa, y le dije que yo la haría gozar más rico que Peluche, y que debía ser buena niña, sino sus padres lo sabrían todo. Otra vez volvió a pedirme y rogar que no dijera nada a cambio de dejar que se la metiera como Peluche. Sin decir nada más se volteó y se puso en cuatro sobre el sofá, yo estaba encantado con Mandy, me quité toda la ropa y frote mi polla con su húmedo coño ya lubricado por el semen de Peluche.
—Agarrate fuerte putita, que esto no es juego de niños—. así lo hizo y metí mi polla todo lo que pude meter de un solo golpe. Mandy gritó fuerte, creí que nos irían a escuchar los vecinos pero no me importaba, estaba salido.
Cuando pasaron unos segundos, empecé a moverme de atrás para adelante cada vez más rápido, y aunque no le entraba toda, la sensación de su coño apretado era sublime, Mandy volteaba a mirarme un poco con esos lindos ojos verdes claros y esos cabellos rizados rubios. Tenía los ojos llorosos, pero aún así estaba muy linda y lo sería aún más cuando le crecieran unos buenos pechos. A mí no me gustaban las niñas, pero ésta oportunidad en bandeja de plata no la iba a dejar pasar. Gemía bajito y por ratos más fuerte, la nalgueaba, y daba un saltito y trataba de sostenerla bien ya que parecía querer venirse abajo. Cuando ya parecía que quería correrme me subí al sofá aún dentro de ella, y seguí dándola duro, y ella bajaba su cabeza para empinar más su culo.
Esa rica sensación ohhh al correrme dentro de la niña, la niña también se había retorcido un poco antes sin dejar de gemir ah aha ahhh… Y afuera peluche lloraba porque olía y quería entrar porque sabia lo que hacía con su primera perra.
Luego de ello, la deje irse, Mandy se limpió y cambió tan bien, que parecía ser la misma niña ingenua alegre y pura de siempre. La despedí después de besarla con lengua, y ella salió al patio donde acarició a peluche antes de meterse por esa abertura pequeña de madera movida por donde había ingresado a mi predio.
Espero que haya continuación
ESPERO TENGA CONTINUACIÓN, ME GUSTO MUCHO-…
Qué bueno que haya sido así, espero volver a actualizar tengo otras historias, pero bueno, ya más adelante. Saludos