Lucrecia, nuestra jovencita niñera
Lucrecia, dueña de una hermosa sonrisa, servicial y predispuesta.
Lucre como le decimos, es una niña de 15 años, que mi esposa contrató para que cuide a nuestros hijos cuando ella está en el trabajo. Es una chica de familia humilde, muy educada, es muy servicial, siempre está ocupada haciendo algo, trata muy bien a mis hijos, limpia y cocina para todos en casa. Yo estoy poco en casa debido a mi trabajo, estoy contratado por una empresa petrolera y paso mucho tiempo en los yacimientos o plataformas. Pero cuando vuelvo a casa, generalmente me quedo una semana o diez días, con lo cual estoy con los chicos y Lucrecia. Mi esposa es Gerente de producción en un fabrica de Lunes a Sábado de 7@17hs.
Por lo tanto cuando estoy de descanso y los chicos se van al colegio, estamos Lucrecia y yo solitos en casa. Una mañana luego de que el transporte escolar se llevó a los niños, Lucrecia se puso a lavar los pisos, yo salgo de la cocina con un café en la mano y me encuentro en el pasillo a la empleada agachada sin doblar las piernas escurriendo el trapo de piso, cuando le presto atención descubro que tiene un hermoso culo, haciéndome el distraído me le acerco desde atrás y le apoyo la verga en el culito. Ella se quedó quietita, gira la cabeza y sonriendo pícaramente me dice, jefecito, mire por donde camina, casi me tira de trompa al piso. Perdón Lucre, no te vi y solté la carcajada. Ella no se molestó y me volvió a sonreír con picardía en los ojos. La verdad es que Lucrecia es una linda señorita. No es muy agraciada de cara como una modelo, pero tiene un excelente cuerpo, sus pechos sin ser generosos, se ven apetitosos debajo de la ropa. Con mi esposa la verdad que el sexo es mediocre y salteado como caballo de ajedrez. Por estos días andaba bastante excitado por la falta de un buen polvo que me anime. Y Lucrecia podía darme lo que necesitaba, principalmente por ser joven y además es tan servicial, que a lo mejor se me daba la oportunidad de tener algo con ella. A partir de ahí cada vez que podía o me la cruzaba promovía un toque, o un abrazo, o un juego de manos, y ella siempre respondía con una sonrisa pícara y se prestaba al juego, siempre que no estuvieran los chicos o mi mujer.
Una tarde me acuesto a dormir la siesta con la puerta de mi habitación abierta, yo suelo dormir en calzoncillo por comodidad y más de una vez en verano desnudo totalmente. Esa tarde estaba acostado totalmente desnudo, solamente tapado con la sábana, y veo pasar a Lucrecia que ese día llevaba una calza de lycra y una remera ajustadita al cuerpo, se veía exquisita. Y mi lívido hizo el resto, automáticamente mi verga se puso erecta como hacía mucho no sucedía. Me la empecé a tocar, pensando en esta piba, como se vería desnuda, de repente aparece Lucre, entrando a la pieza media a oscuras, y me dice jefecito necesito su ayuda, y cuando se arrima a la cama ve que tengo la verga parada. La miró fijamente y dice guauu jefecito, es bastante grande su pito. Yo retiré mi mano del tronco de mi verga y se la dejo ver en todo su esplendor. Ella se aproxima a mirarla de cerca, yo le digo arrímate, mírala y tócala si quieres. Lucre se sienta al borde de la cama, estira su mano y toma mi pene, lo acaricia, le tira el cuero para atrás y adelante como si me pajeara, mi pija más dura se ponía. Dale un besito, y ella obediente aproxima su cabeza y toma entre sus labios el glande de mi verga. Se sentía maravilloso, comenzó a chupar y lamer con mucha maestría, ya de pronto se metía la mitad del palo en la boca mientras me pajeaba. Le pido que se desnude y acueste conmigo, para que la pasemos bien. Primero dudó, pero luego sin hacerse rogar se saca la remera, el soutien liberando esas hermosas tetitas, se baja la calza y la bombacha quedando totalmente desnuda y paradita frente a mí. Que linda estaba Lucrecia, le hago lugar en la cama y se acomoda a mi lado pero dándome la espalda. La abrazo desde atrás y me apodero de sus pechos, ella solo suspira, apoyo mi palo en sus nalgas y comienzo a frotárselo en el canal de sus glúteos, ella también se mece propiciando el roce. Le pregunto si era virgen, me dice que no, pero que solamente lo hizo dos veces con su primo que tiene 15 igual que ella, y agrega, pero su pito es la mitad de largo y mas fino que el suyo. Eso me hizo agrandar, le puse la verga entre las piernas tocando con la cabezota sus gruesos labios vaginales, ella ya estaba bastante lubricada, acaricio su clítoris y sus tetas mientras sobo su culo con mi pija, pasado un rato de franeleo ella ya estaba bien excitada y yo ni te cuento la calentura que tenía, me pongo de espaldas en la cama y le digo que se suba a caballito mío, así ella podría controlar la penetración. Se subió arriba mío, tomó mi pija desde el tronco, se la frotó un par de veces en la conchita y se empezó a sentar, de a poquito se la fue ensartando, de a ratitos la sacaba un poco y se volvía a sentar, estuvo así como cinco minutos hasta que al final estaba totalmente empernada, convengamos que sin ser actor porno tengo un rabo de 22x6cms y bastante cabezón por cierto. El hecho es que estaba teniendo sexo con mi empleada de 15 años y ella feliz de tener mi verga adentro. No sabía moverse, pero el instinto pudo más, comenzó a cabalgar arriba y abajo, adelante y atrás, se la metía toda hasta el fondo y jugaba con la cadera, la verdad es que no se si una prostituta se movería igual, y de repente me dice jefecito me vengo y apretando mis pechos tuvo un lindo orgasmo, pero no dejó de moverse, no terminé de acomodarme y me dice, viene otro. Y lanzando un gemido acabó. Se quedó quietita por un ratito, pasaron unos minutos y empezó nuevamente a cabalgarme. La hice bajarse de arriba mío. La acosté boca abajo, me subí sobre sus piernas y empecé a masajearle la espalda, luego bajé a sus glúteos, abriendo sus cachetes me encontré con su ano, rosadito, estrechito. Puse saliva en mi dedo gordo y la penetré, ella se movió pero no dijo nada, con la cabeza de la chota le sobaba el clítoris, tomé de la mesita de luz el gel lubricante, unté bastante en su agujero trasero y acometí con dos dedos su esfínter, lentamente se fue dilatando y aceptando los dedos cada ve más adentro, aproveché que se estaba excitando y la penetre vaginalmente desde atrás, le entró hasta los pelos, mientras la cogía, le estiraba el agujerito del culo, puse más lubricante y seguí trabajando su arito trasero, cuando me pareció suficiente, puse una almohada bajo su vientre, con lo que su cola quedó servidita para mi entrada. Lubriqué con mucho gel nuevamente su culito y mi verga. Tomé mi palo, se lo presenté a su ano y empujé sin más preámbulos, primero medio se resistió su ano, pero luego dio paso libre y me fui internando en ese estrecho, caliente y satinado túnel, ella resoplaba y estrujaba las sábanas, yo estaba en el séptimo cielo, un culito virgen no se consigue todos los días, y menos tan jovencito. Finalmente topé con mi pubis contra sus nalgas, me quedé quieto hasta que ella dio muestras de que soportaba el grosor de la verga y empecé a bombearla, lento pero firme, la verdad que su culo es muy estrecho, parecía que me quería arrancar la verga, pronto comenzó a participar, y se movía buscando que le entre más todavía, luego de unos 1o minutos de poseer ese hermoso culo me vine en una tremenda acabada que inundó sus intestinos con mucho semen. Ella al sentir el calor de mis jugos tuvo un tremendo orgasmo, se le escaparon un par de grititos, gemidos y quedó medio atontada. Cuando le saque la erga, el agujero de culo era un agujero rosado, profundo y bien colorado. Prontamente se cerró y volvió a ser ese agujerito estrecho del inicio. Me levanté y le dogo, Lucre es obvio que esto tiene que quedar entre vos y yo, sabré recompensarte, ella me mira y me dice, jefecito si me va a coger así cada vez que tiene ganas, yo no digo nada, y si me da un aumentito, mas callada todavía. Desde ese día Lucrecia es una de las empleadas del barrio mejor paga, y yo tengo sexo desenfrenado cada vez que quiero..
No manches y donde la contrato y asi ya tiene dos jefecitos no cres saludos amigo sigue contando… 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉
muy buena historia
Ya quisiera ser su empleada