Maestro de escuela
beneficiado de un chantaje de una niña de 9.
Tras graduarme a los como educador, logré obtener un puesto en una escuela primaria por el buen desempeño que tuve durante mi pasantía. Con el tiempo fui agarrando experiencia hasta que me asignan a un grupo de primer grado. Fue algo estresante los primeros meses ya que no estaba acostumbrado a tratar con niños tan pequeños, me costaba que me prestaran atención y a veces eran más ruidosos de lo normal, pero a la larga mientras interactuaba con ellos fui comprendiendo sus comportamientos y mejorando mi pedagogía.
Años después cuando estaba a cargo de una sección del segundo grado me enteré tras una reunión de padres de que una antigua compañera de prepa tenía a su hija matriculada en mi clase, se llamaba Amanda una niña gordita de 7 añitos bastante inteligente. El tiempo transcurrió con normalidad y todos mis alumnos aprobaron, no eran notas perfectas, pero tampoco eran las peores.
Llegado el 4to año con la misma clase con el tiempo noté el promedio de Amanda iba decayendo aunque traté de hablarlo con ella, pero a pesar de que me decía que se esforzaría, aun así, no mostraba buen resultado y cuando contacté con la madre le dio una fuerte reprimenda que incluso me dio lastima y con todo eso no hubo una buena respuesta académica por Amanda que ya faltando poco a que terminara ese año escolar, un día la hice que se quedara hasta después de clases para decirle que no aprobaría el año, ella se alteró mucho ya que su mamá la jodería y la castigaría.
—no puedo hacer nada, Amanda. Si fuera un solo examen podría hacerte un recuperativo, pero no. Te dije que te esforzaras, pero parece que no te interesara—, se lo decía con un tono suave tratando que comprendiera.
—si me interesa—, tenía su carita llena de lágrimas.
—no parece nena, ¿tienes problemas, alguien te trata mal? —, quizás era tarde, pero buscaba averiguar si la causa podría ser que la maltrataran mucho, su madre fue algo dura la vez aquella, pero no parecía que fuera el tipo de persona que llegara a maltratarla y tampoco nunca me llego con indicios visibles de maltrato. Mientras esperé a que se calmara un poco.
—¿y no puede hacer nada para ayudarme? —, me miraba fijamente.
—no y esperé al decírtelo a solas porque eres la única reprobada y no quería ver que se burlaran de ti—.
—¿y si hago algo por usted? —.
—no, Amanda. No te puedo regalar las notas, eso se gana—.
Se me acerca al oído y me dice: —¿se la puedo chupar si quiere? —.
—¡¿qué cosas dices niña?!—, me levanto prácticamente sobresaltado del asiento —mejor vete—.
Y no se si fue por reflejo o ya lo tenía planeado, pero en ese instante vi que Amanda se saca la camisa entre la falda. se baja sus chorcitos juntos con sus braguitas y se los deja en un solo pies.
—¿Qué pasaría si salgo corriendo mientras lloro, así como estoy? —.
El gran pulso que sentí en el corazón me hiso creer que me desmayaría, pensar que una niña de apenas 9 años me chantajearía con una mentira de tal magnitud. El solo hecho que se supiera eso acabaría conmigo y peor sería si me sentenciara a prisión porque dudo que sobreviviría el año y para colmo escuchaba pasos que se acercaban y jalo a Amanda bajo el escritorio en el momento que me senté abruptamente, por suerte la que se acercaba solo me saludo desde la puerta y se fue. el suspiro que deje salir prácticamente se escuchó en todo el salón.
—¿en serio me harías eso? —, los latidos de mi corazón los sentía en todo el tímpano, —no es una mentira cualquiera la que dirías—. Y ella solo encoge los hombros.
—usted no me quiere ayudar, hasta le dije que se la chuparía y no quiso—.
Simplemente no sabía que decir estaba en toda una encrucijada, me negaba por ética y moral con casi el 100% de arruinar mi vida o accedía y ponía en riesgo mi vida.
—yo le puedo hacer sentir muy bien—, y me toca en la entrepierna tanteando mi verga que paulatinamente se iba poniendo dura —¿no sé por qué se niega, si mire como se le está poniendo? —, poco después me saca la verga entre la cremallera.
Eso no era una niña, una vez que tuvo mi verga en sus manos le daba lametones como si fuera una gran paleta, después siento como su boquita engulló la cabeza y la succionaba. No eran normal la destreza que tenía, incluso una adolescente no domina dichas artes como lo estaba haciendo Amanda, en ese momento no podía relajarme porque cada cierto tiempo escuchaba como pasaba alguien frete del salón de un lado a otro, entretanto ella continuaba mamándomela e incluso me masturbaba mientras chupaba la cabeza, —ya, Amanda. Ya no aguanto—. Y ella intensificó el movimiento de sus manos mientras mantenía su boca en la punta y ¡fuas!, me tensé todo tratando de evitar de que se me escapara la voz mientras apretaba con fuerza el asiento con cada lechazo que soltaba a la vez que miraba hacia la puerta con miedo de que se llegara alguien y en ningún momento Amanda se separó de mi verga, la muy servicial había recibido la mayoría en su boca y lo poco que se me escurría ella lo succionaba hasta que me lo dejo limpiecito.
—¡sácala!, odio como sabe—.
—(¡Wa!, si se lo traga así odiándolo me imagino si le llegara a gustar)—, pensé eso al escucharla.
—espero que ahora si me ayude—, lo dice sonriente con un rostro ligeramente sudado, se levanta, se arregla apurada y me deja solo allí sentado procesando lo que había hecho. Ya cuando mira alrededor aun me sentía excitado y por mera casualidad miro bajo el escritorio y estaban las braguitas de Amanda, las tomo y casi por inercia le doy una gran suspirada cuyo olor casi me hiso correr al baño para jalármela mientras continuaba oliéndola.
Ya los días siguientes no eran lo mismo, cada vez que la veía se me paraba, aunque no tenía intenciones de continuar, pero se me paraba con solo verla, las ganas de coger no se me quitaban y de pronto se me prendió el foco y llamé en la noche del día viernes a la madre de Amanda para una reunión el día sábado para hablar sobre el rendimiento que tuvo su hija,
al siguiente día me la encuentro en el aula que suelo dar clases.
—¿Qué fui la primera? —, ella lo dice con humor.
—no, solo te llame a ti. Así que vayamos a mi cubículo—, allí vi cómo se le borró al instante la sonrisa.
Una vez en el cubículo le muestro las notas que obtuvo Amanda lo cual con lo que tenía no aprobaría el año.
—yo trate de ayudarla, pero sus notas nunca mejoraron—, Emma con la mano en la cabeza no podía creer las notas que veía.
—no puede ser, siempre pongo a mi hija a estudiar—.
—pues no sé, a mí también me sorprendió. Por eso trate de avisar en las anteriores reuniones y lamentablemente tendrá que repetir el año—.
—sé que no es correcto, pero, ¿no puedes hacer nada? —.
—depende, que tu hija pase de grado sin haber aprendido nada no sería bueno para ella—.
—se le puede enseñar en la casa—.
Viendo ese interés en buscar de que su niña aprobara me impulso a buscar lo que en verdad quería.
—no se…, por $$$ podría hacer algo—, y me movía de un lado a otro haciéndome el duro.
—¡que!, con eso pago medio año escolar—.
—no te alteres, que no estamos totalmente solos—.
—es que no ten…—, le tape la boca para evitar que dijera algo referente a dinero en voz alta.
—shh…, si vas a seguir así mejor regresa a casa y usa el dinero para la repitencia de Amanda—
—no me hagas eso, tengo demasiados gastos. Ya de por si es difícil mantener la matricula—
en esa me levanto mientras sujeto su mano con sutileza y la pongo en toda mi verga que ya tenía rato endurecida —quizás haya otro modo— y nos miramos por un momento.
Sin una respuesta verbal esta me responde con un beso que inicié, saco la verga y esta con una sonrisa traviesa se la lleva a la boca, pero antes miro alrededor y me la llevo al baño.
Iniciamos con un breve beso y luego se arrodilla para comerme la verga hasta que me hace correr, aunque lo hacía de maravilla no pude evitar recordar a la pequeña Amanda y la verga se me paró otra vez como adolescente, pero esta vez era yo el que se concentró en la entrepierna de ella para luego darle duro y en silencio, cosa casi imposible porque sus gemidos contenidos con el constante cacheteo de seguro si había alguien cerca lo escucharía. Después de un rato de pistonearle el coño hago que se ponga en cuatro para ya acabar y ella lista me lanzo para ensartarla de golpe y a esta se le escapa un delicioso “¡ay!” que estaba entre el dolor y el gozo mientras sentía que mi verga estaba más apretada que de costumbre, pero no me importo, comencé a moverme mientras esta se mordía el brazo a la vez que gemía y al posar mi cuerpo sobre el de ella para acariciar su clítoris al mismo tiempo que la penetraba noté que su coño estaba libre y me corrí.
—¡ah, mierda. ¡Que delicia! —lo decía entre dientes mientras me corría.
Una vez que lo saco y me quito el condón le ofrezco la leche, pero esta se niega estando con medio torso apoyado en la tapa del retrete a la vez que su coño formaba hilos con la gotera que tenía tras haber mojado el suelo, una vez que recuperé el aliento me sentía como un hombre nuevo y realizado así que la dejé tirada allí, como era el baño de docente no vi el riesgo. Ya varios minutos después ella salió y se fue sin decir nada, me quede ligeramente sorprendido porque tenía intención como de una charla antes de que se fuera, ´pero tampoco me podía quejar. Madre e hija habían pagado y ciertamente ambas aprueban.
Excitante y tienen morbo. Deberias continuarlo.
Muy rico espero haya continuación que la niña siga pagando en sus clases particulares