Maestro de rondas infantiles – Parte 5
desvirgando a Olga, Lluvia, Elisa y Gisele.
Después de casi 4 días seguidos de entrenamiento (mejor dicho, ensayo) y haber desvirgado a 8 niñitas de primaria que eran mis alumnas de danza a quienes se me encomendó la tarea de enseñarles una ronda infantil para participar en el concurso de rondas infantiles que ya faltaba casi un mes para la competencia, y mientras tanto me había marcado como meta desvirgar a todas las niñas de la ronda infantil pues ya todas querían sentir lo mismo que su amiga Carlita (quien de hecho era muy popular entre las niñas de primer y segundo año) pues en este quinto día de ensayo le corresponderían a cuatro niñas más perder su virginidad.
Como ya había tomado una buena cantidad de fotos con mi celular tuve el temor de que descubrieran las fotos por lo que las pasé a mi laptop y las guardé en una carpeta a la que bloqueé el acceso y le puse una contraseña que solo yo conozco, y también ya pensaba en la posibilidad de comprar una cámara de fotos y videos que para estas alturas muy pocos lo utilizan puesto que con la cámara del celular cualquier persona puede tomar fotos, pero no quería correr el riesgo que ya mencioné.
Por ahora me limitaba a usar mi celular para preservar mis recuerdos con las niñas e hice la nota para comprar cámaras digitales para mi uso personal, después de pasar las fotos mi hermana me llamó para preguntar cómo iban los ensayos, que tal me llevo con las niñas y cosas por el estilo, le dije que no se preocupara, que los ensayos estaban marchando bien y las niñas ya estaban aprendiendo y también me comentó que le gustaría estar presente en la competencia como espectadora pero por esas fechas nacería su bebé así que me mandó toda la suerte y la buena vibra para que ganemos, me despedí de ella sin que se imaginara lo que esas niñas estaban aprendiendo además de bailar.
Al día siguiente salí un poco más temprano que de costumbre por lo que decidí pasar a una tienda de artículos de segunda mano para preguntar si tenían cámaras digitales y de video que me servirían para grabar las veces que tuviera sexo con las niñas, pero para mí mala suerte las que había de oferta ya no estaban disponibles y las únicas que había estaban muy caras casi a precio de nuevas por lo que decidí esperar un poco más para ver si ya estuviera una cámara más barata a la venta, le dije a la vendedora que me avisara cuando ya lo tengan y me dijo que no había problema, así que sin más me dirigí al colegio para ensayar con las niñas (y desvirgar a otras cuatro de ellas).
Llegué al colegio y como de costumbre el guardia me recibió amablemente y me dejó entrar puesto que ya sabía a lo que vengo, me fui al salón de música a esperar a las nenitas y no tardaron mucho en llegar, y cuando eso pasó ensayamos nuevamente los pasos de baile que ya veníamos practicando desde el primer día, me aseguré de revisar muy bien cada movimiento sincronizándolo con el ritmo de la música y era increíble ver como las niñas habían aprendido mucho en tan solo una semana, ya habíamos progresado bastante y después de ensayar un rato miré mi reloj y vi que teníamos buen tiempo para que desvirgara a las cuatro niñas de hoy.
-Muy bien niñas ¿hoy a quienes les toca su turno? –
-A mí, profe-
-A mi igual-
-A mí-
-Y a mí también-
Las cuatro niñas que levantaron su mano para responder mi pregunta era Olga, Elisa, Lluvia y Giselle, ellas estaban ansiosas por saber lo que se siente que les metan una buena verga en sus puchitas, pero obviamente tenía que ponerles la pomada que compre para disminuir el dolor pues no quería que les doliera su primera vez, las cuatro niñas se alzaron la faldita del uniforme escolar, se quitaron sus calzones y se sentaron en unas sillas de plástico abriendo sus piernas dejándome ver sus rajitas en todo su esplendor, comencé por chupar la de Lluvia, hacía tiempo que quería saborear su vagina, ella cerró los ojos y se arqueó hacia atrás sintiendo como mi lengua recorría esa bonita parte que tenía, después siguió Olga quien también se estremeció al sentir mis labios en su piel, luego Giselle se reía de que mis lamidas le daban cosquillas y por ultimo Elisa disfruto de ser chupada en su rajita.
Después de chuparlas les aplique la pomada procurando que cubriera toda la zona vaginal exterior y mientras esperábamos a que hiciera efecto Carlita y las demás niñas querían platicar conmigo.
-maestro-
-sí, ¿Qué pasa? – les pregunté
-también queremos su pipi en el nuestro- respondieron las demás niñas
-No se llama pipi, se llama verga- Carlita las corrigió
-Bueno, eso…-
-Solo puedo hacer eso a cuatro de ustedes por día no puedo con todas-
-Por eso profe queríamos que nos ayudara a resolver ese problema-
– ¿Y cómo puedo ayudar? –
Carlita saco de su mochila algo que me dejó perplejo, era un dildo de doble punta que no era ni muy grueso ni muy largo, parecía que esa diablilla de niña era mucho más atrevida de lo que imaginé en un principio, le pregunté de donde lo sacó y dijo que era de una tía suya esposa de su tío que suele meterle el pene a ella y no a su esposa puesto que ya casi no tienen sexo y su tío prefirió coger con mujeres jóvenes y su tía solía usar el dildo que compro para coger con la mamá de Carlita quien tampoco tiene mucho sexo con su esposo pues es un hombre muy ocupado, así que las dos mujeres suele satisfacerse a sí mismas a falta de macho que las complazca.
-Con esto podemos sentir bien en nuestras cositas mientras estas ocupado con alguna de las niñas-
-sí pero solo pueden usarlo dos a la vez-
-Si maestro por eso quisiera pedirle que consiga más de estas cosas-
Esa petición me dejó casi perplejo, es verdad que yo ya tenía edad para comprar esas cosas pero el problema era como conseguirlos sin que nadie se entere pues las personas que me conocen podrían sospechar, les dije que trataría de conseguir algunos y con eso las convencí, cuando de pronto alguien tiro del bolsillo de mi pantalón deportivo para llamar mi atención, era Lluvia quien con esa tierna e inocente carita era imposible decirle que no a sus peticiones.
-maestro, ya no siento nada abajo, ¿me puede meter su cosita en la mía? – me quedé impresionado por las palabras de Lluvia.
-si querida, siéntate y abre tus piernas lo más que puedas-
Lluvia se sentó en una de las sillas de plástico blancas y abrió sus piernas de par en par y con sus deditos estiro lo más que pudo de sus labios vaginales, ya tenía listo las toallitas limpiadoras desechables para limpiar el sangrado, metí mi pene poco a poco hasta sentir la delgada tela de su himen y lo destrocé de un solo movimiento y la niña aguantó la molestia lo más que pudo pues deben recordar que la pomada solo reduce el dolor más no lo anula por completo, permanecí un minuto inmóvil para calmar la tensión de su vagina y también para que se acostumbrar al tamaño de mi bestia, empecé a moverme poco a poco para que taladrara su interior pero al igual que las demás niñas hasta ahora solo cabía casi la mitad de mi verga.
-Ahh, maestro, siga, siento bonito, ah-
-tus deseos son ordenes, preciosa-
La niña me pidió que siguiera cogiéndola dulce y tiernamente como a las demás niñas, empecé a aumentar el vaivén y Lluvia empezó a gemir cada vez más fuerte mientras Luisa grababa cada instante de nuestro acto sexual, le seguí dando a Lluvia cada vez más y más intensamente hasta que llegó el momento de llenar su interior.
-Ah, Lluvia, te voy a llenar con mi leche-
-Si maestro, lléneme toda-
Disparé una gran cantidad de semen en su interior y al sacar mi pene mi semen y su sangre mezclados se veían algo raros pero la niña terminó feliz por darme su virginidad, acto seguido limpié mi pene mientras Carlita y las demás niñas atendían a la recién desvirgada Lluvia mientras Olga se preparaba para ser la siguiente.
-Maestro ahora sigo yo-
-Si Olga, prepárate-
Le metí lentamente la cabeza gruesa de mi pene y entró toda la punta sin aparente dificultad, pero una vez que le metí un poco más me topé con su himen el cual rompí para desvirgarla y por supuesto Olga lloró un poco del dolor que sintió, pero rápidamente se calmó cuando empecé a moverme cada vez más rápido.
-si profe, siga así, me gusta, ah, ah-
-Como ordenes preciosa-
Metía y sacaba cada vez más salvajemente, me estaba follando la vagina de Olga que me pedía que le diera más fuerte y le dí tan duro como pude y cuando mi pene expulso mi leche dentro de ella los dos casi caímos rendidos, pero por suerte me repuse después de solo unos minutos pues ya me estaba esperando Giselle quien ya estaba desnuda de la cintura para abajo y lista para ser desvirgada.
-Profe ahora me toca a mí-
-claro Giselle, ya sabes que hacer-
Pues claro que la niña sabía lo que tenía que hacer, pues ver a sus demás compañeras siendo desvirgadas y su amiga Carlita dándole consejos era obvio que supiera, lo que me recordó pensar en cómo adquirir los dildos que me pidió Carlita, por lo que se me ocurrió la forma de conseguirlos, pero lo dejaré para más tarde.
-Ya métame su cosita-
Giselle no quería esperar más tiempo por lo que tomó mi verga y la introduje en la entrada de su rajita lampiña y bonita, empecé a metérselo con mucho cuidado y de un solo movimiento destrocé su virginidad y tomé un pañuelo desechable para limpiar la sangre que iba saliendo pero afortunadamente Giselle aguantó el dolor y comencé a moverme despacio tratando de meterle la verga lo más que pudiera, lo malo es que no entró más de la mitad de mi pene probablemente porque mi verga era muy gruesa o su vagina muy estrecha, lo importante es que ambos gozábamos como nunca.
-Siga, deme más, quiero más-
Al mismo tiempo que me pedía más yo le daba con todo lo que podía y la niña soltaba gemidos de placer que se escucharon en todo el salón de música, las pequeñas nos miraban con mucha atención recordando cómo fue su primera vez de las que ya pasaron y como sería para las que aún faltaban, sostuve con fuerza sus piernas y fornicábamos intensamente hasta que también recibió su leche en su vagina, ya me estaba quedando sin fuerzas por lo duro que les daba a las tres niñas y aún faltaba una por desvirgar.
Sí, la que faltaba por quitar su virginidad esta semana (debido a que ya era viernes y no nos volveríamos a ver hasta el lunes siguiente) era Elisa, esta niña de cabello largo en dos trencitas, carita de muñeca de porcelana, piel lisa y ojitos cafés, me miraba algo tímida pues nunca antes había sentido algo así en su vida, y tan pronto como me repuse senté a la niña en la silla y le abrí las piernas para jugar con su vagina, pasé unos dedos rozando su vulva y con cuidado le metí uno para saber si no le dolía, y como no le dolió le metí otro y tampoco le dolía en cuanto metí el tercero puso una carita de dolor.
-Ay, me duele un poco- exclamó Elisa.
-perdón mi nena, no quise lastimarte, deja quitarte el dolor- a lo cual asintió con la cabeza.
Le empecé a chupar su vagina para que se calmara el dolor y vi como su expresión había cambiado, ahora soltaba pequeñas risitas indicándome que le gustaba mucho, y cuando dejé de chuparla le puse la pomada para que le bajara el dolor, y con mi verga erecta la acerque a la boquita de Elisa, quien ya sabía lo que tenía que hacer, abrió bien grande la boquita y en cuanto entró mi verga comenzó a hacer hacia adelante y hacia atrás, primero lo fue haciendo lento para poco a poco hacerlo más rápido, le dije que usara sus manitas para sostener mi pene y así fuera más fácil a lo cual me obedeció y vaya que la pequeña estaba aprendiendo rápido pues me chupaba como putita deseosa.
Después de un rato le metí tres dedos en su vagina para comprobar que la pomada había hecho efecto y comprobar que no sintiera nada, y como me dijo que no le dolía procedí a abrir sus piernas, tomar sus manos para que sostuvieran sus piernas y así poder cogerla más a gusto.
Empecé por meter el glande que estaba un poco hinchado y con un poco de esfuerzo logré metérselo, pero vi que estaba haciendo una mueca de dolor puesto que ya estaba a punto de tronarle su himen y de un movimiento lo hice, empezó a salir la sangre de su vagina y con un pañuelo desechable lo limpié mientras dejaba que se le pasara la molestia (recuerden que la lidocaína no inhibe por completo el dolor, solo reduce molestias).
En cuanto se le pasó el dolor inmediatamente empecé a moverme, primero suavemente para ir aumentando la intensidad de las embestidas que le daba, se podía oír el ruido de gloc-gloc que indicaba que mi pene le cabía sin problemas y la follaba a placer.
-Si maestro, me gusta, siga no pare-
-Como desees preciosa-
Sus gemidos eran como música para mis oídos, le estaba dando como ella quería y por supuesto ya estaba en mi limite puesto que salió lo que me quedaba de semen y ahora si sentí como si me hubieran exprimido más de lo que mis testículos podían dar, ya estaba algo cansado por darles mucho semen a estas niñas que se volvían cada vez más fogosas, con eso ya había desvirgado a casi la mitad de mis alumnas de la ronda infantil que estábamos ensayando, las niñas se limpiaron, se vistieron y esperamos a que llegaran sus padres que no tardaron mucho, como siempre me dieron las gracias y ahora necesitaba pensar cómo conseguir los dildos de doble punta para la próxima ocasión.
Esperen la siguiente parte donde además de coger con 4 niñas nuevas descubriremos algunas cositas sobre ellas y como han mejorado en el sexo, no se lo pierdan.
Comenten si les gusto el relato, sus comentarios me hacen seguir escribiendo, con gusto leo sus comentarios
Ha pasado tiempo, estamos esperando la 6ta parte
Hola neon síguenos contando está saga Deliciosa de las desvirgadas de estás nenitas y que el llega hacer el maestro de educación Física y que logra seguir cogiéndoselas estando en los distintos salones y fuera de la escuela también y que además de el otros algunos papas, tíos, primos y amigos de la familia se las llegan a coger
Excelentes ideas
Cada vez más delicioso