Manoseada en el parque
Continuación del relato «Mamando en la calle»..
Llegué a plaza y empecé a buscar a don Genaro, mire a las personas esperando encontrarlo, avance un poco para seguir buscándolo, de pronto vi a 3 señores mayores reunidos fumando en la banca donde siempre me esperaban los viejos cuando voy camino al gimnasio para verme el cuerpo, uno estaba de pie, los mire más detenidamente y me di cuenta de que el que estaba de pie era don Genaro, se movía con entusiasmo como si estuviera presumiendo de algo con los otros dos señores, me acerque lentamente a ellos, en eso me ve don Genaro, se acercó rápidamente a mí y sin saludarme, me tomo de la mano y me llevo junto a los otros dos señores, al acercarnos a ellos, don Genaro dice.
-«Esta es la linda señorita, es con la que comeré ahora y ella me regaló esto».
Mientras don Genaro les decía eso, yo me di vuelta para saludar a los señores y me di cuenta de que eran los que siempre estaban esperándome para verme cuando voy al gimnasio, los señores que inventaron la excusa de botar su carpeta con papeles para que yo les mostrara mis tetas y mi culo por debajo de mi ropa y al final termine dejando que me manosearan, entonces mire la mano de don Genaro y él les estaba presumiendo mi tanga y el plug, yo salude a los señores.
-«¿Hola señores, cómo están?».
Ellos me miraron sorprendidos y el señor más activo dijo.
-«Pero si es la señorita que siempre vemos pasar por las tardes, la que nos muestra un poco de su cuerpo».
Yo me reí un poco y les dije.
-«Por favor, sea un poco más discreto, si no, dejaré de pasar por aquí».
Se los dije en un tono de risa y broma, en eso uno de los señores dejo caer su sombrero que callo cerca de los pies de don Genaro, yo solo los mire y les dije.
-«¿Otra vez, señores?, siempre dejan caer sus cosas, bueno, les ayudaré hoy también».
Me puse entre los señores y don Genaro, les di la espalda a los señores y me incline para recoger el sombrero, levante mi falda para que vieran mi culo y mi conchita completamente, comencé a menear un poco mi culo, en eso sentí como los señores pusieron sus manos en mis nalgitas, las acariciaban y apretaban, se me puso la piel de gallina al sentir su contacto tan rico, me demore en levantar el sombrero para dejarlos disfrutar de mi culo y mis piernas que ellos acariciaban con mucho ánimo, cuando me estaba levantando vi de frente a don Genaro y lo vi pálido, petrificado mirándome, yo no entendí bien por qué estaba así, entonces levante el sombrero y sin girarme hacia los señores me senté lentamente entre ambos ellos por supuesto no quitaron sus manos hasta que mi culito ya estaba tocando la banca, les entregue el sombrero a los señores, me acomode la falda de nuevo, mire a don Genaro, aún estaba quieto sin moverse, yo pensaba que se había sorprendido por mi actitud o estaba tan excitado que no podía reaccionar bien, así que pensé que hacer algo más candente y erótico, tome el plug de la mano de don Genaro y le dije.
-«¿Recuerda que le dije que este era mi accesorio y debía volver a donde estaba?».
Dejé el plug en mi mano y dije.
-«Señores, ¿podrían ayudarme a ponerme este lindo accesorio, por favor?».
Rápidamente, el señor más activo tomó el plug y dijo.
-«Pero claro, con mi compadre aquí le ayudamos, señorita».
Yo abrí mi cartera y saqué mi lubricante, pero el señor más activo ya lo estaba llenando con su saliva, ese señor era bastante lascivo y calenturiento, se notaba que estaba muy caliente conmigo y le gustaban las mujeres más jóvenes, le entregue el lubricante al señor más tímido y una vez que estaban preparándose, yo levante mi culo de la banca y me senté de tal forma que mi culo quedara al aire por detrás de la banca, es decir solo estaba sentada sobre la parte baja de mis muslos, mis pies no tocaban el suelo, yo me apoye también en mis manos para no irme hacia atrás, dejando mi culo completo a disposición de los señores, el señor más tímido me puso lubricante en mi hoyito, lo esparció bien, lo bueno es que yo al sentarme así, provoco que mi culo se abriera sin necesidad de que yo tomara mis nalgas y lo abriera por mi cuenta, luego de unos segundos de aplicarme el lubricante, yo sentí un calor interno que subía desde mi conchita, sentí como me empezaba a mojar lentamente con esa situación tan rica, el señor más activo le dijo al otro.
-«Compadre, compruebe que entrará bien».
Cuando le dijo eso, sentí que el señor empezó a meterme el dedo por el culo, yo me estremecí y mi respiración comenzó a acelerarse, el señor terminó metiéndome todo su dedo en el culo, lo metía y lo sacaba lentamente, me aplicaba más lubricante y lo metía nuevamente, cuando ya su dedo se deslizaba completamente por dentro de mi culo, le hizo la señal al otro para que me metiera el plug, ambos señores me abrieron más las nalgas con sus manos y el señor activo me comenzó a meter el plug, la sensación en ese momento era riquísima, estaba siendo manoseada en público por dos viejos que estaban taponando mi culo con un juguete que yo misma les había entregado, era muy rico y excitante todo, finalmente el señor me lo metió completamente, dejando mi hoyito tapado y adornado con el plug, yo respiraba agitaba y sentía mi cara muy caliente, luego de dejarlo metido, los señores siguieron acariciándome el culo en su totalidad, incluso metían sus dedos en mi concha, la cual para ese momento ya estaba bastante húmeda, sus dedos se deslizaban y yo estaba por empezar a gemir del placer, en eso mire a don Genaro y él seguía parado sin decir nada con una cara de sorprendido muy grande, yo seguía sin entender, no sabía si le había gustado lo de recién o no, así que entonces preferí que nos fuéramos del parque a nuestra cita de una vez para preguntarle que pasaba así que me puse de pie lo tome del brazo y le dije.
-«¿Nos vamos, don Genaro?».
Comencé a caminar del brazo con él y me despedí de los señores, camine con don Genaro por unos minutos en completo silencio, yo lo miraba pero él solo miraba al frente callado, me extraño mucho eso, pensé que quizás se sentía mal o algo así, entonces le pregunté.
-«¿Don Genaro, está usted bien? No ha dicho nada, ¿quiere que descansemos en los asientos un momento?».
Nos sentamos, tomé su mano izquierda, yo estaba preocupada porque que podía estarle pasando algo grave, entonces él se giró mirándome y me dijo.
-«¿Señorita, usted también le muestra su cuerpo a otras personas? Esos dos señores son amigos míos».
Yo lo miré y le dije.
-«No sabía que esos señores eran amigos de usted, pero sí, algunas veces cuando voy camino al gimnasio, normalmente me los topo en esta plaza».
Él me miró serio y me dijo con un poco de enojo.
-«Ósea que hace lo mismo conmigo que con ellos».
Yo me sorprendí mucho por cómo me lo dijo, nunca me había respondido así a nada, don Genaro siempre había sido tan caballero conmigo que no podía creer que ahora me estuviera celando así, yo me reí un poco y le dije.
-«Don Genaro, ¿acaso usted está celoso porque deje que sus amigos me tocaran?».
Él me dijo.
-«¿Porfavor señorita, dígame la verdad, usted es prostituta o algo así?».
Don Genaro no me miraba, entonces decidí ser más honesta con él para ver si eso lo calmaba un poco, le dije.
-«Ellos no son los únicos con los que he hecho esto, he tenido encuentros que han llegado más lejos con otros hombres e incluso con mujeres que me han provocado hasta orgasmos».
No parecía estar marchando muy bien la situación, así que decidí contarle la influencia que tuvo él en mí a ver si eso le ayudaba a relajarse, así que le pedí mirarme a los ojos y prestarme atención en serio, le dije.
-«Le contaré una intimidad mía don Genaro, no soy prostituta solo sucede que a mí me gusta exhibirme a las personas, disfruto mucho con las miradas y las caras de deseo que ponen algunas personas al ver mi cuerpo con ropa provocativa, incluso he estado caminando desnuda en lugares públicos, esa sensación de peligro me da mucha satisfacción, pero fue al principio porque gracias a usted descubrí algo mucho más placentero».
Él cambió su mirada a sorpresa y me dijo.
-«¿Gracias a mi señorita?»
Yo le contesté.
-«Si, yo no se lo he dicho, pero usted fue la primera persona extraña que me toco directamente, hasta nuestro encuentro en el supermercado, yo no me había dejado tocar por nadie, incluso evitaba que me vieran desnuda, solo estaba contenta con pasearme desnuda en la oscuridad, pero cuando usted puso sus manos sobre mí en el supermercado, descubrí un placer mucho más grande, gracias a usted pude animarme a disfrutar mucho más y por eso le estaré siempre agradecida, así que por favor cambie esa cara de tristeza, quiero ver al don Genaro caballeroso y fogoso de siempre».
El cambio su semblante poco a poco y me contesto.
-«Discúlpeme señorita, usted tiene toda la razón, usted es una mujer bella y joven, tiene todo el derecho de hacer las cosas que quiera, le ofrezco una disculpa por mi actitud».
Yo me alegré mucho porque parecía mucho más contento ahora, estaba volviendo a ser el don Genaro de siempre, entonces vi que sacó un cigarro de su bolsillo y trató de prenderlo, yo le dije.
-«Me alegra que me entienda don Genaro, pero sabe una cosa, fumar es un hábito horrible y no me agrada nada el olor, además de que a usted eso le hace peor por su edad, le recomiendo que deje de hacerlo».
Él me miró y luego miró su cigarro.
-«Sabe que usted tiene razón y hoy me siento más animoso, así que no lo necesito».
Tiro su cigarro al suelo, lo piso y me miro sonriéndome, yo quise aprovechar el momento, miré por si había gente cerca, pero no vi a nadie, ya se estaba oscureciendo, así que pasaría todo más desapercibido, le dije a don Genaro.
-«Don Genaro, no sabe usted que la basura no se tira en la calle, yo le ayudaré esta vez, pero usted tiene que recordarlo».
Me puse de pie, me puse frente a él colocando mi culo cerca de su cara, tomé su mano derecha y la puse en mi pierna derecha, lo miré por sobre mi hombro y le dije.
-«Usted debe botarlo en la papelera que tenemos aquí al lado».
Me incliné arqueando mi espalda para que mi culo se levantara bastante y mi falda no le tapara nada, don Genaro empezó a subir sus manos por mis piernas hasta llegar a mis nalgas, subió mi falda dejando mi culito al aire, empezó a apretarme las nalgas con fuerza, luego sentí como besaba mis nalguitas, yo me quede quieta ahí sintiendo sus manos sobándome eróticamente, bote el cigarro en la papelera, volví a enderezarme lentamente, me di la vuelta a don Genaro, me puse a su lado en la banca, pero dándole la espalda, subí mis pies a la banca, me senté sobre mis rodillas, eso dejo mi culito hacia abajo, pero abierto, sentí como él volvió a poner sus manos sobre mí, masajeando mi culito lentamente, pasando sus dedos por mi conchita, masajeándome muy rico, yo solo podía disfrutar de ese momento, empecé a jadear un poco, sentí como don Genaro, bajo los tirantes de mi polera por mis brazos, eso provoco que mi polera se me bajara un poco dejando mis tetas al aire, don Genaro puso sus manos sobre mis tetas, masajeándolas lentamente, lo hizo de una forma muy erótica, pasaba sus dedos por mis pezones, los cuales al yo estar tan caliente estaban muy sensibles al contacto, sentí como la brisa se complementaba con las caricias, como la brisa tocaba mi culito desnudo y mis tetitas también, yo estaba muy excitada, gemí despacio «aaa..mm..», me gire a don Genaro y le dije.
-«Don Genaro, quiero que me ayude en un juego».
Metí mi mano en mi cartera y busqué mi vibrador, me levanté, me apoyé arrodillada boca abajo, mi cara tocaba la banca, quedé en 4, tenía todo mi culo levantando para don Genaro, le dije.
-«Póngame esto dentro de mi conchita por favor, don Genaro».
Él lo tomó y empezó a meterlo lentamente, yo gemí «aaa…mmmaaaa…», lo metió, yo volví a enderezarme, me arregle la ropa tapándome de nuevo, me puse de pie, tome mi teléfono y le enseñe a don Genaro la aplicación del vibrador en mi teléfono, le explique como funcionaba y el cómo los niveles indicaban la intensidad del placer que me daría el vibrador, le dije que lo intente, él lo activó en el nivel bajo, yo me estremecí un poco, le explique que los niveles máximos eran muy intensos, entonces él lo puso en nivel 4, yo caí sentada nuevamente en la banca, apreté mis piernas y cerré mis ojos por la intensidad del placer, él lo volvió a bajar el nivel, yo note la bajada y empecé a jadear más lentamente, lo mire y le dije.
-«Me parece que ya capto la idea del juego don Genaro, ahora que le parece si vamos a comer?».
Él llevaba mi teléfono en su mano con la aplicación abierta, entonces mientras caminábamos él subía gradualmente el nivel para darme toques muy ricos y luego volvía a bajarlo al mínimo, yo tenía que detenerme en algunos momentos porque el placer me impedía caminar bien, solo respiraba hondo y me apretaba con fuerza contra don Genaro, estábamos llegando a la avenida, cuando don Genaro me dijo.
-«Se nos hizo un poco tarde señorita, no creo que podamos ir a comer a esta hora, ¿le parece si la invito a tomar tesito a mi casa?».
Yo lo miré, le pedí mi teléfono para ver la hora y eran las 9:30, no era muy tarde realmente, pero sabía que él quería llevarme a su casa para seguir tocándome, yo estaba muy caliente y quería seguir jugando con don Genaro, así que decidí aceptar su invitación esperando vivir muchas más experiencias con él, le respondí.
-«Claro don Genaro me encantaría, ¿pero no molestaré en su casa?».
Él me respondió.
-«Claro que no señorita, me encantaría que usted viniera, además yo vivo solo, así que no habrá problema».
Aca termina esta segunda parte, espero que les haya gustado y esperen con ansias la siguiente parte, les mando un gran beso.
Estoy fascinado, por favor no tardes mucho en subir la siguiente partes.
Estoy fascinado, por favor no tardes mucho en subir la siguiente parte.
Super excitante tu relato, voy corriendo a leer la conituacion bb 😘😘🥵😍