Marisela, mi empleadita paraguaya
Marisela es oriunda de Paraguay. Es una mujercita muy bella y con un hermoso cuerpo, pero llo más llamativo es su culito. Y fue mío.
Marisela tiene 19 años. Como dije es de Paraguay y tiene un lomazo. Sobresale su portentoso culito, redondito parado. No muy grande pero es perfecto. Lo acompañan un par de pechos muy llamativos. Hace dos meses que trabaja en casa, se encarga de la limpieza y orden de la misma desde que me separé de mi esposa. Yo a mis treinta años sigo siendo un deportista esmerado, juego paddle, futbol y hago artes marciales. Por lo que mi cuerpo es fibroso con buena musculatura. No estoy mal de facha pero no soy ningún adonis. En definitiva soy un tipo interesante, con buenos ingresos. Tengo mi propia empresa de informática, trabajamos mucho con empresas del exterior por lo que dinero no me falta. Eso también ayuda. Por ejemplo cuando slago a la noche en mi camioneta BMW X6, las mujeres y hombres por igual no dejan de observar, y por supuesto habrá comentarios de todo tipo al respecto. Principalmente de envidia. JAJAJA.
Mi casa es un loft de 400 m2, está en una zona que era industrial, y hoy en día se ha convertido en una zona de bares y negocios, por lo que hay gente todo el día en los alrededores. Todo esto lo comenté para que Uds. puedan apreciar que mi situación es única. Solo, con plata y no tan feo. Además soy un tipo bastante sociable y simpático por lo que tengo trato con muchas personas que frecuentan mi casa. Una de esas tardes en que Marisela estaba ordenando la casa, llegaron un par de amigas que había conocido en una noche de juerga. Ambas muy jóvenes y bonitas. Yo sabía que lo que más les atraía de mi era mi posición económica, al lado mío seguro no faltaría ni comida ni dinero. Yo esperaba sacar provecho de su interés. Las atendí como se debe, con muchas sonrisas, les ofrecí bebidas, y cuando estaba en la cocina preparando las mismas entra marisela, con una cara de culo de novela. Hasta parecía enojada. Pero pensé que tendría sus propios problemas. Luego de compartir un rato con las jovencitas, decidí que había que acelerar el trámite para ver si podía tener sexo con alguna de ellas o con las dos, puse música y ya con lo que habían tomado estaban chispeantes, comenzamos a bailar y veo pasar a mi empleada con su cartera y abrigo en el brazo, ni se despidió, simplemente se fué. Me intrigó pero no me puso muy nervioso.
En definitiva luego de beber un poco más, la noche terminó con una muy buena sesión de sexo con ambas niñas. Olvidé comentar que si bien Diosito me dotó de una mente fértil e inteligencia al por mayor, tambien me dotó de un miembro interesante, lo que a la postre tambien es una herramienta muy util con las mujeres. Son 23X7cms de una carne en barra que permite satisfacer a cualquier mujercita. Por lo que ambas jovencitas a las cuales penetré por todos los agujeros posibles ( gracias a un «Viagra» de 100mg) y a una muy buena colaboración de ambas chicas. Finalmente se fueron y yo pude acostarme, ya era bastante de madrugada, pero como al otro día era sábado, no me preocupaba el horario para levantarme.
Estaba yo durmiendo cuando de repente siento la puerta del dormitorio que se abre, algo fuera de lo normal. Unos pasos rápidos y el cortinado que se abre de par en par dejando entrar toda la luz del día. Casi quedo ciego. Cuando por fin puedo enfocar la vista veo a Marisela parada con las manos en jarra al pie de la cama y con cara de pocos amigos. Y así nomás como si fuera mi mamá, me larga que claro, mucha joda y mujeres y al otro día no me levanto ni al baño. Me sorprendió su postura, a que venía tanto enojo, por qué esta piba estaba tan ofuscada y molesta conmigo. A pesar de tener un muy alto coeficiente intelectual estuve bastante lerdo en comenzar a entender lo que podía estar pasando. Mi empleada estaba celosa de las pibas de anoche. Y cuando comprendí lo que estaba pasando me sonreí. Y decidí probar por donde venía la cosa y si estaba acertado en mi razonamiento, yo cuando me despierto luego de una noche de sexo, lo hago con la verga a media hasta. Hoy no era diferente, lo que no me recordé es que estaba totalmente desnudo, y así me levanté de la cama. Tremenda fue la cara de sorpresa de Marisela al observar mi verga a medio parar y que al parecer yo no me molestaba en cubrirme. Pero tampoco Ella se dió vuelta, se quedó mirando mi pedazo que se bamboleaba de lado a lado. Luego se sonrojó, pegó media vuelta y salió a paso vivo de la habitación. Yo me puse el pantalón del piyama y salí detrás de Marisela para pedirle disculpas por mi actitud. La encontré en la cocina lavando unas copas. Grande fue mi sorpresa cuando al acercarme veo que estaba llorando, las lágrimas le caían por su hermosa cara. Me acerqué despacio, la abracé desde atrás y simplemente le apoyé la verga en su culo, mientras con mis manos tomaba sus hermosas tetas y besaba su cuello. Al principio se quedó helada, no se movía, pero duró unos pocos segundos, comenzó a suspirar y echó la cola hacia atrás propiciando el roce de mi verga en su culo. Mi rabo al sentir la reacción de la niña comenzó a ponerse duro y a levantarse, lo que no pasó desapercibido por mi empleada. La hice darse vuelta y quedó de frente a mi, cabeza gacha, como avergonzada, yo la tomé en mis brazos y alzando su carita hacia mi la bese primero suavemente, luego al ver la respuesta de ella le clavé la lengua en la boca mientras le apoyaba la pija ya dura en su pelvis, Marisela me mordió el labio, me tomó de la cadera y me apretó contra su pubis, se movía suvecito, se estaba masturbando con mi pija. Al estar vestida con una calza de lycra, sus labios vaginales practicamente estaban abrazando mi pedazo por sobre el piyama. Metí mis manos por debajo del elástico de la calza y me aduené de sus firmes nalgas. Más se apegó a mi pene. Entonces le fui bajando la calza y su bombacha, y Marisela desató el cordón de mi piyama cayendo este al suelo liberando mi verga erecta. Su vulva estaba totalmente depilada, sus gruesos labios vaginales brillaban de exitación, estaba totalmente lubricada, la hicé sobre la mesada, abrí sus piernas y me coloqué en posición, ella estaba con los ojos cerrados, acomodé mi tripa en la entrada de su cuevita y la fui penetrando suavemente, la paraguaya es muy estrecha, y pareciera que no coje muy seguido, ya que al sentir como le entraba la cabeza y luego parte del tronco se desbocó y de un empellón se tragó las tres cuartas partes de mi tripa con un suspiro, quedó empañada, apenas si se movía, pero pronto inició una rotación de caderas que me volvió loco, su concha apretaba como si una mano tuviera mi pene, yo ya participaba activamente con golpes de cadera y cada vez le entraba más la verga, hasta que casi toda la tripa se perdía en su cuevita, de pronto me araña la espalda, me muerde fuerte los labios y acaba, senti sus flujos calientes y no aguante y le llené la concha de semen con potentes chorros. Quedó laxa y abrazada a mí. La miré a los ojos y le pregunte, Estas contenta ahora, se te pasaron los celos? Y Marisela sonriendo me dice, un poquito pero capaz que si e quedo esta tarde, para la noche se me pasa todo. Era toda una oferta. Y yo acepté. En la parte II les contaré como siguió a la tarde. Y lo que su culito es capaz de hacer.
Quiero un jefe con esa pija