Martucha, la niña inocente no tan inocente
Martucha a sus 11 años ya se mostró como una amante del sexo a partir de su desvirgue, cuanto placer otorga.
Martucha, por Dios, con 11 añitos tiene un cuerpazo, parece de 14años. Alta para su edad, un cuerpo bien formado, sus piernas atléticas y largas terminan en un par de glúteos apoteóticos. Sus pechos poseedores de un par de pezones que intentan romper la tela de su remera ya que todavía no usa sostén, pero debería. Poseedora de una boca de labios carnosos y dientes de película. Pero lo que más resaltan son sus ojos, de color miel, tipo gata, detrás de unas pestañas de actriz. En definitiva es una preciosura. Eso me volvió loco, pero el tema es que además de todos sus atributos físicos, tiene una parte retorcida de su personalidad que descubrí por casualidad una tarde en la piscina del club donde concurrimos. Ella es hija de una socia de mi esposa en el estudio de abogacía en el que trabajan. Yo soy ebanista, hago muebles finos y caros a pedido. Trabajo en mi taller de carpintería que tenemos al lado de casa. Pero vayamos a lo importante, a mis 43 años, llevo ya 15 casado felizmente con mi esposa, una flaca de muy buen cuerpo, hermosa por donde se la mire, pero por algún motivo, no gozamos de sexo seguido, aunque cuando lo hacemos es una fiesta mayúscula. A veces tengo el presentimiento de que posiblemente me engañe con algún otro hombre. Pero apelo a la confianza y al amor que nos tenemos. Nunca hemos podido concebir un hijo juntos. Parece ser que mis espermatozoides no son lo suficientemente nadadores para llegar a sus óvulos, se mueren en el camino. Cosas de la genética. De hecho hemos pensado varias veces en adoptar. Veremos más adelante que pasa.
Todo comenzó una tarde de sábado en el club, estaba yo tomando sol, mi esposa con sus amigas jugando cartas, yo aburrido, mirando a los niños en la pileta, y obvio que Martucha sobresalía del grupo, demasiado. Era como un faro en la tormenta. Por más que quisiera desviar la vista, siempre volvía a donde la niña estaba.
De repente al correr para tirarse al agua resbala, y se cae golpeando con la cadera el borde de la pileta. Yo vi todo, y reaccioné al instante. Me levanté, rápidamente me tiro al agua, tomo a la niña en mis brazos y la saco de la piscina. Ella lloraba, al tener su cuerpo junto al mío, no entiendo que pasó pero me traicionó el sub consciente y mi verga comenzó a erectarse. Cuando pongo a la niña sobre una de las camas de tomar sol, no me doy cuenta pero mi pija dentro del short hacía una carpa importante y había quedado al lado de su cara. A Martucha con su instinto de mujercita ya en edad de merecer no se le pasó por alto esto. Y dejó de llorar para mirarme directamente a los ojos y sonreirme muy coquetamente. Y sin más como al descuido estira su brazo, y su mano fue directamente a mi falo. Quedé paralizado por el gesto, Ella seguía sonriendo, me dio un par de apretones y luego retiró su mano, pero no dejó nunca de mirarme directamente a los ojos. Es cierto que lo que encontró con su mano no es para despreciar, son 20x7cms de carne en barra bien dura. Le pregunté si se encontraba bien, todavía conmovido por su gesto. Martucha simplemente me miró con sus ojos color miel y me encandiló para siempre. Su sonrisa fue el sol en medio de la tormenta. Y con un gracias y una caída de pestañas me enamoró de por vida. Pero también en medio de esa conmoción pude notar que sus pezones se habían puesto duros y pugnaban por salir del corpiño de su bikini. No cabía duda, la piba se había excitado al contacto con mi verga. Ese día todo terminó ahí. Llegó mi esposa y me felicitó por haber ayudado a la niña. Esa noche tuvimos sexo desenfrenado, pero mi mente en todo momento estuvo invadida por la imagen de esa niña de 11 años.
Al sábado siguiente fuimos nuevamente al club, y yo no dejaba de pensar en Martucha, ese cuerpazo, en su sonrisa final, en cómo sin vergüenza alguna me tomo del miembro. Y cuando llegamos, Ella ya estaba ahí. Dentro de su rosada bikini, que dicho sea de paso ya le quedaba algo justo, por lo que si uno prestaba atención, sus labios vaginales pugnaban por salirse, sus pechitos estiraban la tela a punto de cortar los lazos. Verla y tener una semi erección fue un solo echo. Como todos los sábados mi esposa se fue al bar a jugar a las cartas con sus amigas, yo me quedé solo mirando como los niños jugaban en el agua. Pasada unos 15 minutos siento cerca una presencia, me doy vuelta y allí cerquita a mi hamaca estaba la niña, Martucha. Sonreía afablemente, se me acerca y me saluda con un beso en la mejilla, pero bien cerca de la comisura de la boca, un beso que ya implicaba algo más. Medio me sorprendí por el gesto. Se sentó en el pasto bien cerquita a mí, y acercando su boca a mi oído me dice, gracias por cuidarme el otro día. Sus palabras, tan simples se sintieron como una descarga eléctrica. Mi pene otra vez reaccionó con una tremenda erección que no pude ocultar a los ojos de la niña. Martucha la vio, se ruborizó y descaradamente me pregunta si la pija se me paró porque Ella me gusta. Yo no atiné a decir otra palabra que «Si». Se sonrió nuevamente y con total desparpajo me invita a ir al baño, yo primero no entendí lo que me proponía pero a buen entendedor pocas palabras, reza el dicho. Y como Ella estaba dispuesta, no dije que no. Primero se encaminó Martucha, su culito se movía de una lado al otro mientras caminaba, lo que me excitaba más todavía imaginándome con mi verga dentro de sus nalgas. Luego fuí yo, nos metimos al baño de discapacitados, donde difícilmente nos molestaran, muy inteligente la niña, apenas entré, trabamos la puerta y Martucha se abalanzó hacia mí apoyando su vagina sobre mi pene, me abrazó y me dio un beso de lengua como la más expertas de las novias que tuve. Yo no sabía cómo reaccionar, no hizo falta. Ella tomó la batuta de todo, simplemente se arrodilló frente a mí, me bajó el short y liberó mi verga. La misma estaba en todo su esplendor, Martucha la tomó en sus manos, aproximó sus carnosos labios y se engulló la mitad de mi tripa en un santiamén, sin dudarlo. Parecía un sueño, pero era muy real. En dos minutos me tuvo a punto de llenarle la boca de semen, se lo hice saber, ella no se amilanó, siguió chupando y lamiendo hasta que comencé a expulsar chorros de semen dentro de su garganta, se lo tragó todo. Luego lo lamió hasta dejarlo limpito. Entonces sin vergüenza alguna me dice, bueno ahora te toca a vos hacerme acabar. La puta madre, esta piba estaba bien entrenada. Sin dudarlo le saqué la parte de abajo de su bikini, ella se desató el corpiño liberando ese proyecto de senos, que ya eran una hermosura. Y le metí lengua a su vagina como loco, mientras apretaba sus pezones con una mano, con la otra buscaba su ano. Al encontrarlo descubrí su agujero bastante dilatado y suelto, enseguida entró un dedo entero y luego dos. Prontamente estuvo al borde del orgasmo, yo seguía lamiendo y chupando cuando se descargó en un suculento orgasmo, me llenó la boca con sus fluidos en medio de gemidos y suspiro. Yo quería más, por lo que directamente la tendí en el piso sin preguntarle nada, ella se dejaba hacer, le abrí las piernas, se las puse sobre mis hombros, tomé mi miembro y se lo arrimé a sus labios vaginales. Ella simplemente me pidió que le haga la cola, que por ahora quería seguir siendo virgen. No me hice rogar, y apoyando el glande de mi tripa en su esfínter, sin muchos preámbulos se la enterré hasta la mitas, Martucha gritó, yo seguí empujando hasta que mis testículos tocaron sus nalgas, luego me quede quietito un ratito hasta que se acostumbró al tamaño del miembro y Ella solita comenzó a cogerse. Iba y venía por el largo de mi tripa sin quejarse, disfrutándola, obvio que yo estaba en la gloria. Tenía una niña de 11 años ensartada por el culo hasta los testículos, y no parecía ajena al disfrute, de repente me grita, por favor más fuerte que me vengo, no me hice rogar y se la enterré hasta los pelos y ella acabó son un gran suspiro. Yo inicié en ese momento un descarga de semen como nunca antes lo había hecho. Finalmente quedamos ambos exhaustos, ella sonreía, y yo perplejo por lo que había pasado. Martucha se sienta mientras comienza a vestirse, entonces simplemente me dice que cada sábado si yo mantengo el secreto, tendremos sexo, y que pronto me entregará la virginidad de su vagina. Estoy como loco, ya que llevamos tres sábados teniendo sexo y todavía no me deja penetrarla por la vagina, pero sé que está cerca. Veremos el sábado que viene que pasa.
Pero carajo, es muy rico y cachondo esto!
Amé la historia. El golpe no le quitó chupar verga como una ternera ni dar su culo al tio ^^ niña de goma y viciosa! Así se hace.
Si soy la mami, les hago unos videos super ricos juntos.
Yo prefiero vaginal