Más turbado que nunca

Como cambiaron mis gustos sexuales.
Hola gente lectora !!!
Este, va a ser mi primer relato, así que disculpen mis errores si los hubiere.
La mayoría dice lo que les cuento es real, yo lo dejo a vuestro criterio de creerlo o no.
Soy Santi tengo 50 años y separado hace tiempo sin hijos.
Un tipo común en lo sexual, diría un promedio.
Al principio de mi separación no tuve deseos de tener relaciones, solo acudía a la paja en mis calenturas lógicas.
Era solo un trámite.
Al tiempo me había hecho muy pajero porque la necesidad lo pedía y así fue que comencé a intentar salir con mujeres. No me fue mal, al contrario, tuve digamos cierto éxito y vivencias nuevas.

Una de esas mujeres, con quién más salí y compartíamos mucho de la vida, me hizo cambiar totalmente.

Una de esas encamadas fue hermosa con un primer polvo juntos que nos hizo estar en otro mundo.

Fuimos por el segundo y me costó que se me pusiera dura, pero mi mente estaba deseoso y la de ella, Marcela era su nombre, volaba de excitación.

Hizo lo imposible y yo … nada.

Aquí comienza otra vida.

En las distintas revolcadas buscando calentarnos más, yo quedé boca abajo.

Ella con sus manos me acariciaba las nalgas, me las abría y sus dedos pasaban por mi ojete.

Aclaro que nunca me habían acariciado así porque no me gustaba (machismo quizás?)

En esta oportunidad me quede quieto y Marcela metió su boca entre mis cachetes y de una me besó el hoyo y siguió mamandolo.

Guaaaauuu que placer.

Ahí se me paró y la calentura empezó a ser extrema.

Ella seguía chupando. Me quise darle vuelta para que cogieramos y no me dejó.

Me dijo: quédate así que te hago acabar y yo me vengo también.

Chupaba desde la cintura hasta los huevos y la cabeza de la pija, pero se quedaba más metiendo la lengua todo lo que podia en mi culo.

En un momento donde el ojete estaba buen mojado siento que muy despacio me mete un dedo.

Mi primer intento fue salirme, pero la pija la tenía tan dura y con deseos de acabar que no me retobe y ella muy lentos me metió todo el dedo.

Y si me empezó a coger a dedo. Por favor como entraba y salía y yo sacaba más el culo para que me diera más y más.

Ella se había como sentada en uno de mis muslos y refregaba su concha más que mojada.

Así cogiendome y refregandose, yo acabé tratando que el dedo me entrará más y al poquito tiempo ella se montó en mis nalgas y acabó a los gritos.

Que placer todo. Como lo manejó Marcela.

Quedamos exhaustos.

Después hablamos y nos reímos mucho porque en definitiva me hizo el culo.

Los próximos encuentros fueron como siempre pero yo pidiendo lengua y dedo.

La vida nos fue alejando ella se tuvo que mudar lejos nos veíamos muy a las perdidas.

Entonces mi vida sexual comenzó a ser nuevamente de muy pajero.

Ya era más grande y le dedicaba más tiempo a la masturbación. Era con previa, disfrutando de todo, mi habitación, la luz, el espejo de la puerta del plackard, etc.

El gran agregado fue que cada paja era con mis dedos haciéndome el culo. Me hice adicto. Muchas veces ni me acordaba de la Verga y era darme y darme por el orto.

Claro puse dos dedos me satisfacía pero quería más.

Nadie se va a poner colorado pero me empecé a dar con lo que tenía a mano o bien tenía a mano porque me compraba distintas verduras: la zanahoria fue lo primero, y luego lo que puedan imaginar.

Cosas de la casa como el mango de un cepillo, algo que tuviera forma de verga me lo entraba.

Todo eso mirando por el espejo era terrible.

A veces me he hecho 3 pajas en un día.

Me había enviciado mal y más quería.

Claro que pensé que me estaba haciendo puto pero en mis fantasías era con mujeres y en las pajas Marcela llevaba las de ganar.

Hubo otra bisagra en mi vida que después se lo contaré en otro relato, pero vaya un adelanto.

Comencé a salir de nuevo con alguna mujer y obvio el pedido que me hicieran del culo fue normal.

Una de ellas al ver que me gustaba tanto me propuso hacer un trío, me contó que ella lo hizo un par de veces con dos amigos y je encantó.

Yo no aceptè, en primer momento, y después de una dedeada que me hizo le dije bueno hagamos.

Yo tengo un smigo, Julián un pibe que se presta y lo maneja muy bien.

Fuimos armándolo hasta que llegó el día o mejor dicho la noche y Julián con un buen pedazo de pija me llevo a otra instancia de vida.

En el próximo se lo de cuento si es que les ha atraído este relato.