MATRIMONIO ABIERTO
Tener un matrimonio abierto fue iniciativa mía. Lo propuse después de veinte años de matrimonio porque pensaba que mi esposo y yo nunca nos habíamos detenido a pensar qué tipo de relación queríamos tener; la vida en pareja simplemente se nos había id.
Tener un matrimonio abierto fue iniciativa mía. Lo propuse después de veinte años de matrimonio porque pensaba que mi esposo y yo nunca nos habíamos detenido a pensar qué tipo de relación queríamos tener; la vida en pareja simplemente se nos había ido dando: quedé embarazada en a los 23 años la primera vez y a los 26 en la segunda. Aparte de eso, nunca me llamó la atención seguir las convenciones sociales, porque sí, no me parecía que la vida debiera funcionar como siempre en el pasado y ya. Tampoco me convencía lo que vi en mi familia, en mis amigos, en la gente cercana: en los cuales era muy común las infidelidades, hacerlo a escondidas, sin que el otro se enterara… y nosotros sabíamos que con el pasar de los años podía suceder que nosotros sucumbiéramos a esa tentación, pero ante todo deseábamos mantener a flote nuestra familia y nuestra unión de pareja. Por eso, después de hablar e ilustrarnos ampliamente sobre el tema tomamos la decisión del matrimonio abierto
Cuando nuestro hijo mayor cumplió 21 años, mi esposo tenía 46 años y yo 44, nos sentíamos jóvenes y con muchas posibilidades de disfrutar la vida con libertad, con mucha confianza el uno en el otro y ante todo con la seguridad que siempre estaríamos juntos los dos por encima de cualquier aventura y comenzamos a hablar sobre qué tipo de pareja pretendíamos ser. Leímos sobre el amor visto desde diferentes perspectivas y vimos películas en las que hablaban de nuevas tendencias, hasta que una prima mía menciono el matrimonio abierto, y lo que le escuche hizo un clic inmediato dentro de mí. ¿Qué era eso? Para nosotros, lo definimos como: mantener nuestra relación de pareja y conservar unida nuestra familia, y que esas dos cosas no fueran impedimento para disfrutar de otras relaciones accidentales. Mi prima mencionó que si a los miembros de la pareja les gustaba alguien, podían coquetear, incluso compartir intimidad, pero nunca romper la relación de la pareja del matrimonio que decidía experimentar esta relación abierta. La clave era hacer todo de frente ante su pareja, pero siempre discretos ante los demás, porque en la sociedad muchas personas no están preparadas para esto.
Antes de empezar a practicar el matrimonio abierto, lo primero que hicimos fue establecer unas reglas claras. La primera, no podíamos tener una relación con un ex novio o una pareja del pasado, tenía que ser alguien nuevo. La segunda, que no teníamos la obligación de contar todo, a menos que el otro preguntara —es decir, si yo intuía que estaba pasando algo, podía preguntar y recibir una respuesta sincera, pero también podía suceder que no me enterara nunca—. La tercera, que esa persona nunca llegara a conocer la intimidad de nuestra familia; una cosa es lo que fuéramos como pareja y otra como familia, nunca afectar lo que hemos construido, pues amamos lo que somos y lo debemos conservar ante todo.
De otra parte, comprometernos a hacerle creer al tercero que lo que sucediera seria a espaldas de la pareja y de la familia, por eso nadie debía enterarse, además no prolongar la relación en el tiempo para no dar oportunidad a que el tercero buscara una relación permanente y si eso se presentía, cortar pronto la relación. Ojala el tercero tuviera más que perder que nosotros para garantizar su discreción.
Con el tiempo acordamos una regla adicional: si la relación pasaba a un nivel sexual, debíamos comentarlo, porque ya en esa instancia nos estábamos metiendo con energías que iban a entrar a nuestra cama. Pero importante fue aclarar algo: un matrimonio abierto no necesariamente es tener sexo con alguien más; es todo lo que en tu imaginario te diga de una relación intima: desde coquetear con alguien por WhatsApp, salir de fiesta o irse de viaje, pero al mismo tiempo no descuidar la relación con la pareja.
Claro no fue nada fácil cuando uno se entera por primera vez, que su pareja empieza una relación. La teoría es sencilla, quieres que todo fluya porque estás pensando en la libertad de ambos, pero en el momento de la verdad, es impactante. No sé si es un golpe al ego o al corazón, pero se siente algo inédito.
De hecho, me pasó. Sentí que él había iniciado una relación, le pregunté y me conto todo. Así que internamente me disguste, y él me dijo: “Habíamos llegado a un acuerdo, a ti también te pasó y sobrevivimos. Seguimos juntos a pesar de que tú hubieras tenido una relación con otra persona. Ahora fui yo, no lo busqué, entiéndelo”. Y así debí entenderlo. Lo habíamos hablado y empezamos a pasar de la teoría a la realidad.
Ya llevamos varios años, y siempre confesamos lo que el otro de pronto no quiso oír, hubo tensión, necesitamos días para volver a la calma, nos distanciamos pero luego retornaba la calma. Lo que sucedió fue que los dos teníamos el peso de todo lo que nos habían enseñado de niños sobre lo que debía ser una relación de pareja, y entonces comparábamos, pero con el tiempo las cosas transcurrieron cada vez más fácil, es cuestión de costumbre. Finalmente, era lo que estábamos buscando y hemos trabajado para conseguirlo, aunque el camino fue complicado.
No hemos socializado el tema. Cuando cuentas que tienes un matrimonio abierto, la gente lo ve como un tabú, como un experimento, y no como una decisión de la pareja. Tenemos muchos amigos casados y con hijos que no comparten ese ideal de relación; muchos dicen que estarán con su pareja hasta que ya no aguanten más. Pero nosotros por el contrario, queremos alargar la posibilidad de estar juntos, en medio de relaciones con otras personas, porque nos sentimos muy bien como familia y como pareja.
Al principio, mi esposo me dijo que yo iba a conseguir aventuras mas fácil, pero él en cambio cuando contara que estaba casado y con hijos, ninguna mujer le iba a prestar atención. Lo gracioso es que en este tiempo la experiencia nos ha demostrado todo lo contrario: somos una sociedad tan machista en nuestra manera de pensar, que yo tuve más dificultad en entablar una relación, así hubiera dicho abiertamente que tenía un esposo.
La primera vez que tuve una relación con otra persona, al comienzo me sentí muy nerviosa y rápidamente le hice saber a Rafael, (ese era su nombre) que lo que sucediera debía ser un secreto y él lo acepto, además le advertí que no dejaría mi familia por nada del mundo. La primera salida fue a cenar, tomamos unas copas hubo desde luego el correspondiente coqueteo, uno que otro roce de acercamiento y nada más. Regrese a casa tarde en la noche y antes que mi esposo me preguntara le conté lo que había pasado y él se sorprendió al comienzo pero entendió que estábamos comenzando lo que habíamos convenido de nuestro matrimonio abierto.
No paso mucho tiempo cuando él fue a una fiesta y una colega empezó a coquetearle y él al igual que yo, le hizo las advertencias del caso respecto a que era casado y que su familia estaba por encima de todo, y a ella eso no le importo, seguro solo quería diversión.
Las dos relaciones se fueron dando a la par y llego el día en que yo sabía que mi seductor me iba pedir que estuviéramos juntos, se lo conté a mi esposo y él me respondió… de siempre supimos que esto podía suceder, así que tú ya sabes las reglas, mucha discreción y ante todo nuestra familia. Le asegure que así lo haría.
Sin embargo note que cuando me estaba alistando para salir y me esmere en mi atuendo, con ropa interior de encaje negro, una falda a media pierna, medias de liguero, zapatos de tacón y una blusa de seda, todo escondido bajo un maxi abrigo, sentí algo de celos de parte de mi esposo, pero no hubo ningún comentario desobligante, solo me dijo… Por favor cuídate mucho, te estaré esperando y nos despedimos con un beso.
Tome un taxi y fui al restaurante que habíamos acordado, al llegar el muy caballeroso me estaba esperando y la primera pregunta que me hizo después de un efusivo saludo fue… Te pregunto algo tu esposo? Le respondí… No nada, es común que salga con amigas a cenar. Y hasta allí llego el tema. Luego el pidió las bebidas, tomar vino fue mi deseo y más tarde llego la cena muy suave, durante este tiempo no me hizo preguntas sobre la familia y la conversación fue hacia temas mas íntimos y desde luego el licor contribuyo a que empezaran los primeros roces, además que la poca iluminación del lugar se prestaba para que las cosas se fueran dando. Mi falda corta se presto para que Rafael comenzara con sus caricias y en el primer roce sentí un corrientazo, algo de nervios, no estaba acostumbrada a esta nueva vida. Pero poco a poco lo fui asimilando y los nervios se fueron cambiando por excitación. Antes de la media noche ya su mano estaba acariciando mi vagina por debajo de la mesa, gracias a la complicidad de un largo mantel que cubría la mesa.
Yo volaba de excitación con la asistencia del licor que me ayudaba a seguir adelante esperando disfrutar de esa nueva experiencia, pero debía ser prudente y no mostrar mis deseos esperando que él fuera quien después de una corta insistencia me invitara a continuar la fiesta en un lugar más intimo. Y pronto, antes de media noche vino la invitación y después de hacerme la difícil acepte, pero con las debidas condiciones de discreción, teniendo en cuenta que yo era una mujer casada.
El pago la cuenta y salimos hacia su auto, al llegar al lugar el abrió la puerta para que yo subiera y en agradecimiento le deje ver mis piernas y algo mas al dejar que mi falda se recogiera al límite. Esto contribuyo para que por el camino su mano no dejara de acariciar mis piernas subiendo hasta mi sexo y luego acariciando mis senos me enviaba besos si descuidar la conducción del auto. Finalmente llegamos a un motel bastante lujoso, bajamos del auto y entramos a la habitación. Enseguida el pidió dos copas de vino y pronto las estaban entregando. Me dio una copa y me invito a brindar por aquel momento maravilloso, yo a cambio brinde por la discreción que debíamos tener los dos.
Esta última copa hizo que el control de mis acciones bajara al mínimo nivel y empecé a dejar que Rafael hiciera de mi lo que él quisiera, deseaba tener nuevas experiencias y para eso debía permitirle que llevara la iniciativa. Pronto en medio de besos comenzamos a desnudarnos, el ambiente era cálido e invitaba a dejar de lado todo lo que cubría nuestros cuerpos, pero cuando quede en ropa interior, Rafael se detuvo a observarme dejando salir toda clase de lisonjas sobre mi cuerpo, esto me emociono mucho ya que mi esposo no lo hacía, fruto de la costumbre posiblemente. Me quito el brasier y comenzó a acariciar, besar y chupar mis senos sin parar, pasando del uno al otro, elevando mi excitación.
Después con suavidad bajo mi tanga hasta mis tobillos y yo le ayude al final para quitarla, a continuación su boca fue directo a mi sexo y su lengua empezó a acariciar mi clítoris y poco falto para que experimentara mi primer orgasmo, mi esposo nunca antes lo había hecho así, se notaba que Rafael era un experimentado seductor, no paso mucho tiempo cuando me pidió que me recostara en la cama y allí con el sexo oral me hizo subir al cielo y experimentar mi primer orgasmo. Pero no fue gratis, porque a continuación me ofreció su verga para que se la mamara y yo me esmere en corresponderle al placer que minutos antes me acababa de prodigar. Su verga entraba hasta mi garganta y empecé a disfrutar como si lo hiciera en mi vagina.
Pero luego vinieron momentos inolvidables de esta primera vez. Rafael me pidió que me acomodara sobre la cama y tras acariciar mi cuerpo, desde mi senos hasta mis nalgas empezó a frotar su verga en mi vagina lubricándola para luego empezar a penetrarme, su verga era de un tamaño bastante superior a la de mi esposo y en la medida que entraba en mi sexo sentía como se iba abriendo paso separando las paredes de mi vagina hasta tocar fondo, enseguida confirme que la verga de Rafael era bastante más larga cuando llego al lugar que nunca lo hizo antes mi esposo. En ese instante, a pesar de mi locura, pensé que pasaría si después me iba a seguir gustando tanto la enorme verga de Rafael y mucho más cuando empezó a embestir mi sexo haciéndome inmensamente feliz.
Empezaron las penetraciones y fue empezar a sentirme en la gloria, mi excitación subía con cada entrada y salida y Rafael sabia como moverse para hacerme sentir todo su miembro. Empecé a gemir como una posesa y eso a él le gusto, lo motivo, según me dijo después, y creo que los dos disfrutábamos al límite. Yo separe mis piernas lo que más pude para darle a él la oportunidad que su verga entrara en mi sexo hasta la raíz.
Pero vendría la cereza del postre cuando me pidió que me acomodara en posición de perrito y él se ubico detrás de mí y su verga súper lubricada por mis flujos, que brotaban a montón como nunca antes experimente, le facilitaron para que los llevara hacia mi culo y cuando me di cuenta la cabeza de su miembro estaba dentro de mí culo, al tiempo que su mano no paraba de agitar mi clítoris lo cual contribuyo a que yo mantuviera un alto nivel de excitación y seguir recibiendo el miembro de Rafael en su totalidad. El espero a que mi cuerpo asimilara su verga y cuando noto que sus caricias me llevaban a un pronto orgasmo empezó un mete y saca que me empujo al éxtasis, creo que nunca gemí y grite como ese día, al punto que deje que Rafael me cogiera sin preservativo y además dejara toda su carga de semen dentro de mí. Esta locura nunca la volví a cometer, además no se lo conté a mi esposo.
Al llegar a casa trate que mi cuerpo estuviera pulcro y que la embriaguez me hubiera pasado. Eran las dos de la mañana, mis hijos dormían en la planta alta de la casa y mi esposo me esperaba haciendo rompecabezas en su tableta. Al entrar a nuestra habitación cerré la puerta para que mis hijos no nos escucharan y después de darle un beso a mi esposo le pedí que me esperara mientras entraba al baño y darme una rápida ducha, no quería que sintiera el olor que Rafael hubiera quedado impregnado en mi cuerpo.
Antes de salir me puse un baby doll muy sensual que previamente había dejado en el baño antes de ir a mi cita, con la intensión de seducir a mi esposo a mi regreso y bajar tensiones si llegaban a aflorar.
Para mi tranquilidad, mi esposo estaba muy reposado, solo me dijo para empezar… Si quieres cuéntame cómo te fue? Y esta pregunta abierta dio para que le contara con todo el detalle lo sucedido con excepción de mi borrachera y el haber dejado que Rafael me follara sin protección. Al terminar mi esposo me dijo… Entiendo que puedas estar cansada, pero lo que me has contado me ha producido una erección fenomenal. Y para contribuir con nuestra relación le dije… Yo también ardo en deseos de estar contigo, y aunque hubiera preferido dormir, deje que mi esposo me follara todo lo que él quiso y cuando sentí que se iba a correr, simule un orgasmo con las limitaciones que implicaba que nuestros hijos no nos escucharan.
Después de esa primera vez, han venido otras aventuras, pero esta primera me dejo marcada, la relación con Rafael duro unos meses y de pronto el desapareció.
Ahora estamos abiertos a todo, incluso al punto de que el matrimonio abierto no sea el camino. Puede que en un tiempo alguno de los dos sienta que no quiere más. Y si eso pasa, podemos acabarlo y seguir en una relación monógama. La idea es asumirlo con la misma tranquilidad con la que asumimos la conversación sobre tener relaciones con otras personas.
Por ahora no sabemos qué va a pasar. Solo queremos ser consecuentes con lo que sentimos y seguir siempre juntos. Nuestro amor es incondicional. Hay un sentimiento de apego muy difícil de superar. Y creo que lo lograremos. Si todas las parejas lográramos sacar de la relación ese video de “yo te poseo a ti”, creo que aflorarían nuestros sentimientos más positivos: se acabarían las mentiras, se acabarían las infidelidades, se acabaría la inseguridad; y todo estaría conversado, nada te cogería por sorpresa, nada te lastimaría. Y, al final, esa es nuestra idea. Por ahora disfrutamos de cada nueva relación y eso nos motiva a valorar más a nuestra pareja.
🙂 😉 🙂 😉
Muy bien explicado.
Mi Sra también fue la me lo propuso. Pero paso un tiempo hasta q se dio.
Lo q estamos muy d acuerdo es q con otras personas disfrutamos diferente, creo q nos unió más , cada vez q tenemos una fantasía o sale algo improvisto, nos los cometamos , y seguimos siendo felices y más si es en flia.