Me cogí a Denisse, mi becaria de 15 años.
Así fue que Denisse se convirtió en la segunda menor que poseo y desvirgo. Sus tetas deliciosas me volvieron loco y su rico culo acabó por prenderme la verga para cogermela. .
De un tiempo para acá tomé un enorme gusto por las menores. Son deliciosas, inocentes, y uno las puede moldear como guste. Antes, solo había podido probar a mi sobrinita, Dariela, de 9 años, que vive conmigo para poder asistir a su escuela. Para conocer cómo fue que la desvirgué, los invitó a pasarse a mi perfil, ahí están los relatos. Cómo sea. Ella fue la primera menor que probé. Hasta que conocí a Denisse, una hermosa quinceañera, de busto voluminoso y nalgas deliciosas que hizo practicas escolares conmigo y acabó entregándome su rico culo.
Me presento. Soy Esteban, tengo 35 años, vivo cómodamente gracias a mi trabajo como programador, paga lo suficiente bien para vivir en una zona algo exclusiva de la Ciudad de México. Aunque estoy asociado a una oficina que me manda trabajos, yo decido si tomarlos o no, y cuántas horas dedicarles al día a cada uno. Por eso, me extrañó mucho el encargo que me dieron un día: Ser maestro de un becario para que decidiera si quería dedicarse a la programación.
– No! – Contesté inmediatamente a mi colega que me lo pedía encarecidamente.
– Por favor, Esteban. No tengo a nadie más a quien pedírselo. Eres el único que puede hacer esto
– Yo no voy a hacer de niñera.
– Son chicos de 15 años, anda. Y no te tienes que mover, sería en tu casa.
– En serio, Mariana, yo no voy a hacer esto. Me quita mucho tiempo y no quiero
– Sería un favor para mí. Esta chica que iría contigo quiere estudiar programación y…
Desde que Mariana dijo chica, dejé de oírla. Eso sonaba interesante. Tener a una chica de 15 años en mi casa, uffff, podría divertirme. Pero ¿y si no estaba buena? ¿Qué chica a la que le guste la programación podría estar buena?
– … ¿Qué dices? Te deberé un favor enorme, pídeme lo que quieras
– ¿Quién sería la becaria?
– Una niña de La Salle. Se llama Denisse Rocha Paz.
– Mmmmm déjame pensarlo.
– Por favor. Pero confírmame hoy.
– Sí, sí. Te llamo al rato. pero me deberás una eh.
– Claro! Espero tu llamada.
Inmediatamente empecé a buscar por Facebook e Instagram chicas con ese nombre que estudiaran en esa escuela. Al principio no hallé nada. Puras señoras u otras que no encajaban con el perfil. Hasta que lo logré. Denisse Rocha Paz, Secundaria La Salle. Y contra todas mis expectativas, no se veía nada, nada mal. Aunque sus fotos no me acababan de convencer. Pero me bastó. Era una apuesta. Un volado. Llamé de nuevo a mi colega y le confirmé que después de «haberlo pensado» aceptaba ser el maestro de esa escuincla.
Denisse llegó un lunes cerca de las 10am. Cosa que me pareció rara pues a esa hora deberían de estar en la escuela. Abrí la puerta, y la vi pasar. «¡Lotería!» Pensé. Estaba muy buena. Blanquita, pelo negro y lacio. Cintura delineada, aunque unas horas en el gym a la semana la dejarían mejor esculpida. Dos tetitas bien paraditas y exuberantes. Tenía también dos deliciosas piernas bien marcadas por el jean ajustado que llevaba. Además de una carita redonda y aún inocente. Me pregunté en ese momento si ya le habría abierto las piernas a alguien más. Caminó por mi pasillo hasta mi sala con la mochila al hombro, lo que me permitió verle esas suculentas nalgas. Parecía que sí hacia ejercicio. Las tenía firmes a simple vista.
– ¿No deberías de estar en la escuela?
– No, esta semana es de descanso para nosotros por ser de La Salle.
– Ah no sabía. Es que como mi sobrina sí va a la escuela. De hecho está allá ahora mismo
– Sí, lo sé. De todos modos tengo que hacer esto de la pasantía así que… ni modo
– ¿Cómo? ¿Tu no quieres?
– No me lo tome a mal pero preferiría salir con mis amigos
– Pues mira ya somos dos…
– Además, programación era lo único que quedaba y por eso estoy aquí
Lo que me faltaba. La escuincla ni siquiera le interesaba estar ahí. No importa. De todos modos me iba a dar un agasajo con esa niña, la haría mujer.
– Bueno, de todos modos solo es por algunos días ¿no? – Le dije
– Sí, al menos…
La invité a tomar algo, me dijo que no, hasta que le ofrecí una cerveza.
– ¿Cerveza?
– Sí, ¿no quieres?
– Pero… soy menor de edad y…. es muy temprano y…
– ¿Tu le vas a decir a tus padres o maestros? Yo no. Pero si no quieres…
– No, no, sí quiero, sí. Solo me sorprendí
Le abrí la botella, se la di, y vi que le dio un sorbo con algo de asco.
– Jamás la habías probado verdad
– ¿Eh? No, no, no, claro que sí. Siempre tomo – Dijo ella con voz temblorosa. Era obvio que era su primera cerveza.
Fuimos a mi estudio donde le empecé a explicar sobre lenguajes de programación y todo eso. Pero la escuincla tonta no me hacía caso, ni parecía interesarle nada de eso. Estaba muy ocupada viendo mi casa. Me preguntaba cuanto ganaba y cuanto me había costado tal o cual cosa.
– Esas preguntas no son muy corteses, ¿sabes?
– Y Darle una cerveza a una niña sí?
– Niña? Pero mírate, si estas hecha toda una mujer
Denisse se sonrojó con ese comentario y agachó la mirada
– No me dirás que nadie te había halagado antes ¿o sí?
– Bueno es que… sí pero, no tan grandes.
– No estoy tan grande tampoco.
La jalé a mí y le hice sentarse en mi regazo. Le seguí mostrando cosas en la computadora. Ella no soltaba su cerveza, la tomaba con ambos manos con fuerza. Sentía como temblaba y cómo estaba tensa. No creo que estuviera prestando atención a lo que yo decía, y francamente, yo solo hablaba por hablar. La tenía encima mío y estaba dispuesto a ir más allá.
– Tiene muchas computadoras ¿no?
La niña vio mi repisa donde estaban mis laptops. Verán. Yo tengo muchos equipos por cosas del trabajo. En uno juego, en otro corro programas. Algunos especiales para diseño y, claro, un par de Macs para hacer apps para IPhones.
– Sí, es por mi trabajo.
– También la Mac?
– Sí también.
Mientras ella veía embobada las computadoras yo aproveché y empecé a acariciar sus piernas sin vergüenza. Denisse se intentó levantar pero la sostuve con fuerza por lo que dio un sentón sobre mí y eso estimuló mi verga. Se empezó a endurecer y me imagino que ella la sintió, porque intentaba moverse, pero eso solo hizo que me pusiera más caliente. Sus nalguitas estimulaban mi vergota. Gracias a esos movimientos mi pene se logró posicionar justo en medio de ambas nalgas suyas. Sentía exquisito. Y si eso era con mi pantalón y el suyo de por medio, cómo sería desnudos.
– Señor creo que… me quiero… aaaaah!… levantar.
¿Había oído mal? La escuincla había lanzado un gemido involuntario. La solté y caminó hacia la puerta.
– ¿Puedo pasar a su baño?
– Claro. Está cruzando el pasillo, en la segunda puerta.
La vi salir meneando esas sabrosas nalgas que se cargaba. Me acomodé la verga y me dispuse a hacer algo más para cogérmela.
Fui a la cocina y abrí un tequila que tenía guardado. Serví cuatro caballitos y oí cómo la puerta del baño se abría y cerraba.
– Denisse, ven a la cocina. – Grité.
La escuincla caminó y se puso frente a mi en la barra.
– Has probado el tequila?
Ella vio los vasos dispuestos en la barra algo anodada.
– Emmmm
– Yo sé que no. Tranquila. Prueba uno.
– No es que…
– Ah perdona. Es que creí que tú eras una chica más aventada. Pero ya veo eres medio mojigata.
– No soy!
– Está bien si eres, yo solo decía que…
En eso Denisse tomó un caballito y se lo tomó de golpe. Empezó a toser sin control y creí vomitaría. Pero no lo hizo. Abrió grande los ojos. Y se agarró de la barra.
– ¿Estas bien? – Le pregunté
– Sí, sí.
Tomé yo igual uno, como si fuera agua.
– Y, tienes novio?
– Sí salimos hace apenas un mes
– Yo también tengo una novia
– Ah sí?
– Sí pero me deja ser libre ¿entiendes?
La niña se sonrojó de nuevo y yo me acerqué a ella. Se notaba se empezaba a marear por ese shot de tequila. Pensé que haría falta más pero no. Su falta de costumbre al alcohol había hecho que con uno se pusiera borracha.
– Acuéstate un rato. Ven.
La llevé a mi cuarto y la acosté. La empecé a acariciar de las piernas y la cintura. Besé sus hombros y subí hasta su cuello. Ella me vió y también quiso empezar a besarme. Me acerqué a sus labios, y le di un largo beso de lengua.
Bajé hasta u pantalón y se lo quité de una.
– Espera! – Me dijo con sorpresa – Es que soy virgen aún.
– ¿En serio perrita? Que sorpresa. Y yo que pensaba que ya te habían perforado. Con lo buena que estás y puta que eres.
– No soy…
– Ssshhhh La vas a pasar genial hoy.
Seguí besándola en los labios y empecé a acariciar su cuquita con mis dedos. La mujercita gemía. Le quité la blusa y pude ver finalmente sus tetas sujetas en el brassier. Se veían grandes, aunque no demasiado. Podían sostenerse por sí solas sin la ayuda del bra. Se lo quité y vi esos pezones suculentos. Esas tetas bien firmes y desarolladas. Empecé a comérmelas como endemoniado. Succionaba y mordía un poco, le nena se retorcía y lanzaba pequeños gritos de dolor con cada mordida. Me levanté y me quité toda la ropa lo más rápido que pude. Volví a apretar sus tetas y a devorarlas. Al mismo tiempo frotaba mi vergota con su delicada vagina bien depilada.
– ¿Por qué si dices ser virgen estas peloncita de acá abajo, eh puta? Pinche mentirosa.
Le di una cachetada tras decirle eso.
– N, no, juro que lo soy, pero estaba preparada para mi novio es que él es muy indeciso y…
– No me importa perrita. Ya veremos si eres o no ahorita que te la meta. Veras lo que es estar con un verdadero hombre
Acomodé a Denisse, la abrí de patitas y apunté mi verga. La tomé de la cintura y puse mi verga en su entradita.
Empecé a empujar. Estaba de muy apretada. Parecía que era verdad, nadie la había perforado antes. Pero necesitaba estar seguro. Seguí empujando y la nena abrió grande los ojos. Se aferró de las sábanas e intentó detenerme con sus manitas tersas.
-AAAAH!!! No, no, sáquela!
– JAJAJA Sí ahorita la saco. – Le dije con tono burlón.
Seguí metiéndola más y más, hasta que sentí algo que no me dejaba pasar. Ese era. Su himen. La zorra no mentía. Empujé con fuerza varonil y de una acabé de meterle toda mi verga. La escuincla gritó de dolor y con inútiles fuerzas intentó detenerme poniendo sus manos en mi pecho. Pero era inútil. Mi virilidad estaba bien adentro de ella y nada iba a detenerme.
Bombé con fuerte pero lento. Una metida, luego dos, tres, cuatro. Sacaba mi verga casi por completo y se la metía de golpe. Mis huevos chocaban contra su rajita. Besaba sus pies y acariciaba sus delicadas aunque bien formadas piernas. Empecé a subir la velocidad de mis embestidas. La nena gritaba cada vez más duro y prolongado.
Le abrí bien las piernas y me acerqué a besarla. El momento era espectacular. Su vagina era ya la de una mujer, yo la estaba haciendola mujer. Estrecha sí, y absolutamente deliciosa. Me comía sus tetas, apretaba cada parte de su cuerpo. La estaba haciendo mía con fuerza y determinación. Perforando y comiéndome cada parte de su cuerpo. Sentía como tu vagina buscaba exprimir mi verga. Sus gritos se fueron aminorando y sus gemidos aumentaban. En un momento sentí como ella misma se movía y disfrutaba de mi pitote.
– ¡Toma, Toma! – Le decía yo
– OOOOOHHH POR DIOS!!! Sí! esto es riquísimo – Gritaba la guarrita de quince años que experimentaba por primera vez a un hombre
Yo me la cogía sin consideración. Ella gemía y gritaba como desquiciada. La estaba haciendo disfrutar al máximo. Froté su clítoris con mi pulgar y la nena no aguantó más y se acabó viniendo. Sentí como sus jugos salían y llenaban toda mi verga.
Fue entonces cuando la voltee de un solo movimiento, dejando sus nalgas a mi vista. Grandes, carnosas, perfectas y relucientes.
– Párate! – Le ordené, pero sus piernas temblaban como las de un venado bebé.
Tomé una de mis almohadas y se le puse debajo del vientre. Con eso, sus nalguitas apuntaban hacia arriba, directo a mi verga. La niña no decía ni hacia nada. Me lamí dos dedos, y se los pasé en su rajita como tarjeta de crédito por terminal bancaría. Luego me humedecí otro dedo y le sobé el culito. La nena se estremeció levantó la cabeza de golpe para verme. Sus ojitos pedían que no le hiciera nada pero no me iba a perder de este platillo solo para mi, saldría ese día de mi casa desvirgada de ambos hoyitos.
Estimulé su anito, le metí un dedo y la nena no gritó, solo hundió la cabeza entre las otras almohadas.
– ¿Crees que tu novio te haría esto?
– No, es muy….. aaaah!! pendejo.
– Eso nena así, así.
Apunté mi verga su hoyito, y se la fui metiendo. Todo mi cuerpo empujaba. Mis manos se apoyaron en su nuca para que sus gritos se ahogaran en el colchón y no me desconcentraran. Le metí más y más. Pataleaba y sus nalgas me apretaban más la verga. Ah que pinche delicia era este culito. Estas nalguitas juveniles. Le di una nalgada con ambas manos, una en cada nalga. y se la acabe de meter. La deje ahí para que se acostumbrara, pero también le di dos nalgas más.
-Esta por puta!
Plaf! Sonaban sus nalgas
– Y esta por sabrosa
Plaf!!!
Empecé a perforarle ese culito con lentitud. Me impulsé de sus hombros. Tomé sus ubres, las apreté se la metí con fuerza, quería que incluso mis huevos cupieran en ese culito. Fui más rápido. Veía como me volteaba a ver y abría su boquita, como gritando pero sin voz. Froté su puchita, tomé sus jugos vaginales, con mis manos, y le metí mis dedos a su boca para que los probara. La nena, obediente, tomó mi mano y se los saboreo todos. No dejaba de cogerme su delicioso culito. Su anito ya se había acoplado bien a mi verga. Eso me provocó. Fui más rápido hasta que sentí que me quería venir, antes de acabar, saqué mi verga, y al ver lo que hacía, me gritó -prácticamente me imploró- que no la sacara.
– No, no, no, no la saques por favor!!
– Cállate! – Le dije. Y al mismo tiempo le metí la verga entera y sin preguntar en su boca y hasta su garganta. Empecé a moverla, me cogía su boquita de puta. Pensé que no le gustaría pero la nena era hábil y lista, me acariciaba los huevos. Dios eso me encantaba tanto que no aguanté más y me vino con 5 chorros en su boquita.
La nena tosió, no quería tragárselos, pero empujé fuerte hasta el fondo y se los dejé todos.
Fui rápido a su vagina y se la metí de nuevo para que algo de mis mecos quedaran en su linda y fértil cuquita.
Denisse se comió todos mis mecos, incluso le escurrían por la comisura de sus labios. Su vagina tenía algo de sangre, le saqué mi verga y caí a su lado. Ella me vio, se intentó acurrucar a mi lado y la acaricie de la cabeza. Toda esa semana me la cogí. Ya veré si les cuento cómo pasó los otros días.
Gracias por leer y se aceptan todo tipo de comentarios.
pon mas de denisse esta buenoo
Super exitante relato amigo con mucho morbo. 1ro dícen q no y desp ruegan q no se la saques las putitas¡ yo dentro de lo legal sueño en convivir con una bebota d cualquier pais
Suertuda