Me cogi a la amiga de mi hija
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi hija me presentó a su nueva amiga, ella es Dulce, tenía 17 años, de cabello castaño claro, pero se hacer algunos rayitos rubios en su cabellera, es de estatura media, alrededor de 1.70 mt, sus ojos son cafés, su senos son perfectos en redondez y están en pleno crecimiento forman una montañitas casi perfectas y simétricas, piernas delgadas y un trasero compacto bonito. Ella es capitalina y se mudaron a donde vivimos, mi hija la conoció en el colegio.
Como suele suceder con las adolescentes, les gusta ir a dormir a las casas de sus amigas, Dulce no era la excepción. En mi caso soy Daniel de 1.80 mt, de espalda amplia, no soy feo, tengo casi los 36 años, soy viudo desde hace cinco. No he tenido una relación duradera desde que mi esposa falleció, solamente algunas relaciones cortas y sexo casual. Yo tengo un taller de mecánica, y asi me gano la vida.
La tierna Dulce, al parecer, le caí bien y yo notaba sus atenciones para conmigo, me coqueteaba y aveces mi hija le daba algún pequeño golpe en la cabeza, porque sus insinuaciones eran muy obvias. Yo en lo personal nunca había gustado por una chica adolescente, las he preferido maduras y con experiencia en la cama.
Mi hija y Dulce practican el baloncesto y están en el equipo del colegio, en ocasiones ellas tienen entrenamientos por las tardes. En una de esas ocasiones, ellas entrenaron y Dulce se quedó a dormir en mi casa. En la noche, bajé a un pequeño sotano donde tengo la lavandería y pude apreciar la ropa interior de Dulce en el sesto de la ropia sucia, era minúsculo, y aunque no lo había hecho anteriormente, lo tomé y pude sentir el aroma de la rajita de esa chica mezclado con sudor y transpiración de su zona íntima. Mi verga creció dentro de mis pantalones y no pude evitar sobarme la verga con su braguita.
Para un cumpleaños de Dulce, yo le compré un regalo, un perfume de esos caros, con aroma floral y se lo dí a mi hija para que se entregara a ella de nuestra parte. Estaba yo viendo tv en la sala, de noche, cuando Dulce en una playerita de tirantes y un short cortito llegó conmigo me abrazó y agradeciéndome el obsequio me di un beso en la boca, me dejó boquiabierto y con una enorme erección posterior. Pero lo mejor estaba por pasar.
Esa tarde, el equipo del colegio donde participan mi hija y Dulce jugaban un partido, mi hija quedó de reunirse con ella en mi casa, dio la hora y Dulce no aparecia por ningún lado, mi hija me dijo que se iba para el colegio (que está a diez minutos de allí) y que si llegaba Dulce le dijera que ya se había ido. Yo estaba cerrando el negocio, cuando de pronto apareció Dulce, iba con el uniforme de baloncesto, un pequeño short y sus tenis. Me preguntó por mi hija, le dije que ya se había ido. Dulce esperó que terminara de cerrar el negocio, mis empleados se retiraron y yo me quede con ella solitos, no sabía la razón por qué ella aún permanecía allí.
Para romper el silencio, le dije que se miraba muy linda con ese uniforme, ella me sonrió y luego ella me dijo que yo me miraba muy bien con mi overol de trabajo. Nos reimos como tontos, había algo de tensión en el ambiente. Si ella aún permanecía allí era por algo, empecé a maquinar en mi cabeza. Me acerqué, la tomé de una mano, ella no dijo nada, solo reía, luego la otra. –Eres una chica muy bella, lo sabes?- le dije, ella me vió y me dijo -y ud don Daniel es un hombre muy guapo y lindo!- me dijo. La jale de sus manos hacia mi y tomándola por la cintura la besé, primero solo labios, luego de unos segundos, que ella aceptó mi beso, nuestras lenguas entraron en acción, fue un beso muy caliente.
La tomé de la cintura más fuertes y mis manos acariciaron luego su espalda y bajando toqué descaradamente sus nalgas, eran bien duras y bien formadas. Ella seguía respondiendo mis besos y no puso objeción alguna por tocarle sus ponpas. La fui colocando de espaldas a mi, mi paquete pegado a sus nalgas y mis manos metiéndose por el frente de su blusa del uniforme, palpé su sostén y metiendo mis manos debajo pude tocar sus bellos senos juveniles, los apreté y los acaricie por todos lados incluyendo sus pezones que rápidamente se erectaron. Dulce emitía pequeños gemidos de aceptación y de excitación.
Yo saqué mis manos de su blusa y aún ella dándome la espalda, me puse a bajarle su short, el cual le quedaba ceñido a su cuerpo, fui bajándoselo y quedó en bragas, muy sexys, me agaché para besarle sus muslos las partes de sus nalgas que no tapaba sus calzones. Ella se quejaba y me decía -Qué me hace don Daniel??, que me hace?-, pero su voz era cargada de deseo no de recriminación.
Ahora le bajé la braguita hasta los zapatos y comencé a darle besos y mordidas ardorosas, sin hacerle daño claro. Le lamía sus nalgas y con ambas manos se las abrí, divisé su sexy aro del culito, y metí mi cara entre sus nalgas hasta tocar con la punta de mi lengua su ano arrugadito, lo lamí y ella pegó un chillido fuerte. La verdad es que para mi el ano de una mujer es una zona muy erótica y me gusta chuparlo.
Le fui lamiendo y chupando su culito, mi rostro hundido entre sus nalgas, luego mi lengua fue bajando hasta que llegué a su rajita, pasé mi lengua por entre sus labios vaginales y pude sentir sus juguitos íntimos amargos, Dulce había lubricado mucho su rajita peludita, al parecer a ella no le gustaba depilarse como a muchas jóvenes en este tiempo. Lami varias veces el camino entre su culito y su rajita, al parecer le gustó tanto que ella ayudó agachándose tanto que se recostó sobre un automóvil que estaba a nuestro lado. De pronto oí como ella gritó, le estaba embargando un orgasmo, yo seguí lamiendo su rajita y pude sentir parte de su venida en mi lengua.
Luego me separé y sacándome los pantalones, mi verga enardecida salió al descubierto, me la tomé con la mano y la sentí durísima, le dije que se volteara, ella se había quedado agachada, me vio la verga erecta y ella misma se fue hincando frente a mi, tomándola y llevándola hacia su boca, la mamó varias veces, luego la fue lamiendo por todos lados, cabeza, tronco y finalmente llegó a lamer mis cojones, eso me ha encantado mucho que me lo hagan. Dulce me comía muy bien mi hombría, lo hacía tan bien que la tomé de sus trenzas y la obligué a ponerme su boca mientras yo le bombeaba mi verga adentro.
Luego de esa deliciosa mamada, como no había otro lugar en el taller, la fue acomodando acostada sobre el capó de un auto y poniendo sus piernas en mis hombros la fui penetrando en la rajita, mi verga es gordita y tamaño normal, la fui pistoneando lentamente, siendo mi primer objetivo penetrarla profundo, mi verga fue abriendo su estrecha chuchita, hasta que finalmente se la tuve casi toda adentro. Luego mis bombeos fueron para gozarla, se la metía bien adentro y luego la sacaba hasta el glande y luego la volvía a metérsela, la chica gemía a más no poder, me arañaba los muslos y sus ojos quedaban en ocasiones en blanco, por sus gestos se notaba que la estaba pasando de maravilla allí ensartada.
Le di duro por varios minutos, hasta que sus gemidos me indicaron que se estaba corriendo de nuevo. Luego la fui colocando en cuatro con el culo hacia abajo, siempre sobre el capó del auto, me fui colocando, para que mi verga se fuera introduciendo de nuevo en su chuchita, la tomé de la cintura y fui ensartándola de nuevo rítmicamente, su culo era precioso y no pude aguantar las ganas de tocarlo con mis dedos e introducirle la cabeza de una de mis falanges. Dulce gemía y gritaba, de verdad la chica estaba muy excitada, a pesar de un par de corridas anteriores.
La estuve cogiendo asi por varios minutos, luego ella se volteo y casi repetimos la primera posición, solo que esta vez la cargué en peso y ella se enrolló con las piernas alrededor de mis caderas y se quedó prendida, yo la seguí cogiendo asi, nunca había hecho esa posición, yo con mis manos en sus nalgas y ella prendida subiendo y bajando sobre mi verga, se la metía hasta el cabo. Fue increíble.
Lo único es que es una posición rica, pero algo cansada, asi que enrollada en mi cintura caminé y pasando una puerta salí del taller y entré a la sala de mi casa, la fui colocando en un sofá cómodo que tenemos y poniéndome encima la seguí penetrando ahora enla posición conocida como misionera, nos besamos un rato mientras yo movia mi cadera para que mi verga entrara y saliera de su rajita. Yo estaba casi en mi limite, pero no quería dejarla de coger un rato. Ella puso los ojos en blanco y se corrió otra vez.
Después ella se afianzó a mi abrazandome con brazos y piernas, eso me hizo sentir que se la tenía todita adentro y pistoneandole profundo, yo estaba a segundos de explotar, quise desprenderme, pero ella no aflojó ni brazos ni piernas, solo me dijo que no me preocupara que no estaba en sus días peligrosos, asi que con eso, exploté dentro de su chuchita, fue una gran cantidad de esperma caliente que me salía por la verga. Entre gemidos unisonos, mi verga fue dejando de latir dentro de ella, poco a poco me fui desprendiendo de su rajita, y pude ver como un hilo de semen salió de su chuchita. Nos quedamos un par de minutos abrazados semidesnudos.
Luego fue ella quien se puso de pie y fue a buscar su ropa al taller, yo me quedé sentado mientras lo hacía. Regresó ya con su short puesto y arreglándose el cabello, me dijo que ya se le había hecho muy tarde, me dio un sonoro beso en la boca y se marchó casi corriendo.
Mas tarde mi hija llegó a la casa, le pregunté por Dulce y me dijo que había llegado casi al entre tiempo del juego y que no le había podido decir el por que su tardanza.
Ese fue el inicio de una relación muy singular, me follé a Dulce por unos cuatro meses, tal vez unas diez veces estuvimos juntos, hasta que conoció a un chico del colegio, del cual se enamoró y dejó de visitar a mi hija. Ahora le da vergüenza verme y ha dejado la amistad de mi hija, quien no sabe nada de lo que sucedió entre ambos.
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