Me dio curiosidad por saber cómo se sentían las putas cuando se encontraban en la cama con un cliente.
Una estudiante de Ciencias Sociales le encargan que haga una investigación sobre prostitución femenina, y ella se envuelve tanto que termina probando que se siente ser puta..
Me dio curiosidad por saber cómo se sentían las putas cuando se encontraban en la cama con un cliente.
Se puede decir que lo que me llevó a ser puta, fueron mis primeros años de estudio en el colegio universitario.
Un buen día a la profesora de investigación social, se le ocurrió que todas todos de los estudiantes, hiciera un trabajo de investigación de campo.
Por azar me tocó el tema de la prostitución, cosa que desde un principio realmente no me agradó, pero como el trabajo era 50% de la nota general, no me quedó más remedio que hacerlo.
No voy a contarles todo el latoso proceso de investigación, que por cierto obtuve la mejor nota, pero comencé entrevistando, putas, rameras, prostitutas, o mujeres de la vida alegre como les decía mi abuela.
Al principio me fue algo difícil, pero una vez que me llegaron a conocer, por verme tan a menudo, todo cambió, a las pocas semanas ya había recogido muchos datos, estadísticos y de entrevistas, pero algo de la vida de las chicas siempre me llamaba la atención.
En muchas ocasiones las acompañé mientras que sus clientes las iban a buscar en auto o hasta a pie, por lo que en más de una ocasión algunos hombres me llegaron a confundir con una de ellas, pidiéndome que me fuera con ellos a la cama, y eso que yo procuraba que mi forma de vestir fuera bien diferente a las de las chicas.
Ya estaba por terminar de darle los últimos toques a mi investigación, cuando la curiosidad que sentí, por saber cómo se sentían las chicas cuando se encontraban en la cama con un cliente.
Esa curiosidad fue creciendo dentro de mí, en ocasiones cuando me encontraba en la cama con mi novio, y ahora actual esposo, en ese tiempo no dejaba de preguntarme a mí misma cómo se sentían las chicas cuando se encontraban en la cama con un cliente.
Pero al cabo de unas semanas, después de que por primera vez terminamos mi novio y yo, a consecuencia de una gran borrachera que agarré en uno de los festivales que se celebran en el campus universitario.
Pero el responsable de que eso sucediera fue él, que dejó que me emborrachase como una perra, es más mi él no dejaba de darme una cerveza tras otra.
Así que cuando él me pidió que nos fuéramos a uno de los salones que debían estar cerrados, le dije que sí.
Ya dentro, una vez que cerramos la puerta, nos comenzamos a besar, mi novio sin demora alguna me comenzó a quitar toda la ropa, lo que realmente no era mucha, aparte de mis pantis debajo de mi ropa no llevaba puesto más nada, en esos momentos usaba una mini y un pequeño suéter de lana.
Al dejarme completamente desnuda, me insinuó que le mamase su miembro, lo que, en esos momentos a diferencia de otras ocasiones, no me pareció nada malo o indecente.
Así que completamente desnuda comencé a lamerle todo el glande a mi novio, y a los pocos segundos ya me encontraba con todo su miembro dentro de mi boca.
Hasta que a él se le antojó que me pusiera en cuatro, y mientras me acariciaba el coño, me fue enterrando toda su verga dentro de mí vulva.
Por un buen rato, me hizo disfrutar de lo lindo, entre besos, caricias, cambios de posición en fin hicimos una pequeña orgía entre nosotros dos, hasta que, en medio de mi excitación, por estar del todo desnuda en uno de los salones de clase, haciendo el amor con mi novio, disfruté de un tremendo orgasmo.
Mientras que él no se detuvo hasta que finalmente dejó de correrse por completo dentro de mi coño.
Hasta ese momento todo iba de maravilla, pero al terminar de vestirme comencé a sentir como su semen comenzó a chorrearse entre mis muslos, por lo que, de manera automática, agarré mis pantis y me sequé completamente todos mis muslos, y como comprenderán no me iba a volver a poner ese panti sucio.
Por lo que el resto de la noche seguí con mi coñito al aire, apenas oculto por la mini que usaba.
Al salir del salón, fui al baño de estudiantes, me lavé y regresé con mi novio, pero el muy hijo de la gran puta, por hacerse el gracioso con sus amigotes, me comenzó a levantar la falda frente a ellos.
Claro que me vieron no tan solo todo mi culo, sino que también gran parte de mi coño, al principio lo que había hecho Miguel me molesto mucho, pero después de seguir bebiendo más cervezas, comencé a tomar eso como si fuera una gracia.
Por lo que yo misma o me levantaba la falda, o me sentaba de manera tal, que fácilmente todo el que pasaba frente a mí, se me quedaba viendo entre mis piernas.
Gran parte de la noche hice eso, mientras que mi novio se reía como un tonto, de lo borracho que se había puesto.
Hasta que uno de sus amigos, me tomó por el brazo y haciéndome señas que nos quedásemos en silencio, ya que mi novio al parecer se había quedado dormido.
Yo me dejé llevar por su amigo y tras unos arbustos me comenzó a besar, yo estaba tan ebria que ni tan siquiera me opuse, y al poco rato, ya me tenía tirada sobre la tierra, con mis piernas bien abiertas recibiendo toda su verga dentro de mi coño, pero me sentía tan y tan bien que poco me importó de quien se tratase.
Tanto su amigo como el resto de los otros cuatro esa noche tras los arbustos hicieron conmigo lo que se les antojó, mientras que yo de lo borracha que me encontraba, únicamente disfrutaba de todo aquello que ellos me hacían.
Movía mis caderas de lado a lado, al tiempo que uno me estaba dando hasta por el culo y a otro se la mamaba.
Esa noche creo que hice de todo, hasta terminé masturbando a un gordito que era la primera vez que veía, al tiempo que yo misma me autosatisfacía acariciando toda mi vulva y apretando mi clítoris con mis dedos.
Cuando me desperté en la mañana, no podía creer que yo hubiera hecho todo eso, ya que me acordaba de todo lo sucedido, pero al mismo tiempo me sentía de lo más satisfecha.
Pero me di cuenta de que prácticamente estaba desnuda, mi falda estaba toda sucia de tierra semen y quien sabe de qué otras cosas más, al igual que mi suéter, el dolor de cabeza que tenía era tremendo, todo mi cuerpo apestaba a sudor, a sexo, y hasta orines, por suerte me encontraba cerca de mi residencia estudiantil, donde apenas llegué me di un buen baño, y después de eso tal como me encontraba después de medio secarme me acosté.
En la tarde cuando después de que dormí lo suficiente, salí a buscar a mi novio, él apenas me vio, me insultó llamándome puta, por haberme acostado con todos sus amigos, mientras que él se había quedado dormido.
En ese mismo momento terminamos, y aunque me acordaba de gran parte de lo sucedido, yo entiendo que en gran medida el responsable de todo lo que me pasó lo fue él, por ponerse a beber sin control, y por hacerse el gracioso con sus amigos.
Después de que terminamos, me sentí de lo mejor, pero pensando en lo que me había dicho mi ex, llamándome puta.
Así que cuando regresé supuestamente a seguir mi investigación, comencé a realizarles otro tipo de preguntas, mucho más íntimas a las chicas, hasta que una de ellas me dijo. “Para que puedas entender eso, lo mejor que puedes hacer si te atreves, es que te acuestes con alguno de los hombres que vienen, y le cobres.”
Realmente no esperaba que prácticamente, me invitasen a que corriera las calles como lo hacían ellas, pero a diferencia de las muchas otras ocasiones en que las había ido a entrevistar, esa noche en particular en lugar de ir en pantalones vaqueros, y una sencilla blusa.
Me había puesto la misma minifalda, que había usado la noche del festival, claro después de que la lavé bastante bien, y también tenía puesta una pequeña blusa semitransparente que dejaba ver sin mucho esfuerzo que no estaba usando sostén alguno.
Aparte de eso a diferencia de las otras ocasiones, en que procuraba no llamar la atención, en lugar de usar una colita de caballo, me dejé toda mi cabellera suelta, calzaba unas altas botas de cuero de color negras, que acentuaban más las curvas de mis muslos.
También mi maquillaje fue bien atrevido, en fin, como que si de manera inconsciente me hubiera vestido de puta.
Cuando le dije que sí, a la chica que me preguntó si me atrevía, ella se me quedó viendo de pies a cabeza y me dijo. “Bueno la verdad es que ya pareces una de nosotras, lo que falta ver es como te sientes una vez que te acuestes con tu primer cliente, por dinero.”
La espera no fue mucha, al poco rato llegó una enorme camioneta, su dueño apenas frenó, dirigiéndose a mí me preguntó directamente cuánto cobraba.
Eso era algo que no había previsto, así que cuando voltee a ver a la chica que me acompañaba me hizo una seña con sus dedos indicándome la cantidad.
Al yo decírsela al cliente, este solo comentó. “Espero que valga la pena, sube.” Por fuera pienso que deba la impresión de que era algo normal para mí, pero por dentro estaba que me cagaba del miedo que tenía.
El tipo era lo que se puede llamar un Juan del pueblo, nada en su apariencia física lo hacía especial, es más si mal no recuerdo, era bastante calvo, con un inmenso par de entradas sobre su frente, que no dudo que, en algún momento, se convertirán en una sola salida por su nuca.
Él dijo supuestamente su nombre, y a mí lo primero que se me ocurrió decirle cuando me preguntó mi nombre fue, el primero que me vino a la cabeza.
A los pocos minutos llegamos a un cercano motel, después de que pagó en la ventanilla, el empleado del motel le entregó una llave y continuó manejando, hasta una de las pequeñas cabañas.
Ya dentro me dijo. “Por lo que me piensas cobrar debes ser tremenda, si es así, te aseguro que me convierto en un fiel cliente tuyo.” Yo le sonreí, y de momento me comencé a sentir como pez en el agua, era como si yo hubiera nacido para ser puta.
De inmediato de manera bien sugestiva me comencé a ir quitando la falda, la blusa, las botas hasta que me quedé en pantis, frente a mi cliente, quien no dejaba de verme, con sus ojos extremadamente abiertos, de pies a cabeza.
Él tomó asiento en la cama, había comenzado a soltar el cordón de sus zapatos, cuando se me ocurrió, llegar hasta donde él gateando, para ayudarlo a desvestirse.
Él dejó de hacer lo que estaba haciendo y sin quitar sus ojos de mí, me dejó que lo ayudase, a medida que iba desabotonando su camisa, y soltando la correa de su pantalón, así como quitándole los zapatos, comenzó acariciar mi cuerpo, el sentir sus gruesos dedos sobre mi piel, me hizo sentir mucho más relajada.
Una vez que finalmente le quité los pantalones y su bóxer, pude darle el primer vistazo a su miembro, algo mustio, y con un ligero olor a orín, por lo que, sin dejar de sonreír, me dirigí al baño, y tras tomar una pequeña toalla que humedecí, regresé donde él, y agarrando su decaído miembro entre mis dedos, comencé a pasar la pequeña toalla con algo de jabón, en cosa de segundos se le ha puesto lo suficientemente dura su verga.
Fue cuando viendo que ya estaba bien limpia, dirigí mis labios sobre su glande, y me dediqué a mamar toda su verga tal y como se lo hice a mi ex novio y a sus amigos, en aquel festival que se celebraba en la universidad.
El ver de reojo que el rostro de mi cliente reflejaba una gran felicidad, me sentí de lo mejor, y continué mamando y pasando toda mi lengua por su largo tallo, así como por sus testículos, hasta que pensé que era hora que me ganase mi dinero, con todo el sudor de mi coño.
Tras darle un besito sobre la cabeza de abajo, me acosté en la cama y de inmediato se acostó a mi lado, me continuó acariciando, y lentamente se fue montando sobre mí, separé mis piernas y mi coño se dispuso a recibir dentro, a un nuevo inquilino, ja, ja, ja, ja….
Lo cierto es que el condenado engañaba con su apariencia, ya que por un buen y largo rato me estuvo clavando divinamente toda su daga de carne.
Mientras que yo no dejaba de mover mis caderas, todo mi cuerpo, hasta que a pedido de él, cambiamos de posición.
Por un buen rato continuamos disfrutando mutuamente el cuerpo del otro, él me decía algunas cosas que me imagino que lo hacían sentirse más y más excitado.
No fue hasta que me preguntó si me podía dar por el chiquito, o sea por mi culo, que yo sin decir palabra, me puse en cuatro, y casi de inmediato, después de que sus dedos llenos de saliva recorrieron el hueco de mi culo.
Comencé a sentir su verga como se abría paso dentro de mi culo, mientras que yo misma me acariciaba completamente todo mi clítoris.
Sus brazos me apretaban con fuerza contra su cuerpo al momento en que se vino dentro de mi apretado culito.
Me dio par de ardientes nalgadas, diciéndome. “La verdad es que, no había encontrado a una puta tan caliente como tú.”
Después de vestirnos y que me dio el dinero, me volvió a llevar al punto donde se encontraba mi amiga, yo estaba que reventaba de la alegría, había hecho algo que me había gustado mucho, de hecho, esa noche me fui con otros cuatro clientes y tanto ellos como yo quedamos enteramente satisfechos.
Posteriormente me gradué, volví con mi novio y nos casamos, desde esos momentos ejerzo mi profesión de día, sin que nadie sospeche de mí.
Pero como mi esposo se la pasa viajando, por sus negocios, apenas tengo una oportunidad, pero por lo general o la mayoría de las noches, me pongo mi otra ropa, me suelto el cabello, me pongo mis lentes de contacto color verde agua y tras maquillarme, me dedico al oficio más antiguo del mundo.
A diferencia de otras chicas, no lo hago por necesidad, por lo menos no necesidad económica, realmente no lo hago por dinero, aunque cobro bastante por mis servicios, más bien lo hago porque necesito hacerlo, me gusta, me encanta y me cae bien, hacerlo….1489
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