ME EMBORRACHO Y ME TRANSFORMO EN UNA LOCA (2).
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Pues bien queridos lectores como les narro en mi primer escrito, empezé a beber muy fuerte sola en mi departamento, después de un agotador día de trabajo y traslados en la gran ciudad.
En mi primer relato les describo mi "primera vez", como una "mujer fácil", perdidas las inhibiciones y tabúes, gracias al influjo del alcohol, que una sociedad hipócrita y de doble moral le imponen a una mujer caliente como yo.
Ya borracha, transformada en una piruja, salí a la calle a buscar un hombre que satisfaga mis más "bajos" instintos y deseos. Lo encuentro y me hace su mujer, en una desenfrenada cogida, de la que quedé muy satisfecha.
Al día siguiente salgo a trabajar "cruda" por la borrachera y "cruda" moralmente por lo que hice.
Pero al pasar mi día de aburrido trabajo, medito sobre el poder que voy encontrando en mí y me hace "atractiva y "deseable" para un macho: lo que acarreo entre mis piernas, mi vagina caliente, húmeda, apretadita que promete al "afortunado", un delicioso y muy rico rato de lujuria y desahogo.
No dejo de sentir "punzadas" muy dentro de mi panocha y humedecerme al pensar en lo que he descubierto de mí y todo el prometedor panorama que se abre mostrándome todo lo que puedo vivir en el "desahogo" de mis más íntimas y fuertes pasiones y deseos; solamente si estoy dispuesta a "abrir" mis piernas, si continúo explorando por supuesto.
Durante las primeras horas de la mañana en mi casa y después en mi lugar de trabajo, descubro en el baño una panocha húmeda de semen, del hombre que me tuvo para él solito la noche anterior; el olor penetrante y característico de mis fluídos vaginales mezclados con los fluídos de un extraño que me metió su verga para dejármelos muy adentro de mí, no deja de recordarme "cosas" y me pongo "cachonda", animada, influyen en mi temperamento y me descubro sonriente, con energía y dispuesta para las rutinarias labores de una vida gris y sin expectativas en el anonimato de una gran ciudad.
Ya de regreso a casa al pasar frente a la vinatería, comienzo a asociar el influjo del alcohol con mi "valentía" para "hacer aquellas cosas", que me permitan disfrutar de algo insatisfecho en mi interior.
No lo pienso dos veces y entro a comprar otra botella de wiskey y sus coca colas, hielo para otra noche de embriaguez y llena de misterio en la "trasnformación" que experimentaré ya totalmente ebria.
También compro un paquete de cigarrillos, para empezar de nuevo a fumar; muy "chic", lo asocio con la expresión de una mujer fuerte, "salvaje" y coqueta, que se otorga como "un favor" a hombres dispuestos a jodérsela, deseosos de hundir su duro y venudo garrote en lo que acarreo entre mis piernas.
Me sirvo el primer vaso de vino, enciendo un cigarrillo muy coqueta y pongo el aparato de música, escucho una y otra vez la canción de "al cuarto vaso de vino" que interpreta paquita la del barrio, "…al primero que me "eché"…".
Acude a mi mente ya ebria el recuerdo histórico de la mujer que siendo esposa de un emperador romano y en la borrachera, se vestía de prostituta escapándose del palacio imperial a altas horas de la noche a los burdeles para experimentar, como una más, los más bajos instintos de hombres rudos y crueles que se la cogían de muchas maneras y en las mas diversas circustancias de la expresión sexual humana.
"….al segundo ya no fué,…….. tan difícil que hasta creo me empezé a sentir no sé,….. más bonita más mujer… al segundo que me eché….".
Los vapores del alcohol ya han "noqueado" mi capacidad de razonar; entre los humos del cigarrillo y la niebla que espesa mi mente, me levanto y checo "mis armas" frente al espejo de cuerpo entero de mi recámara: me desnudo totalmente y admiro mis voluminosas, duras y "paradas" chichis, rica panocha que asoma sus dilatados labios entre un prominente "montículo": un "bollo amplio" cubierto de finos vellos.
Ya en al baño, aseo mi panocha, regreso y tomo del cajón de mi cómoda una pantaleta roja de corte normal, que me calzo y se que me ajusta mucho, pero resalta "mi bollo" y me aprieta las nalgas haciéndolas verse voluminosas y paraditas. Tomo un "chichero" también muy ajustado de color rojo; me lo pongo y mis chichis muy voluminosas parecen "saltar" y querer salir del "encierro" haciendose ver muy voluptuosas.
Tomo del armario un mini-vestido muy delgado y ligero de color negro, que resalta la blancura de mis delgados muslos y pantorrillas y con pronunciado escote, deja asomar la blancura "lechosa" de mis abultadas y voluminosas chichis.
Es un lindo vestido de tela muy ligera y casi transparente por lo delgado de la misma, para usarse con fondo, pero no me lo pongo ya que se trata de mostrar "algo" de mi ropa interior.
Me calzo unas zapatillas rojas, pinto mis labios de rojo muy intenso, retoco la línea de mis ojos y párpados, así como las cejas. Unos aretes "de presión" de piedra roja adornan los lóbulos de mis orejas. Peino mi largo cabello rizado y lo dejo suelto.
Me veo de nuevo al espejo y me gusto mucho, me veo muy vestida y maquillada, como una puta, pero al fin y al cabo, es viernes por la noche y una callejera más, no sale sobrando.
Estoy muy borracha y muy caliente, ebria de deseo, de instintos primarios, de urgencias que satisfacer. La noche y la gran ciudad son propicias.
Cierro la puerta tras de mí y tambaleante me encamino de nuevo a la calzada, llena de ruido de autos, rumor que no se apaga en luces nocturnas y ambiente muy peligroso, para una mujer como yo.
No tardo en llegar a la esquina de la gran calzada para encaminarme a la gran explanada de la noche anterior, cuando me llaman la atención el súbito encendido de luces rojas del freno de un auto que, en movimientos hábiles comienza a hacerse a un lado del denso tráfico para aparcarse y en reversa, se acerca lentamente a donde estoy parada esperando para cruzar la calle.
Baja un hombre en sus cuarenta, mediano de estatura, fuerte y sonriendo me pregunta: " cuánto cobras mi reina", te ví y me gustaste mucho, te ves muy joven, casi una niña (tengo diez y nueve años). No separa su mirada de mi busto y de mi entrepierna, "gracias mi amor, pero no cobro, no tengo precio, si quieres hacerme tuya porque te gusto solo llévame a un hotel y me regalo a tí, te doy mi panocha, papá".
Sorprendido, no responde, no quiere creer lo que le digo y teme "una trampa" (la ciudad, es un lugar peligroso).
"Si dudas, ¿no has notado que estoy bien peda, bien borracha?, aprovecha papá, he perdido todas las inhibiciones y estoy bien cachonda, quiero verga; Es tu noche de suerte mi rey".
La que habla, no es la tonta de antes, empieza a asomar en mí una mujer más dueña de sus acciones en referencia a sus pasiones, en cuanto a como tratar con hombres para lograr solo sexo, no compromisos ni mojigaterías. Solo su verga para mí y no más. Solo mi vagina para él y no más.
Sonríe y me estremezco al notar que me ha gustado mucho, deseo tenerlo por ésa noche. No se ve como "el peladito" que me "chingó" la noche anterior.
Me toma del brazo y galante abre la puerta del auto, me introduzco y tomo asiento, aprovecha para acariciarme las nalgas antes de sentarme y busca mi boca y golosa la abro para recibir su lengua y meto la mía en su boca, toma mi "bollo" y me lo aprieta, gimo, cierra la puerta y me lleva al motel que está cerca de la avenida, dos cuadras adelante.
Paga una habitación y se estaciona, sale y cierra la cortina de la cochera, salgo del auto y me encamino a la puerta abierta del cuarto taconeando mis zapatillas, el sonido sé que lo excita, antes de entrar me abraza por detrás y siento su dureza en mis nalgas, las pego fuertemente a él y empujándome, riéndonos me mete al cuarto con él.
Le ordeno "desnúdate papá", asombrado me obedece, no apagues la luz mi rey, me gusta mucho ver le digo y no puedo creer que soy yo la que habla.
Ante mi se presenta un verdadero macho, desnudo, ¡¡¡PELUDO!!!, gruesos muslos torneados y cubiertos de grueso vello un vientre que está cubierto de vello ensortijado color gris-negro, como un camino asfaltado sube de su pubis al cuello, gruesos brazos nervudos y velludos, anchos hombros, con la boca abierta me fijo en su entrepierna: un garrote grueso se bambolea y me apunta con su hinchada cabeza, dos enormes bolas rematan su base.
Mi vagina me punza, siento que me sube un calor que sonroja mis mejillas, sin poder ya contenerme me lanzo a él y lo abrazo con deseo y desesperacion, gimo al sentir su masa de pelos, lo tomo de sus duras nalgas y lo atraigo contra mi "montículo", lamo y chupo su pecho, beso y succiono su cuello y hombros, estoy como una loca, mi vagina de tan húmeda, comienza a gotear de jugos que mojan mis pantaletas en la entrepierna, me abraza muy fuerte, desliza mi vestido desnudando mis hombros, me manosea las chichis, me las aprieta, las soba, con su boca comienza a chuparlas, a lamerlas.
Me echa a la cama, caigo boca arriba y me cubre con su hermoso y peludo cuerpo, hunde su rostro en mi ensortijada melena, me succiona el cuello, gimo de placer y desesperación, me voltea bruscamente y desabrocha mi brassier, me despoja de el con desesperación con deseo, me chupa la espalda, me lame hasta llegar a mis nalgas y huele mi culo, hunde su nariz entre mis nalgas aún con mis pantaletas puestas, se excita y bufa al verme "que lindo culo tienes cabrona" , me besa, me abre las piernas y me huele la vagina, pasa su lengua por mi raja muy mojada succiona mis jugos; me toma de mis caderas y engancha mis pantaletas para despojarme de ellas, permito que me las baje y quite, que me desnude, es su privilegio pienso.
Me quita el vestido y de paso de mis zapatillas, se separa de mí y me contempla desnuda, jadeante, tendida sobre la cama, lista para él: "que linda vieja me voy a tirar hoy" exclama, ya fuera de sí.
Me cubre con su cuerpo, grito y me estremezco de deseo al sentirlo sobre mí su rasposo y peludo vello; me empieza a chupar y a lamer mis chichis y
me mama los pezones, gimo, me estremezco "¡¡¡que hombre!!!" grito y jadeo.
Con ámbos brazos toma mis muslos y levanta mis piernas, instintivamente coopero con él abriéndolas lo mas que puedo y le presento mi bollo y los dilatados labios de mi panocha muy mojada y cuyos jugos escurren por mis nalgas; hunde su rostro en mi vagina y comienza a mamarme la panocha; me estremezco, me muevo presa de placer y deseo gimo y grito "así, así, más, más por favor cabrón, me vas a matar…", succiona lo más que puede de mis jugos y estallo en mi primer orgasmo.
Con un fuerza sacada de mi deseo, lo empujo y me subo, ahora estoy arriba, ansiosa, meto mi lengua en su boca y le doy un buen chorro de mi saliva, trágatela cabrón, es algo mío que se va muy dentro de tí jadeo, obediente se toma mi líquido, dame del tuyo, le pido y me obsequia con un buen volúmen de saliva que me trago ansiosa, le beso el cuello, su hermoso pecho ensortijado, chupo y mamo sus pectorales, lamo su vientre y busco con desesperación su hermoso garrote que me introduzco en la boca para mamárselo.
Pega un salto de placer al sentir mi hirviente boca que se traga su verga y mi lengua que lo lame, la saco de mi boca y la hundo en sus huevos que chupo, succiono loca de deseo, los lamo, es cuando ya no puede más se impone su fuerza bruta, me empuja de lado y metiendo sus manos en mis axilas, me acomoda en la cama boca arriba, sé lo que viene y ansiosa abro mis piernas y y las levanto para que su hermoso y velludo cuerpo se acomode entre ellas.
Un largo gemido se escapa de mi garganta al sentir como su cabezota encuentra entre mis hinchados y mojados labios mi agujero vaginal y como lo hunde, dilatando mis paredes vaginales su enorme cabeza, como me las frota el cuerpo de su pene al hundirse lentamente, penetrándome despacio, venciendo la resistencia de mi todavía apretadita vagina, hasta sentir sus bolas tibias en el nacimiento de mis nalgas.
Terminada la penetración, me siento explotar en mi vientre, con ése trozote de carne varonil que ha llegado hasta muy dentro de mi intimidad y ahora me invade, me posee se aloja muy dentro de mis entrañas: "ahora soy tuya, te pertenezco, hazme tu mujer mi rey, haz tu trabajo, bombéame por favor" y obediente, loco de deseo y entusiasmo animal comienza a meterme y a sacarme la verga. No dejo de ver a mi hombre como mueve frenético sus caderas para hundirme y sacarme su garrote, me excito al sentir como me frota las paredes de mi vagina, como se desliza dentro de mí, no aguanto y reviento en otro orgasmo, grito y gimo de puro placer, "qué rico me coges cabrón, así, así, así, más, más, no te detengas por favor mi corazón, mi rey, mi perrito, soy tu perra güey…".
No termino de gritar y como puedo lo expulso de mi vagina, me doy la vuelta, abro las piernas y me empino ofreciéndole mis nalgas para que me penetre como una perra. Me monta y encuentra de nuevo la entrada a mi vagina y me clava, ésta vez muy rápido me ensarta y comienza a bombearme con su trozo y a golpearme las nalgas que emiten el ruido característico de una cochada "de a perrito".
Me tiene tomada de mis caderas, empalada y con ellas se ayuda para ensartarme una y otra vez hasta que exclama, " voltéate, me quiero venir", me volteo rápidamente y me acuesto boca arriba, abro con urgencia mis piernas y lo jalo hácia mí, lo abrazo fuertemente, lo pego a mí y me vuelve a penetrar, mis gritos y gemidos no cesan y resuenan por todo el cuarto:"la quiero toda, quiero toda tu leche cabrón, vente en mí mi rey…" grita y gruñe y en una arcada de sus nalgas, su pubis apachurra mi "bollo" y empieza a descargar su leche en la profundidad de mi vagina, muy cerca de la matriz.
Largo rato quedamos abrazados, lo tengo sobre mí y no lo quiero soltar, siento su pene que lentamente se empequeñece en mi vagina abandonándome, se tumba de lado.
Saco un cigarrillo de mi cartera, lo enciendo, ¿te molesta?, le pregunto, apenas me contesta con un gruñido que no. Todavía estoy ebria, muy ebria, termino mi cigarrillo, lo apago en el cenicero de la comodita, él está dormido y lentamente me abandono al sopor de mi ebriedad.
Despierto sobresaltada, instintivamente exclamo: "¿qué hora es?, ¡me quedé dormida!, siento como sus manos me acarician, creo que desde hace un rato, manosea mis chichis, baja a mi bollo y lo masajea, mete su dedo en "mi rajita", como puedo articulo ¿quieres hacerme un rapidín mi amor, un mañanero?, le tomo por el pene y compruebo que está "parado" de nuevo, me excita y me da un nuevo sentimiento que crecerá con los días y con los hombres que seguirán después de éste.
Abro mis piernas y lo animo a comodarse entre ellas, le pido que me penetre otra vez, "no te preocupes mi amor, úsame, utiliza mi vagina para sentir rico y descargar leche otra vez en ella, no te preocupes por mí". Se acomoda y con mi mano tomo su rico pene erecto y pongo la cabeza entre mis labios vaginales, empuja y me penetra rápidamente, "AHHHHHGGG…" exclamo al sentir como su verga comienza a penetrarme deslizándose por mis paredes vaginales, comienza a bombearme, solo que esta vez no me chupa ni me mama nada de mi cuerpo, se separa de mí y apoyado con sus brazos sobre el colchón solo pega su pubis "apachurrándome" la panocha, está concentrado en las sensaciones que le manda su verga al estar dentro de mi vagina.
Me excita y me gusta mucho el darme cuenta que me está usando, me utiliza para su satisfacción personal y egoísta. Me agrada mucho sentirlo así, me siento atractiva, deseable, al ser usada por un hombre, al que le he parado la verga por él sentirme cerca y ver a una hembra, una mujer, de la que se puede aprovechar, usar para satisfacer su deseo de "coger".
El movimiento es tan frenético, me la mete y me la saca a mil por hora, que en un grito gutural, explota dentro de mi vagina, descargando otro buen chorro de su leche, en las profundidades de mi caverna.
¡¡¡Qué rico!!!!, exclama. Le pido "no te muevas, no me la saques por favor, déjame venirme a mí ahora, no me la vayas a mover, solo quédate quieto"….. y comienzo a imaginarme cosas: soy usada, le gusto, estoy buena, tengo buenas chichis, mis nalgas excitan, a un hombre le paro la verga porque se excita conmigo. Estos pensamientos y con la verga aún semierecta en mi vagina, la sensación de estar clavada, poseída por un macho egoísta que solo me ve como una hembra a la cual cogerse, para descargarse, para satisfacerse, llena de semen expulsado por un hombre que llegó al climax conmigo gracias a mi calor vaginal, me excita tanto que ¡¡¡comienzo a venirme!!!, volteo mi cabeza a un lado de la almohada, no lo veo, ni me interesa, solo me siento empalada, con mi vagina llena, ocupada por una verga de hombre que me ha deseado, le he gustado tanto que se vino en mí, me dejó llena de su hombría y ahora escurre por mis nalgas: AGGGGGHHHHHH…….empiezo a gritar y me vengo ruidosamente AAAAAHHHHHJJJJJJJ…….. y mi vagina se contrae y luego se expande hacia afuera, masajeando fuertemente la verga que me ocupa, me llena, me invade como mujer que soy.
El hombre no deja de sentirlo y vulgar me dice:" QUÉ RICO COGES PUTONA, ¡¡¡TIENES PERRITO!!!. (ésto será parte de otra historia).
Vámonos, le digo, me saca su verga, me salgo de la cama y comienzo a vestirme. ¿Te llevo a tu casa?, no mi amor, puedo irme sola. ¿te vuelvo a ver?, ¡NO!, solo una vez corazón.
Se viste rápido y se va, no importa, es solo amor de un rato, anónimo, casual.
Caminando a casa, con el fresco de la madrugada, en una calzada tranquila y serena, resuenan en mi mente partes de una canción: "….no importa que no sepa ni tu nombre……mañana habrá otro haciéndome el amor…..".
Gracias.
Anónima.
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