Me entregé a mi profesor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi madre solía rentar habitaciones en la casa y así llegó a vivir un joven, educado y hasta apuesto profesor, él venía de otro lugar lejano.
El primer año todo fue sin mucha cosas que contar, yo lo veía pero si acaso cruzamos algunas mirdas nada importante.
Al año siguiente me doy con la sorpresa de tenerlo como profesor de mi grupo, fue así como poco a poco fuimos teniendo pláticas en común. Hasta que un día, en que sólo estaba yo y un hermano más chico, me dijo que me quería enseñar unas cosas de la escuela, algunas fotos y demás. Así es que en otra ocasión se dio la oportunidad, mis padres salían constantemente y pues nos quedabamos sus hijos sólo por buenos ratos., sobretodo los fines de semana.
Me hizo pasar a su habitación me fue enseñando algunas cosas a la vez que tomaba mis manos y luego me dijo que nos sentaramos para verlo mejor. Ese día sentí el roce de su pene en misnalgas cubiertas por un short. Posteriormente me acostó en la cama y yo estaba simplemente sin entender, no lo sentía bueno o malo porque siempre me trató bien, me decía cosas agradables, me dio mucha confianza estar a su lado en una posición algo incomoda al principio. Ese mismo día empezó a penetrarme su enorme pene, eso sí, siempre con delicadeza. Yo me sentí nublado casi sin reacción, mientras él me limpiaba y me decía suavemente al oído que no lo contara a mi mamá, que fuera un sereto.
Después se repetirían las ocasiones, a veces le decía a mi mamá que le ayudaría en pasar las calificaciones y me quedaba con él por un buen rato, ponía música en la radio y nuevamente me acostaba en la cama, me acariciaba el cuerpo, me decía cosas bonitas, me preguntaba si me dolía, mientras me penetraba con todo el cuidado del mundo. Después me limpiaba y secaba cualquier indicio de semen, yo sólo veía su rostro de satisfacción y eso cada vez me gustaba más.
Una vez estando en el aula me dijo que lo siguiera, vi que entró al baño, casi todos estaban en clases, entré detrás de él y nos metimos a uno de los baños. Se sentó en el sanitario mientras acomodó su ropa para que quedara expuesto su ya erectísimo pene, bajé mi pantalón y él me bajó el calzón e hizo que me sentara poco a poco en él, hasta quedar prácticame ensartada en su verga, nos manteníamos muy quietos y silenciosos cuando ocasionalmente entraba alguien al sanitario, podía verlo por debajo de la puerta mientras me mantenía con las piernas algo arriba. Cuando por momento no había nadie más allí entonces marcaba los movimientos exaltados de mi impaciente cuerpo. Ya para ese entonces me gustaba demasiado y lo disfrutaba, él me preguntaba si ya no tenía miedo y yo le decía que ya no. Ya eres mi putita me dijo al oído y yo ya me sentía en las nubes, mientras acentaba con la cabeza, pecadoramente.
En tanto en casa siguió cogiéndome sin que nadie sospechara, a veces nada más veía que no había nadie para ir a su habitación, en ocasiones sólo platicabamos y eso para mi ya era maravilloso, el solo verlo, el robarle un beso, de sentir el roce de su pene sobre mi ropa,
Pero de pronto todo lo que se construyó de bonito se vino abajo un día, esa noche salí de su habitación mientras me tocaba las nalgas, yo le sonreí sin voltear acaso hacia él y picaramente le dije "sucio", para mi mala suerte mi madre escuchó, me llevó consigo a su dormitorio dónde ya no pude mantener mi secreto.
Lo cierto es que después hablaría con él y para evitar escandalo él pidió su cambio hacia un lugar bastante distante. Ella me cuestionó por no haberle contado, por haber permitido llegar tanto tiempo lejos. Yo solo callaba pues como decirle que yo lo disfrutaba, que lo gozaba en demasía cuando explotaba en mi interior, que besaba su pene y me relamía de su semen hasta pasarmelo todo. Ya no lo volvería a ver pero dejaría muchas huellas en mi que es difícil olvidar..
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