Me gustan las gordas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi primera gordita fue también mi primera novia. Cristina y yo teníamos 16 años nos conocimos entre amigos del colegio y empezamos a salir los fines de semana en grupo. Muchas tardes las pasábamos en un parque y al anochecer nos besábamos y nos metíamos mano. Cristina era preciosa, no muy alta, rellenita con preciosas curvas y tetas enormes, pelo muy largo negro hasta el culo, ojos grandes oscuros, preciosa.
Nuestros juegos eróticos comenzaban con unos jugosos besos con lengua en los que nos absorbíamos mutuamente, a la vez nos magreábamos todo el cuerpo por encima de la ropa hasta que desabrochaba su sujetador y podía sobar aquellas maravillosas tetazas suaves de deliciosos pezones oscuros. Ella me tocaba por encima del pantalón la dura erección hasta que me la sacaba y me la manipulaba un poco toscamente. En varias ocasiones nos colocábamos de manera que mientras ella me la chupaba yo podía meter mano por el culo acariciando toda la raja desde el coñito hasta el ano. Con los tocamientos, el chocho de Cristina se inundaba de líquidos, lubricaba mi dedo corazón en la entrada de la vagina y poco a poco se lo introducía en el ano. Pasábamos un buen rato con estas cosas en un estado de excitación increíble, ella se retorcía de placer con mis incursiones alternativas ano-coño y yo alcanzaba una tensión máxima con sus perfectas mamadas. Al final me corría como un cerdo y ella sin sacarla de la boca se tragaba toda la lefa.
A mi y a mis amigos por supuesto que nos gustaban las tías más guapas y bonitas, pero no sé por qué, yo me sentía fuertemente atraído por esas otras chicas que a lo mejor no eran tan guapas, eran gorditas y no parecía que tuvieran mucho éxito con los chicos. Muy pronto descubrí que esas chicas suelen ser muy cachondas, mucho más propensas a los juegos sexuales y unas verdaderas guarrillas. Me he convertido con el tiempo en un especialista en gordas.
Cuando tenía unos dieciocho años me encontraba en Barcelona con unos amigos que habíamos ido desde Madrid a un concierto. Paseando por la rambla llegamos al barrio chino que estaba lleno de prostitutas de todo tipo, a algunos de nosotros se nos pasó la idea de ir con alguna de ellas y nos metimos en una especie de club donde estaban varias putas a la espera de clientes. Había varias jovencitas de nuestra edad bastante guapas y con tipos de escándalo, un par de viejas muy maquilladas y entre todo aquél lupanar vi a Margot, así me dijo que se llamaba esa maravilla de mujer. Yo fui el único que se interesó por ella. Debía medir 1,70 rubia de pelo liso y pequeños ojos azules, era muy muy obesa. Unas piernas rollizas de bonitas formas de jamón, el culo redondo más grande que una plaza de toros se desbordaba de la banqueta en que estaba sentada. El vientre enorme y redondo estaba adornado por dos globos descomunales. No vestía como las demás putas, llevaba un vestido muy normal para una chica de talla grande aunque parecía a punto de estallar ante la presión de aquella masa de carne blanquecina y pecosa.
Me acerqué a ella con mucha timidez , era la segunda vez que iba de putas, sin más tonterías le pregunte cuanto costaba y me respondió que qué maneras eran esas de dirigirme a una dama, la chica quería un poco de conversación antes de pasar al asunto. Me preguntó de donde era , que hacía allí en Barcelona y luego me dijo que se llamaba Margot, que trabajaba de puta ocasionalmente para ganar un dinero extra y que le gustaba mucho follar con chicos jóvenes como yo. Salimos del club, caminamos un poco por callejuelas estrechas hasta un edificio cutre y sucio que albergaba una pensión que en realidad era un burdel.
Pagué lo convenido a Margot que a su vez dio su parte a la madame y pasamos a la habitación. Desnúdate que te voy a lavar. Me quité toda la ropa, me llevó a un bidé donde me lavó bien la polla y el culo y me dijo que me echara en la cama. Ella se quito el vestido y los zapatos, se quedo con el sujetador que a duras penas podía sujetar las enormes tetas que rebosaban y con unas bragas muy normalitas. Se sentó a horcajadas sobre mi posando sobre mi polla erecta todo su peso, fue una sensación maravillosa sentir todo ese peso aplastándome. Se sacó el sujetador ofreciéndome aquellas maravillas enormes y redondas, muy blancas de pezones pequeños rosados, ¡¡qué gusto sobar , acariciar, estrujar… tamañas tetazas !! .
Después de jugar con las tetas un buen rato se despojó de las bragas y giró sobre si misma en posición de 69. Ante mi cara tenía esas nalgas descomunales entre las que se veía un coño peludo con muy buen aspecto y un sorprendente agujerito pequeño y fruncido. Margot me toco la polla y de forma magistral me colocó un condón con la boca sin usar las manos mientras yo lamia el agujero del ano y hundía mi cara entre sus nalgas. Casi me ahogo con la cantidad de fluidos que le brotaban del chocho.
Llevaba ya un buen rato aplastado por la masa inmensa de Margot cuando le pedí que me liberara de su opresión, nos incorporamos ambos y a continuación ella se tumbó en la cama. Me subí sobre su vientre y enseguida me vi atrapado entre esos muslos, con gran habilidad agarro mi polla y se la metió en el chocho chorreante, tras unas enculadas le dije que no me gustaba demasiado por que al estar el chocho tan resbaladizo no sentía presión en la polla. ¿Me la quieres meter por el culo?. La verdad es que no se me había ocurrido hacer eso pues en esa época todavía no sabía mucho de la práctica sexual. Volvimos a la posición de yo tumbado y ella sobre mi dándome la espalda, puso el ano a la altura de mi polla y poco a poco se la fui metiendo en el estrecho agujero. No tardé ni diez segundos en correrme, aquello no podía ser mas excitante. Imaginaos la situación yo ahí aplastado por una tía muy gorda botando con mi picha dentro de su culo mientras recorría con mis manos toda la superficie suave y blandita de culazo y muslos.
Son varias las gordas que han pasado por mi vida, en sucesivas entregas ya os contaré como eran y que cosas hice con ellas.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!