Me la cogí en su cumpleaños.
Relato sobre una amiga que tuve hace ya varios años, en su cumpleaños ella me enseñó que sabía más del sexo de lo que yo pensaba..
Era un día de escuela como cualquier otro, estaba en clase sentado al lado de una amiga llamada Anahí, ella tenía un muy buen cuerpo. Era alta, de tez blanco, usaba lentes, tenía unas piernas largas que eran maravillosas y un abdomen perfecto, con un buen culo, pero con unas tetas muy grandes, redonditas y por las veces que nuestros cuerpos se habían pegado se sentían muy blanditas y suaves al tacto. Cuando estábamos cerca me gustaba mirar su brasier que se podía ver debajo de su blusa blanca, algunas veces llevaba uno de color blanco sencillo y otras veces llevaba de otros colores que hacía más notorio aún su brasier y su gran busto. Ella se sentaba generalmente cruzando las piernas y como su falda apenas llegaba a su rodilla se podían ver sus perfectos muslos.
– ¿Quieres venir mañana a mi casa? – Me preguntó ella.
– Claro, pero ¿Por qué? Le dije pues su pregunta me parecía extrañaba, ya que si bien hablábamos en la escuela nunca realmente me había invitado a su casa.
– Es mi cumpleaños y voy a organizar una reunión.
– Ah, claro, estaré allí. Respondí finalmente un poco apenado por no recordar el nombre de una amiga que conocía hace por lo menos dos años.
El día terminó, desperté un sábado para ir a la casa de Anahí, yo no estaba esperando que nada de lo que terminó pasando pasara desde un inicio, no pensaba en sexo ese día, solo iba para relajarme un poco y charlar con algunos amigos.
Al llegar ya estaban algunos de nuestros amigos, nos saludamos y me senté, Anahí no estaba entre ellos hablando, pues se había ido a cambiar a su habitación. Después de unos minutos de charla se escucharon pasos bajando las escaleras de forma apresurada. Ella era la persona que estaba bajando, llevaba un short corto y apretado que dejaba ver la maravilla que eran sus piernas aunque estas estaban cubiertas por unas medias blancas altas que llegaban hasta debajo de la rodilla, y un polo de color negro con un estampado muy curioso, cabe rescatar que también estaba muy apretado y se podían notar las marcas de su brasier debajo de él.
– ¡Hola! – Me dijo con un tono emocionado que no me explicaba.
– Hola, feliz cumpleaños por cierto. – Le respondí.
– Gracias. – Dijo de la misma forma emocionada y acercándose para darme un abrazo.
Cuando abrí mis brazos para abrazarla pude rozar uno de sus senos y eso me dejó pensando por primera vez ese día en tener sexo. Me solía masturbar pensando que tenía me la cogía, que le quitaba la ropa y le metía todo mi pene en su vagina. Como en ese momento se me estaba empezando a poner dura me separé de ella y volví a sentarme.
Cuando ya era tarde y todos nuestros amigos estaban empezando a irse empezamos a jugar verdad o reto. Fueron preguntas muy normales y retos algo gracioso al inicio, hasta que todos se fueron y solo quedamos Anahí y yo.
– ¿Verdad o reto? – Me dijo ella.
– Verdad.
– ¿Has tenido sexo? – Me preguntó con una mirada y una sonrisa pícara.
– ¿Qué? ¿Qué clase de pregunta es esa? – Le respondí con una risa un tanto falsa.
– Dime, no le diré a nadie. – Dijo mientras puso su mano en la parte del pantalón que cubría su vagina, yo hice como si no me hubiera dado cuenta.
– Bueno, sí he tenido sexo.
– ¿Ah sí?… ¿Con quién?
– No quiero contar eso. – Le dije como intentando reírme y no pensar en que estaba teniendo esta conversación con ella, de solo pensarlo mi pene se ponía durísimo.
– No seas tímido, no hay nadie, solo lo voy a saber yo.
– Hmm… bueno, lo he hecho con mi novia y con mi prima.
– ¿También con tu prima? – Dijo ella poniendo una sonrisa.
– ¿Por qué lo dices? ¿Tú también lo has hecho con un primo? – Pregunté.
– Yo sí. Lo hice con un primo mayor hace unos meses.
– Ya veo.
– No sabía que tenías novia.
– Decidimos no hablar de eso.
– ¿Y la conozco? – Dijo después de reírse.
– De hecho sí.
Nos quedamos en silencio por un rato. Hasta que yo continué con el juego.
– ¿Verdad o reto?
– Verdad.
Quería aprovechar esta tensión sexual entre nosotros, estaba muy excitado y por como hablaba y después de que se haya empezado a tocar, ella también lo estaba.
– ¿Estás excitada cierto?
– ¿QUÉ? – Dijo y después se rio.
– Es que, te estabas tocando.
– Sí, bueno, un poco, es por la conversación. – Dijo sonrojada. – Sigamos ¿Verdad o reto?
– Reto.
Ella sonrió y luego dijo.
– Te reto a que te masturbes aquí.
– ¿QUEEE? – Dije yo avergonzado, no sabiendo si estaba hablando en serio o era una broma.
– En serio.
Si fuera por mí lo habría hecho sin dudarlo, pero era extraño que ella me lo haya pedido.
– Ay, bueno, si tú no empiezas tendré que empezar yo. – Dijo mientras desabrochaba sus apretados shorts.
Luego de eso empezó a bajarlos un poco y metió su mano derecha, desde donde yo estaba sentado podía ver su calzón que era de un color rojo, yo me excité muchísimo al ver su rostro sonrojado, como abría la boca y gemía. Fue entonces cuando decidí hacerlo, abrí mi pantalón y saqué mi pene que ya estaba durísimo, ella lo miró y sonrió. Empecé a masturbarme despacio, sin dejar de verla, sus gemidos eran tan excitantes.
– No te vengas aún. – Me dijo ella.
La miré y asentí con la cabeza.
Luego de un rato ella sacó la mano de su pantalón y se sentó junto a mí, con la misma mano con la que se había estado masturbando empezó a jalármela y metió la mano izquierda en sus shorts para seguir dándose placer ella misma. Seguimos así por un rato hasta que decidí dar un paso más allá y con mi mano empezar a tocar su vagina. Cuando lo hice nuestras manos se tocaron, podía notar lo caliente y mojada que estaba su mano. Después de unos minutos así escuchamos unos pasos en las escaleras. Rápidamente nos separamos, guardé mi miembro y ella se puso una almohada encima de sus piernas para que no se notase que sus shorts estaban abiertos. Tomé el control de la TV rápidamente y puse lo primero que salió.
– ¿Aún siguen aquí? – Nos preguntó su mamá que acababa de bajar las escaleras.
– Ehmm, sí, en un rato ya me voy. – Le dije.
– Tranquilo. Hija, ya me voy a descansar, no duermas muy tarde y no hagan mucho ruido.
– Está bien. Respondió ella.
Acto seguido volvió a subir las escaleras hacia su habitación. Anahí y yo nos quedamos viendo la TV por un momento, yo pensé que todo ya había acabado hasta que ella se levantó, tomó el control de la TV y se paró delante de mí, puso sus manos en su cintura y me dijo:
– ¿Vamos a continuar o qué?
Sin dejarme responder saltó encima de mí y me empezó a besar. Para ese entonces yo ya había perdido toda timidez y puse mis manos en sus preciosas piernas para luego llegar a su culo, al mismo tiempo ella me metía toda su lengua. Empecé a masajear y golpear despacio sus nalgas hasta hacerla gemir. Sin perder tiempo pase ambas manos a sus grandes senos que venía queriendo tocar desde que la conozco. Ella tampoco parecía querer perder tiempo y empezó a quitarme la ropa, al ver que ella hacía eso yo también empecé a desvestirla. Decidí empezar por desatarle el ondulado cabello que tenía para luego pasar a quitarle la camiseta negra muy apretada, esa vez llevaba un brasier negro muy sexy. Sin dejar de besarme pasó sus manos para atrás y se empezó a desbrochar el brasier, sus tetas cayeron frente a mí y sin pensarlo dos veces empecé a jugar con ellas, las apretaba, las hacía saltar, y con mis dedos pellizcaba sus pezones rosados, separé mi lengua de la suya solo para empezar a lamer sus tetas. Ella sonrió y puso sus manos en mi cabeza. Anahí se levantó y se bajó el short, yo metí mis manos para bajar su calzón.
– Ya quiero divertirme en serio. – Dijo ella.
Se sentó en el otro sofá y abrió sus piernas mientras me miraba con una sonrisa en los labios. Yo no aguanté ni un segundo y me levanté para acercarme a ella. Apoyé mis manos al lado de su cabeza y despacio empecé a introducir mi pene en su mojada vagina.
– Uff… así, primero lento. Que rico, bésame. – Me dijo Anahí.
Me fui acercando pero ella con sus brazos me tomó del cuello y tiró para que nuestras bocas se junten. Ella ya tenía experiencia en el sexo, su primo le había enseñado bien, yo solo había tenido sexo con personas cuya vez era la primera, así que hacerlo con Anahí que ya sabía lo que se tenía que hacer y cómo llegar a su mayor punto de excitación era genial.
– Quiero que me la metas toda. – Dijo ella.
– Como quieras.
De una sola embestida se la metí hasta que nuestras pelvis estuvieron juntas. Ella rió y gimió de forma muy aguda, tomó mis brazos y puso mis manos en sus tetas. Empecé a darle embestidas lentas para que ella sienta más placer.
– Que rico se lo pasan tu prima y tu novia… espero que compartan. – Dijo mientras gemía.
Lo único que hice fue sonreír y aumentar la velocidad de las embestidas.
– AH AH AH, MIERDA QUE RICO. – Decía ella y en su rostro se notaba el placer.
Ella levantó sus piernas y las sostuvo con sus brazos, su vagina estaba muy mojada y se sentía muy rico en esa posición, ella con las piernas abiertas y levantadas y yo aplastando sus tetas.
– Cambiemos de posición. – Dijo ella
Nos separamos y ella se dio la vuelta, se puso a cuatro patas como toda una perra y movió su culo para que tenga más ganas de cogérselo. Me acerqué a ella y puse mis manos en su cintura y se la metí nuevamente.
– Carajo… que rico lo haces. – Dijo Anahí.
– Tú igual.
– Ah, ah, ah gracias, ah… – Respondió entre gemidos.
Pasé mis manos de su cintura a sus tetas y empecé a jugar con ellas nuevamente, apretándolas con mis manos y con los dedos sus pezones rosados preciosos.
– Ahora quiero que me la metas por el culo. Dijo mientras volteaba su rostro para ver como la penetraba.
Me detuve, saqué mi pene de su mojadísima vagina y de una sola embestida se la metí en el culo.
– AHHH, mierda. – Dijo Anahí en un tono de voz alto.
La levanté y la callé con un beso, no quería que alguien nos detuviera alguien que descubriese lo que estábamos haciendo.
– Shhh. – Le dije terminando el beso y ella gimió.
Seguí dándole por el culo hasta que ella no pudo más y dijo en voz baja.
– Me voy a venir.
Yo también sentía que me iba a venir y la tomé del cuello para levantarla y empezar a besarla, ella levantó sus brazos y los puso en mi cabeza. Yo me vine dentro de su culo, llenándolo de chorros y chorros de semen. Ella gimió muy fuerte y sentí como sus fluidos salían de su apretada vagina y caían al suelo y salpicaban hasta llegar a tocar un poco mis piernas.
Nos separamos y Anahí se quedó en el sofá con las piernas abiertas, el culo rojo y con un rostro de excitación máximo, casi se desmaya de placer.
– Que… rico. – Dijo ella.
Yo ya me estaba vistiendo para irme, pues ya era tarde cuando ella volvió a hablar.
– Mañana mis padres van a salir y me quedaré sola con mi hermana.
– ¿Qué propones? – Pregunté.
– ¿Y si vienes mañana? – Me dijo mientras se acercaba a mí.
– Ya veo lo que quieres. – Dije mientras me reía.
– ¿Entonces qué dices? – Me preguntó y me dio un largo beso y me sobaba el pene por encima del pantalón.
– Claro que vendré.
– A las 2 p.m., te espero.
Nos despedimos y regresé a mi casa. Al día siguiente me preparé y me encaminé a su casa, le mandé un mensaje y ella bajó para abrirme la puerta.
– Pasa, rápido. – Me dijo.
Subimos las escaleras hasta su cuarto y ella cerró la puerta con llave.
– Mi hermana está en su cuarto escuchando música así que no será una molestia. – Dijo mientras se empezaba a quitar la ropa.
– Espera, deja que… – Sin dejarme terminar de hablar ella me empujó y me tiró a la cama, siguió quitándose la ropa y se quedó solo en ropa interior, saltó sobre mí y empezó a besarme, bajé una de mis manos hasta su vagina y ya estaba muy mojada.
– ¿Te estuviste masturbando? – Le pregunté.
– Pensando en esto. – Me respondió.
Ella se detuvo y empezó a quitarme la ropa, quedando completamente desnudo, con el pene muy duro apuntando hacia arriba, ella bajó y empezó a lamerlo.
– Te la voy a comer toda.
Dijo eso y se metió mi pene entero en su boca, lo chupaba como toda una puta, era increíble lo bien lo hacía.
– Que rico se lo pasa tu primo… espero que sepa compartir. – Dije a modo de broma.
– Tú ya no tienes que compartir. – Dijo mientras seguía comiéndome el pene.
Luego de un rato de chuparme el pene ella se levantó y se quitó el brasier de forma muy lenta y sexy, dejándome ver como sus tetas caían despacio. Luego se dio vuelta y enseñándome su gran culo se quitó el calzón.
– Te lo regalo. – Dijo y me tiró su precioso calzón negro. Olía a ella, a su preciosa vagina rosadita.
Ella volvió a saltar encima de mí y puso mi pene en su vagina y se sentó.
– AH. – Profirió un gemido en voz aguda.
Estando en esa posición me abrazó por el cuello y empezó a saltar encima de mí. Su cuerpo subía y bajaba, sus tetas rebotaban frente a mí mientras yo tenía las manos en su cintura.
– Me encanta como… me coges. – Dijo jadeando.
– A mí también, me encantas. – Dije y le di un beso ella me metió la lengua y empezamos a jugar con nuestra saliva.
Ella empezó a saltar más y más rápido, no paraba de gemir, empecé a darle golpes en el culo para que se excite aún más.
– AHH… AHH, mierda, me voy a correr. – Dijo ella entre gemidos.
Sentí como todos sus fluidos escapaban de su vagina que aún tenía mi duro pene dentro. Al sentirlos no pude evitarlo y me vine dentro de ella. Su cama quedó empapada por el líquido que había expulsado su vagina.
Se acostó encima de mí un rato y luego se levantó sacando mi pene de su vagina.
– Que rico. – Dijo metiéndose los dedos en su vagina y empezando a lamerlos.
– ¿Crees que ya me debería ir? – Dije acercándome a ella para empezar a meterle mis dedos.
– Aún no, mis padres van a demorar muchísimo y en un rato volveré a estar muy caliente. No creo que te quieras perder eso.
– Claro que no. – Dije y empecé a jugar con sus tetas.
Estuvimos besándonos y tocándonos en su cama por quince minutos aproximadamente, luego ella se levantó y se dio la vuelta dejándome ver su culo, puso sus piernas debajo de las mías y empezó a meter mi pene a su vagina con su mano. Cuando ya estaba dentro de ella, empezó a moverse de arriba abajo se sentía tan rico en esa posición, podía ver todo su culo, sentía que me vendría en cualquier momento.
– ¿No tienes manos o qué? – Dijo en referencia a que todo lo que hacía era quedarme sentado disfrutando de sus movimientos.
Luego de oír su comentario empecé a darle azotes a su culo con mis manos, a sobar sus piernas y a masajear sus increíbles nalgas.
– Mucho mejor.
Después de darnos placer por un largo rato yo la tomé del cabello y la jalé contra mi cuerpo.
– AH AH AH.
Le metí la lengua en toda la boca para que no haga tanto ruido, no quería que nos interrumpieran en este momento. Mientras yo jugaba con sus tetas y apretaba sus pezones con mis dedos ella tenía una mano en mi cabeza y la otra en su vagina.
– AH… cambiemos de posición… Mmm. – Me dijo.
Obedeciendo sus deseos la tomé de la cintura y la levanté dejándola a un costado echada en la cama. Me levanté y tomé sus piernas, las abrí y puse mi pene en su vagina, hice unos movimientos encima de ella y luego se la metí. Empecé a mover la cintura de adelante hacia atrás. En esa pose tenía una vista perfecta de todo su perfecto cuerpo y de seguro me iba a venir en cualquier momento.
– AHHHH AHHHH QUE RICO MMMM. – Decía en un tono de voz notoriamente alto aunque yo no diría que estuviese gritando.
Sus palabras y gemidos no hacían otra cosa que no fuera excitarme y motivarme a cogérmela más y más fuerte. Con mi mano izquierda le apreté la teta derecha y con la mano derecha la tomé del cuello
– MIERDAA… ME VENGO… AHHH. – Dijo esta vez gritando, después de esto puso un rostro ahegao con el que no me pude resistir más y nos vinimos al mismo tiempo, de su vagina era expulsada una gran cantidad de chorros de sus calientes fluidos vaginales y de mi pene aún dentro salían otros buenos chorros de semen más aguado que las veces anteriores. Ambos caímos rendidos ante el cansancio.
– Ha sido increíble. – Dijo ella mientras jadeaba.
– Con ese rostro me acabaste.
– Sabía que eso haría que te vinieras, me encanta que te vengas dentro de mí. – Dijo y me dio un largo beso.
Descansamos juntos en su cama por unos minutos hasta que se hizo de noche y tuve que levantarme para irme. Los dos nos vestimos y ella me acompañó hasta la puerta.
– Espero que podamos repetirlo alguna vez. – Dijo Anahí con una sonrisa sexy.
– Dalo por hecho. – Le dije y le di un profundo beso.
buen regalo!!!