Mi ahijada un año de casa e infiel
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No soy muy buen para escribir, pero aqui va.
Resulta que uno de esos apartamentos se lo alquilé a mi ahijada, Sheny (he cambiado su nombre), ella tiene unos 20 años, se acaba de casar (tendrá un año más o menos), ella es delgadita, de senos pequeños pero paraditos con punta, tez blanca, cabello lacio a los hombros y siempre fue una adolescente cachonda. Conmigo aclaro, nunca había tenido nada que ver, pero siempre me visitaba y yo la veía vestir con ropa muy provocativa a la moda.
Un sabado por la noche, ellos dos, su esposa y mi ahijada Sheny me invitaron a cenar a su casa, mi esposa no quiso asistir, asi que ellos como buenos anfitriones, después de cena sacaron una botella de whisky y nos pusimos a beber los tres, el esposo de Sheny, que llamaré Mario, me dijo que él no tenía costumbre de ingerir licor, y eso se pudo ver pues cuando llevaba unos tres o cuatro whiskys él empezó como a cerrar sus ojos. A los cinco o seis whiskys el joven Mario se quedó dormido sobre la mesa totalmente ebrio. Me quedé solo con Sheny quien bebía conmigo, ella tan bien ya daba muestras de estar con efectos del licor, de la mesa la invité a irnos a un sofá comodo al comedor que estaba cercano, su esposo se quedó sobre la mesa. El efecto de licor me puso cachondo y la abracé en el sofá, le dije que ella era linda y que Mario tenía suerte de haberla convencido de casarse con él, yo le frotaba uno de sus hombros a cada rato, ella no decía nada.
Por efecto del licor, ella comenzó a contarme cosas íntimas de su matrimonio, me dijo que Mario era muy frio y que ella era muy caliente, que apenas la tocaba una o dos veces a la semana, siendo recien casados, eso no era común, que pasará dentro de cinco o diez años, me decía Sheny. Ella se había puesto esa noche una falda arriba de las rodillas y una blusa pegada a su torso, se marcaban muy bien sus senos apretaditos.
Le comencé a tocar sus piernas, primero las rodillas y luego subía a sus muslos, ella seguía charlando conmigo, no decía nada, de pronto ella me dijo que yo todavía estaba bastante bien y que todavía llamaba la atención a las mujeres, y no es falta de modestía, pero me mantengo en buena forma a pesar de mis 48 años, no soy delgado, pero no tengo estomago, mi cabello ya tiene muchas canas, pero mi piel se mantiene con pocas arrugas. Al ver esa intención de Sheny, le dije que llevaramos a su marido a la habitación, ella me dio que estaba bien, pude notar que ella se contoneaba mucho para caminar, efecto del licor. Tomamos a Mario entre los dos y lo llevamos a su recamara, alli lo dejamos acostado totalmente dormido. Regresamos al mismo sofá y alli empecé a tomarle la mano a Sheny, le dije que también yo estaba abandonado sexualmente por mi esposa, con quien casi ya no teníamos ninguna relación sexual.
Mis manos tocaron sus piernas de nuevo, me acerqué a charlar con ella bien pegado a su oreja, le conté una historia algo caliente, le conté como había seducido a una chica hace algunos años atras, la historia es semicierta, pero yo le agregué cosas muy eróticas, ella ponía toda la atención, le estaba contando como le había bajado la blusa a esa chica, inmediatamente le hice lo mismo, bajé hasta que se le veía su sostén, luego le conté como le tocaba la cuquita debajo de su falda, igualmente metí mi mano debajo de su falda y toqué su braguita encima de su panochita, ella ponía toda la atención, luego le dije -cierra los ojos para contarte lo demás-, ella cerró sus ojitos, le conté como le había chupado sus tetitas y rápidamente bajé sus sostén y poniendo mi boca sobre uno de sus senos se lo mamé delicadamente, ella al sentir mi lengua en su pezón abrió los ojos, pero le dije -eyy cierra los ojos, hazme caso!-. Sheny cerró sus ojos y seguí mamando su tetita, luego de un minuto, hice lo mismo con su otro seno, lo tomé con la boca y lo mamé succionandolo despacio.
Luego volví a su oido y le dije que había metido una de mis manos en la braguita de la chica y le había frotado su panochita, inmediatamente, separé sus piernas, levanté un poco su falda y metí mi mano hasta encontrar su braguita, hundí mi mano dentro de su ropita interior y toqué sus labios vaginales, la muchachita tenía completamente depilado su cuquita, no fue dificil tocar sus labios menores, la entrada de su vagina y pude sentir que Sheny estaba muy mojadita e impregnó de juguitos íntimos mis dedos. Cuando froté su clitoris con la yema de mis dedos, ella emitió una exclamación. Estuve asi mamando sus tetitas y manoseando su frutita deliciosa por unos minutos, ella ya emitía gemidos de excitación.
Me despegué de ella solo para sacar su braguita de su cuerpo, ella se acomodó en el sofá como esperando lo que venía, me bajé al piso y separando sus piernas y levantando su falda pude ver por primera vez directamente su panochita, brillosa, rosadita y juguosa, comencé besando sus muslos y chupaba la piel de sus piernas, poco a poco mi lengua fue acercándose a su frutita prohibida, ella lanzó un quejido cuando mi lengua pasó sobre sus labios vaginales, ella tensó su espalda y tomándome los cabellos me jaló contra su panochita, mi boca y lengua se metieron entre sus labios vaginales, ella emitía ya varios gemidos y yo me comía todo lo que encontraba, estuve asi algunos minutos, luego con las manos abrí su panocha y la punta de mi lengua se puso a jugar con su clitoris, ella volvió a tensar su cuerpo solo para regalarme sus juguitos, Sheny estaba teniendo un rico orgasmo y yo se lo mamaba para aumentarlo, ella parecía que tenía ataques epilepticos.
Cuando por fin se calmó, me levanté y me senté a su lado, ella aún respiraba fuerte, la tomé de un brazo y la levanté le dije que se montara sobre mis piernas, la coloqué sentada en mis piernas frente a mi, ella se fue sentando sobre mi verga, la cual yo sostenía con una mano, Sheny se fue insertando mi verga en su panocha, ella mordió su labio inferior, sentí lo húmedo y mojado de su vagina, le busqué la boca y nos dimos un enorme beso de lengua, mientras ella terminaba de clavarse toda mi verga. Por fin ya con mi trozo de carne bien metido en su panocha, ella y yo comenzaron besarnos y a movernos al mismo tiempo, mi verga entraba y salía de su cuquita, con las manos o le apretaba los senos o las nalgas, pronto entramos en un delicioso ritmo, mi verga se mojaba cada vez dentro de su vagina por sus jugos íntimos, yo sentía que estaba casi listo, bajé a mamar sus tetitas, Ella comenzó a dar de gritos, señal que estaba corriendose, ella misma aceleró y eso me hizo llegar a mi, no me dio tiempo a sacarla, inundé su panochita de leche, fueron varios latigazos que dio mi verga adentro. Fueron varios segundos que ella y yo gemimos hasta calmarnos.
Quedamos abrazados en el sofá, ella siempre encima de mis piernas con su cabeza en mi hombro. Yo no puedo negar que si tal vez no estaba completamente borracho, si estaba mareado pero desinhibido, asi que como ella estaba completamente quieta encima de mi, mi verga aún palpitando semiparada adentro de su panochita. La cargué en peso tal como estaba, la fui llevando a su habitación, en donde dormitaba su marido, la entre cargada, ella abrió sus ojos, se espantó un poco cuando vio donde estaba y que vio a su marido acostado en la cama. La calmé, y la acosté en la cama, aún relativamente lejos de su marido.
Ella estaba nerviosa, pero ebría. Le puse mi verga cerca de la boca y le pedi que me la mamara. Ella volteaba a ver a su marido, le insistí y le dije que su marido no iba a despertarse. Ella la tomó con la mano y poniendose de lado comenzo a chupar mi verga que estaba impregnada de semen y sus propios jugos. Ella nerviosa, pero se metía mi trozo de carne en su boquita y lo succionaba rico, le pedi que chupara mis bolas y ella levantó mi verga con una mano y lamio mis bolas, eso me fue poniendo duro de nuevo. Luego de un rato y ya de nuevo muy excitado, le quité mi verga y me puse entre sus piernas, se las levanté y tomando mi verga se la volví a poner en su panocha y la penetré de nuevo. Puse sus pies en mis hombros y la penetré hasta el fondo de su panocha, ella volteaba a ver a su marido y me pedia que no moviera mucho la cama, yo le dije -tranquila, él no se despertaría aunque pasara un caballo encima de la cama-, ella intentó calmarse un poco, la follé duro moviendo mi pelvis que a su vez metía y sacaba mi verga de su panocha, poco a poco ella se iba excitando y comenzaba a gemir cada vez más.
Tomé uno de sus pies y comencé a chuparlo, me metí a la boca cada uno de sus deditos de su pie y los chupaba uno por uno, a ella eso lo puso como loca, comenzó a gemir y a pedirme que le diera más duro, tomé el otro pie y le hice lo mismo, yo ahora estaba por llegar, ella me dijo que quería sentir mi leche dentro de ella, diciendo eso y ella se corrió, yo aceleré y llegué minutos después, saqué mi verga y se la puse en la boca, ella la tomó entre sus labios al tiempo que yo disparaba mi primer chorro de semen, este cayó adentro de su boca y ella lo sacó, pero varios chorritos más fueron a parar a su boquita, tuvo que haberse tragado una buena parte. Por fin todo acabó. Ella acostada en la cama volteó de nuevo a ver s u marido, se dió cuenta que él continuaba igual de dormido. Yo me dirigí a la sala de nuevo a traer parte de mi ropa.
Me quedé en el comedor, ella en la recamara con su marido. Me serví otro trago con lo que quedaba en la botella. Al rato ella llegó ya vestida de nuevo. Le serví otro trago. Le pregunté si le había gustado hacerlo frente a su marido, ella se puso colorada y le entró una risa nerviosa, -ayy no!, que locura padrino Hermógenes!-.
Yo le dije -Ya sabes mija, si tu marido no te cumple, búscame y nos podemos ayudar los dos!!-
Solo concluyo diciendo que no fue la última vez que tuve a mi ahijada gimiendo debajo de mi, además he sabido que no he sido solamente yo.
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