Mi amiga, la ex de un amigo

relato de cómo terminé dándole leche a mi amiga.
Actualmente tengo 32, y esta historia ocurrió hace 2 años. Este es mi primer relato, así que iniciaré presentándome, mi nombre ficticio es Alex, y el nombre de ella será Ana, Mido 1.83 cm, cabello castaño oscuro y un cuerpo fuerte. Ella mide 1.55 cm, cabello castaño oscuro, delgada, una combinación entre rockera, emo y gótica, dependía del día, pechos pequeños que caben en mis grandes manos y un culo bestial. Siempre aparentó tener menos edad, si bien ella tenía 27, la menor edad que una vez dijeron que aparentaba fue de 13.

Habíamos retomado conversaciones hace un mes, ella estaba con licencia médica, y yo, hace poco había renunciado a una multinacional donde cumplía funciones como ingeniero, El día de la renuncia ella me llamó preocupada, quería estar conmigo para acompañarme en ese amargo momento, pero por cosas del destino, no se pudo. Lo positivo es que logré lo que tanto le había pedido, conseguir que viajáramos a la playa, la casa de verano de mi familia, con la idea de pasar los malos momentos con salidas para disfrutar el paisaje, literal yo sólo quería disfrutar la vida invitándola a conocer muchos lugares, pero parecía que ella tenía otros planes.

Retomando el tema de su licencia médica, ella estaba en tratamiento y tenía como efecto secundario la perdida de memoria, un ejemplo de esto era aparecer en otro lado de la ciudad sin darse cuenta del tiempo transcurrido (hasta 1 hora), algo que me tenía bastante preocupado, pero que de alguna manera usó a su favor, ya que al mencionar esto, me preguntó si existía la posibilidad de dormir en la misma cama que yo, a lo cual me negué, no lo encontraba correcto, ya que entre los roces uno se puede llegar a calentar (obviamente esto no lo mencioné), entonces ella me dijo que tenía miedo de salir de la habitación y aparecer en algún lugar que no conociera, pues viajábamos a otra ciudad, por lo que terminé cediendo a su petición.

El día de la salida, la fui a buscar en el vehículo a su casa, debo mencionar que siempre la molestaba ya que por chat siempre decía que me daría un abrazo largo y fuerte, pero nunca era capaz de hacerlo y como soy algo respetuoso con los espacios jamás lo intenté.

llegamos a la casa, bajé las maletas y al momento de acomodarlas, dejé las suyas en mi habitación con clara intención de hacer respetar nuestro trato, debo reconocer que tenía un poco de nervios, ya que el morbo de sentirla a mi lado esa noche era algo que durante los días espera se habían acumulado, reconozco que en mi mente ya había pasado todo lo sexual, y debía encontrar la manera de controlarme.

En un momento de nervio, se me ocurrió alegar sobre sus numerosos abrazos no realizados, que sólo quedaban en el chat de whatsApp y que en la realidad nunca ocurrían, que ya era hora de que alguno se cumpliera, se atrevió y fue un abrazo largo lo que terminó rompiendo el hielo de la situación. Ya un poco calmadas las cosas nos fuimos a ver televisión, ella se atrevió a mantener sus abrazos, y yo entre el morbo del momento, comencé a colocar mis manos dentro de su pantalón, intentando tocar su nalga, a lo cual ella me lo impedía, pero jugando un poco más, intentaba subir mi mano hacia uno de sus pechos para luego volver a ser detenido, el juego fue constante y ni siquiera vimos la película.

Pronto comenzó a besarme diversas parte de mi rostro, reconozco ser un poco lento al respecto, pero al sentir besos cerca de la comisura de mis labios, me dije a mí mismo que la tercera vez que ocurriera le daría un beso en sus labios, esa era la señal, mientras mi mano seguía apretando su nalga y ella seguía besando todo mi rostro, sentí su segundo intento, y luego el tercero, esa era la señal que esperaba y le doy el beso. Ella queda sorprendida, con rostro de que no puede creer lo que está ocurriendo, un poco preocupado de que pueda ser rechazado le digo, quieres que nos detengamos, a lo cual responde que no.

Decidí subir la intensidad, y esta vez tocar su vagina, mi dedo giró directamente a su clítoris, y comenzó a dar sus orgasmos, los cuales me hicieron recordar al hentai, era primera vez que escuchaba unos orgasmos tan excitantes que me detuve de jugar con su clítoris y comencé a introducirle dos dedos, ver como era poseída sólo con mi mano me tenía muy excitado, mi pene quería estallar y dominar a esta mujer, pero quería darle el último servicio antes de intentar penetrarla, a lo cual le digo si le gustaba el sexo oral, respondiendo que sí, mi intención era comerme su vagina, pero malinterpretó la intención y ella me desabrochó el cinturón.

Una vez mi pene fuera del pantalón, vi como su bello rostro desaparecía cada centímetro de mi pene, jamás había recibido una mamada con tantas ganas, era como si esa mujer estuviera con hambre de verga, mientras me hacía la mamada, sus ojos me miraban y mis gemidos se hacían notar, la excitación del momento y el juego previo haría que no pudiera soportar, de manera cortés le pregunté si quería que le avisara cuando iba a eyacular, a lo que hace un gesto de aprobación, cuando estaba a punto de irme, se lo mencioné, y en vez de retirar su boca de mi pene, comienza a succionar más fuerte y a tragar los chorros mi abundante corrida, debo reconocer que jamás me había tocado esta clase de mamadas, el morbo se hacía infinito, era pensar que estaba comiendo una parte de mí, específicamente mi leche, algo que sólo había visto en vídeos porno o leído en otros relatos, me sentía afortunado.

La noche había caído, y después de tantas caricias nos fuimos a dormir, mi mente fantaseaba por lo ocurrido, y de verdad quería repetir, pero necesitaba penetrarla, hacerla mía. Ella comenzó a negarse, creía que la razón podría ser mi «amigo», si bien llevaban más de 6 años sin estar juntos, no encontraba la razón, con el tiempo entendí que no quería parecer una chica fácil, pero mi calentura, el juego de dedos en su vagina hicieron que cambiara de opinión. Entre el mar de excitación ella se subió a mi pene, comenzó a cabalgar como una profesional, yo estaba impactado nuevamente, ya que sólo me habían tocado «estrellas de mar», su vagina era tan estrecha que apretaba todo mi pene, por primera vez quería correrme dentro de una vagina sin preservativos, sentía que con todo lo vivido podría correrme dentro de ella acompañado de todo el morbo, y así me lo permitió. Esa noche fue tan fuerte que aún guardo heridas de guerra, la punta del pene quedó con estrías.