«Mi Body-Count»: Aprendí a tocarme con los dedos de mi papá
Parte 04: La frágil barrera del incesto y lo prohibido, parecía caer entre mi padre y yo. No sólo bastaba mojarme y correrme a su lado, quería descubrir y hacer más cosas sucias y ricas con él..
Según mi amiga esto no podría quedarse así nada más, si ya empezaba a arder habría que seguir avivando la llama hasta convertirla en una gran llamarada. Quería repetir otro viernes de cinema con ellos, pero mi madre saldría con mis tías de visita a mi abuela. Pues eso era mucho mejor para mis planes. Éramos papá y yo solamente, sin palomitas solo con unas sodas y galletas nos sentamos a ver una peli de terror, una que le gustaba mucho a él, se llamaba como «los muertos viven, el regreso» algo así. La cuestión es que me dió más risa que miedo. «¿Osea te ríes? ¡Tendrías que asustarte como yo de niño cuando la ví!», «No papá, no me da miedo al contrario, creo que ya me dieron ganas», «¡Ejem! Maky no creo que sea bueno idea ahora», «¿Por qué no? ¡Estamos solos papá!», «Pero tu madre ya debe de estar en camino, se fué en la tarde, ya son casi las 10 pm», «Pero tú me dijiste» dije con mis ojos brillosos. «Hija es… Peligroso estamos solos y…», «Nunca me he tocado ahí papá», «¿Tocarte qué?». Ambos nos quedamos en silencio mirándonos, y luego por primera vez mi padre clavó su mirada en mis diminutos pechos que casi se veían por mi top cortito, bajando por mi ombligo para quedarse viendo en mi entrepierna. «¿Te gusta que use estas prendas papá?», «Son muy reveladoras Maky», «Lo sé, pero sólo los uso en casa, y me gusta tenerlo puesto cuando estoy contigo». Era extraño, ¿pero los hombres acaso fueron programados de la misma manera? Estaba seduciendo y funcionando tal como lo dijo Angela. «Provocar los deseos de tu papá es lo más hot que puede haber en este mundo» decía.
«¿En serio Maky, nunca te has… tocado tú misma?» dijo de repente, «No… pero me gustaría saber… cómo es…» dije muy apenada. El juego y cosquilleo de la seducción me empezaba a gustar, realmente me excitaba que mi padre no apartara su mirada de mí. Sus deseos de hombre luchaban contra su amor de padre. Ya no quería perder más tiempo, estaba a solas con él, y los calores que sentía por sus miradas me empezaban a poner húmeda. Entonces me tiré hacía él y poniendo los ojos llorosos le susurré: «¿Papi?», no dejaba de mirar mis muslos, «¡Papá!», «Oh sí, sí mi niña», «¿Me abrazas?», y con un gesto de su mano me invitó a su pecho. Esta vez no me senté sobre sus piernas, sino a un costado cruzando así mis largos muslos sobre los suyos, apoyando mi cabeza sobre su pecho. Me importó un bledo la película, ya estaba demasiado excitada como para querer dejarlo todo ahí. «Hazlo rápido antes de que vuelva tu madre» me dijo con tono áspero, sabía que seguía luchando en su interior. «Nooo… Así no quiero papá» dije ya muy inquieta «Quiero que tú me ayudes», «Hija, lo que me estás pidiendo está fuera de lugar. ¡Soy tu padre! Parece que olvidas eso», «Nunca lo he hecho sola. ¡Enséñame! ¡Quiero hacerlo contigo papá!», «Yo no sé qué decirte, he… tus hormonas están disparadas, estás loquita como una cabra», «Supongo que ya puedes olerlo verdad papá», «Eh… Créeme que ya conozco muy bien tu olor Maky», «Porque ya estoy muy mojada ahora. ¡Mira!», y separando un poco las piernas exhibí mi short totalmente empapado. «¡Dios Maky! ¿Es que es normal acaso que una niña de 11 ya se sienta como toda una mujer?», «Ya me siento como una mujer papá», «En efecto, puedo notarlo».
Como sólo me miraba sin hacer nada, llevada por la calentura que sentía cogí su mano para llevarlo a mi entrepierna. «¿Sientes lo mojada que estoy papá?», «Hija dime por qué… ¿Por qué? ¿Por qué me atormentas así?», «¡No te das cuenta! ¿Es que tengo que decírtelo acaso?» y de nuevo mis lágrimas inevitables de niña engreída, «Ok dímelo entonces, ¿porque eres así conmigo?», no podía evitar el llanto, mis emociones siempre me han superado, mi padre me sacaba mis lágrimas acariciando mi rostro también, «Vamos, cálmate mi niña. ¡Si! Ahora mírame y dime por favor ¿Por qué haces esto?» ese contacto directo entre mi padre y yo al mirarnos, me dió el valor para sencillamente… Darle un beso en labios. Como yo no sabía besar solo pegué los míos a su boca, y ahí me quedé, él no reaccionaba y sabía que otra vez yo tenía que dar la iniciativa. Muy despacio saqué mi lengua para dar vueltas sobre sus labios, creo que eso fué todo para mi padre, ahora yo había acabado con el último respeto entre ambos. Sentí de pronto su lengua enredarse con la mía, «¡HA…!» grité de emoción, mi padre no me soltó, empezó a besarme como un hombre lo haría, yo me volví loca por él ahí mismo, su forma de besar no era igual como a la de esos 3 chicos de mi anterior escuela, su lengua era más robusta, y en la forma en que sucionaba mis labios era lo más rico que había sentido de un hombre.
Pero mi mano y la suya seguían en mi coño, y me rendí ante todo cuando sentí sus dedos sobar mi entrepierna, sintiendo mi humedad por encima de mi short. Gemía sin decoro ante tanto placer, mi padre atrapó mi boca con la suya de seguro para no hacer tanta bulla, mi vagina estaba ardiendo, mis caderas se movían solas, sus dedos presionaban fuerte en mi vulva estrecha, ahora él besaba mi cuello, lo recorría sin parar con su lengua, había llegado, el momento de explotar había llegado, «¡HA PAPÁ ME VUELVO LOCA!», «¡Esto es lo que querías verdad!», «¡SI SI HA… HA…». Ya no pude más y lo dejé salir todo, con un hondo alarido me aferré fuerte a él gritando del placer desmedido provocado por mi propio padre. Al darme cuenta mi cuerpo saltaba con fuertes espasmos que nacían en mi vientre. «¡Qué golosa había sido mi hija!», mi padre ahora se burlaba de mí, yo qué podía hacer, estaba rendida y exhausta. «¿A poco este es tu límite?» dijo papá, «¿Qué…?» contesté confundida, sentí como introdujo su mano por debajo de mi short buscando mi sellado coño. «¡Pero si serás bandida! ¿Estás ante mí sin usar calzón alguno?», «Papi yo… hay yo…», «Esta bien, creo que eso facilita las cosas aquí» y diciendo eso empezó a presionar con un dedo en mi coño, yo sólo abrí los ojos por la sorpresa, no gemí ni me moví, estaba en shock por lo que me hacía mi padre, «No me dejas de otra hija, tendré que enseñarte como darte placer aquí» y los movimientos de su dedo volvieron a encender mi líbido.
Fue extraño porque no podía gemir, pero sentía cómo me provocaba el placer de sentir más y más. Mi quijada reposaba en su hombro derecho, y ahí me quedé resistiendo todo lo que podía, pronto el sonido sucio de mis jugos revelaban las intenciones de papá, «Maky… Hum… Mi Maky… Me has hecho perder la cabeza… Ya no voy a reprimir mis deseos por ti. Ya que tú misma me buscaste para esto», «¡Te… a…mo!» solo pude balbucear, y al escuchar lo que le dije lo hizo enloquecer porque sin piedad movía sus dedos con más fuerza en mi coño que estaba ya al rojo vivo. Estaba por gritar de verdad cuando se escucha como metían la llave para abrir la puerta. «Oh aquí estaban, hay mira la hora que recién vuelvo…» era mamá y lo peor es que se quedó ahí parada viéndonos mientras nos platicaba cómo le fué, para eso mi padre ya nos había cubierto con una manta, yo tuve que hacerme la dormida así abrazándolo, y sin movernos mi padre estaba ahí conversando con mamá. ¡Miedo! ¡Pavor! No… Era excitante, muy excitante. Casi ser descubiertos volvía al asunto más delicioso. Todo iba bien hasta que empecé a sentir otra vez los dedos de papá urgándo mi coño, volví a temblar, pero tenía que resistir supuestamente estaba dormida. Mamá ni cuenta se daba, metió su mano debajo de mi short y una vez encontrado mi raja volver a jugar conmigo, mis uñas se habían clavado en la espalda de mi papá, me mordía la boca con coraje. Mamá seguía hablando, «Y eso no fué todo, mi hermana tenía que justo meter su cuchara cuando…» los problemas de mamá a nadie le importaba, de seguro yo ya tenía una cara de estúpida gosando de lo rico que sentía. El problema fué cuando papá aceleró sus dedos y los sonidos empezaron muy suavemente a percibirse. No pude más y tuve que gemir contrayendo el cuerpo. «Parece que ya la desperté» dijo mamá, «Tranquila, a veces se pone así al dormir, sígueme contando querida», papá ya era mi cómplice, ya no quería parar el juego, mis gemidos eran más seguidos y más nítidos. Era tanto el placer que hasta sentía como mi saliva se escapaba de mis labios. Ya iba a explotar, faltaba poco, «Voy a cambiarme, y ya llévala a dormir» diciendo eso se fué mamá al 2do piso, «¡Papá me corro!», ¡Hazlo de una vez hija, ahora que no está tu mamá!», «¡Haaa… HaaaAAA…!» mi papá me tapó la boca cuando empecé a gritar, ahí me contuvo, soportando mis uñas en su espalda, mis gritos ahogados, y los temblores de mi cuerpo mientras sentía cubrir sus dedos con todos mis jugos.
Me desmayé, no pude con todo ese placer. Sólo recuerdo que alguien cerraba la puerta de mi habitación, me dormí esa vez hasta las 12 pm casi. Supe después que mi padre estaba de centinela para que mamá no me despierte y pueda notar algo raro. Papá no estaba en la tarde, extrañamente tampoco estaba en la noche, mamá me dijo que tenía que hacer en el trabajo, «¿Incluso sábados?» refuté, «Si hija, el es director de su área y tienen reuniones así de emergencia a veces». Me quedé despierta esperándolo y no volvió a dormir. «Maky… Maky…» me despertó una voz grave, «¿Qué haces durmiendo en la sala?» era mi padre, recién había llegado, «Es de madrugada ya, ve a la cama», «Eh… Hum… Papá… ¿Dónde estuviste?» le pregunté aún dormida, «Te voy a llevar a tu habitación» y cargándome me dejó en mi cama, «No te vayas, quédate conmigo» le rogué, recuerdo su silueta en la penumbra del humbral de mi puerta, volteó a verme y luego se fué sin más.
Papá estuvo distante conmigo la semana que vino, ya casi no paraba en casa ni me recogía en la escuela, y yo no hacía más que masturbarme sola pensando en él, me corría entre lágrimas extrañándolo. Lloraba en el hombro de Angela en los recreos. «No entiendo, si todo iba bien mi Loki, hay no llores me vas a hacer llorar a mi también». Mis ojos terminaban rojos y tenía que estar lavándome la cara frecuentemente. ¿Qué le pasaba a mí padre? ¿Evitaba verme en casa por eso se quedaba en el trabajo? Estaba muriéndome poco a poco por él. Llegó un punto en que ni sentía ya placer al tocarme. Estaba muy deprimida y muy enamorada.
«¡Mira mira mi Loki!» dijo Angela con emoción cuando salíamos de la escuela, incrédula ví a papá de pie frente a su auto. No sabía qué sentir, qué es lo que debería de sentir por él. ¡Odiarlo! ¡Amarlo más! No lo sé. Angela a la mala me llevó hasta mi padre y cuando al fin llegamos, le dijo: «Señor no me parece la forma en que trata a su hija, no hay día que no llore hablando de usted. Ella lo quiere mucho, muchísimo. Por favor no la traté así. Con su permiso». No creí tal valentía de mi amiga. Papá no decía nada, sólo me miraba. Y cuando al fin levanté mi mirada, ví sus ojos llenos de lágrimas. Mi llanto no pudo más, me arrojé a sus brazos a llorar como una niña. No sé si la gente nos veía, pero no me importó, me abrazó fuerte. Y ya más calmados subimos al auto. No sé en donde se estacionó pero no era en casa. «¡Pa…pá!» murmuré, «Sé que te debo una explicación», «¿Por qué? ¿Por qué te alejas de mí?» le dije sollozando. «¿No entiendes verdad?», «No… No entiendo», «Eres una niña aún, es en…», «¡YA NO ME TRATES COMO A UNA NIÑA!» le grité, me miró sorprendido, yo me asusté ahí, pensé que me iba a castigar. Subió las lunas del auto, activó el aire acondicionado, y me besó sin más tomándome en sus brazos. Me separé de su boca alzando la voz: «¡Estás loco, nos van a ver!», «No lo harán, cambié el auto a lunas polarizadas si es que no te diste cuenta», «¿Y eso por qué?», «¿No lo adivinas? ¡Ven aquí!» y volvió a besarme. Ya no me opuse, dejé que haga lo que quiera conmigo. Su lengua recorría mi boca sin pudor. ¿Qué le sucedió a mi padre? Me tuvo ahí ahogándome con sus besos por minutos, me sentí indefensa ante él otra vez, «Nunca te dije, lo hermosa que eres verdad hija», «Nooo nunca haaa…» respondí con la cara de idiota de una chica enamorada. «Pues siempre lo fuiste, si supieras que ya me dicen suegro por todos lados, incluso colegas, que te desean como prometida de sus hijos aún adolescentes», «No, eso no» respondí asustada, «Tranquila, nunca te ofrecería de esa manera», «¿Papá?», «¿Si hija?», «¿Qué hacemos aquí?», no respondió, bueno no con palabras porque me volvió a besar apasionadamente.
«¿Ya estás mojada otra vez?» preguntó con una sonrisa, «¡Aish! ¿Tú que crees?» le respondí molesta. «Jajaja… Ese carácter… Me gusta… Me encanta», «No te burles de mí papá» dije al fin indignada, «Entonces muéstrame» dijo en tono serio mirándome fijamente, asentí con la cabeza y abriendo mis piernas levanté mi falda, «No se nota» dijo papá moviendo mi calzón hacia un costado. «Tengo que comprobarlo» y empezó a frotar mi vagina sin dudar ni tener vergüenza. «Ha… Hua… Huuu…» mis gemidos no se dejaron esperar más, tanto fué el coraje y amor que sentía ahí, que mi lujuria se activó y como una avalancha empezó a bajar por mi vientre. «HAAA… MMM… HUAAA…», «¿Siempre golosa mi niña? ¿Así de rápido?». Terminé apoyada adelante del auto, ahogando poco a poco mis gemidos y mi excitación. «Volvemos a casa hija, ya mi mente está despejada», «¡Papá!», «No digas nada» contestó y arrancó el auto, «Fuí un estúpido, lo sé», «Pero pa…», «Esta bien amor, está bien, podemos hacer esto siempre y cuando no nos vea tu madre», «¿Siempre? ¿Cada día?», «Si se puede, si mi niña, cada día», «Hem… ¿Cómo si… fuéramos…’novios’?» le dije titubeando, volteó a verme y sonriendo dijo: «Ja… ¿Por qué no?».
Continuará…
Hola, excitantes relatos, esperamos el siguiente.
Saludos Maky.
Extraordinario Te felicito
que rico relato, quien tuviera una hija así. sigue.