Mi BUENA MAMÁ ME COLABORA. (Tercera parte).
Empieza la obscena grabación de la película de porno anal donde doña Genoveva, muy a gusto, va a recibir tremenda perforación de culo por parte del gigante bandido que tiempo atrás violó y agredió a su propio hijo..
Mi BUENA MAMÁ ME COLABORA. (Tercera parte).
ESCRITO POR SIREMIS.
Mire a mi ofrecida mamá desde las gradas construidas específicamente para hacer el papel de asientos para los asistentes. Ella, acostada en la cama junto al Torpedo, me sonrió llena de la emoción al escuchar que todo estaba listo para iniciar la sucia escena de aquella película pornográfica de sexo anal intenso dirigida por don Roco y donde ella era la protagonista. Mi mente no dejaba de repetir:
YO: ¡No lo hagas, mamá!… ¡Por el amor de Dios!… ¡No permitas que ese gorila te lo clave!… ¡Te va a destrozar si dejas que esta locura continúe!…
Los ojos de mi alegre madre brillaron de ilusión y felicidad al saber que estaba a segundos de que el brutal Torpedote la enculara con su inmensa vergota usando total salvajismo. Ella tenía la esperanza de convertirse en una famosa estrella porno, no obstante, yo no estaba de acuerdo con eso, todo había sido un terrible error, mi madre no debería estar aquí a punto de empezar a filmar esa asquerosa escena y estaba que me moría de celos, vergüenza, asco, fastidio, ira e impotencia.
Yo permanecía sentado en esas gradas al igual que los demás asistentes, lleno de nervios, temblando, sudando y esperando a que sucediera algún milagro que pudiera evitar esa situación tan bochornosa para mí.
ROCO: ¡Adelante, pues!… ¡Empieza la filmación!…
ALEJO: ¡Bien!… ¡Rueda audio!… ¡Rueda cámara!… ¡Encargada de la claqueta, dale!
Como la señora Marujita, una mujer de 50 años de edad que era la asistente de cámara y la encargada de la claqueta, no había venido a trabajar por tener una reunión escolar en el colegio de sus hijos, fue reemplazada, por este día, por la madre del esposo de Paulita, una mujer muy madura, de unos 67 años de edad, pero muy bonita y sexosa llamada Marianita, ella había acabado de llegar de Estados Unidos.
Llamaba la atención saber que la sesentona y canosita señora Marianita fuera ingeniera experta en cámaras y video y especializada en películas porno norteamericanas de gran calidad, había trabajado para productoras de renombre, eso era curioso, y aún más peculiar era el hecho de que a pesar de su edad era sumamente morbosa y coqueta, además se vestía muy sensualmente como si fuera una gatita adolescente, pues su buena y delgada figura estaba enfundada entre un hechizante traje de látex negro muy ajustado a su excelente cuerpo, lo que le daba un erótico y felino aspecto de Gatúbela.
La señora Marianita tenía unas tetazas y un culote bárbaros y usaba un escote de infarto, la verdad es que esa vieja estaba muy buena y tremendamente tentadora, su piel blanca, sus ojos azules, su cabello largo y ondulado amarillo y medio canoso le daban una apariencia demasiado atractiva, en realidad parecía tener mucha menos edad esa vieja sinvergüenza.
La señora Marianita sensualmente puso la claqueta frente a la cámara principal y con voz fuerte y agringada cantó el título de la película y el número de la escena.
MARIANITA: ¡Diversión anal, escena 1, toma 1!
Luego, la sesentona y atractiva señora accionó la claqueta haciendo el tradicional sonido “clack”.
PARMENIO: ¡Cuadro!
ROCO: ¡Acción!
Para mi desgracia empezó la famosa grabación, y mamá y el delincuente ese del Torpedo, acostados sobre la cama, se empezaron a besar intensa y obscenamente entrelazando sus lenguas de manera increíblemente vulgar, pero muy excitante.
El rufián le tocaba las tetas y ella le masturbaba la verga con mucho apetito mientras se morreaban con esa vulgaridad tan exacerbada. A mamá se le notaban muchísimas más ganas y pasión que al gigante gorilón, demostraba más agresividad, ímpetu y deseo que el Torpedo, y se podía decir, sin lugar a dudas, que ella era la que se lo iba a comer a él y no él a ella.
Para retomar un poco, debo recordar que el pervertido del Torpedo es un gigantesco y musculoso actor porno, ese maldito es un hampón muy abusivo, agresivo y vergón, es acusado de varios crímenes y violaciones y aun así la justicia no le ha llegado porque es amigo de don Roco y don Roco es amigo de gente influyente, famosa, de poder y de autoridad, personas que lo protegen, además el gigante es mi peor enemigo, pues él me violó hace un tiempo dejándome por unos días en el hospital y en otra ocasión me hizo comer una buena cantidad de mierda humana del inodoro tapado y beber litros de orina ante las risas y burlas de doña Cecilia, la jefe de asuntos generales y de las señoritas del aseo que en conjunto fueron testigos de ese acto y hasta cómplices porque ninguna hizo nada para ayudarme y más bien se ponían a aplaudir y a animar al Torpedo a seguir su infame acción.
Mamá sabía muy bien que ese Torpedo me había abusado de semejantes maneras tan terribles, sin embargo, ahí estaba la muy puta entregándole con mucho gusto su culo a mi violador y abusador. Al haber comentado esto ya se darán cuenta de la clase de individuo que es ese canalla del Torpedo y del extraño proceder de mi mamá quien parecía estar en contra mía y a favor de mi enemigo sin razón alguna, pues yo siempre he sido buen hijo a pesar de trabajar para esta productora pornográfica.
Pasados unos segundos, mi buena madrecita desplazó su cuerpo quedando frente al Torpedo y se puso a mamar con ansias desbordadas su descomunal vergota, se le veía un ímpetu asombroso, se notaba que estaba dispuesta a entregar su vida y alma por esa gran bananota, pues la besaba, la relamía, la chupaba y la succionaba con tal desparpajo que parecía una loca poseída por el espíritu inmundo de la más abyecta perversión y me miraba mientras lo hacía con ojos y cara de provocación y morbo. No me quedaba más que rezar y pedirle al todopoderoso que esto terminara.
YO: ¡Dios!… ¡Señor Jesús!… ¡Esto no puede estar pasando! ¡Dios todopoderoso, ayúdame en estos momentos tan duros!… ¡Tú sabes que no he sido el mejor de los seres humanos, pero tampoco soy malo! ¡Por favor, ayúdame, haz que esto pare!… ¡Esto no puede ser realidad!… ¡Mi madre es una puta!… ¡Mi Señor Jesús, amo y rey del universo, mira cómo la puta de mi madre chupa semejante vergota! ¡Su mirada es de burla y de desafío! ¡Me mira con cara de puta actriz de porno mientras succiona, lame y besa la vergota de ese miserable fornido!… ¡Por favor perdónala y protégela!… ¡Ese canalla le va a destrozar el culo!… ¡Favorécela, Señor y guárdala en tu luz!… ¡Oohh!… ¡No puedo aguantar más!… ¡Dame fuerzas, Señor Jesús para sobrellevar esta situación! ¡Por favor, haz que esto termine ya!… ¡Haz algo, jueputa vida!…
Parece que el Señor Jesús estaba de acuerdo con que se produjera la rotunda enculada de mi madre o estaba muy ocupado porque no me escuchó, y casi me da un yeyo al ver cómo mi mami, minutos después de mamar con ansias semejante miembro y de metérselo hasta la garganta, se levantaba y, exhibiendo una gran sonrisa en su rostro lleno de lujuria y morbo, se sentaba sobre el asqueroso e inmenso pene de ese dinosáurico hombre con mucha entrega, ganas y pasión, y, sin dársele nada, se introducía su colosal vergota por el ojo de su hijueputa culazo. Discúlpenme la palabrota, pero ustedes comprenderán mi ira y frustración, pues ¿a quién le gustaría estar en mi lugar? ¿a quién le gustaría ver a su propia madre biológica portarse como una reverenda putaza y verla entregando su enorme culote a su enemigo más terrible y criminal en una cochina película pornográfica? creo que a nadie, por lo tanto les pido el favor de que me entiendan, de que me comprendan y de que perdonen mis malas palabras de enojo.
El delicado cuerpazo de mamá quedaba muy pequeñito en comparación con el de ese gorilón, parecía estar montada sobre una robusta bestia prehistórica.
Don Roco estaba aullando de morbo y beneplácito. El viejo hijueputa estaba feliz, veía el gran potencial que tenía mamá y su enorme capacidad para ser una magnífica actriz porno, y no hacía sino felicitarla y animarla para que hiciera gestos de gusto y pasión y para que dijera terribles palabrotas de gozo.
No obstante, mamá no necesitaba que don Roco la animara o le pidiera eso, pues la señora, muy contenta, por naturaleza e iniciativa propia lo hacía, saltaba sobre la titánica vergota del mastodóntico actor, ella le daba la espalda al cretino, de manera que, estando en esa posición, le enseñaba alegremente sus aplaudidores e inflados melones y su arrecha y babosa panochota a todo el morboso y depravado público, el cual permanecía sentado al frente en unas gradas alfombradas hechas de madera.
El público también estaba feliz, le gritaba porquerías y le lanzaba tremendos e indecentes piropos a la puta de mamá, eso era increíble, nadie se cohibía al saber que yo era el hijo de esa descarada mujerzuela, no les importaba eso en lo más mínimo.
La muy puta empezó a moverse sobre el Torpedo con gran dinamismo y entrega, así inició su tan ansiada penetración anal mientras ese cerdo estiraba sus brazotes para agarrarle las suculentas tetotas, y la muy puta emitió su mejor repertorio de fuertes gemidos, agudos gritos y muy vulgares palabrotas.
MAMÁ: ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh!… ¡Aaaaaaagggggggghhhhh!… (Grito fuerte) … ¡Aaaaaaaaaaggggggggggggggghhhhhh!… (Grito muy fuerte y agudo) … ¡Aaaaaaaggggghhhh!… ¡Hijo de puta, rómpeme el maldito culo, malparido de mierda!…
Todos estaban fascinados mirando la divertida y excitante secuencia y escuchando esos estimulantes gritos, gemidos y palabrotas, menos yo, quien estaba temblando y llorando en silencio. Yo me tapé los ojos con mi mano desde que vi que mi madre se estaba introduciendo, ella misma, esa hercúlea vergota por entre el culo. No quería ver la destrucción anal de mi amada progenitora, pensé que, apenas el Torpedo le estuviera empezando a meter su descomunal vergota de caballo por el orto, ella y todo su culote iban a estallar en mil pedacitos, por eso le recomendé su alma al altísimo, pero para mi sorpresa mamá aguantó muy bien, y por suerte estaba soportando la infame enculada estupendamente y con risita de disfrute y de placer a bordo.
Lentamente me quité la mano de mis llorosos ojitos y sacando valor de donde no lo tenía me dispuse a observar la agreste y violenta sesión de sexo anal. Muy contrariamente a lo que pensé desde el principio de la sesión, mamá estaba riendo y gozando, se veía completamente feliz y a gusto saltando eufóricamente sobre el monumental falo de ese canalla, mi enemigo y bravucón, el cual me miraba de vez en cuando con expresiones faciales de burla, como queriéndome decir desde allá lo siguiente: ¡Mira, maricón de mierda, me estoy culeando a la puta de tu querida madrecita, de manera similar a cuando te violé por el culo a ti, cerdito!… Jejeje… ¡Voy a destrozar a esta perra y ¿qué vas a hacer al respecto? gran huevón! ¡No puedes hacer absolutamente nada por evitarlo!… Jejeje…
Esos pensamientos eran como echarme sal en mi herida. Pasaron varios minutos de intensa culeada. Era increíble que una novata, glamurosa y delicada mujer pudiera estar saltando así, de forma tan dinámica, potente y agresiva sobre esa monstruosidad de verga sin hacerse daño, realmente, mamá debía estar drogada y con su cerebro completamente lavado.
MAMÁ: ¡Aaaahhh! ¡Aaaahhh! ¡Aaaahhh! ¡Aaaahhh!… ¡Aaaayyyy!… ¡Esto es muy rico!… ¡Mmmm!… ¡Qué vergota!… ¡Aaaaaaaaagggggggghhhhhh!… (Alarido largo, vibrante y agudo) … ¡Rómpeme todo el puto culazo, hijueputa!…
No había escuchado a mamá decir tantas groserías y barbaridades en mi vida. Eso ya me estaba afectando psicológicamente, me sentía tan mal que estaba comenzando a ver que todo me daba vueltas a mi alrededor y quería vomitar.
MAMÁ: ¡Aaaaaaaaagggggggghhhhhh!… (Grito demasiado estridente) … ¡¿No oyes? puto! ¡Te dije que me destroces el culo, perro! ¡Destrózame el culo, perro maldito!… ¡Aaaaaaaaagggggghhhhhhh!… (Grito sostenido e intenso) … ¡Qué rico!… ¡Qué rico, jueputa!… ¡Dame más! ¡No pares, bestia infrahumana!… ¡Aaaaahhh!…
Vi que ya muchos de los asistentes tenían sus vergas afuera y se estaban pajeando. Doña Marianita, la madura, morbosa, coqueta, sensual y atractiva madre de Leandro, el esposo de la Paulita, la gafufa maquilladora malgeniada, se paró cerca de mí, ella sonreía divertida al ver la secuencia en la que mamá era protagonista e igualmente se sobrecogía al contemplar a los presentes pajearse, apenas se relamía y se le notaban muchísimo sus ganas de verga, y con su voz, llena de un marcado acento gringo, me dijo:
MARIANITA: ¡Qué ricos pajazos se hacen los presentes!… ¡Dios mío!… ¡Qué babanotas se mandan!… Jejejeje… ¡¿Sí o no? mijo!
Traté de mostrarme algo sereno, aunque era difícil, me sequé con el dorso de una mano una lágrima, decidí hacerme un poco al ambiente ocultando mi frustración, y le respondí a la sensual señora:
YO: ¡Si, señorita Mariana!…
MARIANITA: ¡Vaya putona que se consiguió don Roco! ¡Culea de manera magnífica!… ¡¿Cierto que sí? mijito!
YO: Mmm… ¡Si, señora!…
MARIANITA: ¡Pero por ahí me comentaron que ella es tu mamá, papito! ¡Dime una cosita entre nos ¿de verdad esa mujer es tu madre? ¿o todo es puro cuento para vender morbo?!
YO: ¡Si, señora! ¡Es verdad! ¡Ella es mi madre biológica!
MARIANITA: ¡Uuff!… ¡Vaya cosas que se ven en la vida!… ¡Qué morbo!… ¡Y lo hace muy bien tu madre! ¡Mira qué forma tiene de moverse sobre ese carrotanque!… Jejeje…
YO: ¡Son cosas muy raras!
MARIANITA: ¡Uuff!… ¡Qué rico se mete la verga de ese orangután! ¡Quién pudiera ser joven y bonita otra vez! ¡Cómo quisiera ser como tu mami!… ¡Si yo pudiera retroceder el tiempo y fuera otra vez una muchachita sería bien, pero bien puta de nuevo!
YO: ¡Pero usted se ve muy joven y bella, señora Marianita! ¡Por ahí me contaron que usted todavía anda de putona! ¡Me han dicho que su merced se chupa sus buenas vergotas por ahí, so picarona!… Jejeje… ¡Es que usted aún aguanta! ¡A mi parece que usted está muy buenota! ¡Hasta podría ser novia mía!
MARIANITA: Jajajaja… ¡Gracias, jovencito! ¡Sus elogios para mí son muy motivadores!… Jejeje…
YO: ¡Créame, mi señora, usted se manda tremendo cuerpazo! ¡Además la noto muy vital y conservada! ¡No la veía hacía mucho tiempo, pero a su merced se le nota mucho que estar en el exterior le ayuda a conservarse!
MARIANITA: ¡Tal vez tengas un poquito de razón, mi amor!… ¡Y puede que aun yo sea un poco puta, pero me gustaría poder hacer lo que está haciendo tu mamita sin ningún impedimento! ¡Si no fuera por mi edad me le mediría a actuar con mucho gusto en todas estas películas tan deliciosas que hace don Roco y en las que trabaja mi hijo!… Jijijiji…
No sé cómo, pero me reconforté bastante al escuchar y conversar con la sabrosa y madura madre de Leandro, así que le contesté:
YO: ¡Don Roco hace muchas películas de maduritas! ¡Ahí verá, mi señora, podríamos hablar con él para que la deje participar como actriz!…
MARIANITA: ¡Pero tendría que ser algo suave! ¡Si un tarzán así de grandote como el que está enculando a tu madre en estos momentos me lo llega a clavar por el culo yo creo que me destrozaría, por mi edad no aguantaría!
YO: ¡Ya veo!… ¡Igual, don Roco podría meterla en otra categoría menos salvaje!
MARIANITA: ¡Estoy acostumbrada a trabajar con mis cámaras, pero podría tener la experiencia de actuar, mijo!… ¡Ya veremos!… ¡Me gustaría hacerlo antes de que me haga más vieja!…
La depravada y sesentona señora Marianita se relamía la boca, y contenta manipulaba el zoom de una pequeña cámara portátil capturando la penetración anal de mamá, y luego, pasando el lente por los presentes, hizo un hermoso despliegue visual de toda la panorámica pajera, y la muy charladora siguió hablando.
MARIANITA: ¡Qué lindo esto!… ¡Qué chevere!… Jejejeje… ¡A ver, mis amores, sonrían ante mi cámara, mis preciosos! ¡Muestren su felicidad y su hombría mientras se pajean con ganitas esos hermosos chimbotes tan ricos y apetitosos que tienen!… Jejeje… ¡Wow!… ¡Háganle sin pena!… Jejeje… ¡Quiero ver cómo se pajean esos deliciosos cipotes y cómo expulsan semen a montones!… Jejeje… ¡Esto definitivamente es el cielo!… Oh my god!… ¡Cómo se los quiero mamar a todos!… Jejeje…
Los presentes sonreían ante la cámara de la vieja libidinosa y exhibían con mucho orgullo y sin nada de pena sus buenos pajazos y sus tremendos y parados chimbos, la sensual abuela apenas miraba esos erectos penes con ojos salidos y brillosos de gran deseo y se relamía sus labios con su inquieta lengüaza, era muy evidente que la muy putona iba a ponerse a mamar todos esos pitos dentro de pocos minutos.
Mientras tanto los gritos de mamá eran ensordecedores, la hermosa enculada seguía en todo su esplendor, ella continuaba sentada y saltando sobre el granuja del Torpedo propinándose ella misma fuerte vergazos por el culo.
MAMÁ: ¡Aaaaaaaaaaaagggggggghhhhhh!… (Grito fuerte y ensordecedor que llenó todo el estudio de grabación) … ¡Me rompes el culo, hijo de puta!… ¡Aaaaaaaaaagggggghhhhhhh!… (Otro grito igual al anterior). ¡Y quiero más!… ¡Empálame el culo, mi Draculón!… ¡Penétrame los intestinos y sácame la verga por la puta boca, cabrón de mierda!… ¡Aaaaaaaagggghhhh!…
El público chifló de gozo y aplaudió al escuchar las sucias palabrotas de mi putísima madre. Los actores continuaron por un buen rato en esa posición y don Roco les sugirió que mamá se pusiera en cuatro y que Torpedo le siguiera horadando el ojo del culo mientras las cámaras filmaban bajo sus buenas nalgotas danzantes.
Así lo hicieron, mientras el monstruoso Torpedo penetraba salvajemente a la mujerzuela de mi mamá por ese palpitante y tentador ojete don Roco sacó la mano, manoseó las estupendas nalgotas de la puta como bien quiso y le dio unas buenas nalgadas, luego su manota salió de la sucia escena para dejar solo la acción de los dos vulgares actores en cámara.
Casi todos se estaban pajeando y doña Marianita pasó frente a cada quien filmándole su poderoso pajazo a la vez que le echaba sus tremendos piropos de anciana pervertida.
MARIANITA: ¡Uuff!… ¡Papacito rico!… ¡Qué cosota tan deliciosa!… ¡Con esa herramientota te invito a trabajar en mi habitación todas las nochecitas para que me la metas bien hondo, papito! ¡La tienes riquísima y la sabes manejar muy bien, mi amor!… ¡Quiero ver semen saliendo de ese platanote, mi vida!… ¡Uuff!… My god!… ¡Cómo quiero ponerme a mamar estas culebrotas!…
Los hombres se reían al escuchar los osados piropos de la alegre y atrevida abuela enfundada en ese atrayente traje negro brillante de sexy Gatúbela. Algunos abusivos osaban a meterle mano a la señora sin importar ni respetar su edad ni que fuera madre de don Leandro, el cual estaba ahí mismo a unos metros de distancia manejando unos aparatos, y le manoseaban la raya del culo y le agarraban las tetas por encima de la ropa de suave látex, ella no se hacía respetar, solo pegaba griticos, reía y decía cosas que motivaban más tocamientos a su delicioso cuerpazo, sin duda era una puta.
Cuando la señora pasó frente a mí se detuvo y me preguntó que por qué no me estaba jalando la verga y yo le contesté con mucha vergüenza que no podía y, como parece que la señora tenía momentos de pérdida de memoria, le recordé que la actriz que estaba siendo enculada por Torpedo era mi mismísima madre.
MARIANITA: ¡Jah!… ¡Verdad que ella es tu mami, ya me lo habías dicho hace poquito!… ¡Qué tonta soy!… Jejeje…
YO: ¡Si, señora, ella es mi madre y no puedo hacer lo que usted me pide, pues sería inmoral hacerlo viendo a mi propia mamá!
MARIANITA: ¡Pero serás tonto, cariño! ¡Con mayor razón deberías hacerte la paja! ¡Aprovecha que puedes hacerlo ahorita, jovencito! ¡No importa que esa puta sea tu mamá!… ¡Dale, sin miedo, bobito!… ¡Sé un machito!… ¡Avíspate, mi niño que la vida es de los avispados y pajuelos!… Jejeje…
Otros empleados de don Roco que estaban al lado mío rieron, pero apoyaron a la señora, y comenzaron a aconsejarme que me sacara la verga y me hiciera la paja con toda tranquilidad.
Marianita misma se agachó un poco y comenzó a tocarme la verga sobre el pantalón con el fin de convencerme de hacerme la paja.
MARIANITA: ¡Uuuuyyyy, bebé!… ¡Está vergota está de lujo, papito!… ¡Uuff!… ¡Tan linda que se te nota esta vergota y la tienes tan guardada?! ¡Sácatela, mi amor, y hazte esa pajota! ¡Cuánto daría yo porque mi hijo se pajeara viéndome y me deseara aunque ya esté vieja!… Jejejeje…
YO: ¡Pero!…
MARIANITA: ¡Ningún pero, tontito! ¡Ven, mi amor, yo te ayudo! ¡Niño bobito!…
La sensual, compasiva y colaborativa señora Marianita delicadamente se me sentó al lado esparciendo su delicioso perfume, con gran osadía y agilidad me desapunto cinturón y el pantalón y me sacó la verga, me la agarró, me la hizo crecer más en su mano, me la descapulló y luego se puso a masturbármela a toda máquina mientras que, con la otra mano, sostenía su cámara portátil de video y filmaba mi dura vergota y su espléndida pajota.
No lo podía creer, la ansiosa mano de doña Marianita mostraba algunas arruguitas muy pequeñas y unas uñas larguísimas pintadas de un color negro sumamente brillante y movía mi prepucio como toda una profesional del sexo.
MARIANITA: ¡Por todos los santos! ¡Pero qué vergota más hermosa la que estoy pajeando! ¡Dios mío!… ¡Qué glande!… ¡Qué cabezota!… ¡Qué rico!… ¡Uuff!… ¡Mi vida!… ¡Quiero semen!… ¡Dame lechita!…
Yo estaba anonadado, pero esa inquieta mano de señora gringa y de edad haciéndome la paja se sentía maravillosamente bien. No fui capaz de quitarle esa deliciosa y cooperadora manita de mi miembro y finalmente accedí, me dejé llevar y convencer por completo, pues en realidad ya me sentía bastante excitado y mamá era una puta, decidí vengarme de ella al menos dejándome hacer la paja de mano de esa bonita, entregada y sensual madurita mientras veía a mi madre culear con ese maldito Torpedo, así que les hice caso a todos y me empecé a relajar dándole paso al placer, la señora Marianita era una verdadera genio, se notaba su gran experiencia sexual. La abuela se agachó frente a mí y siguió haciéndome tremendo pajazo, era lo más de linda, amable y benevolente la esbelta señora.
MARIANITA: ¡No sé si tú me lo aceptas, pero con o sin tu permiso me voy a tomar el atrevimiento de mamarte la verga, mijito! ¡No me aguanto más las ganas de tener este gordo y cabezón señor penesote entre mi boquita! ¡Espero que la disfrutes, bebé!…
YO: ¡Por Dios!… ¡Señora, pero su hijo don Leandro está por ahí! ¡Se va a dar cuenta!
MARIANITA: ¡Y qué con eso?! ¡No pasa nada!… Jejeje… ¡Tranquilízate, cariño, no seas bobito!… Jejeje…
La buena, lanzada y madura señora acercó su rostro lentamente a mi crecido y venoso nabo, sacó su lengua y puso la punta de ese suave y húmedo órgano del gusto en la punta rosadita de mi mojado glande, me estremecí, luego me lo lamió con mayor decisión y después inició una buena mamada a toda regla en mi erecta vergota, yo, sentado y obviamente con mis piernas abiertas, no perdía de vista esa suculenta mamada ni su buen par de tetas que asomaban por su atrevido escotazo amenazando con salirse de su traje de Gatúbela.
YO: ¡Oohh!… ¡Aahhh!… ¡Uy, señora Marianita!… ¡Aaaaahhhh!… ¡Qué mamada!… ¡Oooohhh!… ¡Qué tetotas!… Mmmm…
Doña Marianita me hizo acordar de mi abuela, también es una mujer muy bonita, simpática y amable, incluso, siendo vieja, aún aguanta.
La senil, pero sensual y conservada madre de don Leandro, me lo mamó de manera muy erótica por unos minutos, luego se sacó mi verga de su mamadora bocaza dándome un buen y sonoro chupón en la cabeza, y dijo:
MARIANITA: ¡Wow!… ¡Pero sí que tienes una barra hermosa, mi rey!… ¡Eso, mijo, disfruta de estos placeres que la vida no es sino solo una!… Jejeje… ¡Gracias por dejártelo mamar de una anciana!…
La buena y misericordiosa señora Marianita me sonrió, con un rápido movimiento se sacó las tetas y nuevamente se puso a succionar mi excitado falo, pero ahora con mayor agresividad.
Quedé estupefacto, ese buen par de excelsos senotes eran una hermosura, muy blancos y suaves, para la edad de la señora estaban bien paraditos y no se les notaba arrugas por ninguna parte, y su mamada era mejor que las que hacen las jovencitas, me enamoré de esa succionadora boca de abuela, pero de abuela bien sexy, gozona y descarada.
YO: ¡Ohh!… ¡Señora Mariana!… ¡Oohh!… ¡Señora Mariana!… ¡Oohh!… ¡Señora Marianita!… ¡Oohh!… ¡Señora Marianita!… ¡Qué boca!… ¡Oohh!… ¡Qué labios!… ¡Oohh!… ¡Qué lengüa!…
Yo estaba como hipnotizado por el poder de semejante mamada y la excitante imagen de esas tetotas. Don Leandro observó a la gringa de su mamá chupándome el nabo y con las tetas al aire. Me asusté porque pensé que don Leandro me iba a matar, pero me calmé cuando vi que me puso pulgar arriba y me sonrió, luego me hizo una señal desde lejos para que le llamara a su mamadora madre con el fin de que ella le hiciera un favor.
Le dije a doña Marianita que su hijo la necesitaba, la sesentona señora se sacó mi verga de su deliciosa boquita mamadora, sin dejar de hacerme la paja con la mano y sin dejar de filmar volteó a mirar a su hijo y desde ahí le hizo unas obscenas señas y mímicas de mamada como queriendo decirle que dejara de molestarla porque estaba ocupada chupando verga.
La señora me siguió chupando la verga hasta que no aguanté más y calladamente me le vine dentro de la boca, ella gimió de placer al sentir mi espeso y caliente semen en su boca. Ella, muy contenta, se hizo un enjuague bucal con ese esperma, y luego efectuó unas gárgaras con él para pasar a tragárselo todito, después, me dio las gracias por esa eyaculada mientras me pajeaba y con gran coquetería me guiñó un ojo, dejó de masturbarme, se levantó, se cerró su escote y me dijo:
MARIANITA: Jejeje… ¡Me tengo que ir!… ¡Tengo que ir a ver qué quiere el tonto de mi hijo!… Jejeje… ¡Pero ya sabes, goza viendo a la mamita culear como puta y no te cohíbas, amor!… Jejejeje… ¡Sigue! ¡Hazte otro pajazo! ¡Y recuerda: debes ser feliz como una lombriz, disfruta la vida y no te amargues con nada, bebé hermoso!… ¡Chao!…
Doña Marianita me dio un hipnotizador besote en los labios y después de haberme consolado de semejante manera, la buena y consoladora señora, se fue a mirar qué quería su hijo y luego de que lo atendió se fue contenta a seguir filmando con su cámara portátil como lo había estado haciendo antes de pajearme y de chuparme la verga.
La mamá de don Leandro me dejó lelo, la señora fue bastante estimulante, eso era lo que necesitaba para calmarme y motivarme, vaya señora tan querida, atractiva, sensual y bonita, jamás pensé que la mamada de una señora de esa edad fuera tan deliciosa ni que ella tuviera semejantes tetotas tan ricas, me empecé a sentir atraído hacía ella.
Mientras tanto me hice otro nuevo y rotundo pajazo observando ahora a mi puta madre ser taladrada por el poderoso mástil del criminal del Torpedo ese, y apenas mamá me vio, dándose cuenta de que me estaba pajeando al verla, desde allá me sonrió contenta, le hice un saludito con la mano contraria a la que me estaba masturbando y continué observando su sucia escena anal, no obstante, mentalmente, muy en el fondo, seguía maldiciendo a esa sucia perra por haberme hecho semejante canallada.
Sin embargo, debo aceptar y reconocer que todo era sumamente excitante. Creo que la mente consciente se me comenzó a cerrar para dar paso al morbo y la depravación, gracias a la buena y estimulante señora Marianita. Creí que había empezado a enamorarme de esa estupenda dama porque me dieron celos cuando la vi con su exquisita ropita de Gatúbela chupándoselo a otros muchos asistentes más.
Me masturbé con mayor vitalidad. Mamá se estaba dejando maltratar el culo de ese maldito Torpedo, el sujeto la nalgueaba ferozmente, le jalaba el cabello y le decía miles de vulgaridades por segundo mientras le ensartaba la verga por el orto de manera grotesca, todos estábamos arrechos de aquí a las estrellas.
TORPEDO: ¡Oohh!… ¡Toma, perra maldita! ¡Toma verga, marrana!… ¡Oohh!… ¡Toma esto, hija de las mil y una putas! ¡Siente como mi vergota te destroza las entrañas, malparida cerda!
MAMÁ: ¡Aaaaaaaggggghhhhhhh!… ¡Más!… ¡Más!… ¡Dame más verga, gorila! ¡Dame más duro, puto!… ¡Destroza a esta puta vagabunda! ¡Dale duro a esta marrana!… ¡Aaaaaaaaggggghhhhh!…
Yo no me explico cómo mamá era capaz de pedir más verga y que le dieran más duro por ese culazo. Don Roco pidió que cambiaran de posición y ellos se pusieron de pie sobre la cama. Mamá extendió sus brazos y puso sus manos sobre la pared, al mismo tiempo abrió un poco sus piernas, tal como si la policía la fuera a requisar, y sacó más sus nalgas haciéndolas vibrar, así el gorila del Torpedo se pudo situar tras de ella y le introdujo su amenazante, gorda y larga vara por el palpitante, abierto y entregado ojete. Durante la enculada las manos del Torpedo estaban puestas sobre las caderas de la perra, aunque a veces las posaba sobre sus saltarinas tetazas agarrándoselas y amasándoselas con suma agresividad.
Mamá estaba tremendamente feliz, arrecha y entregada, no sé cómo le podía estar haciendo eso a papá, una ruin infidelidad por parte de ella. Papá, fuera de la ciudad, ni se imaginaba lo que mamá estaba haciendo en estos momentos.
MAMÁ: ¡Aaaaaaagggggghhhhh!… ¡Qué culeada!… ¡Aaaaaaaagggggghhhhh!… ¡Dame con más fuerza, hijo de puta!… ¡Desbarátame a punta de tranca por el culo!… ¡Aaaaaaaaagggggghhhhhh!… ¡Eso! ¡Así! ¡Así! ¡Así, papito!… ¡Aaaaaaaagggghhhh!…
TORPEDO: ¡¿Así te gusta? perra!… ¡Toma, puta desgraciada!…
MAMÁ: ¡Aaaaaggggghhhh!… ¡Si, así, así, infeliz!… ¡Aaaaaaggggghhhhh!… ¡Eso, eso, papi! ¡Así, duro! ¡Duro!… ¡Aaaaaaaggggghhhh!… ¡Esto es lo que estaba esperando desde hace años!… ¡Una buena culeada de un verdadero macho!… ¡Aaaaaggghhh!… ¡Me corro, hijueputa, me corro!… ¡Aaaaaaggggghhhhh!…
El Torpedote se agachó, mamá dio la vuelta abriéndose la cuca con sus dedos y quedando frente a él y, mientras daba severos alaridos, de su brincona vagina salió una gran cantidad de líquidos que mojaron totalmente la cabezota y la cara del gigante.
Los presentes también gritaron llenos de emoción al ver esa potente y abundante emisión de fluidos impactar sobre la cabeza del Torpedo y vi que algunos de ellos, los que se estaban pajeando, eyacularon al ver esa sucia escena, y doña Marianita, riendo, no perdió la oportunidad de filmar con su cámara portátil las tremendas derramadas de semen de los espectadores. Toda esa parte de la bodega olía intensamente a sexo y a semen.
Después de semejante squirt, el Torpedo le lamió y le dedeó la chocha a la puta de mi mamá, lo mismo hizo con su culote, y luego la levantó con sus musculosos brazotes e hizo que ella se sostuviera de su grueso cuello ayudándose de sus piernas las cuales se sujetaron de la cadera y nalgas del gigantón, y el hombre, agarrándola de las nalgotas, buscó su ojete con su imponente vergota y se la volvió a hundir culo arriba.
MAMÁ: ¡Aaaaaagggghhhh!… ¡Eso, maldito infame!… ¡Me haces feliz, perro desgraciado malparido!… ¡Aaaaaaaggghhhh!… ¡Viólame! ¡Viólame! ¡Viólame por el culo, mandril asqueroso!… ¡Aaaaggghhh!…
TORPEDO: ¡Salta, puta!… ¡Salta, maldita!… ¡Dale placer a tu amo, cerdaza emputecida!… ¡Aaaaahhhh!… ¡Aaaaahhhh!… ¡Uuuuhhhh!… ¡Uuuuhhhh!… ¡Qué culazo tan garoso se manda esta yegua!… ¡Aaaaahhhh!…
Torpedo era muy fuerte, mantuvo en esa posición a mamá, sin cansarse, durante mucho tiempo, y ella saltaba eufóricamente sobre él. Mi pajazo iba a toda marcha, mi manera de pensar ya había cambiado y ya no importaba que la puta de mamá fuera la sucia y emputecida actriz porno que estaba en esa severa escena anal con el vil Torpedo, mi enemigo mortal, incluso le grité al bandido del Torpedo pidiéndole que le diera más duro a esa prostituta, cosa que dejó atónitos a todos los presentes.
YO: ¡Dale duro, maldito Torpedo! ¡Te autorizo a que destroces a la puta de mi madre, simio inmundo! ¡No la dejes respirar, ahoga a la cerda con tu vergota, tanque de mierda!…
A todos los asistentes les encantó lo que había acabado de gritar, mi mamá se puso feliz y el Torpedo, sonriendo con toda la maldad posible, aprovechó para darle más duro a esa puta.
ROCO: ¡Por un demonio!… ¡Lo están haciendo magnífico! ¡La puta de la mamá del idiota del Manolito lo hace genial!… Jejeje… ¡Es toda una puta del porno!… Jejeje… ¡Qué maravilla, hombre!… ¡Así me gusta que sean las cerdas! ¡Desde hace rato no encontraba a una así!… Jejeje… ¡Le pagaré un poco mejor a esta puta para que siga actuando como protagonista en otras de mis películas más brutales!… Jejeje…
Alejo, el asistente principal de don Roco, el cual tenía puestos unos audífonos grandes y modulaba un complejo aparato de audio junto con Leandro, me miró tan pronto escuchó a don Roco decir eso, y puso pulgar arriba, gesto que imitó el propio Leandro.
Yo dejé totalmente mi ira a un lado, les sonreí y les contesté haciéndoles la misma señal del pulgar arriba. Mamá seguía saltando sobre el simiesco tipejo con mucha mayor fuerza tras escuchar mis sucias palabras en ese grito, y el Torpedo se seguía aprovechando, continuaba de pie cargándola a ella y dándole dura vergota por ese prodigioso, aguantador, elástico, tragón y fenomenal culazo, pero con mucha más fuerza y arrojo.
Don Roco a veces sacaba su sucia y peluda manota para darle nalgadas y pellizcos en el culo a mi prostituida mamá y también aprovechaba para tocarle y apretarle una y otra vez las exuberantes tetazas.
Por fin el maldito y sudado del Torpedo se cansó de tener tanto tiempo a la cerda de mamá en esa posición, la tiró a la cama salvajemente y se le mandó encima como si fuera luchador para seguir penetrándola por el culo, pero en posición de misionero.
YO: ¡Desbarata a esa marrana, Torpedín!… ¡Duro con esa yegua, hermano!… ¡Dale verga hasta por las putas orejas, cerdote de finca! ¡Para eso te pagan!…
Los asistentes reían al escuchar mis osadas y locas palabras. Pensé que cuando ese hercúleo simio se le había echado encima a la puta la había aplastado con el peso de su descomunal cuerpo, pero la perra estaba feliz y aferró sus piernotas al cuerpo del gigante para aprisionarlo y obligarlo a seguir culeándola a la vez que sus labios buscaban su boca para ofrecerle amor en forma de obscenos besotes de lengua.
Después de morreasen con pasión, el terrible gorilón se dedicó a amasar, lamer, escupir, morder, maltratar y chupar su buen par de tetotas mientras proseguía enculándola.
MAMÁ: ¡Aaahh!… ¡Aaahh!… ¡Aaahh!… ¡Qué rico, salvaje!… ¡Hazme daño!… ¡Maltrátame, puto!… ¡Eres un monstruo de la depravación!… ¡Así de agresivos y hampones me gustan los hombres!… ¡Aaaahhh!… ¡Te amo, mi Torpedote!… ¡Eres mi macho!… ¡Aaahh!… ¡Aaahh!… ¡Aaahh!… ¡Mátame a punta de verga por este culazo, criminal de mierda!… ¡Eso!… ¡Aaaagggghhh!… ¡Qué musculotes!… ¡Qué vergota!… ¡Anda, destrózame!… ¡Pégame!… ¡Dame duro sin compasión!… ¡Abofetéame, cretino!… ¡Aaaahhhggg!…
TORPEDO: ¡Ooohhh!… ¡Ooohhh!… ¡Ooohhh!… ¡Ooohhh!… ¡Y tú eres una puta y una marrana!… Jejejeje… ¡Ooohhh!… ¡Ooohhh!… ¡Ooohhh!… ¡Masoquista hija de puta!… ¡Cuando termine contigo iré por las putitas de tus hijitas!… Jejejeje… ¡Les violaré hasta el alma!… Jejejeje…
Yo me espanté al escuchar las insensatas palabras del Torpedo. Y mamá solo se limitó a decir:
MAMÁ: ¡Caray!… ¡Oohhh!… Jejejejeje…
Torpedo le escupió a la cara a mamá echándole severo gargajo, le dio una serie de fuertes cachetadas que le rompieron un labio haciéndole brotar sangre y nuevamente le agarró y le chupó las tetas con gran agresividad mientras le seguía horadando el ojo del culo a la muy prostituta. Ella estaba feliz de sentir ese poderío, no quería cambiarse por ninguna otra mujer en el mundo, descubrí así que ella era una masoquista que le gustaba que le pegaran, la humillaran, la insultaran, la escupieran, la usaran y la maltrataran de todas las maneras posibles, y como mi papá no la cogía de esa manera tan abusiva y bestial entonces ella buscó la oportunidad precisa para que un machote se lo hiciera, todo iba tomando sentido.
Don Roco también se encontraba feliz, mi mamá le estaba dando una agradable sorpresa y un gran espectáculo ya que no solo estaba culeando como las diosas, sino que demostraba un gran amor, una gran pasión, una entrega total y una gran dedicación por lo que estaba haciendo, hacía ver que le encantaba su nuevo trabajo y que no lo efectuaba por querer ganar dinero y fama, sino porque de verdad lo disfrutaba, y una actriz porno que ama y disfruta lo que hace es capaz de realizar grandes, cochinas y deliciosas proezas sexuales en escena, lo que significaría lograr un gusto masivo de la gente consumidora del buen porno duro y por ende por las sucias y fuertes películas de don Roco, lo que a su vez se traduciría en un notorio incremento en la demanda de las producciones de su empresa pornográfica y miles de dólares entrantes a su firma.
CONTINUARÁ…
ESCRITO POR SIREMIS.
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