Mi cuñada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por molotov.
Soy de España, tengo 26 años de casado y llevo una vida sexual, con mi mujer, activa y placentera pero siento que, en esta vida, uno está expuesto a cualquier tentación por más que uno se resista.
He tenido varias aventuras dentro del matrimonio que mi mujer obviamente no sabe.
Con compañeras del trabajo o con mujeres que he conocido.
Esta vez fue con una de mis cuñadas siendo los dos de la misma edad (54 años).
El tiempo que hace que nos conocemos y no tratamos nos a permitido llevar una buena amistad seguida de mucha confianza.
Durante un tiempo trabajamos juntos en una oficina y como es de saber, en estos trabajos se relajan mucho las relaciones.
Convivimos muchas veces llevándola a altas horas de la noche a su casa y con demasiadas copas encima.
Yo me case primero, siendo ella soltera en ese entonces.
Actualmente tiene 15 años de casada con tres hijos, lo que ha originado que sea más reservada.
Su marido es un poco mal humorado, trabaja fuera y casi no está con ella lo que ha permitido que su relación se vea afectada y sus discusiones sean cada vez más frecuentes.
Todo comenzó en el mes de mayo del 2012, cuando de urgencias la tuvieron que operar teniendo algunas complicaciones por lo que fue necesario apoyarla en su casa, cuidándola mi señora que es enfermera; por eso le pidieron el apoyo de irse a quedar con ella.
Los cuidados se prolongaron por más de dos meses hasta casi los tres.
Una vez que la rutina se hizo cotidiana, comíamos entre semana una o dos veces en su casa y también los fines de semana, en tal situación, durante casi todo ese no pudimos hacer bien el amor mi esposa y yo, lo que me puso un poco desesperado.
Ya recuperada mi cuñada y viendo el día en que nos regresáramos a nuestra casa en un fin de semana que me quedé desde el viernes.
Como ya era costumbre que mi cuñada se bañaba a diario al principio con ayuda de su hermana pero ya lo comenzaba hacer sola, tuvo el descuido de dejar la puerta entreabierta y sin poder evitarlo pude observar como se bañaba, contemplando la manera de enjabonar su cuerpo que a pesar de los años a un conservaba una buena figura; siempre fue la de mejor cuerpo de sus demás hermanas e incluso de mi señora; tal espectáculo me excitó de inmediato por el tiempo que tenia de no hacer el amor con mi esposa.
Mi polla se puso como a los 20 años.
Observando como deslizaba sus manos por todo su cuerpo, como acariciaba su coño, que lo tenia bien peludo, comencé a masturbarme sin medir el tiempo, al enjuagase tomó su toalla y comenzó a secarse.
Igualmente veía como secaba cada parte de su cuerpo.
Al termino, se puso su bata y yo termine corriéndome en el filo de la puerta pero al hacer un ruido se percató que todo el tiempo la estuve observando e incluso vio todo el semen que quedó en el marco de la puerta limpiándolo como pudo.
Estando listos para la comida, con disimulo le dije casi al oído que fue maravilloso lo que había visto, sin decir nada intercambiamos una mirada de complicidad mutua.
Los pocos días que aun permanecimos en su casa y en los pocos momentos que nos encontramos solos no comentamos nada de lo ocurrido quizás por miedo o por respeto a los demás, pero yo no dejaba de pensar en ella, cuando estuvo del todo recuperada nos agradeció el apoyo que le dimos estando su esposo hizo lo mismo queriendo pagarnos el favor.
Un día antes de que dejáramos su casa me miró de una manera diferente y comentó que se iba a bañar como queriendo dar un señal o un mensaje, me percaté de que los demás no se dieran cuenta y e dirigí al baño.
La puerta estaba abierta y nuevamente pude observar la manera en que enjabonaba el cuerpo y lo enjuagaba.
Nuevamente mi polla se puso a cien, pero sacándola en eso volvió a verme y no quitó la mirada de mi polla, estando a punto de entrar al baño escuché que alguien se acercaba y como pude me retiré escuchando como mi esposa le decía que le había olvidado cerrar la puerta y que alguien la podría ver.
Llegó el día nos fuimos despidiéndonos calurosamente, al despedirme ella me miró como diciendo que sentía que no se hubiera podido.
Pasaron los días sin novedad alguna cuando llamaron por teléfono, era mi cuñada comentándonos que se nos habían olvidado algunas cosas y que haber cuando íbamos por ellas; mi señora le dijo que en esa semana iríamos, pero el día que quedamos no se pudo a la y siguiente semana, sin avisarle a mi cuñada y quedando con mi esposa que pasaría por las cosas saliendo de trabajar, me dirigí a su casa, obviamente iba un algo nervioso pues no sabía que nos diríamos al vernos o si ella se encontraba sola.
Cuando llegue me encontré con su esposo y estuvimos hablando un buen rato el se dirigía a trabajar sin sospechar nada
Me dijo Laura, así se llama mi cuñada, está adentro
Y tus cosas en la sala
Yo me voy.
Te dejo.
Está bien, le dije.
Cuando entré parecía que no había nadie.
Buenas tardes, dije no recibiendo respuesta.
Su habitacion estaba al fondo y me acerqué; escuché unos murmullos como quejidos.
Abrí la puerta con cuidado y lo que vi me dejó sin habla, no por lo que estaba haciendo mi cuñada si no por la forma estaba disfrutando de un buen consolador cuyo vibrar se escuchaba hasta donde yo estaba.
Boca arriba, totalmente desnuda, con las piernas bien abiertas, y metiéndose y sacándose su juguetito que era de buen tamaño.
No me vio porque la cara la tenia tapada con una almohada, para que no se escucharan su gemidos de placer que emitía Se veía como salían de su coño sus jugos vaginales pues con ese juguete se le provocaban seguidos orgasmos múltiples.
Aaaaaah que ricoooo se sienteee …, esas eran su palabras al tiempo que se introducía con fuerza su juguete en un movimiento que hizo se le cayera de las manos.
Al incorporarse vio que la estaba observando y se sorprendió, siendo su primer impulso el de cubrirse con su sabanas.
Tenía la cara enrojecida ya sea por la verguenza o por la calentura que tenia.
Sin decir nada me acerqué para acariciarla, yo ya estaba con la polla fuera, no era como su juguete pero si que estaba dura, trato de levantarse y se lo impedí.
Diciéndole:
No te preocupes… que no pasa nada
Murmurando dijo … que verguenza, que vas a decir
Nada, le conteste
Es que llevo meses que no me toca mi marido …
Y recurrí a este método
Sin decirle nada tome su mano y la puse en mi polla, sonriendo la tomo con cuidado y comenzó a acariciarla al mismo tiempo yo le tocaba su clítoris que el cual se encontraba bien caliente.
Soltando unos gemidos por el frotar de su clítoris me masturbaba más fuerte.
Después de un rato le indique que se pusiera de frente, boca arriba ,con la piernas abiertas preguntándole:
¿No has tenido sexo oral? respondiendo que no y sin decir más, sumergí la cabeza en su sexo saboreado los jugos que emanaba, como un manantial después de varios multiorgasmos.
Luego me incorpore y le enseñé como mamar una buena verga, haciéndolo de maravilla.
Sintiendo que me corría, la puse de espalda, en cuatro, quedando su culo a mi merced, bien mojado.
Diciéndome, ya métemela por favor.
Le coloqué la punta de mi polla en la entrada de su coño y al sentirla se la ensarté de un solo golpe.
Gimiendo de placer, aaaaaah que ricoooo, exclamó.
Al mismo tiempo, la agarré de las caderas y empujando con gran fuerza aplicando la experiencia adquirida en más de 30 años tener sexo.
Asíi asíi cuñadito que rico, máss, máss,másss, todo métemelo todo no dejes nada afuera.
No hubo tiempo de ponerla en otra posición pues cuando lo intente se negó diciéndome: no así es como me gusta que me follen por atrás ya sea acostada o en cuatro, así quiero que te corras dentro de mi, dame todo tu leche en mi coño.
Como me mojaba cada vez más arremetí con más fuerza sintiendo que las piernas se me doblaban, di los últimos embates y descargué todo mi semen en su vagina, sintiendo a la vez como me lo apretaba como si quisiera arrancármelo exhalando el ultimo gemido.
Aaaaaaaaah queeeeeee ricooooooooooo, seguido de un largo suspiro.
Se quedó recostada bocabajo y sin zafarme me quedé encima sintiendo como la erección de mi polla de desvanecía dentro de ella.
Al retirarme me quedé unos instantes boca arriba y ella boca abajo.
Ya recuperado, me incorporé, fui al baño a asearme para vestirme y cuando termine de vestirme ella se levantó e hizo lo mismo, asearse y vestirse.
Cuando salí del baño, me dispuse a despedirme no sin antes darnos un beso, creo que nunca nos habíamos besado y abrazado al mismo tiempo.
Al finalizar nos dimos las gracias por tan increíble experiencia.
Creo que en cualquier tipo de relación la primera impresión cuenta mucho, y creo que aquí logre una buena impresión con mi cuñada.
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