Mi Cuñada III
La relación con Emily y con la Ale se normalizó al punto de que la Ale pasó a ser mi hermana chica. .
Con Emily nos encontrábamos todos los días los jardines de la universidad. Compartíamos una bebida y algo para comer. Fue la única vez que pude compartir una bebida con migas flotantes sin que me diera asco. Como nos besábamos entre sorbo y sorbo, que importaban las migas en la botella.
Podíamos haber comprado una bebida para cada uno y un sándwich para cada uno. Pero la gracia estaba y darle un mordisco al mismo sándwich y un sorbo de bebida de la misma botella.
Después nos juntábamos para almorzar. Obviamente que cada uno con su plato. Esto era siempre que se podía.
Después de la universidad nos despedíamos hasta el otro día. El fin de semana iba a verla o ella venía a mi casa, ya que éso me acomodaba más. Podíamos ir a mi dormitorio y hacer el amor y mi hermana hacía de pantalla. En su casa no se podía porque la Ale no nos dejaba sólos. Si íbamos al Mall, teníamos que ir con ella, no es que me molestara, me gustaba salir con las dos. Pero la Ale me tomaba de la mano y no me soltaba más. Andaba tomados de las manos de las dos y las dos eran hermosas. La Ale era más alta y delgada que la Emily, no es que Emily fuera gorda, estaba bien proporcionada y bien distribuida. En cambio la Ale tenía poco busto, no muy ancha de caderas, un trasero no muy grande pero redondo y levantado, hermosas piernas largas bien torneadas y unas faldas cortas. Siempre que usaba faldas, eran cortas, le gustaba lucir sus piernas.
Si íbamos al cine, ella sentada a mi lado tomaba mi mano y se la ponía entre sus piernas, mientras yo abrazaba y besaba a la Emily. Después del Mall y/o del cine, las iba a dejar. La Ale como siempre, sentada atrás, al medio, con sus piernas entreabiertos y sus calzones blancos. Cuando se bajaba me daba un beso en la mejilla, pero como yo volvía la cabeza hacia atrás, ella aprovechaba de besarme en los labios. Seguramente Emily se dio cuenta alguna vez, pero nunca da dijo nada. Eramos un trío pero sin tener sexo. No con la Ale, por lo menos.
– Oye! – me dijo mi hermana cuando la conoció.
– Esa chica está realmente enamorada de ti! No pasa nada con ella? –
– No, aparte de algunos besos robados, no pasa nada.
– Besos como éstos? – dijo mi hermana tomando mi cara y besándome en los labios.
– Si, algo así, sólo que tus besos no son robados, mis labios son tuyos –
– Ya? Y lo sabe Emily? –
– No, no lo sabe – dije sonriendo.
– Entonces son robados –
– Si, tienes razón, un día le voy a contar para que dejen de ser robados – dije.
– Cuando? –
– No lo sé, tengo que buscar la ocasión –
– Emily – le dije un día tomándole una mano. Estábamos en el patio de la universidad.
– Tengo que contarte algo – dije rascándome la cabeza.
– De qué se trata ? –
– Mira, con mi hermana tenemos una cercanía muy estrecha. No sé cómo explicarlo… –
– No, no tienes nada que explicar – dijo interrumpiéndome
– Ya lo sé, ella me lo contó y lo entiendo, no me molesta. Como tampoco me molestan los besos que te da la Ale –
– De verdad no te molesta? –
– No, lo que me molesta es que no me lo dijiste antes –
– A la Ale le pregunté y me reconoció que te besaba en la boca y que estaba enamorada de ti. Que le iba a decir, que mientras fueran sólo besos no me importaría –
– En serio no te importa que la Ale me bese ? –
– No, mientras besos de saludo y despedida. Se lo expliqué a la Ale, yo sé que a ella le gustaría comerte a besos, pero éso me corresponde a mí – me dijo muy seria mirándome a los ojos.
Le agradecí a la Emily su comprensión y me sacó un peso de encima. Con mi hermana no había ningún problema porque nuestros besos eran cuando estábamos solos y era normales, salvo cuando ella quería hacer el amor.
Con la Ale, claro que como tenía la autorización de Emily, me besaba como saludo y despedida en la boca delante de su hermana que era mi novia. Emily entendía que lo de la Ale era un capricho pasajero y no le daba importancia.
Por fin terminé la carrera y un trabajo me estaba esperando. Dejamos de vernos en la universidad, obviamente. Pero después de unos meses de estabilidad económica, comencé a ahorrar gran parte de mi sueldo para el casamiento. Como mi suegro y mi papá también aportaron, me alcanzó para arrendar un apartamento y comprar algunos muebles.
– Tengo que mostrarte algo, pero que no sepa la Ale –
– Qué cosa ? –
Sin decir nada más la llevé al departamento que había arrendado. Tenía pocos muebles, pero la cama para mí era lo principal, la mejor cama que encontré.
– Y éste departamento? –
– Aquí vamos a vivir después de que nos casemos – faltaba un mes para el casamiento pero ya estaba todo listo. Cuando vio la cama se tiró de un salto, también me tiré y comenzamos a besarnos y a sacarnos la ropa. Iba a ser nuestra primera cogida en nuestra cama y nuestro departamento. Nos besamos apasionadamente.
– Quiero chupártelo! – me dijo dándose vuelta, se lo metió todo a la boca y comenzó a succionar como si quisiera sacarme el alma por mi miembro y casi lo logra. Le besaba los labios, jugueteaba con su clitoris y la penetraba con la lengua.
– Lo quiero adentro, lo quiero adentro y lo quiero todo… – dijo dándose vuelta, metiendo mi pene en su vagina y cabalgando desesperadamente emitiendo todo tipo de ruidos. En el departamento casi vacío, retumbaban los quejidos, el chocar de sus nalga contra mi y el sonido que hacía el entrar y salir mi miembro de su jugosa vagina.
Después de la ducha recorrimos el departamento juntos, los dormitorios y el baño. Encargamos una pizza y salimos al balcón a mirar la panorámica.
– Estamos desnudos – dijo ella.
– Nadie nos ve – le dije. Cuando llegó la pizza me puse calzoncillos para recibirla, Emily estaba desnuda en la cocina, no quiso recibir la pizza, sólo se reía.
– Me gusta andar desnuda, siempre pensé que algún día tendría mi casa para poder hacerlo – me dijo después de la pizza. Nos fuimos al dormitorio y volvimos a coger y con más ganas.
Sigue…
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