Mi cuñada, mi perdicion
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Aquella mañana me habí¬a levantado totalmente empalmado solo de pensar que mi cuñada Carmen y yo estábamos solos en casa. Mi cuñada Carmen tenía unas tetas perfectas, eran de muy muy buen tamaño sin llegar a ser desmesuradamente grandes, y las tenia estupendísimamente bien puestas, yo no se las había visto nunca pero siempre se le marcaban es sus camisetitas de manga corta y se podía adivinar la perfección de las mismas. Su culo era maravilloso y me volví¬a loco solo de pensar que alguien se lo podía haber follado (suerte la del capullo que ese culo hubiera sido suyo).
Alguna vez a la hora de desayunar aparecí¬a solo con una camiseta y sin sujetador de forma que se le marcaban aquellos maravillosos pezones que culminaban las perfectas tetas que tení¬a, no se poní¬a ningún tipo de pantalón de forma que tuve de vez en cuando a la vista sus braguitas (normalmente blancas) cuando se sentaba o se empinaba para coger algo de algún armario. En esas situaciones yo me ponía supernervioso y no me podía levantar de la mesa porque la polla se me poní¬a durí¬sima de verla andando así¬ por la cocina, y además me tocaba luego ir a cascarme una paja por ella (como poco).
Carmen solo tenía un problema, y era que no nos llevábamos nada bien, se podía decir que no congeniábamos nada, lo cual me ponía mas cachondo solo por el hecho de que algún día me la pudiera follar a la muy cabrona (cosa que claro está solamente ocurría en mi imaginación).
En definitiva, tenía una cuñada que estaba para fallársela, que tenia un tipazo de muerte, que tenía pinta de viciosa impresionante, que tenía las mejores tetas del mundo…., pero que yo jamás me la follarí¬a.
Aquella mañana me levante y fui a la cocina para prepararme algo para desayunar, cuando de repente ella apareció como siempre con una camisetita blanca de tirantes y en bragas, yo me volví¬ hacia la encimera nada más verla porque cuando estaba así¬ no sabí¬a para donde mirar ya que la vista se iba hacia su entrepierna y su pecho.
_ ¿Que vas a tomar?, me dijo desenfadadamente
_ Buenos días, un café. Le respondí
_ ¿Me preparas uno para mí sin azúcar?
_ Si¬, ahora mismo. Le dije amablemente
Preparé los dos cafés y cuando me di la vuelta, allí¬ estaba la muy cabrona, marcando sus dos pezonazos en la camiseta y casi dejándose ver las bragas y la entrepierna. Me acerque y le ofrecí su café
_ No me has echado azúcar, ¿verdad? Me dijo, a lo cual le respondí que no.
Se dirigió a un armario y me quedé mirándola, ya que sabía lo que iba a pasar, se iba a empinar para coger la sacarina, y cuando lo hizo sus perfectos glúteos asomaron al subí¬rsele la camiseta dejando ver sus braguitas por detrás. No sabia donde meterme ante aquel maravilloso espectáculo, me había empalmado en un segundo y ya no sabia como ponerme, me di cuenta de que se notaba el bulto de mi polla en el pantalón corto que me ponía al levantarme y me fui lo mas rápido que pude a sentarme para disimular, pero ella se habí¬a dado la vuelta enseguida y pude ver como vio lo que me habí¬a sucedido. Su gesto fue como si no hubiera pasado nada y una cara que parecí¬a que pensaba:
_ Te jodes, mira todo lo que te de la gana que es lo único que vas a conseguir.
Desayunamos charlando de bobadas y mi polla no se bajo ni un ápice, por lo cual no me podía levantar de la mesa, ella sentada frente a mí y marcando sus tetas que se transparentaban un poco a través de la camisetita que vestía (sobre todo sus pezonazos).
Menos mal que al final se levantó ella y salió de la cocina dándome la espalda, no pude dejar de mirarla hasta que desapareció por la puerta, esperé un momento hasta que oí¬ que entraba en el baño y me fui a ala habitación a cascarme una paja por ella. No acababa de entrar en la habitación cuando la oí¬ salir del baño, asomé la cabeza por la puerta y le pregunté:
_ ¿vas a volver a entrar o has terminado ya?,
_ Si, puedes entrar si quieres.
Fui al baño y cerré la puerta. De repente vi algo que me puso el corazón a mil por hora………, encima de un cesto habí¬a un sujetador y unas bragas azules marino de encaje a juego, no pude por más y sentándome en la taza cogí sus bragas y las coloque alrededor de mi polla que estaba mas dura y grande que nunca, comencé a meneármela frenéticamente con sus bragas y estaba que estallaba de placer, parecía que me iba a marear del éxtasis que me estaba produciendo el hecho de masturbarme con las espectaculares bragas de Carmen cuando escuche su voz al otro lado de la puerta del baño:
_ ¿Puedes abrirme?, es que me he dejado algo y lo necesito. Dijo ella alzando la voz.
_ Siiiiiiiiii………., ahora mismo. Le respondí con un quejido lastimero y casi me hace correr solo por escuchar su voz a la vez que yo me estaba cascando una paja con sus propias bragas. De un sobresalto me levanté los pantalones y coloque sus bragas rápidamente donde estaban antes. Di un grifo para disimular y abrí la puerta.
_ Entra y coge lo que quieras. Le dije amablemente (pero también sofocado y nervioso). Ella fue hacia donde estaba su ropa interior y yo seguía¬ lavándome la cara delante del espejo, cuando… Ah! ¡tierra trágame!
_ ¿Has tocado tú esto?. Me dice enseñándome su ropa interior sobre su mano
_ Nooooo, ¿Yoooo?, ¿para qué?. Dije en un estado de nervios que se me notaba a la legua
_ ¡No estaba así cuando yo lo dejé!. Dijo levantado la voz
_ No pues yo no lo he tocado.
Se quedo pensativa y dijo:
_ ¡Serás cerdo!, verás cuando venga mi hermana….
_ Pero…, ¿yo qué he hecho?, Si no he hecho nada
_ ¿Te parece poco meneártela con mis bragas?
De repente me ruboricé como no lo había hecho en mi vida, no sabí¬a donde meterme ni que decir pero al final balbuceé:
_ Por favor…., no le digas nada a tu hermana, te lo pido por favor… Dije suplicando
_ ¿qué pasa?, ¿no tienes bastante con mirarme el culo y las tetas que también te tienes que pajear con mis bragas, cerdo cabrón?
No sabía que decir y lo único que se me ocurrió fue un:
_ Lo siento… (lastimero)
_ Lo sientes…., y ahora encima me las tendré que poner después de que las has tenido en tu rabo, ¡cerdo!. (me dijo)
_ Solo ha sido un minuto, lo siento, no volverá a suceder
_ Eso seguro, después de que lo sepa mi hermana, no te la vas a volver a cascar ni con las suyas.
_ Por favor Carmen, no se lo digas….
_ Pero…, ¿Como puedes estar tan salido y ser tan guarro?
Yo ya no pude decir nada más y ella salio del baño. Me quede allí¬ pensativo apoyado en el lavabo, viendo la que se me venia encima cuando viniera su hermana. Al rato vuelve a entrar en el baño con un corpiño hasta la cintura y unos pantalones vaqueros de la mano, me aparté del lavabo donde ella se puso enfrente, otra vez la muy cabrona dejaba ver sus bragas, esta vez llevaba puestas las azules de la discordia, no pude dejar de mirar aunque solo fuera un instante……., que maravilloso espectáculo, aunque enseguida baje la cabeza en señal de resignación.
_ Todavía no me lo puedo creer (dijo ella), ¿qué pasa, eso te pone?
_ Lo siento Carmen, de verdad que lo siento
_ No eso es verdad, de verdad que lo vas a sentir…. ¿te pone mirarme, verdad?
Yo no sabí¬a que decir ni donde meterme, y le dije finalmente:
_ Joder, tí¬a es que como te había visto en la cocina y vi que se te veí¬an un poco las bragas que llevabas puestas me calenté y no pude contenerme
_ No si ahora va a ser culpa mí¬a, ¡no te jode, el salido este!, pues que sepas que yo en mi casa ando como me da la gana y si no eres capaz de aguantar ver a una tía en ropa interior no salgas de la habitación
_ No esperaba que estuvieses así¬ esta mañana, no pude remediarlo, lo siento.
_ No si ya vi como se te puso de dura esta mañana la polla en cuanto entre en la cocina y la mirada que me has vuelto a echar ahora cuando he vuelto a entrar en el baño, ¿seguro que se te ha vuelto a poner dura otra vez?
Aquellas palabras hicieron que mi polla comenzase a crecer dentro del boxer y del pantalón aunque yo no lo deseaba esta vez.
_ No, no disimules, si ya lo puedo ver yo otra vez (dijo la muy puta). ¿Sabes lo que vas a hacer?
_ No. Le dije asustado
_ Vas a sentarte ahí¬ y te vas a masturbar delante de mi, cabrón.
Mi sorpresa fue alucinante y no podí¬a ni sabí¬a que hacer
_ ¡Vamos!, siéntate y menéatela, ¿no es lo que querí¬as?, y si no lo haces mi hermana se enterará de tu aventura con mis bragas.
_ Me senté y totalmente excitado baje el pantaloncito y saque la polla que salto automáticamente como un resorte fuera del boxer. Estaba tremendamente empalmado y me agarre la polla con la mano derecha comenzando a pajearme delante de la zorra de mi cuñada que ahora estaba frente a mi mirándome con cara de mala hostia .
_ ¡Venga!, hazlo más rápido. Me dijo levantándose el corpiño y dejándose ver todas las braguitas azules de encaje ante mi sorpresa.
_ ¿No era esto lo que querías capullo?
_ ¡Aaaaahhh!, dije excitadísimo
_ Al menos tienes una buena polla cerdo. Me dijo metiendo su mano dentro de sus bragas
En aquel momento yo me la meneaba cada vez más deprisa sin dejar de mirarla, esa visión era lo que más me habí¬a excitado en mi vida. No me lo podía creer, la hija puta que poco antes casi me hace suplicarle llorando que no dijera nada ahora estaba frente a mi y mientras me obligaba a hacerme una paja delante de ella se estaba tocando el coño por dentro de esas bragas azules que hace poco estaban alrededor de mi polla
_ Sigue cabrón!. Me jaleaba mientras se retorcía y contoneaba enfrente de mi.
En ese momento saco su mano de dentro de las bragas y con su mano izquierda las aparto levemente hacia uno de los lados dejando ver todo su bello púbico mientras con los dedos de la mano derecha se masturbaba cada vez más alocadamente. Yo ya no me tenía en mí y grité:
_ Aaaaaaahhhhhhh! ¡Me voy a correr!
_ ¡Córrete cabrón!, ¡córrete por mi que yo lo vea!, ¡pégate una buena corrida!
En aquel momento salió de mi polla la mayor ráfaga de leche que habí¬a echado en mi vida, y salió hacia ella, que se encontraba apoyada en la pared de enfrente a poco más de un metro mío. La primera ráfaga de leche alcanzó su muslo derecho justo por debajo de la ingle y la siguiente algo más corta dio en su tobillo, el resto se quedo en el suelo y en el glande de mi polla. Ella deslizo ante mi sorpresa su mano hasta la leche que le corría por el muslo y se la subió hasta los labios de su coño moviendo la cabeza y sus dedos como una loca y gritando:
_ ¡Aaaaaaaahhhhh! ¡a mi también me viene!
La muy zorra se estaba corriendo casi a la vez. Yo estaba relajado tocándome la polla que casi no había perdido ni un milí¬metro de su tamaño por lo que acababa de ver y a la vez pensando que después de esto ya no tení¬a miedo de que se chivara, cuando la muy cabrona se levanto el corpiño y ante mi aparecieron sus dos enormes tetas, realzadas por el esplendido sujetador de encaje a juego con las bragas que llevaba puestas y lanzándolo hacia un lado:
_ ¡Ahora te vas a enterar tú cabronazo!. Dijo avanzándose sobre mi, y agarrando mi polla y apartando sus bragas hacia uno de los lados se sentó sobre ella, una vez que mi verga apuntando hacia el cielo se habí¬a introducido levemente dentro de ella me colocó los dos brazos sobre mis hombros alrededor de mi cuello y comenzó un sube y baja inigualable mientras yo agarraba fuertemente su culo con las dos manos
_ Te voy a follar como no te ha follado mi hermana en su vida. Me dijo al oído mientras aumentaba el ritmo de su follada
_ ¡Aaaaah, Siiiiiiiii, fóllame puta!
_ Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!, ¡cabronazo, pero que polla tienes!.
Carmen subía y bajaba como jamás lo habí¬an hecho antes, su recorrido era enorme ya que nunca habí¬a estado tan empalmado, me sentía la polla en un estado que no parecía ni la mí¬a pero me reconfortaba saber que se la estaba dando a la puta de mi cuñada, lo buena que estaba la cabrona.
_ ¡Aaaaaaaaah, Goza puta!, (le volví¬ a chillar). Me voy a correr dentro de ti zorra.
_ Como te corras dentro de mi te mato cabrón.
Aquellos insultos me ponían a mil y su movimiento era perfecto. En aquel momento deslice mis manos hacia sus tetas y las liberé de la prisión del sujetador sin quitárselo, sólo sacando sus perfectas tetas por encima de ambos aros. Aquello me volvió loco, con los movimientos que hacia sus tetas subiendo y bajando a una velocidad endiablada y aduras penas me dejaba comer de vez en cuando esos maravillosos y grandes pezones que coronaban sus pechos.
_ Ayyy… uhmmm…. ahhhh… la escuchaba quejarse y suspirar
_ No aguanto más…, ya no puedo más….. ¡Toma!… grité cuando solté toda mi leche dentro de ella sin poderme salir
_ ¡Cabrón, te has corrido!
_ Siiiiiiiiiiii…
_ Ayyy…que rico, es la prinmera vez que alguien se corre dentro de miiiiii!…. debo estar loca salido de mierda… uhmmm… Ay… ayyy… si… así …vocifero ella mientras tenía su segundo orgasmo
Yo sostenía sus tetas en mis manos y las apretaba con fuerza mientras se retorcí¬a de placer con mi polla aun dentro. Fue cuando me envalentoné y cogiéndola por de bajo de los gluteos la levanté y la dirigí¬ hacia su habitación. En el recorrido nos comíamos la boca el uno al otro, al llegar a su puerta la empujé con un pie y le dije al oído:
_ Ahora vas a saber tú lo que es que te follen de verdad…
_ ¡Fóllame cabronazo! Que eso es lo que has querido siempre
_ No lo sabes tu bien cuñadita
La tire encima de la cama y apartando sus bragas comencé a comerle el coño despacio, muy despacio, con la lengua recorriendo perimetralmente sus labios hasta llegar dulcemente al clítoris y recorriéndolo circularmente mientras ella se contoneaba sin contenerse y gritando:
_ Asiiii, asiiii, no pares, sigue cabrón, aaaaaaahhhh…., por Dios que bien me lo comes…. No paaaares, Siiiiiiiii
Repentinamente ínterrumpí la comida de coño y ella comenzó a llamarme de todo menos bonito, la volteé fuertemente y la coloque a cuatro patas, para entonces mi polla había vuelto a ponerse dura como una piedra y mas ante la visión de Carmen a cuatro patas, con ese maravilloso culo y realzado por las braguitas azules de encaje, me sostuve la polla con la mano derecha a la puerta de su coño y se la introduje de golpe:
_ ¡Toma polla puta!…
y comencé a bombear dentro de ella como nunca habí¬a hecho antes, me dolía de lo grande que se me había puesto, no me lo podí¬a creer me habí¬a pegado dos corridas bestiales y tenia una erección bestial, la visión de Carmen a cuatro patas, gimoteando y jadeando, la cantidad de veces que me habí¬a imaginado aquello mismo y la cantidad de pajas que me habí¬a hecho por ella eran sin duda era lo que mantenía mi polla en aquel estado mientras la seguí¬a follando acompasadamente sin acelerar para durar jodiéndola todo lo que pudiera
_ Ahhhhhh!, Te voy a partir en dos…
_ Ayyyyy!, me la vas a sacar por la boca…., eres un cabronazo… replicó ella volviendo su cara hacia mí volteando toda su melena rubia y mirándome fijamente
_ Que bien me follas y que dura la tienes
_ Te gusta?
_ Aaaaaaaaahhhhh, siiii…, no pares, continua asiiiiii
Saque mi polla de golpe ante lo cual ella grito desesperadamente
_ ¿Qué haces cabrón?, no pares….
Entonces coloque mi polla en el inicio de su culo y ella intento zafarse de mi, pero yo la tenia bien agarrada por las caderas y la volví¬ a atraer hacia mi
_ ¡Ni se te ocurra!……, dijo sabiendo la que se le venia encima
Yo noté que si bien su rechazo habí¬a sido enérgico no se había apartado ni quitado de la posición en la que la mantení¬a, así¬ que probé a acercar mi lengua a su estrecho orificio, comencé a comerla el culo y a humedecer aquella maravilla introduciendo levemente la lengua en su culo mientras se lo abrí¬a con las dos manos suavemente
_ Aaaaaaa, uhmmmmmm,…. ¿Pero que me estas haciendo cabrón?, Se relamía de placer ante aquella nueva sensación de placer
Me coloque armado detrás de ella otra vez:
_ ¿No te han follado nunca el culo cuñada?
_ Ayyyy…. Noooo,
_ Asiiiiii¬ despacito…! Dije introduciendo la punta de mi capullo suavemente por aquel impresionante culo, fui poco a poco deslizando mi polla con suavidad, el espectáculo que se me ofrecí¬a desde atrás era inigualable, jamás habí¬a visto algo que me pusiera tan cachondo. Era el culo de mi cuñada Carmen dulcemente atravesado por mi polla. Yo me había quedado quieto solo con el glande dentro de su culo para que se acomodara a mi miembro poco a poco.
Era una satisfacción saber que era el primero en destrozar aquel culo, en haber convertido poco a poco aquella fiera salvaje que me había tenido acojonado y me había hecho sentirme totalmente sumiso a su merced en una gatita que aceptaba lo que se le pidiese, y por fin al cabo de un ratito (lo que yo esperaba) volvió a surgir la fiera salvaje que siempre surge en esos momentos en que les haces esperar lo que mas desean:
_ Que esperas cabronazo… yaaa…. hazloo ya… por favooor… memetelaaa ya…, rómpeme el culo de una vez.
_ ¿Eso es lo que quieres puta?..
_ Siiiiiiiii, eso es lo que quie…… no pudo terminar porque empecé a clavar mi polla en su culo hasta llegar a los huevos que golpeaban continuamente sus nalgas mientras la embestí¬a y ella profería gritos e insultos instándome a que no me detuviese, cosa que no pude a hacer:
_ Me voooooyyyy.. chillé a la misma vez que tirando de sus bragas por ambos lados se las arrancaba de golpe vertiendo toda mi leche dentro de ella
_ ¡Vente dentro de mi culo cabrón!….
Mi leche salio de mi polla por tercera vez y esta vez dentro del culo de Carmen, a medida que me corrí¬a iba saliendo por el contorno y por los bordes de su culo y resbalaba hacia su coño liberado de sus bragas ya. Permanecimos así durante un rato hasta que ella levanto su cabeza que reposaba sobre la cama y me dijo volviéndose:
_ No te creas que esto se ha acabado aquí¬ cabronazo.
Se levantó se puso un tanga negro que creí¬ que me iba a volver a poner la polla dura otra vez, se vistió y se fue.
Durante un buen tiempo pensé que volveríamos a follar, pero después de pasar un tiempo sin que pasara nada me di cuenta de que la cabrona de mi cuñada Carmen ahora tenía ella más miedo de que su hermana se enterara de algo del que yo había tenido en su momento, total, fue ella la que empezó a follarme, al fin y al cabo yo solo me había echo una paja con sus bragas.
El polvo con mi excuñada (y digo excusada porque yo ya no tengo nada con su hermana) Carmen fue lo mas excitante que me ha sucedido en mi vida y es que…… ella lo merecí¬a.
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