Mi cuñada, una madura bien culona y deliciosa
La única mujer que he conocido con mejor culo que el de mi mujer, es a su hermana mayor, una madura bien culona y deliciosa.
Debo decir que, el día que conocí a la que ahora es mi mujer, lo primero que le vi fue el increíble culote que tiene, un culo perfecto de gordas y firmes nalgas, bien levantado y redondo, con una hermosa forma de durazno de carne, que contrasta deliciosamente con su delgada figura y baja estatura.
De esos culos qué con solo verlos, sabes que harás lo que sea por hacerlo tuyo.
Afortunadamente la jugada me salió bastante bien, pues apenas un año después, logré que se enamorara de mí, que se hiciera mi mujer, y ya me la había cogido por todos sus orificios. Incluso ahora vivíamos juntos.
Yo estoy sumamente maravillado con el culote de mi mujer, no importa cuántas veces lo vea, siempre que la desnudo para darle verga, me quedo hipnotizado viendo esas gordas y perfectas nalgas.
Su culo es tan perfecto, que llegue a pensar que nunca en la vida tendría a mi disposición un culo mejor que el de mi mujer… afortunadamente me equivoqué, pues pronto conocí un culo aún más gordo y rico que el de ella, y la dueña de esas nalgas que parecen salidas de una porno, es nada más y nada menos, que la hermana mayor de mi mujer.
Mi cuñada es la perfecta definición de una MILF, una madura de 47 años, de carnes muy abundantes, pero como va a al gimnasio, su cuerpo es una locura. Al igual que su hermana menor es muy bajita, tiene unas tetas de tamaño más que considerable, unas piernas gordas y fuertes y un culazo, que cuesta creer, más gordo que el de mi mujer, pero igual de firme y redondo.
Desde siempre mi relación con mi cuñada fue muy buena, ella de inmediato me trató con cariño. Pero la verdad para mí es bastante incómodo estar cerca de ella, pues está tan rica, que me cuesta guardar la compostura.
Ella sabe perfectamente que calienta a cualquiera, y le gusta hacerlo, aunque es casada, pues siempre viste de forma sensual, con ropas o muy cortas o muy entalladas, pero siempre muestra su deliciosa anatomía.
Recuerdo mucho una noche en la que mi cuñado y yo bebíamos cerveza, viendo un juego. Mientras que las hermanas atendían a sus hombres, llevándonos bocadillos y sirviendo más cerveza.
Ese día mi cuñada llevaba unos leggins, que, de tan pegados a su cuerpo, parecían dibujados sobre ella. Su culo se veía imponente y parecía que en cualquier momento sus gordas nalgas iban a reventar la tela, además se le transparentaba una tanga que se le metía entre los cachetes del culo.
Tuve que usar todo mi auto control para no quedarme viendo a su culo, cada vez que pasaba frente a nosotros, y tenía la verga tan parada que me tuve que cubrir con un cojín del sillón.
Yo sabía, pues mi novia me lo había dicho, que mi cuñada era bastante putita, que le ponía el cuerno constantemente a su marido y que se la pasaba en fiestas y salidas.
Pero pese a ello y a qué de verdad que mi cuñada se me antojaba mucho, jamás me propuse tener ningún acercamiento a ella, pues era mi cuñada y eso me podría meter en problemas.
Afortunadamente el destino me sonrió y pude gozar a mis anchas de mi cuñada culona, por toda una noche.
Era un viernes cualquiera, mi mujer raramente salía de casa, pero ese día era el cumpleaños de su mejor amiga, así que se fue a festejarlo. Me mandó un mensaje a eso de las 9 de la noche, diciendo que se quedaría a pasar la noche con su amiga.
Yo no tuve ningún problema con ello, es más, pensé que podía aprovechar para tener una fiesta privada, así que fui por cerveza y me puse a beber tranquilamente en casa yo solo
A eso de las 11 ya me sentía un poco mareado, pero me la estaba pasando bien, por alguna razón empecé a sentirme un poco cachondo, y justamente estaba buscando algún buen video porno para hacerme una paja, cuando llamaron a la puerta.
Me sobresalté, pues vivo en una zona solitaria, así que es muy raro que alguien toqué mi puerta y más a esas horas, pensando que quizá mi novia había decidido volver abrí la puerta y para mí sorpresa, me encontré con mi cuñada muy sonriente, detrás de ella estaba estacionado su auto.
– hola, me saludo tranquilamente.
– hola ¿Cómo estás? Le contesté, y revisé si había alguien más de la familia, pero no, estaba ella sola, lo cual me confundió bastante.
– ¿Está mi hermana? Pregunto mientras entraba a la casa.
– no, fíjate que justo hoy, va a pasar la noche en casa de su amiga, estoy solo.
Yo seguía parado en el umbral, manteniendo la puerta entre abierta, pues suponía que ella se retiraría de inmediato, pero no, se quedó ahí de pie en la sala, ambos nos veíamos, sin saber que decir. Ella traía un abrigo negro y debajo llevaba puesto un vestido de color gris y negro.
– haa te estás tomando unas cervezas ¿Me invitas una?
– sí, claro, le dije por pura amabilidad, cerré la puerta y me encaminé con ella a la mesa, le serví un vaso de cerveza y tomamos asiento. Yo me sentía muy confundido, no tenía idea de que estaba pasando.
– ¿cómo estás? ¿Cómo te va en el trabajo? Me preguntó tras beber un trago.
Mantuvimos una plática casual por varios minutos, supuse que se terminaría la cerveza y se retiraría, pero no, me pidió otra y luego otra, mientras seguíamos hablando.
Ya estábamos un poco tomados, reíamos y estábamos de buen humor, pero yo seguía preguntándome que es lo que ella quería. Jamás habíamos estado así, a solas.
Era casi media noche, cuando se nos acabaron las cervezas, de nuevo, supuse que ella se iría, pero no, para mí sorpresa me propuso que pidiéramos más cervezas en una aplicación de entregas.
Cómo la estábamos pasando bien, y me gusta mucho el trago acepte de inmediato. Aunque seguía sin entender que demonios estaba haciendo ahí mi cuñada.
Mientras ella pedía las cervezas en su teléfono. El mío vibró, era un mensaje de mi novia, diciendo que ya estaban por dormir y que llegaba al día siguiente temprano.
– es tu hermana, le dije a mi cuñada, aunque ella no preguntó, y empecé a contestar el mensaje.
– no le digas que estoy yo aquí, me dijo sonriendo.
No fue, si no, hasta ese momento, que sentí una punzada en el estómago, por primera vez sentí, que quizá algo estaba por pasar entre nosotros.
– ok, le dije como si nada, ocultando mis nervios y le contesté el mensaje a mi novia, deseándole buenas noches y omitiendo cualquier mención a qué estaba bebiendo a solas con su culona hermana mayor.
Y tal como supuse, las cosas se empezaron a calentar.
– ¿Cómo te va con mi hermana?
Fue la pregunta que lo inicio todo.
Mi cuñada culona, ya se veía algo tomada, me sonreía coquetamente y estaba algo ruborizada.
Decidí ser franco con ella, le dije que en general mi relación con su hermana era buena, pero que desde hace unos meses las cosas en la cama se habían enfriado un poco. A lo que ella me pidió más detalles.
– pues al inicio todo iba muy bien, pero ya sabes cómo es tu hermana…
– sí es algo ñoña, la verdad me sorprendió mucho cuando decidió venir a vivir contigo, yo pensaba que acabaría de monja o algo así jajaja, creo que tuvo mucha suerte de encontrarte, la verdad sus anteriores novios eran bastante feos e igual de ñoños que ella…dime la verdad ¿Tú la desvirgaste?
La pregunta me puso un poco nervioso, cabe decir que yo tengo 38 y mi mujer 29. Pero como dijo mi cuñada antes de mí, a mi novia el sexo no le interesaba mucho.
– pueees… Si y no jeje.
– a caray ¿Cómo está eso?
– bueno, tu hermana ya no era virgen, pero, por ejemplo, no le gustaba el sexo oral, y yo le enseñé a disfrutarlo, antes de mí apenas y había chupado un pene y ahora lo hace mucho…y yo le di por primera vez por detrás.
Todo eso era cierto, pero me ruboricé al darme cuenta que se lo estaba diciendo a su hermana mayor.
– jajaja ósea que tú fuiste el que la pervirtió…pues lo has de tener muy rico, como para que le hayas quitado lo ñoña a mi hermanita jajaja
Yo solo guardé silencio y le di un trago a mi cerveza.
– no me puedo imaginar a mi hermanita dejando que se la metan por detrás jajaja ¿Apoco si le gusta mucho?
– pues al inicio sí, pero ahora lo hacemos muy poco, porque dice que le duele.
– mmmm pues es que creo que la tienes muy grande o muy gorda.
– no, como crees, yo digo que es normal.
– jajaja no te creas, las mujeres podemos calcular de que tamaño la tienen los hombres sin que los veamos desnudos…y yo creo que tú te cargas buen paquete. Además, te he visto cómo te mueves cuando bailas y estoy segura que has de saber coger muy rico, por eso te digo que mi hermana es afortunada al tenerte y si te creo que la hayas vuelto medio puta jajaja.
Yo estaba que no me podía creer nada de lo que escuchaba, resulta que mi sabrosa cuñada nalgona, me tenía bien fichado, quizá hasta me deseara tanto como yo a ella.
No supe que contestarle, sentía algo de nervios y vergüenza, francamente me sentía bastante intimidado por la situación. Es que no solo una terrible hembra madura, con el mejor de los culos, se me estaba ofreciendo, además, esa mujer era la hermana mayor de mi novia. Y yo dudaba si de verdad me iba a aventurar con ella, debido a las muchas y terribles, posibles consecuencias.
Así que mi respuesta fue guardar silencio y darle un último trago a la cerveza, mientras sentía que me ardía la cara y el estómago se me revolvía.
– voy rápido al baño, dije poniéndome de pie, como si quisiera huir de esa situación.
Pero quedó claro que no me iba a escapar tan fácilmente.
– jeje mira, si hasta creo que ya se te paró un poquito, dijo mi cuñada, dándome a entender que no estaba dispuesta a quitar el dedo del renglón.
Pase al baño, sin preocuparme por cerrar la puerta o encender la luz. Para mí sorpresa cuando salí, la culona de mi cuñada estaba de pie a medio pasillo.
– ¿Vas a pasar también? Le pregunté inocentemente.
– no, es que como vi que no cerraste la puerta me quería asomar para ver si veía algo…pero no me dejaste ver nada jajaja
– ¿Y qué querías ver? Le dije con firmeza, pues ya me estaba cansando de mi propia actitud pasiva.
– hay cuñado, la verdad es que tengo ganas de ver cómo es el pene que le quitó lo ñoña a mi hermanita, ya te dije que sospecho que te cargas buen paquete y quiero comprobarlo
– ¿Estás segura de esto? Le pregunté muy seriamente, supongo que ella entendió bien a qué me refería, más allá de que esto, seguramente, nos llevaría a tener sexo, estaba el enorme detalle de que ambos estábamos por engañar a su hermana y si eso se sabía podía tener terribles consecuencias para los dos.
– hay tú no te preocupes, solo te la quiero ver y ya, dijo como si fuera lo más normal del mundo.
Yo seguía dudando. Entonces ella me tomo de la mano y entramos juntos al baño, yo encendí la luz mientras que ella se sentaba sobre la tapa del inodoro.
– vamos, enséñamela, me dijo con cara de emocionada, parecía una niña que estaba por recibir un regalo.
» Pues ya, que chingados» me dije a mi mismo, y sin prisas bajé mi pantalón, junto a mis interiores hasta medio muslo. Mientras me paraba frente a ella, exponiendo mi verga frente a mí madura y culona cuñada.
– huuuy ¿pero así que chiste? no la traes bien parada, yo la quiero ver bien dura.
– jaja pues ayúdame a que se me pare cuñada.
– noooo ¿Cómo crees? Ya te dije que yo solo quiero verla.
– hagamos esto, si tú me querías ver la verga, pues yo te quiero ver las tetas, con que me las enseñes seguro que se me para por completo.
Tras dudar unos instantes, de forma experta llevo sus manos detrás de su espalda y sin ayuda de nadie, bajo el cierre que su vestido tenía en la espalda.
Pude ver en qué en su cara se dibujaba también la expresión » pues que chingados» tiro de los hombros del vestido y bajo el frente hasta su abdomen.
Para mí sorpresa, no llenaba sujetador, así que ante mi atónita mirada quedaron expuestos sus redondos y gordos melones. De verdad que las tetas de mi cuñada eran hermosas, bien redondas y grandes, con unos pezones de color claro.
De inmediato pude sentir como mi verga se levantaba por sí misma, hasta alcanzar su máximo tamaño, ante esa magnífica visita.
– joder cuñada, que buenas tetas que te cargas, dije entre dientes, pues mis quijadas se apretaron al ver esos exquisitos melones.
– puff que rápido se te paró…vaya, pues no me equivoqué, de verdad que la tienes muy buena, de un excelente tamaño…y es muy bonita la verdad.
Sus halagos hicieron brincar y engordar aún más a mi verga.
Nos quedamos así un momento, yo le veía las tetas y ella a mí, la verga, ninguno decía o hacía nada. Ambos estábamos como hipnotizados por lo que veíamos y claramente a los dos se nos hacía agua la boca.
– ¿Puedo? Le dije estirando una mano hacia su teta más cercana, y es que no aguantaba las ganas de amasar esos melones suculentos.
Cómo ella no dijo ni hizo nada, yo simplemente tome esa teta con toda mi mano.
– joder, que delicia de tetas que tienes, hace mucho que no agarraba unas tan grandes.
Sin pedir permiso, tomé su otro pecho con la otra mano, y empecé a acariciarlas. Sus tetas eran suaves y cálidas, se sentían pesadas y esponjosas. Ya no eran tan firmes, pero aun así agárralas era exquisito.
Cómo ella seguía sin decir nada, me di gusto sobando y apretando esas tetotas, las amasaba, las acariciaba, jugaba con los pezones pasando mis dedos por ellos y dándoles pellizcos.
Sin darme cuenta me iba acercando poco a poco, más a ella. Hasta que, en un momento, tomé sus tetas desde abajo y las levanté, sus pechos eran tan grandes y yo estaba tan cerca que sin planearlo su pezón izquierdo tocó la dura cabeza de mi verga, que de lo caliente que estaba, ya babeaba jugos, así que se unto de ellos.
Ambos dimos un respingo ante esta sutil, pero rica caricia.
Seguí jugando con sus gordos melones, pero esta vez con el placer agregado de qué con el movimiento, le tallaba la cabeza de la verga por toda la extensión de esas enormes montañas de carne.
En un momento empecé a juntarlas y separarlas, y esto hacía qué al cerrarse, la cabeza de mi verga quedará atrapada entre sus melones, lo cual se sentía muy rico.
No me pude contener más, se las separé y coloqué mi verga entre ellas, de tal forma que al juntarlas de nuevo, se comieron por completo mi verga y así empecé a mover las caderas, follándome las tetas de mi cuñada.
– mmmmmm dios, que rico, empecé a bramar. No me lo podía creer, me estaba haciendo una paja con los melones de la hermana mayor de mi mujer. Esas tetas que tanto había deseado.
Todo fue muy rápido, desde que entramos al baño, hasta este momento, no habían pasado ni 5 minutos, yo estaba en la gloria, gozando del cálido apretón que me daban esas tetas. Cuando mi cuñada salió del trance.
– oye, oye, oye ¿Quién te dio permiso de hacer esto?
Pero yo no la escuchaba seguía empujando mis caderas para meter y sacar mi verga de entre sus pechos. Así que ella me quito las manos de ahí, mientras se movía hacia atrás, viéndome con algo de indignación.
Eso me hizo salir de mi propio trance.
– dis… disculpa, de verdad disculpa, perdí el control, no sé qué me pasó, le decía avergonzado mientras me subía los pantalones, vamos a fingir que aquí no pasó nada ¿Sí?
Y justo en ese momento sonó el timbre de la casa, era el repartidor que habíamos pedido hace media hora.
Sin decir más, fui a recibirlo, dejando a mi cuñada con las tetas de fuera en el baño, el repartidor traía cerveza y botana, para mí sorpresa mi cuñada ya había pajado el envío.
Regresé a la mesa a dejar las cosas, me abrí una cerveza y le serví una a ella. Nervioso esperaba a su regreso, pero ella seguía en el baño. Yo estaba bastante preocupado, si ella se enojaba y le decía algo a mi mujer me metería en grandes problemas.
– ¿Oye? Dije en voz alta para que me escuchará desde el baño, de verdad lo siento, creo que las cosas se salieron de control, vamos a dejarlo aquí, ven que ya hay más cerveza, sigamos platicando como si nada, te prometo que no va a pasar nada más. No quiero arruinar las cosas, ni contigo, ni con tu hermana.
Tras unos agónicos minutos de silencio, al fin escuché que tiraba de la cadena del baño y la vi llegar a la mesa.
Casi me atragantó con la cerveza que estaba bebiendo, pues mi cuñada venía aún con el vestido en su abdomen y las tetas de fuera, era maravilloso ver cómo esos gordos pechos se movían libres al caminar.
Se paró como si nada frente a mí, le dio un trago a su cerveza y se me quedó viendo, soltó un fuerte suspiro, que hizo que sus tetas subieran y bajarán.
– mira… La verdad esto fue mi culpa, cuando mi hermana me dijo que no llegaría a dormir y que estarías aquí solo, pues decidí venir y yo solo estaba jugando, te quería calentar y ya…pero la cosa se me salió de las manos…
Hablaba como si estar así, mostrándome obscenamente las tetonas fuera normal.
– está bien, le dije, vamos a olvidarlo y hagamos como si aquí no pasó nada. No podía creer las palabras salían de mi boca, me sentí un estúpido al negarme a esa majestuosa mujer madura, con las tetas de fuera.
– mmmm no, eso no se puede, ya me calentaste mucho y yo no se cómo le vas a hacer, pero no me puedes dejar así.
Yo seguía dudando, mi principal preocupación era qué si mi mujer se enteraba, me metería en un problemón. Pero entonces mi cuñada pronunció las palabras mágicas.
» Te prometo que mi hermana no se va a enterar de nada de lo que vayamos a hacer, es más, jamás sabrá que estuve aquí»
Eso era todo lo que necesitaba escuchar. Me puse de pie, la tomé de la mano y la llevé al sillón que estaba en la sala.
Se veía magnífica así, me veía con deseo y expectación, se sentó con las piernas abiertas, sus muslos eran dos gordos jamones, y entre ellos asomaba una tanga, bajo la cual, se notaba el bulto de su rica panocha. Sus gordas tetas se movían al compás de su respiración, invitándome a darles una buena mamada.
Me arrodillé entre sus gordos muslos y así sus ricos pechos quedaron a la altura de mi cara, los tomé con ambas manos y tras apretarlos un poco, empecé a pasarles la lengua a los pezones, sin dejar de estrujarlos con las manos.
Me estaba dando un verdadero banquete con esos melones mi lengua jugaba con los pezones, dándoles golpecitos de arriba a abajo, para luego seguir con largas lamidas por toda la extensión de la piel. Ella suspiraba mientras yo le babeaba todas las tetas.
Me gustó especialmente el sabor que mi lengua recogía al pasar por el canal que se hacía entre ellas, o por debajo. Supongo que, al tener los pechos tan gordos, ahí se le debía acumular el sudor. Cuando no deje un solo centímetro de esas montañas de carne sin ser lamido, abrí la boca lo más que pude y rápidamente la llene de esa carne deliciosa.
Les daba mordidas a los pezones y los jalaba con los dientes, lo hacía con cuidado, pero con la fuerza suficiente como para que le doliera un poco. Esto la volvió loca, pues empezó a gemir muy alto y finalmente tomo mi cara con ambas manos para separarme de sus tetas.
Pensé que se había molestado, pero, todo lo contrario, mi culona cuñada estaba que se derretía de lo caliente que estaba, guío mi cara hacia arriba y me estrelló un beso de lengua.
Hacía tiempo que no me besaban así, tan cerdo, con tanta pasión y calentura. Nos comíamos las bocas con furia, mientras que mis manos volvían a jugar incansables con esas gordas tetas. Pero era hora de ir probando otros rincones de su hermosa anatomía.
Apreté con ambas manos sus gordos muslos, eran muy fuertes y bien firmes, los separé lo más que pudo, y sin muchos miramientos le mandé mi mano entre las piernas, para empezar a pasarle un dedo de arriba a abajo a su gorda panocha de madura.
La tela de su tanga estaba tan empapada, que podía sentir claramente como los gordos labios mayores, se abrían a cada pasada de mi dedo. Esas caricias le encantaron, pues su beso subió en intensidad, además podía sentir como su cuerpo se estremecía contra él mío.
Finalmente hice a un lado el tanga y empecé jugar directamente con esa pucha madura, estaba empapada en un mar de jugos, era muy caliente y suave, sobre todo cuando le abrí los labios mayores y empecé a pasar mi dedo por los menores, toda su entrepierna despedía un calor increíble y estaba toda babosa.
No me lo podía creer, de verdad estaba tocándole la panocha a mi culona cuñada. La muy putona estaba tan caliente que pronto el cuarto entero se llenó del olor que su pucha despedía.
Cuando al fin le mandé dos dedos dentro de su vagina, ella ya no pudo seguir con el beso, dejo caer la cabeza hacia atrás y se dedicó a gozar de mis caricias.
– hayyy…papasito…hay papasito, que cosas más ricas me haces…hoooo
Mientras bombeaba su panocha con dos dedos, volví a comerle las tetas, pero está vez mis lamidas subían por su cuello, matándola del placer.
– chúpamela cuñado, te lo suplico, chúpame la panocha…mira que siempre he deseado ver esa boca rica que tienes, dándome una buena mamada.
No la hice esperar, simplemente bajé un poco más, mientras que ella me ayudaba sentándose al filo del sillón y abría todavía más las piernas, exponiendo su pucha caliente, como buena putona que era.
Si bien me había encantado mamarle las tetas, su panocha me volvió loco, era un verdadero manjar, casi me ahogo de tantos jugos que le salían, tenía un sabor y un olor bastante fuertes, pero riquísimos.
Al igual que hice con mis dedos, empecé a pasarle la lengua de arriba a abajo por entre los labios mayores, para después meterle la lengua hasta el fondo de su gruta y jugar en su interior.
Ella movía las caderas como loca, estampando su gorda pucha contra mí cara, mientras que ella misma se pellizcaba los pezones y gritaba como loca. Tras unos minutos así, la muy cerda estaba al borde del orgasmo.
Atrapé su clítoris entre mis labios y mientras lo succionaba, como había hecho anteriormente con sus pezones. Al mismo tiempo le mandé tres dedos dentro de la panocha y empecé a moverlos con velocidad.
Mi putona y nalgona cuñada madura, se volvió loca con esto, movía las caderas en círculos, y no entiendo por qué levanto una de sus gordas piernas y entonces exploto.
– haaaaaa…hooooo…. cuñadooooo, cuñaditooo, me vengo, puta madre, me vengooo, hooooo que pinche ricoooooo!!!!
Quedó agotada en el sillón, sonreía y seguía gimiendo.
– gracias cuñado, que rica mamada me hiciste, puff de verdad que ahora entiendo por qué hiciste a mi hermanita tu puta… que afortunada es al tenerte.
– jajaj pues yo creo que ya puedo decir, que ya hice a las dos hermanas mis putas ¿No?
– jeje pues…ya casi, pero no todavía, ya solo te falta una cosita para hacerme tu puta también. Mientras hablaba sus ojos se inyectaron en deseo y al mismo tiempo se acomodó de nuevo en el sillón, mientras abría de nuevo las piernas.
– te falta cogerme cuñadito, y no me digas que no quieres, que seguro ya estás bien caliente también, mientras decía eso con sus manos separaba los labios de su panocha, mostrando su rosado interior.
Antes de lo que canta un gallo, mis pantalones salieron volando, de un rápido movimiento tire de una palanca al costado del sillón, para que él respaldo bajara y se volviera una cama, en la que mi culona cuñada quedó acostada.
Muy sonriente ella se acomodó, abriendo bien las piernas y levantándolas con sus manos desde las corvas, las levanto tanto que sus rodillas quedaron contra sus pechos, y su culo bien levantado, enseñándome esa papaya caliente, y un poco más abajo su hermoso ojete, el cual estaba rodeado de las dos nalgas más suculentas que hubiera visto en mi vida.
– huuuy, si como mamas, coges, yo sé que me la voy a pasar muy bien, me dijo jadeando como la perra que es.
Yo no tenía cabeza para nada que no fuera meterle toda la verga a esa gorda panocha que mi cuñada tenía. No me preocupo usar condón, que estaba siendo infiel, o que la mujer a la que me disponía a empalar, era la hermana mayor de mi novia.
Me acomodé frente a ella y empecé a pasarle la cabeza de la verga por toda la panocha. Había tantos jugos de pucha, que pronto mi verga brillaba.
– ya métela, te lo ruego, cógeme cuñado, cógeme bien rico, lo necesito, lo quiero muchooooo, hooooooo dioooos que gorda y caliente la tienes haaaaa.
– pero la puta madre cuñada, que pinché rica está tu panocha, le dije apretando los dientes.
Ciertamente no era tan apretada como una vagina joven, pero aun así me abrazaba bien rico la verga, pocas veces he metido la verga en una pucha más mojada y caliente, su interior era sumamente suave y delicado. Su gruta estaba tan inundada de jugos, que prácticamente sentí como si mi verga se hundiera en un charco caliente y espeso.
Mi verga se deslizó con toda la facilidad del mundo, y aunque se la metí entera, seguí empujando, como si quisiera meterle hasta los huevos.
– ¿no mames que me estoy cogiendo a mi cuñada? Dije en voz alta, y es que todavía me costaba creer que esto fuera real.
– si cabrón, te estás cogiendo a tu cuñadita, le estás metiendo toda la vergota por la panocha a tu puta cuñada…ufff que buena verga te cargas cuñadito, es tan bien pinche rica.
– tu eres la que está bien rica, no mames, también tu pucha está deliciosa, le dije apretando las nalgas y los puños, de tan rica que estaba su vagina, y de lo muy caliente que yo estaba, me estaba costando horrores no venirme en ese momento.
Para tratar de aguantar lo más posible, empecé un lento mete y saca, viendo cómo la culona de mi cuñada ponía los ojitos en blanco y sonreía.
Cuando empecé a bombear más rápido ella de nuevo atrapó mi cara y empezó a besarme, era glorioso estar poseyendo a semejante hembra madura y rica.
A los pocos minutos me di cuenta de que no había forma, no iba a durar mucho, todo era muy morboso, y su vagina estaba bien rica. Así que decidí esforzarme en hacerla acabar. Empecé unos movimientos circulares con mis caderas, y fue un gran atino, pues esto le encantaba.
– dioooos, dioooos hooooo, pero que rico coges…haaaa, asiiiii, así…hooooo cógete a tu cuñada, goza de mi pucha, dame así, así bien ricoooo…mmmmmm hoooooo me vas a hacer venir cabroooooon…. Me vengooooo…hooooo, me vengooooo…
En cuanto sentí las convulsiones de su cuerpo, dejé de esforzarme en aguantar y dejé que mi cuerpo libremente gozará, empecé a darle con mucha fuerza metiendo y sacando toda mi verga de esa deliciosa pucha.
Ella entendió que yo estaba por venirme, así que viéndome a los ojos me dijo que le acabará adentro, que no me preocupará pues ella tenía el DIU.
Así que al saber eso y sabiendo que estaba por llenarle la pucha de mi leche, me deje ir deliciosamente, sentía que el alma se me salía por la verga, fue una corrida brutal.
– esoooo…lllenammeee de tu leche papacito, dame tu lecheeeeee
– tómala puta, eres una cuñada bien puta y nalgona…hoooooooooo.
Quedamos rendidos, dure un par de minutos sobre ella.
– hay cuñado, que cosa más rica, si eres un excelente amante y de verdad que no me equivoqué, tienes muy buena verga jajajaj.
Tras un rato, me giré y quedé acostado a su lado, nuestras reparaciones aún eran agitadas, no hablábamos, ambos veíamos el techo. Ahora que se nos había bajado la calentura, estoy seguro que ambos debíamos de estar sintiendo arrepentimiento y que los siguientes minutos serían claves, para saber que ocurría ahora.
Ella se levantó primero y empezó a arreglarse el vestido dándome la espalda, supuse que se iría de inmediato, que se sentiría mal de haber cogido con su cuñado. Pero no, se dio la vuelta muy sonriente.
– puff, después de esa cogidota, me dio hambre ¿Te parece si vamos por unos tacos? Dijo muy quitada de la pena.
Me di cuenta que eso era lo mejor, no había que darle muchas vueltas al asunto y comportarse con naturalidad.
Mientras cenábamos, hicimos un pacto, no cambiaría nada entre nosotros, no nos volveríamos a buscar para coger y jamás volveríamos a hablar sobre ello…pero nos había gustado tanto lo que habíamos hecho, que decidimos que durante lo que restaba de noche seguiríamos siendo amantes.
Ambos nos confesamos que nos deseábamos desde antes, y sabíamos que nos habían faltado varias cosas por hacer y no queríamos que la noche terminara sin probarlas.
Yo le dije que quería que me la mamara, que me hiciera una buena paja con las tetas, que la quería coger en cuatro viendo ese culote e incluso le confesé que quería meterle la verga en su ojete. Por su parte me dijo que le gustaría que cogiéramos en el auto y que tenía ganas de cabalgarme.
Acabamos de comer y regresamos rápidamente a mi casa, pues queríamos hacer todas esas cosas antes del amanecer, y si las hicimos todas y cada una de ellas. Esa noche fue una verdadera delicia, no pare de disfrutar de mi putona y deliciosa cuñada, hasta que el sol salió.
Pero eso lo contare después.
Saludos.
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