Mi Cuñada V
Revelación íntima insospechada. .
Las visitas de la Ale comenzaron a ser más seguidas debido al estado de embarazo de Emily, además de que ya había tenido síntomas de pérdida o aborto espontáneo, por lo que necesitaba reposo. Entonces como la Ale estaba terminando el año tenía menos clases y más exámenes. Cuidaba a su hermana, estudiaba en el departamento, yo le ayudaba con los estudios y los fines de semana se quedaba una noche, la del sábado a dormir. Entonces nuestras conversaciones en la noche eran muy habituales mientras Emily descansaba o dormía.
Una noche en particular, habíamos bañado entre los dos a Emily, le habíamos puesto una camisa de dormir muy fina ya que el verano había entrado y el calor se hacía notar en ese departamento. Le dimos de comer y después comimos los dos con la Ale. Nos pusimos a ver TV, la abracé, le hice cariño y la besé. Ella me hizo cariño y me devolvió el beso. Ella vestía una remera de tirantes suelta y cuando se agachaba o hacía algún movimiento, le veía su pechos, incluso se le salían. Pero ella estaba tan acostumbrada que no le daba importancia. Usaba uno shorts tan chicos que la mitad de sus nalgas quedaban a la vista. Todo éso me tenía muy caliente y ella lo sabía. Lo notaba algo inquieta pero pensé que se debía a que estaba excitada y la relación sexual era inevitable. Yo vestía una remera de manga corta y un slip que no era capaz de contener mi erección.
Sentados en el sofá me saqué el slip liberando mi erección. Ella estaba roja, comenzó a acariciarlo y a moverlo.
– Quieres que te lo chupe – me dijo al oído.
– No, quiero que hagamos el amor, hace mucho tiempo que lo deseo y creo que éste es el momento – le dije sacándole la remera.
– No, por favor, déjame que te lo chupe y me voy a tragar toda tu leche – me suplicó.
Acaricie sus hermosas piernas y por entre ellas traté de llegar a su vagina. Ella me sujetó la mano y me suplicó que no la tocara.
– Qué tiene de malo que te toque, además también quiero chupártela y es mejor que vayamos a la otra habitación –
Ella se puso las manos en la cara y se dobló apoyando el dorso de sus manos en las rodillas. Acaricié su espalda. No entendía lo que le pasaba.
– Cuéntame, qué pasa, lo que sea estoy para ti, yo te amo y tú lo sabes – le dije suavemente, como un secreto.
Se enderezó, sacó sus manos de la cara y vi sus lagrimas.
– Sabía que esto algún día iba a pasar, pero no esperaba que fuera tan luego –
– Cuéntame, qué es lo que sucede, cuál es tu problema, sea lo que sea, yo estoy para ti, te amo, tu lo sabes y siempre te amaré – pensando que estaba embarazada o que la habían violado y tenía un trauma.
– Soy una chica trans – me dijo mirándose laa manos mientras retorcía sus finos dedos.
– Qué? Una chica trans? Y eso que significa? – había escuchado el término pero como algo lejano, casi irreal, sin ninguna importancia.
– Significa que soy una mujer transexual, que tengo un pene igual al tuyo – me dijo secamente.
No lo podía creer, casi cuatro años que la conozco y nunca se me hubiera ocurrido pensar en algo así.
– Estás hablando en serio ? O es broma? – pregunté sonriendo.
– Es en serio – dijo muy seria.
– Quiero verlo ! – le dije también serio.
– No, para qué, mejor será que me vista y me vaya – apoyando el codo en su rodilla y la frente en su mano. Como le había sacado la remera, sus pechos se le veían hermosos, naturales, casi como los de Emily. Nunca me gustaron las mujeres pechugonas y las de la Ale era de mi gusto.
– Ven, párate – le dije poniéndome de pie y ayudándola a pararse. Puse mi mano sobre su pelvis y no noté nada raro.
– Pero si no tienes nada – le dije tanteando.
– Lo tengo hacia atrás – respondió.
Entonces desabroché el botón y cuando iba a bajar el cierre me sujetó las manos.
– Quita tus manos – le ordené.
Ella sacó sus manos y las dejó colgando al lado de su cuerpo resignada. Me senté en el sofá y le bajé el shorts y la tanga. Apareció ante mis ojos su pene, realmente muy parecido al mío, con una erección que me hizo sentir extraño. La verdad es que la amaba y su pene no iba a ser un impedimento para seguir haciéndolo. Se lo tomé con cuidado, le di unos apretones para sentir su dureza, era como el mío, lo moví de arriba hacia abajo, haciendo que su prepucio cubriera el glande h después lo bajaba hasta atrás dejando todo el esplendor de su erección.
– Me gusta – le dije mirándola a los ojos.
– En serio te gusta ? –
– Si, te dije que te amo, y te amo con todo lo que tienes y tal como eres – y para demostrarle que era así, pasé su glande por mis labios, la gotita de líquido preseminal los bañó dejándolos muy suaves. Pasé la lengua por mis labios para saborear el gusto, no era nada conocido y tampoco era malo. Entonces lo metí en mi boca y se lo chupé, la tomé de las nalgas e hice lo que la Emily, incluso ella mis hacían, lo introduje hasta mi garganta. Siempre me había preguntado que sentía mi esposa o mi cuñada cuando tenían todo mi miembro en su boca. Ahora lo sabía. Me paré y la abracé.
– Está bien, me gusta, lo amo porque es parte de ti y te amo – sentía su miembro junto al mio aprisionado entre laa dos pelvis, la suya depilada. La besé, me besó, nos besamos y hasta movimientos pélvicos hice.
– Quieres que te penetre – le pregunté muy despacio al oído.
– Si, pero soy virgen, nunca he tenido sexo – dijo afligida.
Fuimos al dormitorio y me saqué la remera, ahora estábamos los dos desnudos.
– Quiero chupártelo – me dijo y se dio vuelta, tomó mi miembro y comenzó a chuparme con suavidad, profundamente a veces. Tenía el suyo frente a mí e hice lo mismo que ella hacía. A medida que pasaban los minutos iba adquiriendo práctica y cada vez me gustaba más. Todo ese ambiente, el calos el olor a sexo y su manera de mamar me tenían loco de amor y lujuria. Me descargué en su boca chorro a chorro mientras hacía todo el esfuerzo para que ella hiciera lo mismo. No pasó mucho antes de comenzar a recibir sus chorros en mi boca, los que iba tragando ávidamente. Nos chupabamos con pasión hasta quedar secos y exhaustos.
– De chica siempre me gustaron los vestidos de mujer y siempre usaba la ropa de Emily, por lo que teníamos peleas. Mi mamá para evitar las peleas, comenzó a vestirme de mujer, cosa que a mí papá no le gustó. A los 6 o 7 años que tenía que ir al colegio me compraron el uniforme, uniforme de hombre. No quise ponérmelo por ningún motivo. Entonces me puso el el jumper de la Emily y a ella le compraron uno nuevo porque además le quedaba chico. Le llegaba de media pierna hacia arriba, en cambio a mi me llegaba a la rodilla. El principal problema fue el inscribirme en el colegio. Me llamaba Alejandro y con uniforme de niña. El colegio puso problemas, mi mamá me llevó al doctor, el doctor me hizo muchas preguntas y después me mandó a otro doctor, todo duró como un año, hasta que finalmente mi mamá con los informes médicos logró que un juez de menores ordenara el cambio de nombre. Desde entonces me llamo Alejandra que nadie sabe que soy transexual.
La única vez que me gustó un chico, no era amigo, conocido ni compañero del colegio. Era amigo del hermano de una compañera, yo le gusté y me invitó a tomar una bebida. Después nos sentamos a conversar en un escaño, y como vi que él tenía intenciones de ir más allá de una simple amistad. Le confesé mi condición. Al principio no dijo nada, después tomó un sorbo de su bebida, se paró y se fue sin despedirse siquiera. De ahí que nunca más permití que un chico me gustara. El único hombre que amaba era el novio de mi hermana y no había nada que hacer –
Estábamos acostados desnudos y abrazados conversando. Sentía aún el sabor de su semen en mi boca, era una sensación rara, diferente, pero no me molestaba, además que sentía el olor de mi miembro en su boca mientras me hablaba. Era hermosa, tierna, cariñosa y yo la amaba, qué importaba que tuviera pene, todo lo contrario, me gustaba, era una sensación diferente al estar acostados y sentir su miembro contra mi muslo.
– Tenemos que dormir – dijo ella.
– Bueno, quieres darte vuelta y que te abrace por atrás o prefieres que yo me dé vuelta y tú me abrazas? – había pensado en esa posibilidad y como sería sentir su miembro entre mis nalgas.
– Prefiero que te vayas a tu cama, quiero dormir sola.
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