Mi cuñadita.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Enseñando a mi cuñadita de 11.
tengo 29 años, soy alto, cuerpo atlético y algo de bien parecido, mi esposa Irene, tiene 24 años, un hermano de 15 años y una hermanita.
Anita de 11 años, que está bastante desarrollada para su edad, con unas nalgas muy grandes redondas y abultadas, unas tetitas ya empezando a formarse, paraditas y con una carita de ángel, aunque de ángel tiene muy poco.
Por lo regular Irene y yo, teníamos que vernos en casa de sus papas ya que trabajan todo el día y llegan ya en la noche, su hermano siempre se la pasa en su cuarto con los videojuegos y Anita casi siempre está en la sala viendo televisión, mi esposa desde aquel entonces trabaja durante todo el día y yo teniendo un horario más corto empecé a llegar más temprano a su casa.
Al llegar casi siempre me iba a ver tv al comedor para así no interferir con Anita que se la pasa viendo caricaturas y aunque a veces duraba una hora o mas esperando casi nunca nos cruzábamos, cada quien permanecía en su lugar, cierto día, después de un rato, me levanté para ir al auto por unos papeles del trabajo, cuando antes de llegar a las escaleras que dividen el comedor de la sala volteé hacia donde estaba ella y me quedé congelado por lo que ví, ahí estaba ella recostada en uno de los muebles, con las piernas semiabiertas, tenía la falda del uniforme escolar recorrida hasta su cadera y como si estuviera sola se tocaba suavemente su panochita mientras mantenía los ojos casi cerrados y la cara con muecas de placer, la imagen me llegó de golpe igual que la erección, se me puso tan dura que me dolía por los jeans que apretujaban, me quedé quieto viéndola, por momentos aceleraba el movimiento de su mano y se retorcía, que placer se daba y apenas tenía ocho años, pasaron cerca de 5 minutos, aceleró mas la mano y terminó con un gemido apagado, se acomodó la falda y continuó viendo tv, yo, estaba calientísimo por lo que acababa de ver, nunca me imaginé una niña de manera sexual, pero ahí había cambiado todo eso, la verga me temblaba y tuve que ir al baño a jalármela hasta terminar de una forma tal que las rodillas me traicionaban.
Desde ese día empecé a ir diario a su casa, quería verla, tocarse, de que era capaz y empecé a desarrollar un enorme deseo por cogérmela y así aplacar esa calentura que se veía llevaba por dentro.
Así a cada rato me levantaba y silenciosamente me asomaba hacia donde ella siempre estaba y varias veces la espié sin que se diera cuenta, cada vez se tocaba con mas desesperación, cada dia parecía que en vez de calmarse solo se ponía más caliente y yo también, cómo no iba a estarlo con ese espectáculo, con una panochita tan tierna y cerradita, la quinta vez que la ví masturbándose fue mas allá, se levantó la blusa y se empezó a tocar las tetas, que apenas tenía, desde donde estaba solo la veía de lado, pero se veían bien paradas, con unos pezones duros, en un momento se empezó a chupar un dedo, después lo llevaba hasta su teta, se daba talloncitos y lo volvía a llevar a su boca para después bajarlo hasta su panochita que ya tenía toda mojada pues se oían como chasquidos de lo duro que se daba círculos en ella.
Cada vez que la veía, mi verga se ponía tan dura, que esa vez tuve que jalármela mientras la veía y en el momento que ella terminó ahora con un pequeño quejido yo aceleré mi pasó y tiré toda mi leche en el piso, mismo que tuve que limpiar.
Me puse loco, cada día que pasaba vivía desesperado, solo añorando que llegara la tarde para volver a verla pues sus juegos con ella misma eran ya algo diario.
Dejé entonces de quejarme con mi esposa de que teniamos que ir a cuidar a sus hermanitos, me encantaba estar en su casa, viendo cada que podía a su hermanita aunque fuera con ropa ya estando con todos, no importaba porque por mi mente pasaban todos los momentos que me daba sin mas me ponía caliente todo el tiempo.
Yo soy representante de ventas por lo que tengo un horario que yo hago y dispongo, pensando quizá en eso, un día me llama mi suegra diciendo que la señora que recogía a su hija en la escuela había chocado por lo que me pidió ir a recogerla, yo feliz acepté, por fin tendría un tiempo con ella totalmente solos, cuando salió se sorprendió de ver que era yo quien iba por ella, le expliqué porque y subió al auto, en el camino maneje lo más lento posible, quería pasar lo mas que se pudiera con ella mientras en la mente buscaba alguna forma de llegar a algo, no pude evitar quedarme fijo en sus piernas, era la primera vez que las tenía cerca, eran blancas, carnosas, hasta ahora solo las había podido ver poco, pero mi vista quería algo mas y en cada oportunidad volteaba hacia donde su panochita, cubierta solo por la falda del uniforme que le llegaba a medio muslo, me volvía loco pero no debía hacer nada precipitado ni mal pensado porque no quería que las cosas salieran mal y ella me veia algo extrañada por la atención que le ponía a su cuerpo, ese día en la tarde su madre me agradeció por haber ido por ella y me pregunto si podría ir en los siguientes días pues la señora, en el accidente se había fracturado y tardaría un tiempo en recuperarse, yo estaba contento, acepte de manera tranquila pero con el corazón acelerado sabiendo que algo se me ocurriría para tocarla y hacerle eso que ella se hacía casi todas las tardes.
Al siguiente día ahí estaba yo puntual, iba decidió a empezar algo que con suerte la llevaría a ella a entregarse a mi voluntariamente,
-Hola!!!
Le dije al verla,
-Hola!!!
Dijo mientras se subía al auto
-Como te fue hoy en la escuela?
-Bien.
Dijo aunque yo le notaba algo rara
-Algo tienes, te veo como enojada o algo, que pasó?
-Nada!.
Respondió de una forma que me dijo que realmente si había algo.
-Mhhh dime, tal vez yo te pueda ayudar.
-Es que no se, nunca hablo con nadie de esto.
-Ah pues razón de más para que me digas, porque si no vas a andar toda enojada todo el tiempo y así no te ves bonita.
Se encogió de hombros mientras me decía.
–Bueno te voy a decir, es que hay unos niños en mi salón que siempre se me quedan viendo, mi amiga Ericka me dice que porque yo ya empecé a crecer más rápido que las demás pero a mí no me gusta que me vean así.
-Mhhh.
Pensé entre mi, si supieras cuanto yo te he visto, eso me confundía pues por lo que me decía y de la forma en la que me lo decía parecía ser alguien diferente a esa pequeña que se masturbaba hasta cansarse y se tocaba todo el cuerpo sin ningún pudor.
-Bueno.
pues eso es cierto Anita, tu ya has crecido mucho, estas más grande que las demás niñas y tienes cosas que ellas no, por eso te miran así.
-Que cosas?
-Pues ya sabes cosas en tu cuerpo, unas partes que crecen y a los niños les llama la atención.
-Porque les gustan? a mi papa también?.
yo lo he visto cuando vamos a la tienda también se les queda viendo a las señoras por todos lados pero no sé porque?.
La plática se estaba tornando muy incómoda para mí, porque en cualquier momento se me pararía, además no quería hablar con ella de cosas abiertamente por lo que pudiera decirle a sus papas, así que dije lo mejor que se me ocurrió:
-Mira, te voy a decir, vamos a platicar de esto para que no tengas dudas, pero esto no puedes decirle a nadie porque te pueden regañar y yo meterme en problemas, yo te puedo decir lo que quieras pero solo si no vas a decir nada.
Ella sin dudarlo dijo
–No le diré a nadie, pero quiero que me digas todo lo que te pregunte.
-Está bien, mira a los hombres nos gustan algunas partes de las mujeres, como sus ojos, sus labios, su pelo y también pues tu sabes, eso que te ven.
-No, asi no, dime todo
-Es que no quiero decirte palabras que alomejor no conoces.
-Pues por eso quiero Saber.
-Bueno pues, nos gustan también sus piernas!
Le dije mientras me decidí a todo ya con su complicidad y su curiosidad, mientras le tocaba su pierna, ella ni siquiera hizo algún gesto, mire hacia su entrepierna y le señale con los ojos diciendo:
-Y lo que esta mas arribita,
-Ahh y porque les gustan.
-Pues porque algunas tienen las piernas muy bonitas como tu, también les gustan sus tetitas.
Dije mientras le daba un toque rápido a su teta izquierda retirando rápido la mano para no incomodarla, aunque note un nerviosismo no de miedo sino de ganas de hacerlo.
–Que mas??
-Lo que mas nos gusta es algo que no te puedo decir porque no quiero que te enojes.
-No me voy a enojar ya dime o si me enojo.
-Bueno está bien te voy a decir, bueno.
Ps nos gusta sus vaginas para.
Ps.
tocarlas, chuparlas o meter nuestro pene.
Ya tenía la verga muy dura y la sentía mojada, no se si ella lo noto o no, pues yo estaba totalmente dedicado a a ella y la atención que me quedaba era para manejar.
Dentro de poco llegaríamos a su casa y le dije:
-Acuérdate de que este es como un secreto, si no ya no te diré nada que tú quieras saber.
-No voy a decir nada a nadie si me enseñas más cosas.
Al oir eso mi verga se puso tan dura que me dolia.
Al llegar a su casa nos metimos rapido, mi cuerpo temblaba, mi corazon palpitaba muy rapido, parecia un adolecente en su primera vez.
-Bueno dime que mas quieres saber.
-Quiero saber como es un pene.
me lo enseñas?.
Inmediadatamente me desabroche el pantalon y deje libre mi verga, ella muy asombrada.
-Es muy grande y esta levantado.
te lo puedo tocar?
-Claro nena agárralo.
Tomó mi verga viéndola por primera vez y la palpó comprobando su dureza, sobándola de arriba abajo, asi que le toque la pierna y la fui subiendo, su falda me lo hizo fácil, debajo solo tenía algún calzoncito que no me sería difícil hacer a un lado para llegar a lo que tanto queríamos, ella había cerrado sus ojos como dándome total permiso, dejándose llevar por lo que sea que haya sentido en ese momento, empezó a temblar mas, cuando llegue a su panochita estaba empapada, su calzón estaba pegado a su panocha, cuando la toqué por encima, dio un suspiro y como instintivamente tal vez recordando sus propias sesiones, se toco una teta por encima de la blusa, yo mientras tanto le hice a un lado el calzón y empecé a sobarla lentamente, perdió cualquier control que le quedara y se levanto la blusa para tocarse las tetas que estaban mal resguardadas por un pequeño corpiño, tan bonitas y que ahora veía por primera vez de cerca, le seguí masajeando con más fuerza su panochita que ya palpitaba más de lo que ella temblaba, ahora con cada mano se tocaba una de sus tetas, gemía mucho, como una mujer cuando se la meten hasta el fondo y se chupaba los dedos para mojarse los puntiagudos pezones que tiene y que estaban durísimos y seguía gimiendo, con la respiración cada vez mas rápida, aceleré mi paso y ella en un grito, soltó sus líquidos en mi mano, vi como que se desmayo, pero no, solo fue un trance, le notaba las tetas duras y paradas, me la jale muy rapido y con lo excitado que estaba le arroje una enorme cantidad de semen esparcido en sus tetitas, volvió en si y le pregunte.
-Te gustó?
-Si,
Le recorde que no debia decir nada.
No hemos tenido la oportunidad de cojer, pero en cuanto se pueda.
O.R.
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