Mi dulce gran amor, Silvia
La vida con mi nena.
Mi dulce gran amor, Silvia
Este relato empieza hace 8 años, mi nombre es Raul en esa fecha tenia 31 años y me acababa de divorciar, vivo en Puerto Vallarta en una casa a la orilla de playa, me dedico a los bienes raíces y tengo una economía solvente sin problemas
Conoci a Rita una madre soltera de 25 años y su hija Silvia de 5 años, tras una breve relación, decidimos vivir juntos, en ese momento tenia poco contacto con la pequeña Silvia
Rita es contadora en una empresa, tengo mi oficina en casa, asi que ahí paso la mayor parte del tiempo, mi mujer permanece todo el dia en la empresa, asi que yo me comprometi en llevar y recoger de la escuela a la niña
Con la convivencia diaria la niña y yo empezamos a tener unas bonita relación, su carácter alegre y abierto me encantaba, ella parecía ser feliz con mi compañía, al grado de buscar todo el tiempo a mi lado, eso me encantaba por que le veía como hija mia y ella a su vez se dirigía a mi como su papi, por lo que creo que ella veía en mi esa figura paterna que nunca había conocido
Desafortunadamente al año de vivir con Rita, ella tuvo un desgraciado accidente en que fallecio, de repente me quede con Silvia, nunca conoci a algún pariente de Rita, no tenia con quien contactar para decidir que hacer con la niña, me era difícil hacerme cargo de la niña y lo que eso implicaba, pensé entregarla a Servvicios Sociales, pero no tuve el valor de hacerlo, en realidad ya me había encariñado con ella, consulte con un abogado y me aconsejo registrar a la niña. Asi lo hicimos y en definitiva Silvia seria mi hija adoptiva,
En mi casa teníamos contratada a una señora para la limpieza y cocinar, decidi continuar con sus servicios, ella llegaba por la mañana y se iba a medio dia dejando ya la comida, asi empezó a transcurrir el tiempo, yo llevaba y traía a la niña de la escuela, después comíamos, Silvia se bañaba hacia su tarea en mi despacho mientras yo trabajaba, después cenábamos y a dormir, ella a su cuarto y yo al mio
El dia que cumplio seis años la lleve de paseo a un parque temático regresando en la noche a la casa, mi pequeña me pidió si podía ver conmigo la tv en mi cuarto mientras se dormia, yo no tuve inconveniente, hasta ese momento la veía casi como mi hija, solo le pedi que se pusiera su pijama, yo me puse un short volví a la cama y cuando me quise cubrir con las sábanas, Silvia no me dejó, ya que se había recostado a mi lado, acurrucándose bajo uno de mis brazos y con su cabecita apoyada en mi pecho a modo de almohada, y así se quedó quietecita viendo las caricaturas de la TV., yo me acomodé mejor y puse mis brazos tras la nuca,. La niña giró su cabecita y vio mi torso desnudo, yo soy bastante velludo, solo me vio y no dijo nada, de repente coloco una de sus manitas sobre mi pecho, agarrando mis bellos
Y ella se volteó del todo, quedando de rodillas sentadita en la cama a mi costado.
Ahí la niña pasó una de sus manitos por los bellos de mi pecho, acariciándolos con carita de pícara, como si haber hecho eso sin mi permiso fuera una terrible travesura.
Papi tienes muchos pelos
— ¿Te gustan mis pélitos, bebé?
— ¡Sí, mucho! Son suavecitos como de peluche…
Y con eso último la pequeña comenzó a pasar sus dos manitos por todos los rizados vellos negros de mi pecho y panza, como si aquello fuera un inocente juego. Pero extrañamente para mi cerebro eso fue algo muy morboso, que sentí como si mi verga quisiera despertarse, hasta ese momento jamas había visto a una niña con morbo y menos aun a Silvita, pero ahora me sentía extraño, me inquietaba la manipulación de Silvita, trate de controlar mis pensamientos, era una niña pequeña y también mi hija adoptiva, de repente viendo a mi niña acariciándome el pecho decidi ver hasta donde podía llegar, ahí se me ocurrio una idea que cambiaria mi relación con mi pequeña, asi le dije
Mira mi amor si te montas en mi pecho vas a sentir muy rico
Obviamente la inocente niña no tenía idea a lo que yo me refería y me lo preguntó. Así que yo le dije que podíamos jugar algo secreto y muy especial, sólo entre ella y yo, pero que no podía decirle a nadie ni maestras ni amigas de la escuela, a nadie, si lo hacia nos separarian. Por suerte su curiosidad infantil y la necesidad de no querer perderse un nuevo juego, hizo que la pequeña aceptara.
Entonces le dije que tenía que quitarse el calzoncito que llevaba puesto. Por supuesto la niña titubeó en silencio, nunca antes un hombre le había pedido eso,
— No tienes que sentir vergüenza (y acaricié una de sus tersas mejillas), tu sabes que yo ahora soy como tu papá, así que está bien, no pasa nada.
Mirandome se bajó su prenda íntima, rosadita con dibujitos de fresitas, y yo la ayudé a removérsela del todo; quedando la nena sólo con la cortita blusita rosa de tirantitos y debajo nada, dejando expuesto su lampiño, abultado y tierno pubis con una rajita en medio, mi morbo aumento al ver su cuerpecito, nunca lo había observado de la manera en que ahora empezaba a verlo, pequeño delgado con paraditas nalguitas.
Yo la subí a mi torso, entre mi pecho y estómago, volteando hacia mis pies y ella con las piernitas bien abiertas para poder montarme; por lo que su vaginita quedó justo sobre mis vellos. Después le dije que se moviera de adelante atrás, frotando sus partecitas para que sintiera el rico roce de todos mis pelos, justo y directo entre sus labios vaginales bien cerrados. Yo veía sus nalguitas abrir y cerrarse con el roce, verlas aumento mi intencion
Sé que a la nena le empezó a gustar aquello, pues cada vez ella solita lo hacía con más entusiasmo, sintiendo mis pelos en su vulvita y seguramente experimentando por primera vez sensaciones en su entrepierna que nunca antes había sentido y menos con sólo 6 añitos. Yo a mi vez sentía el calor de su vaginita y me exitaba
Te gusta mi amor
— Mmmm… ¡Sí! Mmmm…
La pequeña me respondió casi entre leves gemidos y con los cachetitos todos colorados, en lo que ella que frotaba su coñito contra mi torso y se sujetaba con ambas manitos de mi pelo. Yo evidentemente ya tenía la verga durísima a más no poder Y con todo esto mi morbo llegó al extremo de la depravación, que sin detenerme a pensar continué con mis engaños:
— Sabes bebé, si te frotas más abajo vas a sentir todavía más sabroso.
Silvia volteo a verme, pues seguramente ella ya estaba sintiendo muy rico, que no podía imaginarse cómo sería algo más placentero que eso. La tome de la cintura y la baje sobre mi estomago hasta el bulto que mi verga hacia abajo el boxer su vulvita y estomago chocaron con aquello grande y sumamente duro. Entonces la pequeña trato de ver era eso y no entendiendo lo que veía, me pregunto
Papi qu es este bulto que tienes
Yo me quedé unos segundos callado, buscando la manera de explicarle mi erección para que ella quisiera seguir jugando más así.
— Eso bebé, es algo que tenemos todos los hombres. Se llama verga sirve a los hombres para hacer pipi y se pone así de grande y dura cuando queremos jugar con mujeres… o niñas lindas como tú.
Quieres verla
Si papi, enseñamela
Nuevamente le dije que nadie podía saber lo que jugábamos, que era un secreto, a nadie ni a la señora de la limpieza
Si papi te lo prometo
La ingenua niña estaba entusiasmadísima con la idea y yo aún más, me baje el mi verga se sacudió sola, saltando por los aires y quedando bien erguida en todo su máximo esplendor de casi 17 cm.
Silvita se quedo viendo con sorpresa mi parada verga
Quieres agarrarla, le pregunte
Ella no contesto llevo sus manitas a mi verga y la manipulaba como si en verdad se tratara de un nuevo juguete para ella. Paapi por que esta tan dura, comenzó a tocarla, pasando sus deditos entre mis vellos negros, enredándolos y frotándolos con una expresión divertida en su carita. Luego volvió a pasar sus manos por todo mi venoso tronco, subiendo y bajando el prepucio de manera instintiva una vez que descubrió que se podía. Sus deditos blancos no podían rodear todo el grosor de mi verga; pero se veían tan. Y cuando llevó sus manitos a mi glande y lo empezó a toquetear y me acariciaba justo en el mero frenillo, yo me estremecía de pies a cabeza resoplando de gusto.
— ¡Papi le sale un juguito ¿Por qué?
— Porque cuando juegas con ella suelta ese juguito. ¡Pruébalo, te va a gustar!
— ¿Se come? ¿De veras?
— Sí, claro que sí bebé. Se chupa mi amor ¡!!!
Entonces la ingenua niña se llevó la mano a la boca y le pasó la lengua a toda la palma que tenía embadurnada con mis abundantes secreciones seminales.
— Mmmm… ¡Es dulcita! (y se lamió contenta la otra manito)
—Chupala directo y verás que entre más le des besitos y le pases la lengüita, más juguitos dulces saldrán para ti, bebé.
Y con mi mano izquierda me agarré la verga por la base, ofreciéndosela; mientras con la derecha sobre su cabecita, alentaba a la nena para que se acercara a mi ansiosa y palpitante tranca.
Mira mi amor para que puedas chuparla bien, colocate entre mis piernas y asi la ayude a bajar Ella por supuesto no se rehusó y pronto la tenía de perrito en la cama entre mis recias piernas, con su carita justo a la altura de mi glande; el cual ya lamía con entusiasmo, pues realmente a la pequeña le gustaba comerse todos mis jugos.
La niña a este punto ya hacía todo lo que yo le decía. Con sus dos manitos me la agarraba por el pegue peludo y le daba besitos a toda mi verga. sonreía cada vez que se volteaba a verme, como si estuviera feliz de complacer a su nuevo papá y yo sólo resoplaba y jadea de gusto observado como esa criaturita de 6 añitos estaba gozando de mi verga.
Para ser honestos yo nunca antes había sentido morbo por una nena de esta edad, pero ese día algo en mi mente me dijo que debía de hacer eso y la verdad es que se sentía increíble. Yo todavía no podía creer que esa pequeña me estuviera pasando la lengua por todo mi largo y grueso miembro masculino;, pues seguro sabía a orina
La inocente niña se maravilló con lo que le dije y con un efusivo movimiento de su cabecita de arriba abajo, a modo de un “Sí”, me dejó bien en claro que quería saber más sobre la leche de los hombres y como tenía que hacer para poder tomársela. Yo entonces aproveché y la instruí para que se animara a meterse dentro de la boca mi maciza verga.
La obediente nena lo hizo, pero en su boquita apenas y cabía sólo mi glande; aunque de todos modos yo sentía delicioso como aquellos suaves y rosaditos labios infantiles chupaban mi verga, como dentro de su pequeña boca podía sentir como ella me frotaba la lengüita, haciendo que yo soltara más jugos seminales por el ojete y ella contenta los tragara con gusto. En un momento no pude controlar mi lujuria, que con ambas manos las apoyé sobre la cabecita de Silvia y la obligué a que engullera más de mi miembro viril; pero era imposible para esa nena de 6 añitos mamar más que unos pocos centímetros má, que por las fuertes arcadas que le dieron tuve que soltarla.
Ella con las mejillas coloradas me miró con sus hermosos ojos miel, con las pestañas llenas de gotitas de lágrimas, y de una forma como si me preguntara por qué le había hecho eso. Yo le expliqué que así era más fácil para ella ordeñarme la leche
— Está bien, seré buena. (y me sonrió de una manera que hizo que mi verga se pusiera todavía más dura e hinchada, y mi corazón también se infló de amor por esa nenita)
— ¡Qué buena niña eres, bebé! ¿Sabes?, a papito le encantas…
Y con eso noté como el adorable rostro se iluminó por completo; extasiada de haber encontrado en mí al padre que siempre había querido.
Yo ya estaba al borde del orgasmo; entonces le dije que volviera a mamarme la cabeza de la verga, en lo que yo me la jalaba con ambas manos, viendo como la pequeña se esmeraba por engullirse más de mi carne viril, y sintiendo su cálido paladar y como su lengüita juguetona me frotaba el frenillo del glande. Pronto los movimientos de la boca de la niña se sincronizaron con los de mis manos, provocándome un placer colosal que con un tremendo alarido comencé a correrme y soltar todo mi semen espeso. Los chorros de mi esperma sorprendieron a la niña que trato de retirarse, con una mano en su cabeza lo impedi, empezó a tragar lo mas que pudo pudo, hasta que no pudo tragar a la misma velocidad que a mí me brotaba la leche de macho; por lo que en segundos mi semen se desbordaba de su boquita y hasta le salía por la naricita, atragantándola. Así que yo la solté y la dejé sacarse mi verga de la boca dejandola con la boquita abierta justo en frente a mi verga, para ver cómo mis disparos de esperma blanquecina le bañaban toda la linda carita. Sin darme cuenta le llené todo el colorado rostro a la nena, en lo que ella tosía y trataba de seguir tragando la gran cantidad de semen que todavía tenía en lengua, boca y garganta. Y cuando yo al fin acabé del todo, ella pudo medio abrir los ojos, pues tenía esperma en las pestañas, sus ojos tenuan lagrimas del esfuerzo
Cuando dejaba libre a la nena de mi brutal agarre, ella solita pasaba su lengüita por el tronco de mi venosa verga, juntando los chorros seminales que me escurrían sin cesar; la pequeña los juntaba desde mi base velluda, subiendo por todo mi miembro hasta llegar a mi amoratado glande;
Levanto su cabeza me vio Papi casi me ahogaste, tienes mucha leche
— ¿Te gustó, bebé?
Ella con una nueva sonrisa me contestó que sí, y por su expresión estaba seguro que era cierto. Aún con únicamente 6 años la dulce nena me había demostrado que le encantaba la verga y la leche viril; así que con una de mis manos la ayudé a limpiarse, juntando con los dedos borbotones de mi esperma cremoso y llevándoselos a la boca, quien los comía con deleite.
— Mmmm… ¡Qué rica! Mmmm… ¡Está calentita!
— Me alegra mucho que te guste tanto, bebé. Ahora me tienes que prometer nunca decirle nada a nadie de lo que hacemos.
— ¿Por qué, papito? ¿Es malo?
— Claro que no mi amor. Nada de lo que hagamos tú y yo puede ser malo Así que te la daré a escondidas… Será nuestro secreto, ¿sí?
— ¡Sí! (me respondió entusiasmadísima y con su acostumbrada inocencia infantil), te prometo papito que no le diré nada a nadie. Es secreto de los dos nada más, ji, ji, ji…
— Así me gusta, mi amor.ayudé a la niña a ponerse su calzoncito de fresitas y la llevé al baño a lavarle el rostro, asegurándome de que no quedaran rastros en ella.
Después de eso me fue más fácil ponerla a mamármela como me gusta, .seguido después de que regresaba de la escuela la follaba por la boca hasta la gargantita; clavándole mi verga hacia arriba, en lo que con mis manos empujaba su cabecita hacia abajo para que engullera más y más de mi carne masculina.
A mí ya no me preocupaban sus arcadas o las lágrimas que llenaban sus ojitos claros, pues yo estaba en el paraíso con esa niña de 6 años; además la pequeña parecía acostumbrarse con una sorprendente rapidez a mis cogidas bucales, casi como que el mamar vergas era algo innato en ella, yo sabía muy bien que la pequeña podía soportarlas y de hecho sé que le gustaba mucho que jugara rudo así con ella
Silvita , ésta todo el tiempo quería pasar pegada a mí, como si yo fuera su padre. Ella siempre quería sentarse en mis piernas y me pedía que la cargara en brazos a cualquier oportunidad, la nena se acostumbró a darme besitos en la boca; por lo que todas estas cosas hacían que yo pasara constantemente con notorias erecciones
En mis 36 años he hecho todo tipo de cosas en cuanto al sexo; sin embargo, nunca antes había contemplado la perversión con una criaturita como Silvia, pero lo cierto es que esta pequeña despierta una lujuria depravada en mí y en mi verga, una que no puedo controlar. Siempre que ella está sentadita en mi regazo, yo aprovecho a acariciarle las piernitas de tez blanca, le paso mis manos por sus tersos muslitos desde las rodillas hasta debajo de sus falditas, o le meto la mano bajo sus blusitas y le rozo los pechitos, jugando con sus tetillas rosadas y apretándoselas suavecito. Y cuando la cargo en brazos, siempre manoseo las redondas y duritas nalgas que ella tiene, hurgándole por encimita el anito o le froto también un par de mis dedos por la rajita vaginal.
La adorable nena nunca protesta, simplemente se deja de mí con una sonrisa, abrazándome y diciéndome: “te quiero mucho, papito
Días después decidi dar un paso mas en nuestra relación, a estas alturas la veía como mi hija pero aceptaba el hecho y mi mente solo pensaba en tener sexo con mi pequeña, estando ya en la cama desnudos, después de una fenomenal mamada y haberse tragado mi semen, cuando la niña terminó, trepó por mi torso, y alcanzado mi boca me dio un besito bajo el bigote; sólo que esta vez yo la retuve del cuello y la hice que me besara con lujuria, no como lo hace una niñita, le metí mi lengua para saborear la de ella y así fue como le di su primer beso pasional, mientras con mis dos manos le acariciaba y manoseaba todo su lindo cuerpecito, mientras nos besábamos, mis manos fueron acariciando su espaldita hasta llegar a sus duras nalguitas las masajee con fuerza, su piel era delicada, la acosté boca arriba y le dije
Mi amor me haces muy feliz, quiero que tu goces mucho con lo que hacemos, baje a sus apenas perceptibles pechos donde sobresalían unos pequeños y puntiagudos pezoncitos rosa, se los chupe mordiéndoselos despacito hasta que se pusieron duros y Silvita empezó a gemir despacito, segui bajando a su ombliguito que chupe con delicadeza, asi llegue a su vulva gordita y su rajita, abri sus piernitas, con mis dedos separe sus labios rositas y ahí estaban los objetos de mi deseo, un oyito virginal muy rosado y un clítoris pequeñito parecía un Chicharito, le di un primer lengüetazo, sintiendo el dulce aroma de su pálida piel y el riquísimo sabor de su vagina de niña. Ella soltó un leve suspiro, por lo que yo proseguí y le di más lamidas, y pronto estas se trasformaron en intensas chupadas directas a sus carnositos labios vaginales, los cuales estaban aún cerraditos, haciéndolo todo más morboso. con mi lengua lami su rajita desde su oyito a su clítoris Silvia empezó a agitarse gimiendo despacito aghhhh aghhhh y tratando de cerrar sus piernitas, no lo permiti y acelere mis chupadas a su clítoris estaba ya durísimo y sobresalía con mis chupadas su cuerpo se agitaba y se arqueaba levantando sus nalguitas y restregando su vagina en mi boca y lengua gimiendo fuere ayyyyyy ayyyyyy aghhhhhh, papi me hago pipi
Si mi amor hazlo!! y con mi lengua presione mas dentro de su rajita, de repente se quedó rígida apretó su vagina y sentí en mi boca un pequeño derrame de líquido viscoso y agridulce junto a un chorrito de orines, no podía creer y no sabía si eso sería un orgasmo era muy chica para eso, mi niña estaba como desmayada respirando muy agitado y cerraba y abría sus piernas,
Yo lami nuevamente su coñito chupando todo y tragando, y segui deleitándome con el menudito y lindo cuerpecito de mi pequeña, pasándole mi lengua por su plano vientre y luego metérsela en el ombliguito; también le chupé sus tetillas, ahora del todo paraditas por su excitación, y de ahí me dirigí hacia su carita sonrosada y le comí la boca a besos. Mi niña aún casi sin aliento me devolvió el beso, que hasta me abrazó de la nuca para aferrarse a mí mientras nos besábamos y cuando le saqué mi lengua de la boquita, se puso a chupármela, comiéndose mi saliva
Yo entonces descendí de nuevo a su entrepierna virgen y continué comiéndole el coñito con gusto.
Mi amor te gusta lo que hace papito
Con su carita sonrojada y sus manos sobre mi cabeza con su voz infantil y entrecortada
Ah…sí, siento rico… Mmmm…aayyyyyyyy aghhhhhhhh, ya no aguanto papi me siento muy rara, me decía con su cuerpo tembloroso y apretando mi cabeza contra su sexo, levantaba sus nalguitas como para sentir mas … Ahhhhhhhhh ayyyyyyy papi …
Noté como la pequeña lo disfrutaba, respondiéndome entre leves gemidos,
Después le abrí un poco más los labios vaginales y le metí mi lengua todo lo que pude, ensalivando muy bien su coñito, de tal manera que mi espeso bigote se frotaba contra su clítoris, haciendo que Silvia gimiera más fuerte entre dientes. Con un grito haaaaggggggg ayyyyyyyy papi ya…… mi niña tuvo un fuerte orgasmo, ahora si fluyeron por su palpitante vagina, bañando mi rostro una considerable cantidad de fluidos y orina que descendió hasta su anito, mojando las sabanas, yo observe sus partes ya congestionadas por la exitacion su pequeño anito rosadito teniendo contracciones, mi exitacion subio al máximo al verlo, como un botoncito. También le pasé mi lengua y se lo hurgué con ella, yo también estaba tembloroso de exitacion pero luego me decidí y empecé a meterle uno de mis dedos por ese tibio y estrecho esfínter, la niña pego un gritito
No papi me duele, ahí entendí que aun era muy pequeña para que yo la penetrara con mi gorda y larga verga, podría lastimarla, mi niña estaba como desmayada con sus ojitos cerrados respirando con dificultad y su cuerpo aun tembloroso por la gran exitacion del momento, me acosté a su lado
Cuando se recupero me abrazo,
Papi!!! me gusto mucho lo que me hiciste, me sentí muy rara, te quiero mucho ¡!!!!, luego noto que mi verga estaba tieza y la cabeza bañada de precun, papi quieres que te la chupe, se incorporo, bajo en tre mis piernas y nuevamente me dio una fenomenal mamada, yo agarraando su cabeza disfrute al máximo, no tarde en tener una fuerte eyaculación, que Silvita se encargo de tragar, siguió mamando hasta sentir que mi verga se ponía flácida, yo me estremecia ysentia un gran amor por mi pequeña y un deseo inmenso de poseerla, pero debía esperar a que mi niña creciera un poco mas,
Silvia se recostó a mi lado y asi nos quedamos dormidos
Continuara
Por favor no demores la segunda parte. Hermoso relato