Mi dulce Virgen María.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No podía creer que tuviera a esa increíble y deliciosa nanita de trece años en mi cama. Las cosas habían pasado muy rápido, unas cuantas conversaciones con su madre, una cena, algunos favores y de pronto éramos grandes amigos. Fernanda, su madre, era una mujer de muy buen ver, muy joven, un poco más que yo, 30 años. Era muy noviera y se vestía de forma muy atrevida, de haber querido ya habría estado en mi cama, pero toda mi atención se centraba en su hija. Esa dulce nena de cabello castaño claro y pechos nacientes que ahora duerme profundamente en mi cama, y de la misma forma respira. Sus piernas largas blanca son increíbles, largas, preciosas, bien torneadas, puedo ver sus calzones.
Esta es la segunda vez que me la encarga, hace media hora me habló para saber si había problema en que llegara da madrugada por ella; había prometido estar en casa a las once de la noche. Le dije que no se preocupara, y que si quería pasara por ella en la mañana; pude oír su suspiro de alivio, a estas horas debe estar con las piernas abiertas y algún tipo arriba de ella. Por eso me cae bien, es como es, le gusta coger, y no se deja guiar por esa estúpida moral; es una mujer de verdad.
Pero regresemos con María, su hija, la dulce virgen que duerme acostada en la cama donde me he masturbado pensando en ella. Me quedé enamorado desde la primera vez que la vi, y cómo no iba a ser así, si llegaron en plena época de calor y ella venía vestida con un increíblemente pequeño short de mezclilla muy ajustado y una ombliguera, el pelo en dos trenzas, era como si su mamá la quisiera vestir de lolita adrede. Fernanda venía con un corto y delgado vestido blanco con flores, muy escotado, que presionaba la mitad de sus ricas tetas y las hacía verse más deseables. No lo niego, esa noche me masturbé pensando en un trió con esas dos hermosas mujeres, en el clímax de mi fantasía lujuriosa Fernanda lamía el ano virgen de su hija para que yo se lo abriera, luego esa hermosa niña de ojos aceituna, nariz respingada y boquita de muñeca, lamía mi semen del ano de su mamá donde me había venido. Todas las demás mujeres salieron de mi mente, todas mis masturbadas eran pensando en ellas dos, más en María, claro.
Para mi suerte Fernanda siempre estaba necesitando algo, desde la clásica taza de azúcar, hasta un taladro, ayuda para mover un mueble, usar el teléfono para una llamada larga, todo tipo de cosas hasta las más confianzudas como bañarse en mi casa porque no tenía gas, y claro que María también lo hacía. Esa niña tienen algo especial, demasiada gracia, es muy coqueta, aún con sus trece añitos recién cumplidos no puede uno evitar pensar en sexo al verla, es su aroma. Es juguetona y confianzuda al igual que su mamá. En su casa y en la mía siempre andan ligeras de ropas. Su casa es un desorden total, gracias a lo cual he podido ir robando algo de ropa intima de María, y unos calzones de su mamá.
Justo el lunes me estuve masturbando viendo las fotos de mi adorada Sandra teen model o Sandra Orlow, -Si no la conocen búsquenla, es un amor.- ahora tengo una nenita que no le pide nada en mi propia cama. Entro a la recamara, se que está agotada, porque estuve jugando toda la tarde con ella, incluso a las luchas, tenía la verga durísima, y le di tremenda manoseada. Comimos pizza y le di a probar una bebida que se llama Alfonzo XIII que es muy dulce y le encantó, le dije que se la tomara lentamente hasta que vi que se mareo, se puso borracha, no mucho, es normal que su mamá que es tomadora la deje probar de sus bebidas, por eso confió en que no despierte. ¿Hasta dónde llegaré? No sé, eso depende del momento.
Entro a la recamara de nuevo y mi virgen María se ha movido un poco en la cama, ahora me enseña las nalgas, está del lado, debe tener frio, pero no pienso taparla, mejor prendo el calentador y cierro la puerta. Ya toda la casa está cerrada con llave por si se le ocurre llegar a su mamita, ojala y llegara ebria como otras veces. ¿Qué hacer primero? Ya sé, me desnudo, me desnudo hasta los calzones, dobló mi ropa y dejó un pants una playera, para vestirme rapidísimo si noto que va a despertar. Está mucho mejor, más cómodo. Me subo a la cama con mi adorada, esta preciosa, no sé qué hacer primero. Pongo mi mano en su pantorrilla, muy suavemente y poco a poco comienzo a poner presión; no se mueve, así que me animo, mi verga está bien parada así que la sacó del calzón, la libero. Empiezo a acariciar sus piernas, hermosas, la piel suave, dulce se siente increíble. Ella no se mueve, mi mano entra en su falda; casi me vengo cuando mi piel topa con la tela de sus bragas. Levantó la falda un poco, son azules, de un inocente y precioso azul cielo, eso ya lo sabía, pero de cerca los detalles son hermosos, todo es poético en esa niña, me vuelve loco, mi verga está tiesa y siento un placer desconocido en los huevos. Me agachó y le pongo la nariz en las nalgas, entre las piernas, huelo su vagina, es deliciosa; le pongo los labios en las nalgas y la beso. No lo puedo evitar, me masturbo mientras la contemplo, con mucho cuidado, cuando siento que viene el placer me detengo…me arriesgo demasiado, hasta el límite de la eyaculación, soy un maestro. Le desabrochó la falda, estoy fuera de control, ya no mido el peligro. Le saco la falda lentamente, su coñito esta frente a mí, debajo de esa delgadísima tela, que se mete en su vagina; la besó también. Tocó sus calzones justo sobre su raja con la punta de mi verga, le dejó una gorda gota de líquido transparente sobre ella.
Comienzo a desabotonar su blusa, de arriba hacia abajo, mi corazón es como un tambor y mi respiración es fuerte, intensa. No puedo creer lo que veo, un tierno y a la vez increíblemente sensual corpiño que cubre sus pequeños senos juveniles. Tiene un abdomen hermoso, su pancita se marca preciosa, como una bolita, suave y bien torneada. Su cabello huele a una flor delicada que no identifico. Lentamente le recorro el corpiño y veo sus tetas, como mitades de naranjas, creo que va a ser tetona como su madre, se parece mucho a ella; Fernanda debió ser una hermosa lolita. Me comienzo a masturbar, tomo mi verga y me la jalo mientras contemplo esa belleza en mi cama. Sus pechos se levantas y descienden rítmicamente. Tengo la dicha de poder pasar mi mano por sus tetitas, pos su vagina, hundirle la braguitas hasta que su raja se le marca de lo lindo. No resisto, le paso el pene por su cara, estoy muy mojado. Se lo pongo en la frente y luego en los ojos, lo corro lentamente por sus mejillas, por su nariz, y luego le pongo la punta en la boca, para dejar mi líquido pre seminal en sus labios. Ella se mueve, casi me da un infarto del susto. Es muy peligroso lo que hago, pero lo cierto es que estaba algo tomada, podría decir borracha cuando se quedo dormida, además de exhausta. La muevo un par de veces y no reacciona, la sacudo y después de unos fuertes jaloneos, sólo suspira y balbucea algo.
Mi erección está de regreso. Le pongo la verga en los labios entre abiertos, y como muchas veces he leído, le tapo un poco la nariz. Aunque abre la boca, mi verga le entra con dificultad, y no completamente, pero el glande está completamente adentro. Ella no empieza a mamar de inmediato, por reflejo, como dicen los relatos, que fraude, Me quedo ahí, con la verga dentro de su boca, no pasa nada, aún así, siento que me vengo de la emoción. ¡Mi verga en la boca de una hermosa niña de trece años recién cumplidos! El pene me late como si fuera el corazón, al poco rato empiezo a sentir su humedad, es muy cálida, maravillosa. Siento como mi líquido me escurre dentro de su boquita. Me muevo lentamente, es difícil, pero vale la pena, siento por fin como si me la mamara, siento me que me corro en su boca. ¿Se lo tragará? Pero me emociono tanto que se la meto demasiado. Ella tose y se mueve, por unos horribles segundo parece que despierta, pero no. Yo hago un tremendo esfuerzo por no eyacular, me quedo tieso, siento que la verga me palpita como un dedo después de un machucón; logró controlarme. Ella está otra vez tranquila y hermosa.
Ahora me concentro en su hermosa vagina, me recuesto en la cama, pasó mis dedos una y otra vez por sus bragas; meto mi mano en sus braguitas…¡Que hermoso, increíble, un momento para recordar toda la vida! Esta tan caliente y tan suave, tiene unos principios de vello ya. No resisto, tomo sus bragas y se las bajo lentamente. La hermosa visión de la zona de su vagina, con esos maravillosos pelitos castaños, casi rubios, son muy pocos, el inició de su raja me obliga a separar más sus piernas; es rosada. Me muevo, me pongo entre sus piernas. El aroma es embriagante, todo el cuerpo me tiembla, me acerco lentamente y le beso la raja. Me vuelvo loco y comienzo a lamer esa rica vaginita, a comérmela, sin abrirla del todo. Ella hace ruiditos con la boca que me excitan mucho. Logro abrir algo su virginidad, mi lengua siente sus labios, está húmeda, caliente. Le flexiono las rodillas y le abro aun más las piernas. Le separo las nalgas y le pongo mi lengua en su ano rosado, lleno de hermosos pliegues. Su aroma me excita, le paso y le repaso la lengua, ella se mueve, reacciona, pero no despierta; gime y mueve un poco la cintura. ¿Qué soñara? Se nota que su sensación es placentera.
Me arrodillo entre sus piernas y pongo – Sí que maravilla, es increíble.- mi verga justo sobre su raja, estoy loco, es irresistibles, ella tiene trece años, yo 33 y veo como su vagina se abre un poco ante mi glande empapado. Sé que no la violare, algo me dice que esa niña podrá ser mía estando despierta y deseándolo. Luego presiono mi verga en su ano, ya no resisto mucho, hago presión, siento como cede su ano. Ella se queja, es un gemido ronco de dolor, no muy fuerte, tal vez sólo incomodidad, no llegue a abrirla. Ya no resisto, pongo mi verga recargada en su cuerpo, y me acuesto como haciendo una lagartija sobre ella, y me froto, me froto de una forma increíble; siento como los huevos tocan su piel, estoy a mil, es el sentimiento más intenso del mundo, es un orgasmo fuera de proporción, gimo, grito. Exploto, exploto sobre ella, la embarro, levanto la verga y me chorreo e sus pechos, es su panza, es una venida enorme, claro, no podía ser de otra forma. Los chorros salen y salen, muy duro, más de los tres que siempre eyaculo antes de que sólo salga líquido sin fuerza, fueron como seis, el ultimo logro que le caiga en la cara. El placer fue muy largo, maravilloso; estoy empapado en sudor. La beso en los labios, le meto la lengua en la boca. Se ve tan hermosa embarrada con mi leche; le escurre por la vagina y hasta el ano, es hermosa, toda inocencia, con el calzón a media pierna, con los zapatos puestos. Me recuesto a su lado, se que no pasaran no quince minutos antes de que mi verga ya este dura de nuevo. Por el momento siento un poco de cargo de conciencia, pero se ve tan bella, que esa sensación muere rápidamente. Me limpio la verga en su pierna. Casi estoy listo para iniciar de nuevo.
Con el dedo tomo semen de su panza y se lo meto a la boca. Sé que es estúpido, que ella no sabe que lo está tomando, que es algo idiota, pero me excita mucho saber que mi semen está en ella, así recojo el semen con mi dedo, de su vagina, de su pecho, de su cuello y lo llevó a su boquita, que lentamente lo absorbe. También recojo el de su ano, para eso ya estoy loco de calentura de nuevo, mi verga está paradísima. Le limpio el ano con un trapo y se lo lamo de nuevo, y de nuevo reacciona, pero esta vez no aguanto, y le meto el meñique en su culo empapado. Le duele un poco, ha de sentir que se caga, me chupo el dedo cada vez que se lo saco, me encanta, casi se lo meto todo. Le froto la verga, es increíble. Tengo a una lolita de verdad a mi disposición. Pronto será mía y cuando eso pase, no estará dormida. La volteo, tardo mucho en eso, por miedo, aunque no creo que despierte. Le froto la verga en las nalgas, me como su culo, le lamo la espalda, le chupo las piernas. Pronto me aburro y la regreso a su posición. Le meto de nuevo la verga en la boca, eso ya se siente como una mamada en regla, me siento en su cara, con las piernas muy abiertas, sus labios me rozan las pelotas, trato de ponerle el ano en la cara, pero es difícil, siento que su nariz me lo rosa, es delicioso.
Luego le escupo muchas veces entre las piernas, sobre la vagina, le lamo las ingles, le escupo una y otra vez, cuando está bien mojada, le doblo las piernas y se las junto, le meto la verga entre ellas y me la empiezo a coger, es increíble, mejor que muchas cogidas reales que he tenido, es maravilloso, sus piernas hacen mucha presión. Pronto estoy a punto de venirme, la suelto y esta vez me chorreo en su carita de ángel, la dejo completamente chorreada, por toda la cara. No puedo creer que me haya venido igual que la primera vez, está hecha un desastre, y a la vez una obra de arte, el semen le escurre por los labios hacia la boca, le cuelga de la nariz, la frente, los ojos y el cabello. Le chupo las tetas, le lamo las axilas. Luego me siento con las piernas abiertas, le chupo los dedos, le escupo la mano, y me froto el ano con sus deditos… ¡Increíble!
Ha pasado una hora y veinte minutos desde que esta acostada, mi semen se seca sobre su cara, está de lado, embarro algo en el cojín, pero la mayoría se le seca en la carita. Yo me Salí por un trago, me limpie, me lave. Sé que me puedo venir de nuevo, es de madrugada. Ya no me atrevo a tanto, no sé si despertara ahora, lleva casi cinco horas dormida. Pero es tan hermosa que no resisto. Me escupo la verga y le escupo la mano y me la jalo con su manita, con la verga frente a su cara ladeada, mientras le acaricio el cuerpo. No se si sea algo psicológico, la emoción de lo prohibido, pero aunque el movimiento es más torpe, aunque me la jalo con más precisión, por decir algo, yo sólo, ahora siento algo maravilloso, que me lleva al cielo, que me hace gemir y sudar. La manita de María me jala mi verga bien parada, mientras mis manos acarician sus nalgas. Yo estoy arrodillado frente a su cara, quiero explotar frente a su boquita entre abierta, tengo el glande rosándole los labios, húmedo, dejando su boquita como si trajera brillo. Mi tercer orgasmo es genial, de la mano de mi niña María de mi virgencita hermosa. Doy en el blanco mi leche, ahora sí un poco menos, se le estrella en los labios, no mucha entra en su boca, me la jalo, apretando mucho mi verga con su mano, hasta que la ultima astilla de placer se muere en mis testículos, me paso su mano por ellos, y le beso la frente.
Ya estoy excitado mientras la limpio, mi verga esta parada, pero la verdad es que ya me arde y casi estoy dormido. Esto es lo que hago, le limpio el semen de todo el cuerpo con una toalla mojada con agua tibia. Ya le acomodé el corpiño, pero su calzón tiene mucho semen ya seco, que hace una mancha como amarillo y blanco, lo lavo en el baño, sin mojarlo todo, lo exprimo con una toalla y lo seco en el microondas, se seca casi de inmediato, aún así lo seco junto a una lámpara unos minutos para que se caliente. Llevo unas cobijas al sofá de la cala y las revuelvo. Dejó su falda sus zapatos y su blusa regados junto al sofá. Al final, mientras le beso las piernas le subo sus calzoncitos. Levanto las cobijas y la recuesto bien en la cama, la arropo, luego me desnudo y me meto en la cama con ella, pero sin tocarla, yo en mi orilla y ella en la suya. Es muy arriesgado, pero me siento tranquilo, sé que funcionara.
Duermo muy poco, me despierto a las seis de la mañana, muy caliente, súper cachondo, la recamara se mantiene caliente aún apague el calentador a las tres de la mañana. Prendo mi lámpara de buró, bajó un poco las cobijas, se que ya no puedo tocar a María, de su pequeña borrachera no queda nada, ni una cruda, lleva más de ocho oras dormida. Me comienzo a masturbar viendo sus nalgas, me acerco a ella y me la jalo, me vengo rápido apropósito le embarro semen en la espalda, y en el colchón. No la puedo limpiar, ella se mueve, como si fuera despertar, no lo hace, pero se recuesta en mi venida, casi tocándome, me para y me pongo el calzón. Noto algo que me espanta. Sus zapatos están junto a la cama, ese significa que mientras yo dormía ella se levantó a algo. Me acuesto, y me quedo pensando, en unos segundos llego a la conclusión de que eso es bueno para mí, si se levanto, tal vez al baño uso el de visitas, como siempre, no el de mi recamara, se puso los zapatos para no pisar el suelo frio en la sala, mi recamara tiene alfombra, luego regresó con migo, eso implica que no tiene idea de nada. Se despierta casi a las siete. Yo me finjo dormido, de lado, la veo borrosa por mis ojos entre abiertos, se queda inmóvil, mirando el techo, me preocupa el semen embarrado en ella. El sol ya entra por un resquicio de las cortinas, se puede ver bien. Se levanta un poco en la cama, se le ve el corpiño. Finjo que despierto y empieza mi plan.
– María, ¿a qué hora te viniste para acá?- Dijo como si me sobresaltara.
– No, sé. ¿me dormí en la sala?- Dice bostezando.- En la noche me levante a tomar agua y al baño, sentía la boca muy seca.
– Por el alcohol. No le días a tu mamá que te di.
– No se enoja.- Dice sonriendo.
Ya tengo la verga parada de nuevo, ella esta como si nada, mostrándome su corpiño como si fuera lo más normal del mundo. Se ve radiante. Yo me acaricio la vega bajo la cobija.
– ¿Por qué no te fuiste a la recamara de visitas?
– No sé, no me acuerdo ni cuando me dormí, ni cuando me desvestí. Pero dormí muy rico en esta cama, está durita.
– Sí, así me gusta.
– No llego mi mamá.
– Me llamo me dijo que llegaría de madrugada, y le dije que si quería pasara por ti en la mañana.
– Debe de estar borracha, si es que llegó, mejor me voy, no creo que se levanta hasta la tarde.
– Si quieres báñate y vamos a desayunar algo.
– ¿Aquí?
– Sí, si quieres usa mi baño en vez del otro.
– Bueno.
Ella duda antes de levantarse, se da cuenta de que está en topa interior, se tapa un poco el pecho con la sábana, se ruboriza y se ve divina, está llena de inocencia, pero a la vez está en camino de ser una mujer, una adolescente, ya no es una niña que cualquiera puede mirar en calzones, pero aún no se siente segura de cómo comportarse.
– Ándale apúrale, ahorita te paso tu ropa.
Se levanta y corre al baño en ropa interior, creo que eso es más excitante que todo lo anterior, porque está consciente, se mostró ante mí en calzones por su voluntad. Escucho la regadera y me recuesto, me jalo la verga pero sin llegar a venirme, feliz, relajado, ya sé que mis actos no tuvieron consecuencias, esa niña aun tiene mi semen en el estomago, y si embargo está feliz de estar en mi casa, se le ve. Cuando sale del baño, tapada con la toalla, su ropa está en la cama, pero su blusa está manchada de algún líquido y su falda tiene tierra de cuando salimos a caminar y se puso a cortar flores. Mis ojos se abren de par en par, sale envuelta en la toalla con el cabello mojado, Me sonríe, feliz, tal vez por el agua caliente.
– Esa ropa está muy sucia. ¿Quieres que te traiga ropa de tu casa?
– Por favor.
– ¿Traes llave?
– Sí, está en mi mochila.
Me levanto de la cama, en calzones, es un bikini blanco, muy ajustado, se me salen los pelos por las orillas, se nota mi verga grande y durísima, ella me mira fijamente y yo me finjo distraído. Me acercó a ella para sacar de mi closet un pants y una playera. Ella es una niña delgada, preciosa y yo un hombre grande y fuerte, mido 1.86mts y estoy parado frente a ella en calzones, con la verga dura y transparentándose. Ella se cohíbe un poco, me visto rápido, no quiero presionar.
El departamento de ella estén la parte trasera del edificio, se puede decir que son dos edificios, uno detrás del otro, conectados por unas escaleras. Viven en los cuartos de arriba, donde hay cuatro departamentos de una recamara, ellas pagan renta, no son dueñas. El ambiente en su departamento es oscuro y viciado, como de encierro. En la recamara, Fernanda esta tirada en la cama, vestida, completamente borracha, apesta a alcohol y cigarro, sobre todo lo segundo. No debe de tener mucho que llego, por muy temprano las cinco de la mañana. Lleva pantalones, lastima, le acaricio un poco las nalgas, le toco el escote y siento sus tetas frías, le aviento una cobija encima y le quito los zapatos. Tomo la ropa de María, un vestido muy bonito, blanco y amarillo, ligero, la mañana es soleada, tomo unos calzones y un corpiño, tal vez ella no espera eso, unos zapatos, que parecen tenis, un suéter, quiero que se vea como niña, calcetas. A parte tomo para mi unas bragas suyas y unas de su mamá que están en el cesto de la ropa sucia, que tienen bastante, lavan una vez a la semana; tomo un brasiere de su mamá. Si llevara falda, le quitaría las bragas y le pondría otras para ver si lo notaba. Lástima. Le doy la ropa a María, le digo que su mamá está en casa y le contesto que sí, que está borracha. Me meto a bañar, salgo con los calzones mojados. Me desilusiono, ella ya no está en la recamara. Me visto y salgo, ella está viendo la tele, recogió y doblo las cobijas y limpio el desorden de la sala. Que niña tan maravillosa; nos vamos a desayunar y soy feliz todo el día con mi linda virgencita, vamos a todos lados como si fuera mi hija, la llevo al centro comercial, caminamos y nos empezamos a acercar el uno al otro.
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