Mi Education Sexual y como me convertí en maestro a poca edad – El aprendiz se vuelve maestro – Mi primera alumna
Este es un relato ficticio de como un niño de 6 años es introducido a el sexo y los placeres entre niños. Es otra lección que convierte al protagonista en el maestro sexual de varios nenes y nenas de edades entre los 5 y 13 años..
Semanas pasaban y yo seguía aprendiendo el arte del sexo bajo el mando de mis dos amigos Hugo de 14 años y Edil de 10 años. Este aprendizaje despertó mis sentimientos y quise tener me primer alumno. En esa época aunque Edil y Hugo me cogian, a mi me atraían mas las niñitas. Fueron años después en mi vida con mi primo Sergio cuando me sentía mas cómodo con niñitos al igual de la manera que sentía mi maestro Edil conmigo.
En el tiempo de este relato yo ya había cumplido mis 7 años. Un día de esos jugando en el mercado me encontré una nenita bien linda que se veía de mi edad. Se llamaba Monica. Me acerque a conocerla y empezamos a jugar juegos de niños.
Los siguientes días nos juntábamos a seguir nuestros juegos inocentes. Pero un día de esos la mire de otra manera. Pensé que la podría convencer a jugar los juegos que me enseñaron Hugo y Edil. Con ese pensamiento empece a planear mi ataque. En mi plan decidí de llevarla a la azotea del mercado y demostrarle que soy muy travieso.
Dias después puse a correr mi plan. El día empezó con la misma naturaleza de nuestros juegos en los días anteriores. A nosotros nos gustaba jugar juntos. Cuando ya habíamos jugando bastante le comente a Monica que me estaba cansando y si quería que hiciéramos algo diferente. Ella me pregunto, “Que podemos hacer?” Yo le dije, “Podemos ir a la azotea para descansar y relajarnos.»
A ella le gusto bastante mi sugerencia pero no sabia como podíamos subir a la azotea. Yo le enseñe mi pasaje secreto.
En la azotea yo le enseñe las vistas y lugares secretos. Uno de esos lugares estaba apartado de la salida y tenia un techito que dejaba una esquina un poco obscura y un poco escondida. Le dije que nos sentaramos ahi para que no nos de el sol. Platicamos por minutos pero decidimos irnos porque ya era hora de la comida. Nos quedamos en reunirnos des pues de la comida en el mismos lugar.
Como a las 5 de la tarde fui por Monica a la tienda de sus abuelos. Nos fuimos a la azotea a el mismo lugar.
Ya en el escondite le dije que se sentara en medio de mis piernas. Ella accedió y puso sus pompis encima de mi pitito. Esta parte de mi plan la aprendi de Hugo y Edil en una de nuestras primeras aventuras.
Con Monica cerca de mi la empece a acariciar empezando por su rodilla. También esto me había enseñado mi maestro Edil . Seguí subiendo mi mano hasta llegar a su conchita. Durante todo ese tiempo los dos no dijimos ninguna palabra estábamos enfocados en el momento.
Deje mi mano arriba de su conchita por unos minutos. Luego seguí subiendo mi mano hasta alcanzar el resorte de sus pantaletas. Poco a poco le empece a introducir la mano adentro de sus calzoncillos hasta que toque su panochita hinchada. Seguí bajando mi mano hasta el fondo y le empece a frotar sus labios vaginales. Deje mi mano adentro de sus calzones por lo que parecía una eternidad pero solo eran unos minutos. Yo esta super emocionado haber tocado mi primera panochita sin la ayuda de Edil. No quería parar pero sabia que sus papas y los míos nos buscarían. Edil me había enseñado como esconder nuestras aventuras para que nadie sospechara y seguía yo su consejo. Le saque mi mano y le dije que nos tendríamos que ir. Ella no quería pero le dije, “cuando tu quieras podemos regresar” Nos separamos y nos fuimos a nuestros negocios.
Monica y yo repetimos lo mismo por unos días. Ella y yo nos juntábamos en el mismo escondite y yo le exploraba su panochita.
En uno de esos días me sentí mas cómodo y le baje los calzoncillos. Ella no se resistió. Esa fue la segunda vez en ver la vagina de una niña excepto las de mi hermana y mis primas cuando nos bañábamos juntos. La panochita de Monica estaba super bonita. Nos quedamos así por unos minutos conmigo acariciando sus labios vaginales.
Las semana siguientes Monica y yo nos juntábamos en nuestro escondite todo los días. Ella siempre estaba dispuesta. Seguimos la misma rutina de bajarle los calzoncillos y acariciale su panochita.
Cuando la siguiente semana empezó, me junte con Monica como los últimos días. Pero esta vez presentía que Monica quería decir algo. Después que le baje sus calzoncillos le pregunte si estaba bien. Ya me había preocupado y no quería que me delatara si no le gustaba lo que hacíamos. Pero mis pensamientos estaban erróneos Ella dijo “todo esta bien… pero” No termino lo que quería decir y se quedo en silencio por varios segundos. A mi esos segundos se sintieron como una eternidad. Mis pensamientos regresaron a la posibilidad de que a ella no le gustaba lo que hacíamos en la azotea o que alguien le dijo que niños no deberían hacer cosas así. Pero entonces ella agarro valentía y me pregunto “te puedo, te puedo… ver?” Al principio cuando escuche sus palabras estaba un poquito confuso. Pero reaccione y entendí lo que quería. Ella quería ver mi vergita y no quería ser la única persona en enseñar sus partes privadas.
Yo accedí a su propuesta y le dije que se sentara a mi lado. Con Monica a mi lado con su panochita al aire libre yo me desabroche mi pantalón y me lo baje. Con mi cintura solo cubierta por mis trusas blancas de niñito Monica se me quedo viendo. Me baje el pantalón hasta las rodillas y hice lo mismo con mis calzones segundos después.
Con mi penecito al aire libre Monica no dejo de admirarlo. Yo no tenia ninguna vergüenza porque ya estaba acostumbrado a estar desnudo enfrente de otros niños como Edil, Hugo y mis primos. Al parecer también ella no tenia vergüenza, quizás también a ella alguien le había enseñado algo de esto.
Con un poquito mas de valor ella toco my pitito y yo resumí mis caricias a su panochita. Nos quedamos así por various minutos hasta que decidimos juntos que tendríamos que volver a el mercado para que nadie sospechara. Nos vestimos y nos bajamos de la azotea.
Monica y yo repetimos estos momentos varias veces esa semana. Nos gustaba manosearnos.
La siguiente semana Monica y yo queríamos repetir nuestras aventuras sexuales de niños. Pero para nuestra mala fortuna alguien le había puesto candado a la puerta que salía a la azotea. Los dos estábamos sorprendidos y desilusionados porque no podíamos ir a nuestro escondite. Pero no deje que esto nos detenga de nuestras aventuras y le dije “hay que quedarnos aquí en el ultimo escalón nadie se dará cuenta porque nadie anda por aquí y esta apartado de los apartamentos en el segundo piso.” Ella reviso la escena. El ultimo escalón era ancho y podríamos tener suficiente espacio sin que nos incomode. También esta parte de las escaleras tenia una luz que solo se podría prender del primer piso y siempre la mantenían apagada durante el día causando un poco de obscuridad y escondite para nosotros.
Al ver la oportunidad Monica accedió. La única manera que alguien nos encontraría fuera si alguien escalara las escaleras para la azotea y la azotea por la mayoría del tiempo estaba baldía. Casi nadie se subia.
Monica y yo nos sentamos y cada uno nos bajamos la ropa de la cintura para abajo. Con nuestros aparatos sexuales expuestos hicimos nuestra aventura y al estar contentos nos vestimos y regresamos al mercado con el plan de regresar al mismo lugar el día siguiente.
El di siguiente, yo quería tratar algo mas con Monica. Meses antes mi maestro Edil me enseño como mamar la panochita de una niña de 8 años. Ese día Monica y yo subimos la escalera hasta llegar a la puerta para la azotea. La puerta seguía cerrada por un candado. Esto no nos impidió sentarnos en el ultimo piso y empezar nuestra momento sexual. Como siempre nos bajamos nuestra prendas de la cintura y nos tocamos mutuamente. Esta vez después de unos minutos me encontré valor a preguntarle a Monica si le gustaría hacer algo diferente. Ella accedió. Como yo sabia que a ella le gustaba nuestros encuentros no perdí el momento y procedí a bajar mi cara acercándome a su vaginita. Acercándome mas saque la lengua y la choque con su rajita. Cuando mi lengua toco su manjar se me vino su olor de niñita virgen. El olor me quedo intoxicado y hasta este día ese olor es y sigue siendo uno de mis favoritos después de la primera niña que Edil me enseño a lamer y mis primas. Le seguí lamiendo su panochita a Monica por varios
minutos hasta que sentí que era hora de regresar al mercado.
En nuestro siguiente encuentro nos paso algo que me causa mucha angustia. Para ese entonces Monica y yo ya estábamos adictos a nuestras aventuras sexuales al igual que yo estaba adicto a las aventuras sexuales de Edil y Hugo conmigo. El poder estar cerca de Monica tocando su virginidad causo que los dos nos intoxicaríamos y empezáramos nuestro encuentro sin ponerle atención a nada. No nos tomamos el tiempo de revisar la puerta a la azotea que estaba sin candado ese día. Este fue nuestro grande error. Con nuestra agitación empezamos nuestros actos habituales y seguimos hasta que yo tenia mi boca besando y lamiendo su panochita. Yo estaba super contento tener a su virginidad cerca de mi cara algo que me causaba tanta diversión. Los dos estábamos tan entretenidos ella con sus ojos cerrados y yo con mi cara entre sus piernas y no nos dimos cuenta de la puerta que se cerro en el segundo piso y los pasos que se acercaban. De repente escuchamos a alguien toser. Monica abrió sus ojos y yo me voltee sacando mi cara de las faldas de Monica. Los dos vimos a una señora con los brazos enlazados meneando su cabeza de lado a lado. Monica y yo el en pánico nos quedamos congelados. La señora nos pregunto “que hacen a qui niños?» La señora no nos dio tiempo de responder y tampoco ninguno de los dos podíamos formular ninguna respuesta. La señora nos dijo “haber niñita subeste las pantaletas y tu niñito cochino subase los pantalones y váyase a su casa.” Me baje escalón por escalón volteando una vez a ver a Monica y decirle con mi mirada que me sentía muy avergonzado dejarla ahi con esa señora.
Horas después mi mama se entero de lo acontecido, y como cualquier madre latina, me prohibió juntarme con Monica. Luego me entere que la señora que nos descubrió les dijo a los padres de Monica todo lo que vio, A su hija con las panatelas abajo y a mi con la cara en su vagina y mis pantalones abajo. Monica trato de defenderme y decir que no estábamos haciendo nada malo. Pero sus padres no le creyeron. Su mama le dijo a mi mama y es por eso que mi mama me prohibió verla de nuevo. Monica y yo nunca nos pudimos esconder de nuevo para seguir nuestros actos sexuales pero hasta este día siempre recuerdo mi primer alumna de sexo heterosexual Monica.
Orden de Relatos de esta serie:
1. Mi primera lección
2. La Primera Vez Que Me Tocaron y Que Vi a Otros Niños Desnudos
3. Mi maestro Edil me enseña a mamar verga
4. Edil me penetro por primera vez quedándose con mi virginidad
5. Edil me enseña a coger en varias posiciones y me entrega a Hugo por primera vez
6. El aprendiz se vuelve maestro – Mi primera alumna
7. Nuevas lecciones mas atrevidas, Edil me enseña lecciones en zonas publicas
8. Celebrando el cumpleaños de mi Maestro Edil y Nuestra penultima cogida
Un encuentro incognito con mi maestro Edil meses después que nos cacharon en nuestra ultima lección
La primera y ultima vez que me hicieron
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