Mi esposa acepta que me coja a su hermana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta historia es lo más estupendo que me ha sucedido. Soy Alberto de 33 años, casado con Cinthya de 32. Mi esposa tiene una hermana, Elisa de 34 años, quien hace poco menos de un año se divorció debido a que su esposo la golpeaba y además era infiel. Yo soy Licenciado en Leyes y Elisa fue mi cliente en el trámite del divorcio. Durante el proceso y como su entonces marido la acosaba, decidimos con mi esposa darle cabida en la casa a Elisa.
Una de las características de la familia de mi esposa, es que casi todas las mujeres son muy hermosas, como que es un don que tiene esa familia, mi esposa es realmente hermosa, lindo cuerpo, senos y trasero, y su hermana Elisa, mayor que ella, no se queda atrás, es un poco más pequeña de estatura que mi esposa, pero andara en 1.70 mt, cabello casi rubio, piel blanca, ojos celestes, lindas tetas medianas, cinturita de modelo y un lindo trasero con nalgas en forma de corazón.
Durante la estancia de mi cuñada en nuestra casa, la tuvimos que consolar bastante, ya que estaba completamente partida por lo que le sucedió. Poco a poco se fue reponiendo moralmente. El proceso de divorcio duró no menos de seis meses y aquí viene lo mejor.
Debo confesar, que soy muy cachondo, y el sexo para mi es crucial en mi vida, mi día no esta completo si no veo mujeres desnudas o teniendo sexo en Internet, y mi vida sexual con Cinthya es muy activa, tenemos tanto sexo oral, como sexo vaginal y anal, nos gusta la fantasía y algunos juguetes. Con el tiempo me fui dando cuenta que Elisa era realmente una linda mujer, muy bien dotada. Y era despierta en el sexo como su hermana, conforme pasaban los días, ella volvió a su vida casi normal y se vestía tan sexy como mi mujer, mi atracción por ella comenzó a nacer y me daba cuenta que yo también le gustaba, pero no podíamos hacer nada porque allí estaba mi esposa, su hermana.
Los únicos momentos que pasabamos solos, era cuando ella llegaba a mi bufete profesional para seguir los trámites del divorcio. Alli solos comenzamos ya a hablar de temas diversos, entre ellos el tema sexual. Yo le decía que era una mujer sumamente hermosa y que podría empezar otra vida, además no tenía hijos y eso facilitaba la cosa. Por su parte Elisa me decía que le costaba empezar nuevamente, y que ojala se consiguiera un hombre como yo, eso me dio espacio para hacerle alguna pequeña insinuación, que poco a poco acabó en una de nuestras reuniones en un rico beso de lenguita, que fue roto por ella, diciendome que no estaba bien que eramos cuñados. Y asi se quedó.
Luego, mi esposa me decía que estaba triste por su hermana Elisa, que ya era tiempo que saliera y conociera más hombres. Lo que yo no sabía, era que mi esposa estaba de acuerdo en que tuviera yo algo con ella. Cierto sabado, mi mujer me dijo que iba a salir con sus amigas y me quería pedir un favor especial, el favor era que sacara a bailar a alguna discoteca a Elisa, la petición me dio sorpresa y no dejó de calentarme la sangre. Yo le dije a mi esposa que con todo gusto le cumplía ese favor. Después de irse mi esposa, Elisa se preparó para salir, cuando la ví, se me caía la saliva de la boca, que mango!!, estaba usando un vestido corto color azul, con un hombro destapado, zapatillas tipo romana, es decir con las agujetas en sus pantorillas, pelo agarrado por atrás, que le hacía lucir su precioso rostro y sus ojos celestes, realmente estaba rica. Esta por demás decir que tuve una gran erección en ese momento.
Le dije dos o tres piropos a Elisa. En el último ella se me acercó y me dió un sorpresivo beso en la boca y me dijo -vamos a divertirnos tu y yo!- eso me puso más rigido mi pene.
En el camino hacia la discosteca, yo iba maquinando que hacer, teníamos tres o cuatro hora lo máximo. Asi que en un acto de valentía, divisé en la carretera un motel de 24 horas (los que sirven para follar exclusivamente), y meti el vehiculo en el lugar, voltee a ver a Elisa y su hermosos ojos aprobaban mi escogencia.
-Quiero aprovechar todo es tiempo que tenemos para estar contigo!- ella se sonrió y termine diciendo.
-Quiero demostrarte y recordarte que eres una mujer preciosa y excitante!-
Entramos al cuarto y en segundos nuestros labios ya estaban unidos, nuestras lenguas se retorcían frenéticamente, ambos tragabamos saliva ajena. Poco a poco la fui llevando hasta la cama, caimos en ella aún besándonos, luego con la boca le fui lamiendo su cuellos, atrás de las orejas, donde le gusta a las mujeres. Ella gemía aprobando todo lo que yo le hacía. Me quité la camisa en un satiamen, seguí besandola en la boca, luego a su cuello, sus preciosos hombros, su piel era tan suave y femenina como la de mi mujer.
Le bajé su vestido y apecieron sus lindas tetas, que parecían más las de una mujer jóven, duras, levantadas y lozanas, las mamé con ímpetu, las chupaba con los labios y me metía sus pezones por turnos entre los labios, Elisa seguía gimiendo repitiendo mi nombre –Alberto, ahhh, Alberto!-, se podía ver que ella la estaba pasando muy bien, una mujer bella como ella y con varios meses sin probar hombre, era un pecado.
Yo me bajé de la cama e hincado sobre el suelo, metí mis manos bajo su vestido y le extraje su tanguita, la cual era transparente, me quedé viendolo y me parecía familiar, era una de las tanguitas de mi esposa. Eso me hizo arder la sangre de pasión.
Me sumergí entre sus piernas, su rajita no tenía ni un solo pelito, primero le lamí cada uno de su pliegues vaginales, para luego quedarme varado en su clítoris el cual lamí como un perrito, Elisa gemía y me decía –Sii, asii, asii Alberto, sii- la mujer estaba mojándose allí en mi boca y yo tomaba todo lo que salía de su rajita depilada, el sabor de sus eyaculaciones eran del mismo sabor del de su hermana, la única diferencia talvez era que Elisa disfrutaba más del sexo oral. La excitación de mi cuñada pasó a ser bestial, me tomaba de la cabeza y me restregaba su sexo contra mi boca, nariz y barbilla, me impregnó todos sus jugos vaginales, yo seguía chupando y comiendome su bollito, con la punta de mi lengua intenté penetrarla y lo hice minimamente, pero suficiente para que ella explotara en un largo orgasmo.
La coloqué ahora de lado acostada con las piernas flexionadas, siempre yo hincado en el suelo, seguí mamándole su rico sexo, solo que ahora mi plan era llegar a su ojito del culo (debo confesarles que me encanta el sexo anal y no sabía en ese momento si ella lo prácticaba); poco a poco fui llegando con la punta de mi lengua a su rico culito, Elisa jaló de mi cabello cuando mi lengua recorrío su esfínter, le hice circulitos a su ano y lo llenaba de saliva, mi cuñadita se volvió nuevamente loca, gimiendo y repitiendo que asi lo quería. Poco a poco su posición fue cambiando de lado a boca abajo, ofreciéndome todo su trasero, yo abrí con mis manos sus dos ricas nalgas y pronto hice mio nuevamente su agujerito, lo lamí de arriba a abajo, en ocasiones llegaba de nuevo a su rajita húmeda, donde me quedaba un rato para chuparle sus juguitos intimos.
Mi cuñadita estaba por correrse de nuevo. –Alberto, por favor métemela!!, te quiero adentro de mi!!- me decía mientras yo le comía su culito, yo ya no pude aguantarme más, asi que me pusé de pie, me quite rapidamente mi pantalón y calzoncillos y allí parado y ella en cuatro a la orilla de la cama, ofreciéndome su rajita colorada y sus ricas nalgas blancas, tomé mi pija y la puse en la entrada de su vagina y se la empuje adentro, Elisa chilló cuando se sintió penetrada, la tomé de sus caderas para ensartarla hasta el fondo, luego la comencé a follar duro, sacando y metiendo mi pija hasta lo más profundo de su bollito. Entramos a un rico ritmo, sus nalgas rebotando en mi vientre y su rajita deborando todo mi tronco. De pronto que mi cuñadita bajó su cabeza a las sabanas en señal de sometimiento, asi que intesifiqué mis bombeos sujetándome y apretándole sus nalgas, la hice de nuevo tener un rico orgasmo.
Luego, saqué mi pija de su rajita, la volteé sobre la cama, ahora boca arriba, me subí encima de ella con sus piernas abiertas y en posición del misionero la volví a penetrar, su vagina estaba completamente mojada, mi pija entró rápidamente hasta el fondo, le busqué los labios y asi penetrándola y dándonos un rico beso húmedo, me moví rapido dentro de ella, yo ya quería llegar y chorrearme, ella gemia y gemía, la cama se estremecía, Elisa intuyó que me falaban pocos segundos para explotar y me dijo al oído que quería que yo terminase en su boca, asi que sin perder tiempo, se la saqué y me subí a su cara, ella metió en su boca mi pija y con dos chupones comencé a emitir un alarido cuando mi polla empezó a eructar chorros de esperma caliente, ella al ver que la cantidad era demasiada la sacó de su boca y el resto cayó en su cara y su cuello.
Estuvimos unos ratos allí acostados, cansados, satisfechos. La abracé, ella me abrazó, nos dimos un suculento beso en la boca. Habia estado genial!!. Pero yo estaba lejos pensando que allí terminaría todo. Elisa poco a poco me fue besando el torso, mis tetillas, mi vientre y luego se apoderó de mi pija, que en ese momento estaba casi flácida, entre caricias, besos y lamidas, la comenzó a poner dura de nuevo, mi cuñadita me estaba dando una rica sesión de sexo oral, me lamía y me chupaba también los huevos y en me hizo algo que nadie había hecho, me chupó el culo, me volvió loco con esta mamada en mi agujero, pero increíblemente mi pija se erectó como si fuera la primera vez en la noche, estaba durisima. Al ver eso, Elisa se subió sobre mi y empezó a cabalgarme la verga, con movimientos de su trasero me estaba exprimiendo la pija, era un goce sensacional, yo la abracé y me puse mamarle sus tetas y pezones. Los dos empezamos a gemir de lo lindo.
Cuando nos cansamos de follar en esa posición, le expresé mi deseo de cogerla por el culo, ella me sonrió y me pidió que lo hiciera despacio y suave. Ella se puso de ladito y levantó su piernita, me coloqué por detrás también de lado y puse la cabeza de mi pija en su entradita del ano, la comencé a empujar y su recto me fue recibiendo lentamente, entre gemidos de ambos. A los pocos minutos, le tenía metido todo el tronco y nuevamente comenzamos otro ritmo divino, yo metiendo mi pija en su culito y ella gozando como loca. Luego, el rimo se aceleró y terminé por correrme en su recto, le eché otro chorro de esperma caliente ahora en su culito. Ambos estabamos fatigados de tanto coger.
Llegamos a la casa, yo tenía un sentimiento de culpa, era la primera vez que follaba después de casado con una mujer que no fuera mi esposa. Sin embargo, mi esposa actuó con naturalidad al igual que Elisa. En la cama mi esposa me preguntó como nos había ido, yo le dije que bien, que habíamos bailado mucho y que luego nos regresamos a casa, lo cual era mentira.
Esa fue la primera vez, luego hubo muchas más, yo me seguí cogiendo a mi cuñadita, inclusive lo hacíamos en la casa cuando mi esposa salía. O bien me la llevaba al mismo motel cuando ella me visitaba en el bufete. Lo más grandioso del relato es que cierta vez que terminamos de follar con Elisa, le comenté que me sentía a veces mál de engañar a mi esposa y ella me respondió con voz seria, -Y quien te dijo que ella no sabe lo nuestro!- eso fue lo mejor, o sea que mi esposa consentía mi relación con su hermana mayor. Desde ese día les hago el amor con mucha más pasión. Ahora quisiera proponerles que hagamos un trio, pero aún no les he dicho.
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