MI ESPOSA Y EL ESPOSO DE SU SOBRINA
Esta historia inicia un viernes que nos encontrábamos en el aeropuerto despidiendo unos amigos, cuando nos encontramos con Kike, él es el esposo de una sobrina de mi esposa se llama Enrique, pero le dicen Kike, es médico especializado en cirugía estética, con muy buena relacion con las mujeres.
Esta historia inicia un viernes que nos encontrábamos en el aeropuerto despidiendo unos amigos, cuando nos encontramos con Kike, él es el esposo de una sobrina de mi esposa se llama Enrique, pero le dicen Kike, es médico especializado en cirugía estética, por lo que conozco, gracias a su simpatía con las mujeres, a quienes principalmente presta sus servicios, dicen que es un picaflor, pero se cuida mucho porque jamás he sabido de una queja de la sobrina de mi esposa.
Ese día como él quedaba solo, mi esposa le pregunto qué haría más tarde y el muy astuto le respondió… me iré a mi departamento a ver televisión, enseguida mi esposa le dijo… no seas aburrido mejor te invitamos a nuestro departamento a conversar y compartir unas copas, y ella no tuvo que insistirle demasiado porque él acepto pronto.
Cuando llegamos a nuestro departamento nos instalamos en la sala, mi esposa y yo nos acomodamos en un sofá esquinero de varios puestos y Kike se sentó en el sofá del frente. Antes de iniciar nuestra reunión traje una botella de vino y tres copas, las serví y las distribuí a cada uno. Comenzamos a hablar, como siempre mi esposa le hacía preguntas sobre su trabajo como médico y yo escuchaba. En estos primeros momentos note que mi esposa como usa faldas muy cortas estando frente a Kike le dejaba ver bastante de sus medias de liguero y hasta sus pantys. Esto fue poniendo nervioso a Kike, y aunque lo disimulaba cada cruce de piernas de mi esposa era motivación para él.
En algún momento dijo que no tomaba más porque debía conducir su auto y mi esposa le propusó… Aquí hay una habitación de huéspedes, te puedes quedar a dormir disfrutamos las copas y mañana te vas para tu departamento, enseguida yo apoye la idea.
Les debo confesar que detrás de este apoyo había dos intensiones, una quería saber si era cierto lo picaflor que era Kike y dos el deseo de ver a mi esposa follando con otro hombre, esta era una fantasía que tenía desde hace un tiempo, más ahora que nuestra intensidad intima ha bajado y pensé sería bueno inyectar alguna motivación a la pareja. Mi esposa tiene cuarenta y seis años y se conserva muy atractiva, además le brota una sensualidad tan espontanea que posiblemente me haya puesto los cuernos infinidad de veces. De mi parte tengo cincuenta años y todavía disfruto de la sexualidad, aunque ya no con la fogosidad de años atrás, de allí mi fantasía al buscar nuevas sensaciones.
Como Kike acepto quedarse en nuestro departamento, no pare de llenar las copas de él y de mi esposa y como estaban tan contentos no lo notaban y constantemente apuraban el licor. En algún momento Kike se pasó al sofá donde estábamos con mi esposa, ya que yo acerque una mesita de centro para que nos quedara más fácil poner las copas. Así que quedamos, Kike y yo a los lados y mi esposa en el centro. Yo por momentos jugaba con el cabello de mi esposa al igual que caricias en el cuello y besos en la oreja y la mejilla, hechos que yo se la excitan, cuando ha consumido licor.
Por otra parte, Kike al entrar en confianza cuando hablaba y se dirigía a mi esposa constantemente ponía su mano sobre la pierna de ella, que estaba a la vista, gracias a su corta falda y sus piernas también son otro punto débil en ella.
Así, en medio de una conversación muy amena, llena de apuntes picantes y anécdotas graciosas de Kike o de mi esposa y una que otra mía, nos dio la una de mañana. Por momentos yo simulaba tener sueño para que mi esposa me viera, y más tarde desaparecer con la excusa de estar cansado, dejándolos solos para ver qué pasaba, si era tan cierta la leyenda sobre lo don Juan que era Kike y de pronto la realización de mi fantasía.
Durante la última hora mi esposa había estado apagando luces diciendo que le fastidiaban, llegando el momento que solo nos acompañaban las luces del balcón, creándose un ambiente muy íntimo y si se quiere hasta romántico.
Llegado el momento, les dije… les presento una excusa voy a descansar un poco porque estoy que me duermo, mi esposa dijo… lo presentía, desde hace rato se te están cerrando los ojos y Kike completo diciendo jocosamente… bien puedes, estas en tu casa, y soltó la carcajada.
Me retiré y entre a la habitación, me acosté y desde allí escuchaba el murmullo de la conversación de mi esposa con Kike que, aunque no entendía nada, por momentos escuchaba sus risas. Pero llego el momento que el murmullo de su conversación se suspendió y a cambio oí unos chasquidos muy propios de los besos apasionados.
Me levante con cuidado y teniendo como cómplice la obscuridad creada previamente por mi esposa, observe un morreo fenomenal, donde aparte de los besos, Kike deslizaba su mano por debajo de la blusa de mi esposa y le acariciaba los senos, mientras que ella había subido una pierna sobre las de él. Mas tarde, además de los senos le acariciaba las nalgas y mi esposa intentaba a cada momento subirse más sobre él.
Kike muy experto, le bajo el cierre de la falda y luego se la ayudo a quitar, apareciendo la sensual figura de mi esposa con sus medias de liguero. Las caricias mutuas no paraban, mi esposa le bajo el cierre al pantalón a Kike y metiendo su mano le saco la verga y agachándose sobre él, comenzó una mamada de antología. Kike bajo un poco más sus pantalones para que ella pudiera tener a su disposición todo lo que deseaba. Pasados varios minutos él la levanto y se invirtieron los papeles, ahora Kike le quito el panty quedando a la vista el coño depilado de mi esposa y separándole las piernas se sumergió en medio de ellas para besar, chupar y succionar ese hermoso coño, durante varios minutos escuché un chapoteo y los gemidos de mi esposa disfrutando el proceso de excitación.
Kike sabía lo que hacía, porque al tiempo que le daba sexo oral, por debajo de la blusa acariciaba sus senos, complemento fundamental para que ella llegara a disfrutar su orgasmo y así sucedió, vinieron gemidos más intensos donde impulsada por lo embriagada estaba no se preocupó por moderar la fortaleza de sus gemidos y finalmente supe que había disfrutado a pleno su orgasmo. Kike como buen caballero la dejo recuperar y cuando vi que ella se levantó del asiento y se puso la falda, regrese a mi habitación, me acosté y me arrope con una frazada.
En medio de la obscuridad ella entro a la habitación y fue directo a su mesa de noche, abrió el cajón y saco la crema de lubricación intima, me observo y a continuación regreso a la sala. Durante un par de minutos no pude ver que sucedió, pero luego los escuché cuando caminaron hasta la habitación de huéspedes. Me imagine que sería para instalar a Kike, pero me pregunte ¿Y para que se llevó la crema intima?
Espere con paciencia que seguía, y como mi esposa no regresaba, puse mucha atención y percibí gracias a la luz de la habitación de huéspedes que esta fue desapareciendo lentamente al cerrase la puerta, me levante y observe que la puerta no estaba totalmente cerrada y alcanzaba a ver partes de los cuerpos de Kike y mi esposa en movimiento y cuando tuve claro que ella estaba totalmente desnuda me acerque a la puerta y allí encontré que los dos estaban sin ropa, besándose de pie, de tal forma que al estar sus cuerpos pegados la verga de él quedó en medio de las piernas de mi esposa entretanto la fogosidad de los besos fue en aumento. Varias veces mi esposa busco que la verga de Kike la penetrara, pero estando de pie no lo logro, entonces se separó y acostándose boca arriba, separo sus piernas y lo invito a subirse sobre ella, pero antes le entrego el lubricante intimo para que él lo aplicara a los dos.
Posiblemente resultara muy morboso, pero lo voy a decir… cuando Kike empezó a penetrar el coño de mi esposa, mi miembro se irguió y mi excitación se disparó y cuando empezó a follarla con energía los gemidos de ella crecieron, sentí deseos de abrir la puerta y pedir que me dejaran participar, pero no lo hice y me quedé disfrutando el espectáculo. Mi esposa subió sus piernas y rodeo la cintura de Kike, logrando una penetración más profunda, además de facilitarme ver como la verga de Kike se perdía una y otra vez dentro de ella. En esta posición los dos respiraban muy agitados y ella no paraba sus gemidos. A continuación Kike se detuvo y le pidió se pusiera en cuatro y mi esposa obedeció y el estando detrás de ella volvió a ubicar su verga dentro de mi esposa, la tomó por las caderas e inicio una carrera desenfrenada de meter y sacar, y mi esposa dejo aflorar todos sus gemidos hasta disfrutar un segundo orgasmo, Kike no se detuvo y continuó follándola hasta cuando le dijo a mi esposa, me voy a correr, me voy a correr y ella le respondió… córrete dentro de mí y él exploto acompañado de unos movimientos lentos hasta quedar inmóvil recostado sobre la espalda de ella.
En ese momento y con mi verga que estaba que explotaba regrese a mi habitación y me quede esperando a mi esposa. Cuando lo hizo, ella fue directo a nuestro baño y supuse que estaba borrando las huellas que le había dejado Kike y poniéndose el pijama apago la luz del baño y se subió a la cama. Cuando se metió bajo las frazadas le dije… ¡Hola! Ella me respondió sorprendida con una pregunta ¿no estabas dormido? Le respondí… Si, pero al escuchar tus gemidos follando con Kike me desperté. Ella quedo muda. Y continue diciéndole… al levantarme a ver qué pasaba te vi follando tan efusivamente que ahora tengo una erección que espero me la calmes y ella para lavar su pecado, enseguida se quitó el pantalón de su pijama y yo el mío y como mi esposa ya estaba satisfecha con sus dos orgasmos, me dediqué a disfrutar de mi corrida, sentí bastante lubricado el coño de mi esposa, a lo mejor en parte por el semen que Kike le había entregado minutos antes. No tarde mucho en venirme, me baje de ella y un par de minutos después quede profundamente dormido.
Al día siguiente a media mañana, con la compañía de Kike disfrutamos un exquisito desayuno como los que mi esposa sabe preparar. Al terminar Kike se despidió y agradeció la invitación diciendo fue una velada maravillosa e inolvidable. Le dije… esta es tu casa cuando quieras eres bienvenido.
Cuando él se fue, mi esposa estaba muy nerviosa e incluso apenada, pero como todo en parte sucedió porque yo lo deseaba, le pedí que se sentara a mi lado allí en la mesa del comedor. Le tomé las manos y le dije… no debes preocuparte por lo que paso, si lo disfrutaste, yo no te voy a condenar, todo va a seguir igual y si en alguna otra oportunidad deseas volver a follar con Kike, que se es un hombre muy atractivo para las mujeres, lo puedes hacer y yo no me voy a disgustar. Esto lo decía porque yo no estaba libre de pecado, además, deseaba volver a ver follar a mi esposa con otro hombre.
Mas adelante mi esposa se tomó más confianza conmigo y me dijo que días después de aquella noche Kike la había llamado para preguntarle detalles de lo acontecido y ella le había dicho que yo no me había dado cuenta de nada, porque cuando duermo me puede pasar un tren por encima y nada me despierta. Él le respondió… Qué bueno, porque estaba preocupado que yo hubiera notado algo.
No obstante, agrego que quería agradecerle por esa noche y manifestarle que hacía mucho tiempo no disfrutaba tanto con una mujer como lo hizo con ella, con esos besos maravillosos, adicionalmente todo lo demás fue absolutamente extraordinario.
Hasta ahora no se ha dado una situación similar, pero si se llegara a presentar le pedí a mi esposa me dejara presenciar estando escondido.
Delicioso !