Mi esposo desde que éramos novios, sin razón alguna era bien celoso, por lo que sin decirle nada decidí ponerle los cuernos.
Por ser celoso sin motivo alguno su novia decidió ponerle los cuerno, cosa que ha continuado haciendo aun después de casarse..
Desde antes de casarme, me había dado cuenta de que mi novio era insoportablemente celoso, lo que más me irritaba de sus tontos celos en esos momentos, es que yo no le daba motivo alguno para que actuara así.
Hasta que una noche que salimos a bailar, ya veníamos de regreso a mí casa, que comenzó a decirme que yo era una coqueta, que me la pasaba llamando la atención a cuanto macho se me atravesaba.
Yo no sé si fueron los tragos que tenía encima o lo indignada que me sentía, pero esa fue la gota que colmó la copa, nos encontrábamos frente a la casa de mis padres, estando en su auto discutimos, y en un arranque de ira, lo mandé bien largo al carajo, y apenas pude, me bajé del auto.
Era tal mi malestar, que a medida que me alejé de él, fui diciéndome a mí misma. “Así que el pendejo ese piensa que yo soy una coqueta, una puta.” Por suerte caminé en sentido contrario al tránsito, por lo que él no puso retroceder.
Crucé la avenida, y apenas vi que su auto se perdió sin pensarlo mucho, detuve un taxi y regresé de nuevo en el pub del que hacía unos minutos acabábamos de salir.
Ya dentro me sentí tan libre, que apenas me senté en la barra, y pedí un trago, de inmediato se me acercó un tipo buscándome conversación, diciéndome que hacía un rato se había marchado una chica idéntica a mí, aunque suene tonto me causó gracia, y después me invitó a bailar.
De la barra nos fuimos a una mesa, y mientras conversábamos seguí bebiendo, y bailando con él.
Después de un rato, a medida que bailábamos me comenzó a besar, y de ahí en adelante yo en lugar de detenerlo seguí disfrutando de sus atenciones, hasta que en una de esas me invitó a su apartamento.
Lo que más me sorprendió de todo eso, fue que yo acepté sin dudarlo ni un instante, sabiendo o mejor dicho deseando que me llevase a la cama.
Para mí era como una especie de venganza, por las muchas veces que mi novio me había acusado injustamente de ser una coqueta, y otras cosas más.
Así que apenas salimos del Pub, sentí una de sus manos sobre mis nalgas, y a medida que fue conduciendo, me fue acariciando las piernas, y hasta mis muslos, sin que yo me opusiera.
Es más, todo eso que estaba sucediendo, yo lo disfrutaba y hasta me imaginaba el rostro del pendejo de mi novio, completamente desencajado, a medida que se lo contara.
Ya en la entrada de su edificio, sin pudor alguno me comenzó a ir quitando la ropa, y en el ascensor ya prácticamente estaba semidesnuda, por lo que, al entrar a su apartamento, nos comenzamos a besar como un par de desesperados, y terminamos recostados en un sofá.
Entre sus cálidas manos y excitantes caricias y besos, ni cuenta me di cuando me quitó los pantis, para mí era tan excitante y tan morboso ese momento, que separé mis piernas esperando ser penetrada por mi amante en cualquier momento.
Cuando sentí sus manos en mis muslos, separando mis piernas, lo menos que me esperaba en ese instante era que, comenzara a pasar su caliente y húmeda lengua por encima de mi coño.
Sus labios atraparon mi clítoris, y me lo ha chupado como nunca antes mi novio me lo había hecho.
Yo restregaba mi vulva contra su cara, meneando mis caderas, una y otra vez, hasta que hizo que yo disfrutase del más salvaje y ardientes de los orgasmos que haya sentido hasta esos momentos en mi vida.
La verdad es que me dejó destrozada, pero muy feliz, a los pocos segundos, sin desvestirse extrajo su miembro, y sin perder tiempo me penetró.
En mi vida había llegado a tener sexo de esa manera, el estar completamente desnuda, y el totalmente vestido, como que me excitó más aun, yo no paraba de pedirle que me diera bien duro.
Él seguía metiendo y sacando su miembro de mi coño, al tiempo que me besaba, y acariciaba mis tetas.
En fin, si había tenido sexo con mi novio, y pensaba que era lo máximo, hasta esos momentos.
Mi amante y yo estuvimos revolcándonos sobre su sofá por un largo tiempo, hasta que él me sacó su verga de mi coño, y sin previo aviso, me ha dado vuelta, y sin más ni más me lo ha enterrado por el culo, divinamente.
Al tiempo que con una de sus manos me apretaba el coño, haciéndome disfrutar como una loca.
Esa noche, además después de que se vino, al poco rato me puso a mamar su verga, y cuando se le volvió a tonificar, me dio otro tremendo revolcón.
En fin, en la mañana cuando me dejó en mi casa, yo estaba que flotaba de felicidad, ese día en la tarde se presentó el pendejo de mi novio en casa, disculpándose, y pidiéndome perdón.
Yo no le dije nada, ya que mi experiencia de la noche anterior, además que fue algo única, y además en cierto momento, mi amante me comentó que él era casado.
Eventualmente mi novio y yo formalizamos nuestra relación, casándonos, pero las malas costumbres no desaparecen por arte de magia, y aunque quiero mucho a mi esposo.
Hay días en que está insoportable, y cuando eso sucede, lo mando bien largo al carajo, y supuestamente me voy de compras o a visitar alguna amiga, aunque lo cierto es termino en la cama de algún conocido.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!