MI ESTIMADA ALUMNA DE PRIMARIA II
Nos puede parecer exagerado que una niña sea capaz de sentir bajas pasiones; eso, insisto, son creencias. La realidad es que sí sienten placer, les fascina ser el centro de atención de hombres de todas las edades. Brendita se encuentra con su maestro en su salón de clases; a punto de gozar..
—Está grande, maestro —dice, sorprendida, la niña; se deja dirigir por la mano del hombre. Ausculta la verga de su profesor—. Se siente duro, pero su piel es suavecita, y más la de la puntita —dice, refiriéndose al glande.
—Se llama glande, hermosa alumna, glan-de —ni en ese momento sexual olvidaba su vocación de enseñante—. Es la parte más sensible, mira, tiene un orificio; el líquido que sale se llama preseminal. Siéntelo.
Con el dedo índice y pulgar de su manita derecha, algo torpe, siente ese líquido viscoso que se asemeja a una hebra de telaraña; toma una muestra de éste, juega, entre sus dedos, con él.
—Se siente chistoso, maestro, cómo se estira, parece moco.
El maestro se dejaba toquetear por la pequeña manita. «con gusto la dejaría seguir curioseando, pero el tiempo del recreo es muy limitado. Ya sé, para venirme rápido, yo también tocaré su panochita, mientras le digo cómo jalarla (pensaba el maestro).
—Brendita, hazme así —el profesor, apoyando su mano en la manita de la menor, empieza los movimientos de arriba hacia abajo, movimientos que empiezan desde el abdomen bajo hasta el inicio del glande—. Qué rápido estás aprendiendo, amorcito.
—Sí, maestro, es que mi mamá me ha enseñado algunos vídeos en los que salen niñas de mi edad, o más chicas, haciendo lo mismo que le estoy haciendo a usted.
—Ah, qué mamita tan liberal e inconsciente —lo segundo lo dijo hipócritamente, pues se estaba aprovechando, claro está, de la ocasión.
Afuera se escuchaban los clásicos ruidos estridentes de niños que jugaban, que corrían, que caminaban y socializaban. ¿Quién iba a pensar que en esa aula, una pequeña niña se encontraba estimulando una verga gruesa, de 18 cm?
—Brendita, me muero de ganas de tocar tu vaginita, ¿si puedo? — (y es que el profesor podía ser tachado de pedófilo, pero, eso sí, nunca tomaba por la fuerza un cuerpo tierno, de infante). La niña asiente con una linda sonrisa de complacencia; su respiración jadea, su corazón late más rápido y su bajo vientre experimenta cosquillas que no son de risa, son las mismas que ha sentido cuando ve, en internet, ese contenido xxx —Qué rico me hace sentir mmmaestro.
Sincronizados, se encuentran masturbándose mutuamente esos dos seres entregados al disfrute y al placer extremo, la edad de aquellos que saben prodigarse ese tipo de caricias no importa en ese momento. Y, qué diablos, si la niña siente rico al jalarle la verga a su profesor, y, a la vez, el profesor siente rico dedeando esa vulvita, tan suave y tersa.
Constantemente, el profesor chupa su dedo para que éste se deslice más fácilmente en la corta hendidura. De repente, siente más húmedo su dedo «esa no es mi saliva», se da cuenta que la vulva ha emanado fluído; la pequeña deja de jalar la verga de su mentor, y emite un grito de placer, ¡está teniendo un orgasmo!
—Mmmmmaestroo, qué rico me estás haciendo sentir con tu dedo. Aaaah, aaaah, aaaaaah.
Para intensificar el orgasmo de Brendita, el profesor dedea su anito, ella, receptiva, se deja consentir por el experimentado docente.
Aparte del maestro, se viene la parte final de este relato que les comparto. Espero sea de su agrado.
Espero que todos se encuentren bien, y disfrutando de los relatos pornográficos. Aquí les dejo la liga de la primera parte.
Gracias por leer.
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/mi-estimada-estudiante-de-primaria/
Muy excitante y con morbo, espero la continuación.