mi ex vecina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de varios meses sin mujer y de estar en abstinencia total llegó el día en que mi necesidad de un buena cogida. Peor el problema principal, con quién. A esta fecha no tenía ni el más mínimo indicio de que alguien quisiera acostarse conmigo. Entonces recordé que en algunos momentos en que la necesidad me apremiaba –no tanto como este día- solía salir a la calle y mirar mujeres y con ello calmar mi ansiedad.
Así que este día decidí hacer lo mismo, aunque algo me decía que no sería suficiente mirar mujeres. Pero en fin salí y me dirigí al centro histórico, previo a ello debía hacer un trayecto de hora y media.
Primer transporte cerca de mi colonia, nada atractivo, solo una señora con un gran trasero, vestida en legins negros. Todo iba bien con ella, sentó delante de mi, pude ver su lindo trasero, pero al mirar que yo me estaba deleitando con ella se puso nerviosa y enojada y me echó una mirada de pocos amigos. Decidí entonces mejor mirar el celular.
Segundo autobús, casi a punto de entrar a la gloria. Se sube al autobús una morena vestida con una micro falda que le resaltaba unas piernas hermosas, se vía recén bañada. Sube y la miro tan hermosa, ella vacila entre los varios lugares disponibles, incluido el qu esta junto a mi. Vacila donde sentarse, no se iba sentar a mi lado, pero si en el asiento a un lado con el cual tendría una vista maravilla de sus piernas. Pero no paso eso, alguien le grito desde la parte trasera del autobús y se fue para atrás. Lo único, pude ver que traía un rico trasero cuando pasó junto a mi.
Ahora el metro, me esfuerzo por buscar alguna chica linda a quien mirar, no veo nada. Casi me doy por vencido. Decido recorrer unos vagones y miro un verdadero objetivo, una joven delgada, cuerpo bien marcado, peor lo que más llama mi atención es su trasero, el cual sin ser espectacular si está muy bien formado. Me acerco, no para tocarla ni nada, solo para mirarla. Veo que trae una blusa que le llega al ombligo, de las que se anudan al cuello, de colo café, de material estambre. Buenas tetitas se le ven, pequeñas pero se notan duritas, eso alcanzo a ver de costado como estoy. Pero luego algo llama mi atención, claro es la ausencia de sujetador, se le marca el pezó en ambas tetas, me acomodo para ver mejor, discretamente miro el canalillo de su escote para ver si tengo suerte de mirar algo mas. De costado se le sale un poco de la teta, se mira redondita y suave. Luego me distraigo con su trasero y su piel blanca, quisiera jalar un poco su pantalón de mezclilla para ver si trae tanga, lo cual es seguro pues con ese pantalón tan ajustado no puede ser otra manera.
Bueno tal vez si existe otra posibilidad, que no se tanga, que sea un hilo dental, o de plano nada. La cara de la joven es linda, con anteojos se le nota seria o tal vez arrepentida de salir así vesitda, pues tipos como yo seguramente se la han comido con la mirada todo el camino.
Una estación a donde pensaba bajarme ella se baja, la sigo y pienso pues qué mas me da. Se da cuenta que voy detrás de ella aún cuando trato de ser discrito. Mejor decido rebasarla y ver por última vez como se marcan los pezones. Y si, pude ver esas tetitas pequeñas, con un pezón paradito y sexy.
Estoy en bellas artes, que hago ahora, busco por todos lados y miro a una nenita con un short muy ajustado, pero va con sus amigos y amigas, no es guapa. Me deleito un par de segundos con sus nalguitas.
Sigo mi camio, algunas buenas nalgas, unas piernas, y oh dios unas tetotas de una señora, de unos cuarenta años. Blusita de tirantes, con buen escote, tetas redonditas, blancas, casi sale la mitad de la blusa. El bra negro con adornos rosas, sexy. La señora hasta se paraba derechito para lucirlas. De lado se sale un poco de sus tetas. La sigo para deleitarme un poco más. Pero de repente mi mirada se deistra, lo mejor del día, ua mujer de curvas bien marcadas, no exageradas, pero una figura espectacular. Pero lo más atractivo, una licra color gris, super delgada, casi transpaente. La veo de frente, las piernas bien marcadas, pero no puedo verle el culo pues trae una sudadera amarrada. Mi suerte va cambiando, se quita la sudadera y mi mejor vista del día, una micro tanga negra que le incustra en las nalgas. La sigo por todo la explandad de bellas artes, me delieto con su caminar y sus redondeces. Voltea y mira que la veo, sonríe primero, pero luego voltea con un además de desprecio. Creo que debo retirarme. Bueno mejor no,la sigo hasta el cruce del eje central. Otro rato más mirando esas nalgas, la rebaso y quedó junto a ella, y con la luz de día a todo lo que da, me ofrece una vista fabulosa de sus labios vaginales que se tragan la tanga y l alicra. Solo un par de segundos pues el semáforo hace su labor.
Ahora si me debo retirar, ya vi lo suficiente. Y me pregunto ahora a donde voy, para ese momento el so ya me había calado un poco y decidí comprar algo de tomar y sentarme un rato. Me fui cerca de la entrada del metro Bellas Artes, donde hay una barra y se sientan las personas, yo me senté de frente sobre una banquetita casi a la salida del metro, para con ello si alguna chica se sentaba le pudiera ver las piernas. Así estuve un buen rato sin ver nada atractivo, solo una señora con un pants blanco que se empinó para amarrarse las aujetas y dejo ver como se le transparentaba la tanga de color rosa. Prendí un cigarro y cuando veo aparace sentada frente a mi una nenia hermo, un vestido floreado super ajustado. Sus piernas no tan gruesas enfundadas en un unas medias negras. Pero lo más curioso fue que ella era Silvia, una ex vecina a la cual tenía unos cinco años que no veía. Se puso muy buena, sus ricas tetas estaban para chuparlas todas. Se sentó sin voltearme a ver, abrió las piernas sin el menor recato y pude ver sus calzones, eran igual floreados, pero de los no tan pequeños.
Sus medias eran de las completas. Me quedé unos segundos viendo su interior, cuando volteó y me miró sin el menor recato siguió con las piernas abiertas. Me dice hola, le repondo cómo estás?.
Silvia- bien gracias
Yo – que haciendo por aquí
Silvia – esperando a un amigo, y tu?
Yo- perdiendo el tiempo
Silvia – hace mucho que no te vía, me da gusto verte
Debo recalcar que yo seguía en la misma posición sentado sobre la banqueta y ella sentada sobre una barrita con las piernas abiertas.
Yo – igual me da gusto verte, y a dónde vas con tu amigo?
Silvia – al cine, pero creo que ya no iremos, ya llevo una hora esperando y no llega, yo creo que mejor ya me voy.
Yo – pues que mal plan de tu amigo, si gustas no tengo nada que hacer igual yo te puedo invitar al cine.
Silvia – de verdad? Sería genial y así no desperdicio este día que tenía para pasarla bien.
Yo – pues vamos,
Y comenzamos a caminar por toda la alameda para llegar al cine que está en en metro Hidalgo, mientras platicábamos de cuando eramos vecinos. Debo decir que cada que reíamos ella se acerca a mi y me rozaba con sus tetas.
Al llegar al cine, me dice
Oye noté que desde que estabas sentado me estás mirando las piernas y las nalgas, y ahorita todo el camino cada que te rozo te pones nerviso. Por mi está bien si quieres que hagamos otra cosa, yo con mi amigo venía dispuesta a todo por eso me vestí así. Así que si quieres entramos al cine, pero
¿Enserio piensas que vamos a ver la película?
En ese momento, entendí que era mi día de suerte, que fue mucha conincidencia encontrarme con esta nenita, que además me decía yo siempre le había gustado y que estaba dispuesta a todo.
Me repitió, entonces vemos la película o no?, una vez que dijo la frase, como me tenia de la mano, comenzó a correr con entusiasmo para entrar en la sala, al entrar, ya estaban las luces apagadas con varios anuncios proyectándose en la pantalla y se escuchaba un par de personas hablar, no serian más de tres o cuatro parejas, en las últimas filas, por lo que decidimos ponernos justo en el centro del cine donde sabíamos que tendríamos bastantes filas a nuestro alrededor libres.
Comenzó la peli y pero no pasaron ni dos minutos cuando Silvia puso su mano en mi entrepierna y comenzó a acariciarme lentamente, mirándome mientras yo no sabía aun que decir, mi verga fue creciendo lentamente hasta llegar el punto en que si seguía dejándola dentro del pantalón. Tenía la mano de Silvia dándome muy lentamente una paja, ella no me miraba la verga, me miraba a la cara, quería ver mi expresión mientras me sentía como si ella tuviese todo el poder sobre mí. ¿Te gusta? Me preguntó. Yo aun no había dicho nada, y no tenia palabras para aquella situación, respondí que sí, esperando que no parase.
Ella se acercó a mi, primero comenzó a darme besos por el cuello y luego llego hasta la boca me mordía la boca, el labio la lengua, era muy pasional, cuando comenzó con los mordiscos empezó con la mano a incrementar la velocidad de la paja.
Se agachó para poder meter mi verga en su boca y comenzar a lamerla como si fuese un caramelo, ahora ya no me miraba a la cara, ahora estaba bien concentrada en mi verga que ya empezaba a brotar los primeros síntomas de placer que se entremezclaban con su saliva y goteaba levemente sobre el suelo del cine, yo estaba a punto de venirme y no sabía dónde me iba a poder limpiar pues no venia preparado, ella noto mi preocupación y me dijo que no necesitaba nada para limpiarme que ella limpiaría todo con su boca cogió con su mano mis huevos y los apretó diciéndome "Dame toda tu leche ahora" En ese momento estalle de placer, de mi verga comenzaron a brotar enormes chorros de leche que ella succionaba como si fuese el premio por su gran esfuerzo, no apartó en ningún momento su boca de mi verga y como bien me explico antes, ella se encargó de limpiar hasta la última gota, ella se reincorporo a su asiento, yo estaba agotado por la tensión vivida y el placer de venirme como nunca antes lo había hecho.
Yo ahora quería probarla a ella, quería darle placer pero sobre todo saber a qué sabía su vagina, le planteé ir a los baños, eran enormes, y allí dentro de uno de los cubículos podría comérselo bien a gusto.
Al entrar al baño abrir una de las puertas de los cubículos, ella me miro con una expresión que entendí como un "¿enserio?" ella quería que se lo comiese en los baños, pero no dentro escondidos, si no en la misma entrada, donde cualquiera que abriese la puerta pudiera encontrarnos ella abierta de piernas y yo con mi boca lamiéndole el vagina.
Por mi parte no hubo problema, pues como era el baño de las chicas, pues entonces le quité las medias y su calzón y le dije, oye no crees que estas medias no están muy poco sexys para el vestido que llevas? Además tu calzón es de viejita, te hubieras puesto tanga. Y respondió pues si tienes razón si quieres ahora que salgamos compramos algo más sexy. Ya que la liberé de sus medias y calzón asi que empecé a comérselo muy lentamente, mientras ella se agarraba de las tetas y se las apretaba mientras yo poco a poco iba comenzando a aumentar la velocidad. Lo besé y lo chupé durante muchos minutos, provocando en ella un orgasmo cuando con la lengua comencé a invadir esa intimidad suya. Con una mano comencé a acariciar su sexo y estaba tan mojado que creí que no aguantaría un orgasmo más.
Yo por lo pronto trataba de contenerme, de aplacar mis erecciones para no terminar tan rápido, estaba extasiado con el cuerpo de mi ex vecina como para acabar tan pronto.
La recosté en la cama y le abrí las piernas… ahí estaba lo que me tenía obsesionado… una vulva pequeña, depilada a los lados, mostrando unos labios pequeños y rosas, chorreando jugos por todos lados, palpitando a la espera de algo que ella sabía sería inolvidable.
Comencé a acariciar el interior de sus piernas, sin tocarle el sexo y eso la tenía enloquecida, así estuve unos minutos hasta que toqué con mis dedos sus labios vaginales lo que le provocó un súbito estremecimiento. Los recorrí con mis dedos arriba y abajo, metí uno de mis dedos en su vulva y ella comenzó a moverse rítmicamente, levantando sus rodillas y poniendo sus pies en mi espalda. Cuando por fin mis labios se acercaron pude percibir el olor más suave que me haya tocado en la vida… un perfume corporal tan excitante que aún hoy me es imposible de olvidar cada que la veo.
Recorrí con mi lengua de arriba abajo los labios vaginales, metiendo de vez en cuando la lengua en su vulva hasta que lanzó un grito fuerte, evidenciando que con ese ya eran tres orgasmos sin que hubiera habido penetración alguna. Su clítoris ya estaba hinchado al igual que sus labios vaginales, así que no fue problema encontrarlo y masajearlo con la lengua, con los dientes, lentamente le daba vuelta a ese botón entre mis labios y cuando lo mordí suavemente le provoqué tal temblor en las piernas que creí que estaba convulsionando.
Se levantó abruptamente y dijo mejor vámonos a otro lugar por aquie no voy a poder disfrutar como quiero. Se bajó el vestido y se echó agua en la cara. Tomo su calzón y sus medias y las dejó tiradas en el bote. Me dijo como no te gustaron ahí las dejo i gual y me compras unas ahorita.
Salimos y nos fuimos por al hotel mas cercano, en el taxi nos íbamos manoseando, sin importar que nos veía el chofer. Al entrar a la habiración era mucha nuestra ansiedad que nos besamos como locos, nos tocábamos por todos lados. Bajó el pantalón y tomó mi verga que estaba grande y gruesa. Empezó a bajar y subir mientras con la otra mano me tocaba los huevos. Estaba súper mojado, noté como brotaba el líquido transparente que lubricaba el miembro y humedecía su manoy cuando estoy a punto de acabar desacelera el ritmo y posterga el momento del éxtasis.
Su cara demuestra la fascinación de tenerme a su disposición.
Se mueve rápido y de pronto la tengo sobre mí. Sube solo un poco la su vestido y acomoda la cabeza de mi verga entre sus piernas. Me rodea con sus brazos, y mientras me besa el cuello poco a poco se sienta sobre mi sexo que la recibe erguido. Mis manos se apoderan de su cuerpo, comienzan por la estrecha cintura, acarician sus hermosísimas y redondas caderas y van bajando hasta encontrar su trasero. Puedo sentir la tensión de sus glúteos, los aprieto con ansias y eso la hace estremecer, arrancándole gemidos de placer, hago y deshago a mi antojo
Pero Silvia acelera el ritmo, y mientras me cabalga con más fuerza ordena:
-“Quiero toda tu verga, métemela hasta el fondo ahora, que no doy más de la calentura!!!
,no aguanto mas!!!” Y no era un susurro suave, era casi un grito.
Su vagina está mojadísima, mi verga se desliza a su interior sin ningún esfuerzo, el mete – saca es fabuloso mientras mis manos atenazan su cintura y mi lengua se deleita con sus pezones. Siento tensarse el cuerpo de esta hembra fabulosa…los labios de su vagina apretándose alrededor de mi verga, mueve el cuerpo en círculos clavando sus cuidadas y puntiagudas uñas en mi espalda, y cuando presiente que voy a terminar se deja llevar por un demoledor orgasmo que la llena por completo. Mi verga inunda hasta el último rincón de sus entrañas con largos y gruesos chorros de leche que ella recibe con placer, mientras nos unimos en un nuevo y ardiente beso, con nuestras lenguas jugando inquietas en el interior de mi boca…
Nuestros movimientos se detuvieron y permanecemos abrazados con Silvia montada en mi verga por buen rato, hasta que poco a poco esta pierde rigidez. La saco, ya menos dura, y ella golosamente la agarra y se la lleva a la boca para lamer los restos que chorrean de mi verga y me dice
te voy a mamar hasta dejarte seco
por ahora aquí dejo la historia después les cuento como terminó ese día con ella.
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