Mi exmujer me montaba los cuernos constantemente, hasta que la descubrí y me vengue.
El marido descubre al año de estar casado que su mujer constantemente le montaba los cuernos, por lo que decide vengarse y divorciarse. .
Mi primera esposa me montaba los cuernos constantemente, hasta que la descubrí y me vengue.
Sé que, a alguno de los lectores, esto les parecerá una acción cobarde, ruin y cruel, pero me da lo mismo lo que piensen, al fin y al cabo, no han pasado por el tremendo dolor, de sentirse engañados y traicionados por la mujer a la que más han amado.
Hace varios años, un mal día, llegué a casa un mucho más temprano que de costumbre, ya hasta tenía un plan en mi cabeza de llamar a mi esposa a su trabajo, y que nos reuniéramos para irnos el resto del día a la playa y algo más, apenas y teníamos un año de casado, así que pensé que le agradaría que nos escapásemos a mitad de semana para disfrutar juntos.
Francamente les digo, que hubiera preferido no enterarme nunca, pero no fue así, apenas cerré la puerta vi tirada por toda la sala la ropa de mi mujer, y demás también ropa de un hombre.
Eso me dejó congelado, por unos instantes, en mi mente no cabía pensar que ella me estuviera siendo infiel, hasta llegué a pensar que ella estaba siendo víctima de una violación, pero aun sin salir de mi asombro, comencé a caminar lentamente atravesando la sala, y a medida que iba dando cada paso, comencé a escuchar.
Se encontraban en nuestra propia habitación, los gemidos y palabras que salían de ahí taladraban mis oídos. “Que sabrosa verga tienes mi amor; dame más duro papacito; quiero que me la mames como cuando éramos novios.”
En fin, no podía dar crédito a lo que escuchaba, estuve a punto de darme la vuelta, pero algo dentro de mí me obligó a comprobar que no era cosa de mi imaginación.
Así que me asomé y vi claramente como un tipo, un tipo moreno, más bien negro, musculoso, al que no conocía, se encontraba clavándose a mi mujer salvajemente por el culo, mientras que ella movía su cuerpo, como una desesperada y no se cansaba de decir un sin número de pocas vergüenzas.
Hasta que de momento, el negro ese sacó su verga de entre las nalgas de ella y la colocó frente al rostro de mi esposa, ella agarró el erecto miembro, como toda una gran puta, lo tomó entre sus dedos y manipulándolo lentamente, lo dirigió a su propia boca, oculto tras la puerta, vi como ella se fue introduciendo dentro de su propia boca, la verga de ese tipo, al principio se limitó a lamer su colorado glande, pero a medida que pasaron los minutos, las largas lamidas a lo largo de todo de todo el tallo y los testículos de él, quien a su vez reflejaba en su rostro de duras facciones, el placer que mi mujer le provocaba.
Mi esposa se dedicó a mamar, al principio únicamente el glande, y lentamente mientras que al mismo tiempo ella se acariciaba viciosamente su propio coño, se fue tragando prácticamente todo el miembro de ese tipo, y cabeceando una y otra vez con las manos de él sobre su cabeza, hasta que finalmente se le vino dentro de la boca de ella, quien para mí sorpresa y repulsión se tragó completamente todo el semen de ese tipo.
Creo que, de haber tenido un arma, los hubiera matado a los dos, pero gracias a Dios no sucedió así, porque me hubiera privado del placer de realmente vengarme.
Matarlos solo me hubiera llevado a la cárcel, por el resto de mi vida, les puedo decir que me retiré llorando, sin hacer ruido, pero de inmediato pensando en cómo vengarme, salí de la casa y no regresé hasta bien entrada la noche.
Al llegar ella me preguntó que me había sucedido, y no quise mentirle, y le dije escuetamente, todo lo que yo había visto, de inmediato ella se puso a llorar, y a pedirme perdón, y sin yo pedírselo comenzó a contarme lo que le había sucedido, ya que según ella, el tipo ese había sido su novio, y estuvieron a punto de casarse, cuando ella me conoció a mí.
Él es un fracasado, ayudante de mecánico, que no quiso seguir estudiando, mientras que ella se graduó de secretaria gerencial, llegué yo gerente de una firma internacional, y me fijé en ella, lo demás un simple acto de suma y resta, en el que a la larga el que salió perdiendo fui yo.
Según ella, se encontró con su exnovio, por pura casualidad, y ella lo invitó a tomar un café, en nuestra casa, ya en nuestra casa, se pusieron a charlar, y recordar, una cosa los llevó a la otra, y según mi esposa, ni cuenta se dio cuando él tipo ese comenzó a besarla.
De eso a llevárselo a la cama y entre besos, caricias, y abrazos, se fueron quitando toda la ropa, y no se detuvieron hasta que los dos quedaron totalmente desnudos y listos para meterse en nuestra cama.
A medida que ella seguía contándome todo lo sucedido entre ella y su exnovio, me dieron ganas de saltarle encima, arrancarle toda la ropa y darle sin compasión por ese culo que tantas veces me había negado.
Pero me aguanté, recogí algo de ropa y le dije que me marchaba, que después que se me pasaran las ganas de matarla, hablaría con ella, quizás el decirle que tenía ganas de matarla, hizo quedarse callada y no seguir insistiendo en que la perdonase.
Al día siguiente recibió un claro mensaje de mi abogado, para arreglar un rápido divorcio, pero conociéndola sabía que ella insistiría en que la perdonase, por varias semanas no acepté ninguna de sus llamadas, cancelé todas sus tarjetas de crédito, y por mi abogado recibió la información que debía retirarse de la casa, además de seguir pagando las mensualidades de su lujoso auto, o entregarlo al banco.
Ella estaba desesperada, máxime cuando en la sucursal en la que yo le había conseguido trabajo, le dijeron que estaba por realizarse un recorte de personal y ella encabezaba la lista de los cesanteados.
Finalmente, semanas después de que ella abandonó la casa, decidí recibir una de sus llamadas, llorando nuevamente me pidió perdón, y finalmente le dije que hablaríamos, que nos encontraríamos en un restaurante al que a mí me agradaba ir, para a cenar, como personas civilizadas.
Pero me confesó que tuvo que entregar el auto, que si yo podía pasar por ella me lo agradecería en el alma, en ese instante aproveché el momento y le insinué que me gustaría verla vestida, con un ajustado vestido rojo de seda, que le quedaba bien entallado hasta las caderas, para luego transformarse en una muy corta minifalda, de menos de veinte centímetros de larga.
Lo cierto es que cuando la vi, el corazón me dio un vuelco, estaba tan hermosa, aunque ligeramente demacrada, pero ya saben el maquillaje hace milagros, a todas estas, desde el día siguiente en que me di cuenta de su infidelidad, puse a un detective a que la investigase, entrevistó al exnovio y el tipo ese le contó que además de él, ella aun salía con otros hombres en el barrio, el detective también encontró, a un par de tipos en su trabajo, incluyendo su jefe inmediato, con los que por lo visto también se había acostado.
En fin, la mujer que yo pensaba que era toda una santa y que sería la futura madre de mis hijos, resultó ser toda una puta cualquiera, apenas se subió a mi auto comenzó a pedirme perdón, pero de inmediato le dije que se mantuviera callada, o que se bajase.
Aunque gimoteando de vez en cuando, mantuvo sus bellos y rojos labios cerrados, al llegar al restaurante le dije que actuase como si nada hubiera pasado entre nosotros dos, y noté de inmediato un alegre brillo en sus ojos, pienso que se dijo así misma. “A este cabrón ya lo tengo en la bolsa, nuevamente.” Pero se equivocó si pensó eso, yo simplemente seguí paso a paso mi venganza.
Ya dentro lo primero que hice fue pedir una botella de vino blanco, y a medida que fuimos cenando, no perdía ocasión para llenar su copa una y otra vez, durante la cena, me preguntó si no la extrañaba, y desde luego que le dije que sí, y casi de inmediato, ella comenzó a tocarme las manos y a decirme lo mucho que ella me extrañaba todas las mañanas, en especial cuando yo antes de levantarnos, separaba sus piernas y entre besos y caricias mañaneras, la penetraba una y otra vez.
Al terminar la cena, la invité a que fuéramos a bailar, y bien contenta aceptó, ya en dirección al Pub que le dije que íbamos a ir, primero colocó su mano izquierda sobre la cremallera de mi pantalón, y ante tal acción mi reacción o mejor dicho la reacción de mi verga fue ponerse dura como un hierro.
Por suerte llegamos rápido al Pub, y con una picara mirada retiró su mano de sobre mi verga, ya dentro comenzamos a bailar, pero al irnos a sentar un rato a la mesa, le indiqué expresamente al mesero, que toda bebida que ella pidiera la sirviera bien cargada, tras lo cual le di una buena propina adelantada.
La costumbre de ella es beber licores dulces, y conociéndola sé que rápidamente ese tipo de bebida le hace efecto, desinhibiéndola de manera bastante rápida.
Volvimos a bailar, y comenzó la siguiente parte de mi plan, acariciando todo su cuerpo sin pudor alguno, cosa a la que no se opuso en lo más mínimo, restregando sus nalgas contra mi cuerpo a medida que bailábamos y el efecto no se hizo esperar, como de costumbre pegados a la barra se encontraban los buitres de siempre.
Que se le salían los ojos por ver en esos las bien formadas y firmes nalgas de mi mujer, en cierto momento ella, se dirigió al baño, y la vi cómo pasó bien cerca de los tipos que se encontraban en la barra, los que, sin pelos en la lengua de seguro, le hicieron más de una insinuación, mientras que ella bien coqueta, movía de manera bien sugestivas sus caderas al caminar, mostrando sin vergüenza alguna sus casi descubiertas nalgas.
A su regresó a nuestra mesa, volvimos a bailar, pero al sentarnos introduje mi mano derecha bajo su falda y comencé a toquetear su coño, hasta que finalmente le sugerí que se quitase la minúscula braga roja, que usaba en esos momentos, con la excusa de poder acariciarla más fácilmente.
En un dos por tres, con una picara sonrisa me hizo entrega de su prenda intima, mientras que yo continuaba acariciando su húmedo y caliente coño bajo la mesa, así nos las pasamos casi toda la noche, entre bailando, besándola salvajemente, acariciándola, y mostrando sus firmes nalgas a los presentes.
Hasta que, por decisión propia de ella, aprovechando la oscuridad del local, se metió bajo la mesa y oculta bajo el mantel se dedicó a mamar mi verga, estuve a punto de venirme, pero ese no era mi plan, deseaba clavármela por el culo, y ya serían las tres o cuatro de la madrugada, cuando, en la misma silla hice que se me sentase sobre mi verga.
Sentí como su caliente esfínter se fue tragando lentamente toda mi verga, el placer de tenerla así clavada por el culo era algo sin igual, y mientras ella movía sus caderas, y se quejaba ligeramente del dolor, yo aproveché sin que ella se diera mucha cuenta, le solté los tiros del vestido, dejando sus grandes y preciosas tetas prácticamente al aire.
La muy puta, la verdad es que se movía como lo que es, toda una puta, y mientras yo la disfrutaba, introduje mi mano dentro de su coño, y nuevamente le apretaba su caliente y mojado clítoris, arrancándole gritos de placer.
Mientras que los de la barra, no se perdieron ni un segundo, de todo lo sucedido en nuestra mesa.
El mesero en cierto momento se nos acercó, seguramente con la intención de decirnos algo, pero en esos instantes ya tenía a la muy puta de mi mujer, reclinada sobre la mesa y mientras que yo continuaba dándole por el culo, nuevamente le adelante una buena propina al mesero, quien sin quitarnos los ojos de encima se retiró lentamente, a medida que la perra, sin vergüenza alguna, seguía tragándose completamente toda mi verga con su culo, ya sus gemidos de placer se podían escuchar sin esfuerzo alguno, por las pocas personas que aún quedaban en el Pub, hasta que finalmente derramé todo mi semen dentro de su apretado culito.
Al terminar ella se levantó de la mesa y caminando de manera bien particular, se dirigió nuevamente al baño, vi claramente como uno de los tipos en la barra le dio un agarrón de nalgas, y ella como si nada, continuó caminando tras sonreírle pícaramente, a su regreso del baño, nuevamente le volvieron a agarrar las nalgas y ella no se ofendió ni molestó por ello, por lo contrario, estaba tan bebida que se detuvo a hablar con los tres tipos esos, sin darse cuenta que llevaba más de media teta por fuera.
A su regreso a la mesa, le pregunté qué había sucedido, y como si fuera una gran gracia, y seguramente por lo borracha que se encontraba me dijo que un tipo de esos le había agarrado una nalga, y que luego otro de los tipos, tuvo la cara dura de pedirle que los invitásemos a nuestra mesa.
Ella realmente no se espantó cuando le dije que si ella así lo quería hacer yo no me molestaría, y como un resorte, se paró muy contenta de la mesa y caminó hacia ellos, e invitó a los tres tipos que se encontraban en la barra para que nos acompañasen.
Los tres llegaron a la mesa, cada uno con su propio trago en mano, y pidiéndole al mesero que nos sirvieran lo que nosotros dos gustásemos, me adelanté y para ella pedí, un licor 43 seco, mientras que para mí pedí, un trago de güisqui en las rocas, por unos instantes como que no supieron de qué hablar, hasta que yo les pregunté de manera socarrona, que les parecía mi mujer.
Al ver que yo no me molestaba en lo absoluto, por su manera de mirarla, de inmediato los tres se desbordaron en calientes cumplidos hacia ella, lo que a su vez hizo que mi esposa seguramente se sintiera el ombligo del universo.
La muy puta, no dejaba de verlos a los tres de manera provocativamente seductora, fue cuando se me ocurrió el decirle a ella con toda mi calma, sin vergüenza alguna de mi parte y frente a los tres tipos, que les mostrase lo bien que ella me mamaba a mí la verga, haciéndole bastante hincapié en que era a mí a quien le mamaría la verga.
Sin ningún tipo de falso pudor, hecho mano nuevamente de mi verga, y colocándosela entre sus hermosos y provocativos labios, se dedicó a mamar mi verga, ante los tres invitados.
La mirada que intercambié con cada uno de ellos, no me dejó la menor duda de que deseaban intensamente clavarse a mi mujer apenas y yo les diera una oportunidad, ya que ella a medida que me mamaba la verga los miraba ya no seductoramente sino de la manera más puta que podía hacerlo, al tiempo que, con sus propias manos, tirada en el suelo del local, comenzó a acariciar y mostrar todo su coño de manera bien vulgar.
Así que mientras mí y que esposa me daba una gran mamada, fui escuchándolos a los tres, sobre lo bueno que debía tener el culo y de lo bien que mamaba verga.
Yo continúe disfrutando de la tremenda mamada, hasta que finalmente nuevamente me vine, pero completamente dentro de su boca obligándola en cierta medida a que se tragase todo mi semen.
Ya una vez que terminamos le dije a ella que les contase a nuestros invitados las cosas que ella había hecho en nuestra propia casa, con sus diferentes amantes, ella no se dio cuenta, pero seguramente ellos si notaron el tono de rabia con que lo dije, al tiempo que me levantaba de la mesa, diciéndoles, es más mientras ella se los cuenta si gustan también se los puede demostrar con cada uno de ustedes.
Apenas y pasaron unos cuantos segundos, cuando la perra comenzó a decirles lo que en innumerables ocasiones había hecho, hasta que mientras uno de ellos, después de bajarle el vestido hasta sus caderas y subirle la pequeña falda, se la comenzó a clavar por el culo, otro de ellos introdujo su erecta verga dentro de la boca de la muy puta, obligándola en parte a callar, mientras que yo lentamente me retiraba, sin dejar de verlos.
Ya me encontraba a varios pasos de la mesa cuando regresó el mesero con la cuenta, la que pagué de inmediato, así que por tercera o cuarta vez saqué una buena propina, fue cuando demorando un poco en entregársela me preguntó que si él y el encargado del bar podían meterle mano a la puta.
Yo con una gran sonrisa le indiqué que sí, y sin soltar aun la propina, le dije que después de que terminasen con ella, la tirasen al medio de la calle tal y como se encontrase, sin hacer mayor ruido me fui retirando, viendo como apenas el que le daba por el culo hubo terminado, el tercero la colocó sobre la mesa le separó las piernas y sin demora clavó su verga dentro de su coño, en ese mismo instante, que por su manera de mirarme entendí que ella se dio cuenta de todo lo sucedido.
Así que me despedí de ella con una gran sonrisa, les diré que finalmente no se presentó al tribunal, pero si su abogado indicando que su cliente se allanaba a todo lo que el tribunal decidiera.
Como al mes después de lo del Pub regresé al local y me encontré con el mesero, yo únicamente le pregunté cómo le había ido con esa zorra, el mesero, me narró con lujo de detalles todo lo que el encargado de la barra y él le hicieron a esa puta.
Siguiendo mi sugerencia la sacaron del Pub, una vez que terminaron con ella, usando la puerta trasera que conduce a un callejón, y según el mesero la última vez que la vio, ella se encontraba tirada en el callejón completamente desnuda, mientras varios borrachos la obligaban a que tuviera relaciones con ellos.
Después de eso no volví a verla, ni a saber de ella, hasta que siete años después, un día, mientras conducía en dirección al aeropuerto en compañía de mi segunda esposa y mi pequeño hijo de tres años, vi a una mujer que me llamó la atención, resultó ser mi exesposa, acompañada de un niño de unos cinco años y una niña pequeña, seguramente de padres diferentes, mal vestida, y embarazada.
Pidiendo limosna, en la avenida, saqué un billete de alta denominación, y sin tan siquiera verla a la cara se lo di, a medida que me alejaba, puede ver, que me había reconocido, por la manera cómo me miraba llena de odio.
A mi actual esposa le extraño que yo le diera limosna a esa mujer, y cuando me preguntó le conteste que esa había sido mi primera esposa, mi esposa actual no hizo comentario alguno, y continuamos al aeropuerto, para comenzar a disfrutar de nuestras vacaciones con nuestro pequeño hijo.
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