Mi hermanita

Me doy cuenta de la hermosa putita que tengo.
Y aquí me encuentro, masturbándome con la ropa interior de mi hermana, ¿cómo llegué a esto? Pues, vayamos al principio.

Estábamos una tarde en el parque, sentados arriba de un mantel en el pasto, con nuestra canasta de comida, con rosquillas ya que a mi madre y a mi hermana les fascina. Con mi hermana no cruzamos palabra, y mis padres, discutiendo como siempre, un día más de mierda, en qué una salida se convierte en algo que terminaba odiando.

Yo por mi lado, guiado por mis hormonas,miraba a cada mujer que pasaba por ahí, día primaveral, camperita Pero todas con sus calzas para hacer ejercicio, algunas estirando sus musculos, otras transpiradas… Era difícil disimular mi excitación.

Mi hermana por su parte con su cara seria, tal vez, también enojada por que mis padres discuten. La verdad que la mayoría del tiempo nos llevábamos mal,por eso casi no la miraba. Pero ese día algo llamo mi atención, tenía unos pantaloncito cortos, y ella sentada abierta de piernas, y yo sentado en frente de ella, podía ver su ropa interior… Tal vez no sea mucho, Pero algo cambio dentro mío ese mismo día, me dí cuenta que ese deseo que le tenían cualquier mujer que pasaba por la calle , ahora lo estaba teniendo con mi propio hermana, y no era para menos, sus panties blancas apenas tapaban su abultada vulva, hinchada como si las hormonas hubieran decidido hacerla crecer,de hecho sus pantaloncito naranja apenas cubrían sus piernas, y su buzo casi hacia de vestido. Baje la mirada de inmediato al ver su cara sorprendida, trate de disimular, Pero cada vez era más notoria que miraba fijo a sus muslos. En un momento levanto mi mirada de sus panties blancas a su cara, totalmente seria, pensé que iba a decir algo Pero solo me miró con desprecio, tomo una almohada que siempre se lleva a estos días de merienda por si alguno quiere dormir, casi siempre mi padre. Pensé que la iba a poner entre sus piernas, Pero la puso en el borde del mantel, se colo en 4 patas y se acomodo, con su misma cara de odio y desprecio volvió a mirarme, quedó boca abajo, y yo sin saber que hacer, porque mi excitación era tan grande que podía acabar arriba de ella sin masturbarme siquiera. Trate de volver a mirar a las mujeres en el parque Pero no podía evitar mover mi cabeza hacia mi hermana, y ver cómo el pantaloncito se le metía entre las nalgas, y lo malo era que ella me enganchaba mirandola. Intenté quedarme viendo el cielo Pero mi imaginación me hacía pensarla solo con su ropa interior levantando su colita.

El calor empezó a ser más intenso, y Micaela se sacó el buzo, y para mí fortuna no tenía puesto corpiño, sus pechos estaban a solo un pedazo de tela , de que yo pudiera verlos. Acostada boca arriba casi podía ver el rosado de sus pezones transparentarse en la remera, que creo que tenía un dibujo de un oso o número, la verdad no importa, solo importa esos pezones que me la ponía como roca.

La cara de Micaela cambio de seria, aunque lamentablemente no era a causa mía, sino de sus compañeras que la invitaban a jugar al voley en la canchas del parque. Pensé que tendría que seguir viendo mujeres pasar, Pero mi padre, hombre serio y tosco decretó:

-O vas con tu hermano para que te cuide o no vas.

Micaela no tuvo más opción que yo la acompañe, y yo sin hacer ningún tipo de gesto, tenía una sonrisa interna de oreja a oreja. Llegados a la cancha mi hermana empezó a estirar sus músculos, tan flexible y tan firme, apenas nos pusimos a jugar, mi verga empezó a latir con fuerza al ver los pechos de Micaela rebotar de aquí para allá, eran firmes Pero el correr y saltar de aquí para allá, hacia que se movieron sin control alguno. Me gustaba ver su carita llena de felicidad, linda e inocente, así también disfrutaba de cada ángulo que me ofrecía sin querer, viendo sus remera transpirada, casi transparente, su shorts que se hundía en su culo, además de que ella solo le interesaba ganar, así que no tenía ningún tipo de pudor con tal de conseguir anotar. Termino el partido y su equipo ganó, ella cayó rendida con una sonrisa orgullosa, feliz, con su carita roja y pezones totalmente de punta, de piernas abiertas su monte de Venus abultado, la vista era totalmente morbosa, estoy seguro que cualquier hermano hubiera pensado en cogerla al ver terrible mujer, el incesto no veía tan malo, o al menos me consuelo pensando eso. Terminado el partido volvimos, nuestros padres ya habían juntado todo y nos dirigimos al auto. Allí Micaela se durmió, estaba muy bonita, y su remera transpirada me dejaba ver sus hermosos pezones. Al llegar a la casa, ella se metió a su habitación y yo a la mía, mis padres salieron a comprar y ella les aviso que se iba a bañar…. Fue en ese momento que entro en mi la duda… Debería de espiarla?… En realidad no, no debería. Pero tenía la verga dura y en mi cabeza no pasaba otra cosa que sus pezones… Salí de mi habitación, y la vi pasar. Fui a la cocina para disimular, Pero en cuanto escuché que cerró la puerta del baño me acerque a la misma. No había forma de espiarla, Pero como eramos una familia normal, la cerradura no tenía ni algodón ni nada que evite que pueda ver a través de ella. Y así lo hice, ví como estaba con sus tetas al aire, con el shorts aún puesto, como inspeccionando cuánto le habían crecido, se sacó el shorts y volvió a posar frente al espejo, su piel blanca combinaba muy bien con sus panties blancas, termino desnuda frente e mi ojo que no lo podía creer. Yo veía a otras mujeres cuando en mi casa tenía este pedazo de hembra.

Aunque su cara no mostraba el mismo orgullo, casi parecía juzgarse, Pero para mí todo en ella era perfecto. Acto seguido entro a bañarse, con mi corazón latiendo a mil, me anime y abrí la puerta, me metí y ví su ropa interior en el piso, mi verga explotaba de solo verla, dude un segundo, debería de llevármela? Decidí que no, que esperaría y la tomaría de la ropa sucia… Pero antes de salir escuché algo que me exito aún más, un gemido, y una palabras:

Micaela: uff, así mi amor.

Otro gemido acompaño al anterior y otro, y otro. Ella se estaba masturbando, pensando que el sonido de la ducha y la puerta cerrada, hacia que no se escuchará del otro lado, y creo que tenía razón ya que nunca la había escuchado gemir. Pero hoy estaba ahí con ella… A medida que subía el ritmo sus gemidos se iban haciendo más fuertes, hasta que escucho repetidamente, «Si,si,si,si… Aaaaaah

Acabó, y de que manera más hermosa. Salí y cerré con cuidado. Fui corriendo a su pieza, abrí cajón por cajón, hasta encontrar sus prendas íntimas, le robe dos panties, volví a cerrar y dejé todo como estaba, y me fui a mi habitación. Puse llave, mientras escuchaba que ella salía del baño. Me desnude y mientras olía sus prendas me masturbe, no dure ni 5 min, no se si era por la excitación, o porque estuve todo el día duro sin poder hacer nada, pero chorros de leche salían de mi. Sin dejar que se baje, puse su panties alrededor de mi verga y seguí masturbándome, mientras la otra la tenía en mi mano izquierda, oliendola, como si su olor natural fuera el de ropa limpia. Pero de solo pensar que esa tela había estado en contacto con sus labios lampiños y la frenética forma de masturbarme con toda la potencia de mi brazo acabe de nuevo, desnudo y con la ropa interior de mi hermana Micaela llena de semen.

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