MI HERMANO SE FOLLA A NUESTRA MADRE
Esta es una historia netamente familiar. En casa somos mi padre que tiene sesenta años, mi madre cuarenta y cinco, mi hermano mayor veintiún años y yo diez y ocho. De siempre he notado de parte de mi madre una actitud muy especial con mi hermano, todo lo mejor es para él, ella hace lo que sea.
Esta es una historia netamente familiar. En casa somos mi padre que tiene sesenta años, mi madre cuarenta y cinco, mi hermano mayor veintiún años y yo diez y ocho.
De siempre he notado de parte de mi madre una actitud muy especial con mi hermano, todo lo mejor es para él, ella hace lo que sea, si él se lo pide y yo me acostumbre a ser segundo en todo, afortunadamente mi padre es equitativo con nosotros, siempre hay lo mismo para los dos.
Por otra parte es importante mencionar que mi madre a sus cuarenta y tantos años se conserva muy bien, y fue así que desde hace tiempo cuando en el colegio ella asistía a las reuniones de padres de familia, padres, alumnos de los últimos años y profesores se le quedaban mirando de arriba abajo y recuerdo una vez escuchar a un par de alumnos de último año, que le decía uno al otro la mama de Gonzalo (él es mi hermano mayor), si está muy buena, ojala tuviera uno la oportunidad de follársela al menos una vez y el otro le decía, ¿una vez?, Noooo, muchas veces hasta quedar agotado y llenarle esa concha de semen todo lo posible.
Parte por lo que llamaba la atención, se debía a sus faldas muy cortas y sus escotes sensuales, además su cabello y el maquillaje siempre impecables. Recuerdo una vez que fue a mi salón y quedo en primera fila, el maestro que dirigió la reunión no pudo quitarle los ojos de encima durante la reunión observándole las piernas y quizás algo más.
Como nosotros en casa siempre la vimos así desde niños nunca nos generó ninguna inquietud, y yo solo vine a tomar conciencia de la atracción que ella generaba cuando tuve diez y seis años más o menos, pero tampoco le di mucha importancia al asunto.
Lo crucial de mi relato es la relación de mi madre con mi hermano mayor, varias veces por casualidad y cuando mi hermano creía estar solo con ella pasaba por su lado y le acariciaba las nalgas o los senos, le daba besos en el cuello y le decía palabras obscenas no propias para tratar a una madre, pero ella lo aceptaba y hasta le gustaba que le dijera frases con alto contenido sexual, como… hoy amaneciste tan sexy que me vas a hacer parar…. dejaba la frase en suspenso y luego terminaba… el corazón. Y ella se reía y hasta lo seguía, diciéndole… dime que es verdad. Y había otras aún más picantes como… si te divorcias avísame, estás como una manzanita para comerte, Jajajaja.
Pero como eso era frecuente también me acostumbre, solo que una vez que no tuve clases, me quede descansando, mi madre no se enteró que yo no tenía clases y mi hermano regreso de la universidad hacia las diez de la mañana.
A esa hora, escuche que mi madre se estaba bañando y mi hermano de seguro por la confianza que se tenían entro al baño y por el ruido del agua le hablo duro y le dijo… Uhmmm estás preciosa, lávate bien esa cosita que tengo muchas ganas de comértela.
Yo me quede pasmado, de seguro mi hermano pensó que estaban solos. Luego él fue a su habitación y cuando mi madre salió del baño, él presuroso la abordo y le dijo… así es que me gustas, totalmente desnuda, ven vamos a la cama que quiero comerme tu cosita.
Yo me levante sigiloso y me acerque a la habitación de mis padres y me ubique donde ellos no notaran mi presencia, vi que mi madre estaba acostada desnuda, con las piernas separadas y mi hermano acomodado en media de ellas con la cabeza a la altura del sexo de ella. Él le estuvo besando los alrededores de la concha y luego se concentró en tratar de meter su lengua, luego empezó a chuparle el clítoris y los gemidos de ella subieron de tono y le decía, solo tú sabes hacerme rico y regalarme deliciosos orgasmos.
Y continuaron sus gemidos por al menos unos cinco minutos…aigg, aigg, aigg y al ver a mi madre desnuda la escena me produjo una erección tremenda. Cuando ella alcanzo el orgasmo, le dijo… quítate el pantalón que te has ganado correrte en mi concha.
Él con la velocidad de una gacela se quitó el pantalón saltando su verga erguida, la cual jamás había visto y me sorprendió que fuera tan grande. Yo muy poco conocía de tamaños, ni de intimidades del sexo simplemente hice la comparación con la mía.
Y luego vi como esa enorme verga se fue perdiendo dentro de la concha de mi madre y ella la recibió sin problema. A continuación, el comenzó a mover su cadera metiendo y sacando su fierro dentro de ella y aquí volvieron los gemidos de ella por varios minutos hasta que cambiaron de posesión, él se acostó boca arriba y ella se subió sobre él como montando a caballo, y aquí si vi como ella disfrutaba metiéndose hasta la raíz la verga de mi hermano y con que fuerza se dejaba caer para metérsela muy adentro.
Para rematar mi hermano le dijo que se pusiera en cuatro y acomodándose detrás de ella le ensarto nuevamente esa vergota, la tomo de las caderas y le dijo… vamos perra ya vere como me vas a hacer llegar, recuerda que tú eres mi puta y como ella no le contesto, le dio una palmada en la nalga y le repitió la pregunta ¿eres o no mi puta? Y ella enseguida le contesto… si, si claro siempre seré tu puta, cuando lo desees y esta respuesta parece que excito a mi hermano y empezó a follarla como si la fuera a desbaratar, pero ella le decía… eso, eso, así, así, sigue, sigue, que rico, dame más y pasados unos tres minutos con esa efusividad que la follaba logro alcanzar el clímax y se corrió dentro de ella.
Enseguida regrese a mi habitación, mi hermano se fue a de él y mi madre se entró a bañar para borrar las huellas de la reciente batalla.
Esa fecha partió en dos la forma de ver a mi madre, antes como la madre y esposa y ahora como la hembra deseable para follar y pasar buenos momentos.
Pero esta no fue la única vez que los vi follar hubo otros momentos como al final de la fiesta de cumpleaños de nuestro padre, cuando él se emborracho que no sabía ni donde quedaba su habitación y mi madre y hermano lo tuvieron que ayudar.
Después cuando mi hermano se quedó en el primer piso ayudando a mi madre a recoger el desorden, como yo me había vuelto mal pensado, decidí estar pendiente de ellos y mientras estuvieron hablando, todo bien, pero cuando llego el silencio me levanté a observarlos y los encontré parados en la mitad de la sala besándose y mi hermano de paso acariciándole nalgas, senos y hasta la concha a nuestra madre.
Luego para poderla follar ella se sentó, él le quito la tanga y se bajó el pantalón y sacando su poderoso miembro la penetró y comenzó a moverse como si tuviera afán. Ellos debían terminar pronto por si mi padre despertaba. Esta vez los gemidos de mi madre fueron controlados y los dos llegaron más o menos al tiempo, primero ella y enseguida él. Al alcanzar el clímax total se quedaron pegados e inmóviles, solo él la besaba y le murmuraba algo al oído. Cuando se separaron comenzó a fluir el semen de la concha de mi madre y mi hermano le alcanzo una servilleta para recibir el flujo que brotaba de su concha.
Durante los meses que les hice seguimiento, viéndolos y escuchando lo que hablaban me enteré de muchas cosas de mi madre que ella le contaba a mi hermano por la confianza que mantenían. Y para conocer más de ellos compré dos relojes que tienen incorporadas cámaras de video y las conecté a mi celular.
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