Mi hija, la putita de la remiseria
Lara se había preparado toda la tarde para salir esa noche de sábado. Quedó en encontrarse con sus amigas en uno de los boliches más conocidos de la ciudad. Era el fin de la época de exámenes en la facu y quería despejarse. Se miró una última vez .
Mi hija, la putita de la remiseria
Como todos me preguntan si tengo más relatos los vuelvo a re subir con mi actual Nick para que les sea más fácil buscarlos
Este relato no es de mi autoría, me lo paso un amigo hace mucho
Lara se había preparado toda la tarde para salir esa noche de sábado.
Quedó en encontrarse con sus amigas en uno de los boliches más conocidos de la ciudad.
Era el fin de la época de exámenes en la facu y quería despejarse.
Se miró una última vez en el espejo.
Estaba vestida para matar.
No había una parte de su cuerpo que no transmitiera la idea de sexo.
Lo primero que se destacaba, era su carita delicada y de nariz respingona.
Unas pecas decorando sus mejillas dándole un aspecto juguetón, pero a la vez inocente.
Lara tiene esa cualidad particular de las pelirrojas, una dualidad ángel/demonio.
Su pelo largo, ondulado y cobrizo hasta la mitad de la espalda.
Pero los deliciosos rasgos de Lara no eran su único atributo deseable.
Unas curvas voluptuosas y pronunciadas definían su cuerpo.
La blusa verde, bien apretada, remarcaba sus increíbles pechos, parecían que iban a escapar en cualquier momento.
La diminuta minifalda negra, que más que tapar, remarcaba su perfecto y redondo culito.
Estaba hecha una diosa, y esa noche salía a matar.
– así vas a salir vestida Lara?! – de repente le recrimino Jorge, su papa, desde el fondo del pasillo
– ayyy Pa! ya tengo 18 años.
Puedo cuidarme sola.
Además, todas salen así arregladas.
No es nada fuera de lo común.
– se defendía Lara, sabiendo que estaba vestida súper trola
– mmmm.
no me parece.
Pero bueno.
Por lo menos déjame que te lleve.
Pasamos por la remiseria, veo cómo anda el turno noche y después te dejo en donde quieras.
–
– ok! pero hace rápido.
– acepto Lara, ya acostumbrada a ser traída y llevada por su papi o cualquiera de los empleados de la remiseria a todos lados.
Durante el viaje, Jorge llego a sentirse algo incómodo.
Sabía que la imagen de un hombre grande como él acompañado de una nena tan joven y atractiva iba a ser totalmente malinterpretada por cualquiera.
Aunque en un análisis más honesto, no sería una tan mala interpretación.
Cada tanto Jorge miraba las piernas descubiertas, perfectamente torneadas de su hija y sentía un cosquilleo que le recorría todo el cuerpo.
Por una décima de segundo, jugo con la idea de meterse con el auto en un telo y que su hija le siguiera el juego.
Avergonzado por sus pensamientos, borro esa imagen de su cabeza inmediatamente.
– que pasa papi? estas muy callado- dijo Lara mientras se miraba en el espejo de mano y disimuladamente se acomodaba las tetas.
Gesto que no paso para nada desapercibido por Jorge
– nada hija.
Estoy cansado nomas.
Mucho trabajo en la remiseria.
Entrenando a estos pibes nuevos.
–
Hablar de los nuevos empleados de su padre, le recordó a Lara uno de ellos en particular.
Si bien hacía años que se paseaba por las oficinas de la remiseria del padre haciéndose desear.
Recién ahora había entrado a trabajar uno que le parecía atractivo, Mario.
Un tipo joven, morocho y musculoso.
Siempre muy arreglado.
Las veces que se lo había cruzado, intercambiaron miradas de deseo.
Lara buscaba la chance de tenerlo a solas y hacer uso de sus encantos femeninos.
Llegaron a la remiseria que consistía en una oficina pegada a un gran garaje cubierto en donde estacionaban los coches.
En la entrada, estaba sentado Alberto uno de los empleados más antiguos de la remiseria.
Lara lo conocía desde que era chica y lo consideraba algo así como un tío.
En los últimos años, comenzó a notar como Beto la miraba de una manera libidinosa, desnudándola con la mirada.
A Lara le divertía un poco ser el objeto de deseo de un hombre tan tosco y fuera de su categoría.
Beto era un tipo gordo, morocho y no siempre muy consciente de su higiene personal, pero era simpático y se hacía querer por todos.
– Beto! ¡¿cómo estás?!- lo saludo Lara con un abrazo y beso en el cachete
– Muy bien querida.
Trabajando, como siempre.
vos? ¿te vas de fiesta? – le contesto mientras escaneaba la deliciosa figura de la joven de pies a cabeza
– Obvio! Es sábado.
– le replico Lara con una sonrisa compradora y sacando pecho para exhibir su profundo escote.
– Que lindo ser joven! – se reía Beto
– Si abras tenido tus años de joda! – le retruco Lara mientras seguía de largo hacia la cocinita en el fondo de la oficina
El intercambio con Beto la había calentado un poco.
Sabía que el gordito la deseaba y eso la ponía a mil.
Le encantaba exhibirse.
-Hola! – la sorprendió Mario entrando en la cocina
-Hey! ¿cómo va Mario? venía a hacerme un cafecito-
-Que loco verte por acá un sábado.
y vestida así! – se reía Mario
-Y bueno.
viste como es el cuida de mi viejo.
Insiste en llevarme a todos lados.
–
-Lo entiendo.
No quiere que le pase nada a su princesita.
–
-Jajaja.
déjate de joder.
Es un goma.
¿Y vos que haces? terminando tu horario? –
-Noooo.
ojalá! Empezando.
Trabajo toda la noche.
–
-Ahh bueno.
entonces no te va a molestar si te llamo para que me pases a buscar a la salida del boliche.
no? – con esta frase, se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja a Mario
-Como decirle que no a la hija del jefe! jajaja-
-Excelente.
Voy a tratar de no tomar mucho.
No vaya a ser que te aproveches de mí.
– lo tentaba Lara con un guiño de ojo.
-Jamás! siempre un caballero.
–
Con esa última frase, pasó Jorge por la puerta de la cocina.
– Vamos Lara.
Ya terminé con todo-
– oki.
Papi.
¡Chau Marito! Nos vemos-
Lara salió de la cocina meneando sus perfectas nalguitas.
Mario no podía despegar sus ojos de esa figura deliciosa.
La blusa no llegaba a cubrirle toda la espalda, exhibiendo un invitador tatuaje justo donde empieza la cola.
El pobre remisero se quedó con la cabeza a mil, pensado si la pendeja lo estaba boludeando o si realmente tenia chances.
Decidió esperar y dejar que los sucesos hablen por si solos.
-Ahí en la esquina papi.
Ahi están mis amigas.
– le indicaba Lara al padre para que la baje del auto
-Ok! Tene cuidado, y ya sabes, cuando salgas llama a la remiseria que te manden un coche.
–
-sisi.
tranqui papi- contestaba Lara mientras bajaba del auto.
Jorge no se quedó para nada tranquilo al ver como todas las miradas de la gente en la puerta del boliche se posaban en su hija.
Particularmente lo perturbó ver como uno de los patovas se tocó por encima del pantalón mientras le murmuraba algo al oído a su compañero señalando a Lara.
– Amigas! ¿cómo están? –
– Esperándote! ¡Cuánto tardaste! – le reprocharon
– Ya saben cómo es mi viejo.
Vueltero.
Pero ya estoy acá, ¿entramos? –
– Dale.
–
Lara y sus dos amigas entraron sin problemas al boliche.
El único costo de la entrada, fueron un par de palmaditas en la cola por parte de los patovas.
La noche pintaba caliente, eso era solo el comienzo.
Todo siguió como la típica noche de sábado.
Inmediatamente hordas de pibes las comenzaron a encarar e invitar tragos.
Con el pasar de las horas y el alcohol, cada vez le importaba menos que alguna mano indiscreta se pose sobre su cola o pechos.
Tanto toqueteo la estaba poniendo caliente, pero no quería terminar con cualquier flaco del boliche.
Tenía a Mario entre ceja y ceja, no lo iba a descartar así nomas.
Aprovechando la desinhibición, Lara se metió en el baño y posando como la más puta se sacó una selfi.
En la foto salí su exuberante escote, con esas perfectas tetas que parecían querer soltarse en cualquier momento.
Sin muchas vueltas le mando la foto a Mario junto con un texto «Estoy aburridaaaa.
me pasas a buscar Marito?»
A los pocos segundos recibió la respuesta.
«Vos me quieres volver loco nena! en una hora estoy por ahí.
»
A Lara le latía fuerte el corazón, nunca había sido tan lanzada con un tipo.
Se preguntaba que iba a hacer cuando llegue.
¿Chapárselo en el auto? echarse un rapidito? Tenía la cabeza llena de incógnitas y la tanguita súper mojada.
Los minutos pasaron rápido.
Pendiente del celular hasta que llego el mensaje «Estoy en la esquina linda».
Casi sin despedirse de sus amigas, salió del boliche al encuentro de Mario.
-Pero que buen servicio! puerta a puerta.
– se reía Lara, consciente de que estaba un poco pasada de copas
-No podía ser de otra manera.
– le seguía el juego Mario, mientras abría la puerta del auto
-Gracias! –
Lara estaba tan perra como hacia una hora, pero la joda de la noche la había desalineado un poco.
La minifalda se había subido varios centímetros, dejando casi todo a la vista.
La blusa, ya de por si diminuta, estaba corrida para todos lados mostrando carne de más.
Mario no perdía detalle del cuerpito de la muchacha sentada a su lado.
-Veo que la pasaste bien- le dijo mientras manejaba
-Re bien.
siempre! jejeje-
-Linda foto me mandaste.
Me quede con ganas de más.
– le tiro con voz sugerente el muchacho mirándola de reojo.
-Ah sí? mmmm.
a ver.
creo que te lo mereces- agrego Lara sugerentemente y de un movimiento se sacó la blusa dejando esas deliciosas montañas de carne al aire.
Mario no podía concentrarse en el camino con ese par de tetas a su lado.
Sus ojos iban de un lado a otro.
Quería comer esas delicias de pelirroja, con sus pequitas y pezones rosados.
-Off me vas a volver loco! estoy manejando-
-mmmm.
vos quédate tranqui.
yo me encargo.
– agrego Lara, con su mejor voz gatuna
Con su delicada manito, comenzó a acariciarle el bulto.
En cuestión de segundo, la pija de Mario estaba libre y dura como un mástil.
La colorada se inclinó delicadamente sobre su falda y de a poco empezó a besar y lamer esa suculenta pija.
Mario suspiraba con cada lamida.
Lara se divertía viendo como se le complicaba cada vez más mantener el control del auto.
La brillante cabellera roja de la joven subía y bajaba rítmicamente.
Era una hermosa imagen.
Con una mano, el muchacho tomo el celular y le saco una foto.
-Estas guardando el recuerdo amor? – le preguntó Lara con media pija metida en la boca
-Si linda.
Vos seguí chupando.
– le indicaba Mario a la vez que empujaba su cabeza atragantándola de verga
Luego de unos minutos.
Al auto frenó.
Lara no tenía idea de donde estaban, había estado todo el viaje mirando la pelvis de Mario con una pija en la boca.
Levanto la cabeza e inmediatamente reconoció el lugar.
¡Estaba en el estacionamiento de la remiseria! Claro que era tarde en la madrugada y no había nadie.
Pero la idea de estar en la empresa de su papi la puso nerviosa.
– Que hacemos acá? – le pregunto Lara, algo confundida pero divertida
– Me pareció un buen lugar.
Tranquilo.
Para poder estar solos un rato.
–
– mmm.
me gusta la idea.
–
Se dirigieron a un sillón bastante amplio que estaba en una esquina del garaje.
Algo así como una zona de esparcimiento para los remiseros.
Mario se sentó y dijo:
– a ver.
porque no me haces un showcito? ya que te gusta mostrarte tanto-
– mmm.
sos perversito.
Me gusta.
–
– no te imaginas.
–
Lara empezó a sacarse la poca ropa que le quedaba.
Era un espectáculo el cuerpo desnudo de la joven.
Piel súper blanca, pecas decorando cada curva.
No era muy alta, pero ese cuerpo perfectamente torneado era una delicia a la vista.
Su cola era lo más destacable además de las tetas.
Mario estaba con la pija afuera y se tocaba lentamente admirando cada movimiento de la jovencita.
– Y? ¿te gusto? -le pregunto Lara luego del mini show
– espectacular! – grito una voz desde el fondo oscuro del garaje
– ¡¿Qué onda?! quién es?!- se dio vuelta Lara asustada y tapándose como podía las tetas y conchita.
– No reconoces la voz del tío Beto? – agrego Beto, ya visible.
A pocos metros de la joven
– ¡¿Qué carajo haces acá Beto?! Ándate.
–
– Justo ahora que el show estaba tan bueno? – la bordeaba
– cuando mi viejo se entere.
–
– de qué? ¿de qué te estabas por garchar a uno de sus empleados en la oficina? sí.
seguro le va a encantar esa noticia.
–
Ahí le cayó la ficha.
Mario y Beto habían planeado todo.
Probablemente esa foto que le saco peteando en el auto era para Beto, avisándole que vaya al garaje.
No podía creer que Mario fuese tan perverso.
Estaba súper indignada y asustada.
En un acto reflejo fue a buscar la tanguita, decidida a vestirse e irse.
Pero no llego, Mario la agarro fuertemente del brazo y le dijo:
– Dale Larita.
No te pongas así.
La estamos pasando tan bien.
–
– Pero que pretendes.
que nos vea garchar Beto? ¿estás loco? –
– En realidad Beto quería participar.
Al pobre lo tenes caliente desde hace tiempo.
y anda con ganas de descargar.
Dale, se buenita.
–
Entre forcejeos, Lara volvió a sentir la calentura que la había llevado hasta ese punto de la noche.
Además, le calentaba un poco pensar que Beto, después de tantas calentadas de pija que le provoco podía llegar a salirse con la suya.
– Mmmm.
no sé.
Nunca estuve con dos hombres.
– finalmente agrego Lara dubitativa
– Tranquila bebe.
Vos deja que nosotros nos encargamos.
Disfruta.
–
Para ese punto de la conversación, Beto ya estaba completamente en bolas y con la pija al palo.
Era una imagen bastante desagradable.
Un tipo grande, gordo, peludo y morocho.
Demás está decir que no era el estilo de Lara.
Pero antes de que pudiese arrepentirse, la joven estaba rodeado por los dos hombres y sus manos recorrían ese angelical cuerpito.
-Por dios! ¡qué bien que esta esta nena! – exclamaba Beto mientras apretaba esas dulces nalguitas
-Viste lo que es.
una delicia-
-No sabes hace cuanto tiempo que le tengo ganas a esta piba.
Siempre paseándose como una trilita por la oficina con el viejo cuida.
–
-jajaja.
me imagino.
qué lindo tener a la hija del jefe así- agregaba Mario mientras chupaba las tetas de Lara
-arrodíllate bebe.
quiero que le hagas al tío Beto lo mismo que me hiciste en el auto.
–
En un movimiento, la hicieron arrodillar y tenía la desagradable pija de Beto a milímetros de su boca.
El olor era intenso, Lara hizo una mueca de asco.
– dale bebe.
no me hagas quedar mal- decía Mario
– No está acostumbrada al olor a hombre.
– se burlaba Beto
Tomando coraje y sabiendo que no tenía muchas opciones, Lara trago de un saque esa pija.
Inmediatamente sintió una arcada por el intenso gusto salado y amargo de esa pija que no se lavaba hacía tiempo.
Luego de unas lamidas a fondo y mucha saliva, el gusto se fue diluyendo y la colorada paso a chupar esa vergota como la mejor.
– mmmm.
que bien que la traga.
Esos labios son como una aspiradora.
–
– viste Beto.
te dije que era espectacular! –
– nunca me imaginé que tanto! –
La escena era obscena.
El cuerpito angelical de la joven arrodillada entre dos tipos entregando la boquita como una puta cualquiera.
Para su sorpresa, la humillación la súper calentaba.
Le gustaba sentirse una puta.
Luego de un rato de tragar esas pijas.
La hicieron levantarse.
Mario se sentó en el sillón.
– Veni linda.
Sentarte acá.
–
– Mmmm.
que linda verga.
Era hora de que me la metas Marito.
– ya Lara había perdido todo el pudor, estaba súper caliente con el trio
La joven se fue sentando en esa linda vega lentamente, disfrutando cada centímetro que entraba.
Llego hasta los huevos y comenzó a cabalgar.
Sus tetas rebotaban en la cara de Mario que no paraba de disfrutar.
– no no noooo nooooo!
– inesperadamente empezó a gritar Lara mientras trataba de salir de arriba de Mario
– euuuu.
¡¿Qué pasa?! – se sobresaltó Mario, pero su pregunta fue respondida inmediatamente cuando vio lo que pasaba
Beto está pegado en el culito de la joven, la agarraba fuertemente de la cintura.
La estaba queriendo sodomizar.
Trataba de mantenerla quieta para ensartar ese virginal anito.
– Témemela quieta Mario! – le ordeno Beto, algo agitado por tanto esfuerzo
– Dale.
Tranquilo.
– respondió Mario a la vez que cruzaba los brazos por la espalda de la joven y la dejaba completamente inmovilizada
– Ahora sí! – festejo Beto
– No Hijo puta! nooooooo.
– esa última silaba coincidió con la verga de Beto entrando sin asco en las entrañas de la joven.
Se podía observar claramente como el anito rosado de Lara luchaba con espasmo tratando de tragar el grosor imposible de esa pija.
– Mmmm.
no sabes las ganas que tenia de romper este culo.
– decía Beto, con la pija enterrada hasta el fondo, disfrutando de la lucha que le daba el culito indefenso de Lara
La joven solamente aspiraba bocanadas de aire y miraba hacia el horizonte con los ojos completamente abiertos, tratando de sobrellevar la situación lo mejor posible.
Pasados unos segundos, Beto empezó a bombear ese culito como poseído.
Mario estaba súper caliente, no podía creer la manera brutal en la que se estaban cogiendo a esa piba.
Lara reacciono y volvió a moverse en la pija de Mario.
Lo peor había pasado y estaba aprendiendo a disfrutar las dos vergas dentro suyo.
– Viste que te iba a gustar, putita.
– agrego Beto
– Seguidme cogiendo turro! – decía Lara desencajada
– jajajajaj.
mírala a la hija del jefe- se reían los muchachos
Después de un rato, decidieron cambiar de posición.
Pusieron a Lara en cuatro patas en el piso.
Mario ocupo su boca mientras que Beto probaba su conchita.
El cuerpo curvilíneo de Lara siento embestido por delante y por detrás era un espectáculo y se disfrutaba como nunca en esa posición.
No era un detalle menor la tupida cabellera pelirroja agitándose con cada movimiento.
Lara estaba disfrutando como nunca.
Por eso se sorprendió completamente cuando de golpe y sin previo aviso dejaron de cogerla.
No veía nada más allá de la pelvis de Mario.
Pero escucho a Beto decir:
-Jorge! ¡¿qué haces acá?!-
-Jorge! – se sorprendió Mario también
A Lara le empezó a latir a el corazoncito a mil.
Se moría de vergüenza y miedo.
Movió la cabeza para ver mejor la situación.
Lo que vio la tomo completamente por sorpresa.
Era su papa, eso seguro, pero la imagen era bizarra.
Estaba completamente desnudo y venia caminando hacia el trio con la pija dura en la mano.
-Papa! ¡¿qué haces?!- atino a decir la chica desde el suelo
-Sosténganla! – dijo Jorge con una voz autoritaria que nadie se animó a desafiar
-Pa! ¡¿qué haces?! – cada vez más desesperada
Mario y Beto no lo podían creer.
Pero cada uno, sin cuestionar, sujeto a la chica mientras su padre se colocaba en su cola.
-Te avise que no seas tan puta hija! – decía Jorge casi para sí mismo, como una excusa por lo que estaba a punto de hacer
-Noooo papa! ¡qué haces! ¡Vos no! – sollozaba Lara
Entre queja y queja de su hija, Jorge fue colocando el glande en la entrada de ese culito que estaba por ceder por segunda vez en la noche ante una verga.
Mientras se acomodaba, se inclinó hacia el oído de su hija y le dijo:
-Te voy a hacer la colita nena.
No sabes las ganas que te tengo.
–
– No papi! vos no.
– ya resignada, se quejaba
No tuvo que forzar mucho para que ese anito trague el glande sin problemas.
Con una mano en cada una de sus redondas nalgas, Jorge comenzó a bombear.
El venoso trozo desaparecía en las entrañas de su hija que no paraba de suspirar.
– Mira como le gusta que el papi le haga el culo! – se sorprendía Mario
– Espectacular- agregaba Beto
– Como traga este culo.
por dios! – suspiraba Jorge con cada embestida
Mario y Beto iban intercambiando posiciones en la boca de la joven que a esa altura chupaba cualquier cosa que le pongan en frente.
Estaba más concentrada en la pija familiar que le atravesaba las entrañas.
Luego de un rato de culear a su hija como poseído, Jorge se sentó en el sillón:
– Traigan a mi nena.
– haciendo un gesto en su falda
Sus empleados levantaron a Lara del piso como una muñequita y entre los dos la fueron sentando lentamente sobre la verga de su papi.
– Que conchita deliciosa! – decía Jorge mientras guiaba la cinturita delicada de su Lara hacia su verga.
– Se siente lindo papi! ¡seguí! – le contesto Lara para sorpresa de todos
– Jajajajaj.
Tremenda puta resulto tu nena – se reía Beto
– Te gusta eso? ¿ser la putita de papi? – agregaba Mario, agarrando a Lara de la barbilla y sacudiendo su cabecita con la mano
– Me.
en.
can.
ta – contestaba Larita entre gemido y gemido
Las tetas de la colorada rebotaban con cada movimiento.
Mario y Beto manoseaban cada centímetro de la sensual joven mientras que con una mano se pajeaban.
Era muy fuerte la escena incestuosa.
Ninguno delos dos lo podía creer.
La hija del jefe que hasta hace unos días se paseaba por la oficina como una diva, ahora estaba siendo ensartada como la más puta, y por su propio padre.
-Arrodíllate! ¡y ustedes vengan! – ordeno Jorge desde el sillón
Todos entendieron lo que iba a pasar.
En el piso, con tres vergas frente suyo, Lara comenzó a chupar alternativamente, pero con ansias, buscando la recompensa final.
Les clavaba esos irresistibles ojos verdes.
Los grotescos glandes chocaban en sus mejillas, generando un hermoso contraste con esas dulces pequitas.
Las gruesas vergas desaparecían en la boquita de la nena.
Cada tanto alguno la tomaba de la nuca y hacia tragar bien hasta el fondo.
El delicado cuellito de la joven se hinchaba demarcando la verga que se hacía paso sin piedad por su garganta.
Luego de un rato de violentar la boca de la joven, no aguantaron más y chorros de semen espeso y caliente comenzaron a caer sobre la cara de Lara.
Su frente, mejillas, labios, se fueron cubriendo de leche.
Era tanta que chorreaba por su barbilla hasta las tetas.
Una buena cantidad entro en su boca.
Sus ojos verdes llorosos y embarrados de semen eran particularmente hermosos.
Luego de exhibir su lengüita blanca como un trofeo, la trago sin problemas, saboreándola.
– Mmmm chicos! me encastraron toda.
son terribles- les regalo una sonrisa
Los tres hombres se miraron y sonrieron.
La oficina nunca sería la misma.
——-
Unas semanas después.
En el auto de Mario.
se escucha la radio del remix.
-Unidades atentos! ¿quién va a buscar a Larita esta noche? cambio-
-Acá Mario! ¡yo voy! cambio-
-Para para.
Beto acá! ¡yo estoy más cerca! cambio-
-Creo que yo también puedo llegar! cambio- otra voz anónima
-Cuenten conmigo- una voz mas
-Jorge acá! ¡me parece que nos tenemos que organizar! voy yo que soy el padre y nos vemos en la oficina todos! –
-jajajajaj.
perfecto- se escuchó reír a todos en la radio del remis
Si me quieren escribir, @eltecnico en telegram, [email protected].
Las coloradas son infernales!!!!!!!!!!!!!
Suertuda ella
Ya quisiera yo ser ella